La revolución en Túnez, que terminó con una dictadura de 23 años, tiene muy pendientes (y quizás temblando) a otros líderes autoritarios en el resto del mundo. Igual en El Cairo y Beijing que en la Habana y Caracas.
Los dictadores suelen ser paranoicos. Siempre creen que ellos pueden ser los próximos en caer. Y cuando ven que otros autócratas pierden el poder, aprietan internamente a sus opositores
para quitarles el aire y las ganas de una rebelión.
El dictador tunecino Zine el-Abidine Ben Ali fue el primer líder árabe en la historia moderna en ser destituido por una revuelta popular. Al dictador tunecino lo derrocaron Facebook y Twitter. No exagero.
La mayoría de los medios de comunicación en Túnez, controlados o presionados por el gobierno, no transmitieron ninguna información relevante sobre las recientes manifestaciones contra la dictadura. Pero fueron las redes sociales de la internet -con el mensaje de “Ben Ali, Fuera”- las que convocaron protestas multitudinarias sobre el boulevard Bourguiba, en el centro de la capital tunecina. El resultado fue el fin de la dictadura.
La pregunta es ¿se quedará todo en Túnez o se extenderá más allá de sus fronteras? “Estoy seguro que hay otros gobiernos árabes en el Medio Oriente viendo con nerviosismo lo que pasa en Túnez”, me dijo en una entrevista el embajador de Israel en Estados Unidos, Michael Oren. “En Israel creemos que eso es algo bueno…Esperamos que la democracia emerja en todo el Medio Oriente; Israel es la única democracia que funciona en la región.”
¿Podemos imaginarnos protestas como las de Túnez en las calles de Beijing, Caracas y la Habana? Desde luego que sí. La lucha por las libertades individuales y el derecho a expresarse como uno quiera no están limitados a Africa del Norte. Un hombre no tiene por qué decidir el destino de millones, independientemente que llame Hu Jintao, Raúl Castro o Hugo Chávez.
Vamos por partes. Hugo Chávez cree que él es Venezuela. Y se equivoca. En su último informe presidencial Chávez pronuncio 489 veces la palabra “yo”. Además, ahora le ha dado por hablar de sí mismo en tercera persona. En ese mismo discurso Chávez habló de “Chávez” 52 veces, como si se tratara de otro individuo.
Pero Chávez no es Venezuela y, tarde o temprano, el país saldrá adelante sin él. Por ahora, en su afán de controlarlo todo, Chávez –el principal censor de Venezuela- sacó del aire una telenovela colombiana que tenía como protagonista a un perro llamado “Huguito”
Increíble pero cierto: un presidente deportó de su país a un perro que sale en la tele. El nobel de literatura, Gabriel García Márquez, tiene razón: en América Latina no es necesario inventar nada. Nos basta y sobra con la realidad.
Cuba tampoco es Fidel y Raúl Castro. Pero ellos creen que sí lo es. Y no les gusta que nadie hable mal de ellos. Por eso acaban de sacar del aire a CNN en Español en la isla.
Pero los cubanos, con su inmensa y maravillosa creatividad, se les ingenian para conectarse al mundo a través de antenas de televisión escondidas en tinacos y azoteas. Y por más que el régimen trate de aislarla, la increíblemente valiente periodista, Yoani Sanchez, saca casi todos los días sus mensajes al mundo a través de Twitter (@yoanisanchez) y de su blog (http://www.desdecuba.com/generaciony/) sobre las verdaderas condiciones de la isla y su represiva dictadura.
China ya vivió una violenta protesta en la plaza de Tiananmen y no podemos descartar una segunda. Mientras el dictador Hu Jiantao cenaba en la Casa Blanca, el premio Nobel de la Paz, Lu Xiaobo, languidecía en una cárcel. China es, efectivamente, la segunda potencia económica del mundo. Pero no se pueden aplastar las libertades de 1,200 millones de habitantes todo el tiempo.
Puede ser una especia de pensamiento mágico (o wishful thinking, como le dicen en inglés) pero estoy absolutamente convencido que el deseo de vivir en libertad, justicia y democracia es más fuerte que un montón de dictadores arropados con ejércitos. Tarde o temprano van a caer.
La internet ha convertido a Túnez en nuestro vecino y a sus jóvenes en nuestros propios revolucionarios. Es inevitable: un dictador cayó en Túnez y otros más seguirán después. Nada es más poderoso que una idea –o una imagen- que llega en el momento correcto. Túnez es una lección para dictadores en cualquier parte del mundo
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