lunes, 10 de enero de 2011

¡CUÁN TONTOS FUIMOS!. ANTONIO JOSÉ MONAGAS. PIDO LA PALABRA

¡CUÁN TONTOS FUIMOS!

Y pensar que casi todos se la comieron cuando ilusamente votamos el 26 de septiembre pasado por la alternativa democrática. No pasaron más de tres meses para que el grandilocuente mandamás ordenara a sus sometidos de la anterior Asamblea Nacional, la confiscación de sus atribuciones legislativas. De esta manera, podía despojarle facultades a los nuevos diputados frente a toda posibilidad de impedirle su propósito fundamental de “barrer la democracia”.

En consecuencia, quedamos como en un principio. Es decir, sin nada en la mano con la fuerza necesaria para evitar que las decisiones del régimen siguieran boicoteando las esperanzas propias de todos quienes anhelamos un país apegado a valores de democracia y libertades. Aún así, la instalación del nuevo órgano legislativo nacional animó nuevamente las ilusiones democráticas. Aunque, a decir por el discurso de aquellos portavoces del oficialismo que vociferaron sus opiniones, las cosas no pintan bien. Peor aún sonó la oratoria del advenedizo Fernando Soto Rojas, novel presidente de la Asamblea Nacional no sólo por las amenazas que desparramó cuando refirió la sustitución de ese cuerpo deliberante por otro de factura populachérica. Igualmente por la sarta de barrabasadas que dijo pensando que su auditórium sería el mismo ante el cual está acostumbrado a expresar cuanto mentira suele ocurrírsele y que además caen en su cuento cantinflérico. No obstante, ello no deja de significar que la lucha por reconquistar el país que queremos continua a pesar de las emboscadas que seguramente diseñarán a los fines de seguir “arrimando la brasa a su sartén”. Sobre todo, luego de armarse de las numerosas trampas legales que, a última hora, aquellas diputados focas lograron montar para facilitarle más aún su tarea involucionaria y retrógrada contra Venezuela.

¿Que los pobres serán exceptuados?

¿Que los pobres serán exceptuados de las medidas de devaluación acordadas por el régimen? Ciertamente no. Con la llamada “unificación cambiaria en revolución”, donde el dólar de 2,60 fue eliminado para darle paso a un dólar de 4,30 Bs., acaba rotundamente con las ya menguadas posibilidades de los estratos empobrecidos de la población de acceder a medicinas y alimentos de la misma forma como se venía haciendo, aunque con una inflación groseramente descarada. No hay duda de que tan inconsulta determinación, afectará enormemente los costos. En otras palabras, 65% del gasto familiar de estos grupos de población se verá mucho más golpeado por la inflación en demasía que habrá de generarse. Así se tornarán las venideras realidades muy a pesar de que el Ejecutivo prometa que dará forma a un control de precios que, de todos modos, es representativo de una confiscación de los derechos económicos de quienes legítimamente buscan consolidar su bienestar mediante en la actividad comercial asentir su modo de vida. En todo caso, en medio de lo que significa desmontar el modelo productivo nacional, como en efecto constituye la estrategia del régimen, es totalmente absurdo admitir que esta devaluación ocurra ante una realidad configurada por una alta renta petrolera que, en los últimos tres años, ha superado los 200.000 millones de dólares. No obstante, deberá reconocerse que la razón de estas despiadadas medidas responde a las crecientes pérdidas de las empresas estatales y la carga financiera que generan los intereses de la gruesa deuda pública que se convirtió en un pesado fardo para el bolsillo de los venezolanos. Además, que hoy se cuenta con un bolívar que ha venido perdiendo su valor por causa de políticas económicas y monetarias inadecuadas que, sin duda, ha afectado la oferta de bienes y servicios desestimulándose por consiguiente la producción y la inversión privada. Precisamente, en el fragor de tal desastre, ¿los pobres se verán exceptuados de ser perjudicados por dicho problema? Ni de broma. Por el contrario, serán los más afectados de toda esta situación.

Como pote de humo

El hecho de saber que “el qué no implica el cómo”, no significa otra cosa de lo que realmente puede derivarse de una realidad en concreto. Esto cabe a manera de lectura de lo que ha representado la decisión del Comandante Candanga sobre el veto a la Ley de Educación Universitaria, LEU. Con el cuento de que “hay razones teóricas y políticas para el veto de la ley”, se abre un compás de espera que, incluso, pudiera ser más traumático que los días que primaron luego de que diputados sumisos de la Asamblea Nacional, en la madrugada del 23 de diciembre, aprobaron sin ton ni son la referida LEU. Aunque entre esas razones que argumenta destacaba “contradicciones” en el texto aprobado que invalidan la autonomía universitaria, el problema no deja de estar presente. Sobre todo porque, a decir del estilo de hablar y de actuar del presidente–comandante y jefe supremo, sus determinaciones lucen muchas veces tan volátiles que suelen parecer potes de humo utilizados para oscurecer y borrar un criterio asumido en medio de una situación que compromete la vanidad y orgullo presidencial. De manera que no por ello, la comunidad universitaria debe suspender su lucha pues caería en la trampa que ha podido pensarse por quienes maniobran con las realidades desde las salas situacionales que tiene el régimen en Fuerte Tiuna, Palacio Blanco y Miraflores. Contrariamente, las universidades deben afinar su puntería estando siempre ojo a visor y con la guardia en alto pues todo ello pudiera parecerse al cuento del lobo. Tanto que asomó parte de su táctica de emboscada cuando aseguró que “el instrumento aprobado por el Parlamento tiene fortalezas que deben preservarse en el nuevo debate”. Al respecto, indicó la democratización del ingreso y de la elección de las autoridades. A buen lector, pocas palabras bastan. Así que saque usted sus propias conclusiones, guárdelas y luego las desempolva para entonces compararlas son las realidades que habrán de imponerse de continuar esta gestión de tremebunda secuencia.

Apoteósica asamblea universitaria

Con la finalidad de protestar las arbitrariedades gubernamentales que ha atropellado la institucionalidad no sólo académica universitaria, sino también de índole económica,  y financiera nacional, la comunidad universitaria merideña plenó este viernes el Aula Magna de la Universidad de Los Andes. Desde primeras horas de la mañana hasta alcanzadas las primeras de la tarde, profesores, empleados, obreros y estudiantes, al lado de ciudadanos preocupados por la situación que afecta las universidades autónomas, tanto como representantes de gremios profesionales, sindicatos, del sector productivo regional y de otras universidades como la UPEL, IUTE y UNA, elevaron su voz de protesta contra el autoritarismo del régimen el cual busca dominar y controlar la funcionalidad universitaria a desdén del carácter constitucional que le otorga la Carta Magna a la autonomía universitaria. Voces como las de José Mendoza Angulo, Léster Rodríguez, Cesar Lamus, Carlos Ramos, Luis Loaiza, Liliana Guerrero manifestaron su desacuerdo con las medidas adoptadas por la anterior Asamblea Nacional en nombre del trasnochado socialismo del siglo XXI. El momento sirvió al mismo tiempo comprometer nuevamente el esfuerzo de los universitarios demócratas a reformar el ordenamiento jurídico universitario en aras de lograr una ley de universidades que surja de los universitarios, una ley que se corresponda con las necesidades del país y su democracia. Aunque entre las propuestas aprobadas por la multitudinaria asamblea universitaria, además de aquella que lleve a discutir con sectores académicos, sociales y políticos de la vida merideña los desmanes de la (por ahora) vetada ley de educación universitaria, destaca la de solicitar la renuncia del ministro de Educación Universitaria y la de declarar personas no gratas a los diputados representantes de Mérida que expresaron su apoyo al paquete de leyes que, sin discusión alguna, suscribieron en sumisa obediencia a lo ordenado por el presidente Chávez.

¡Currículum de terror!

El país va de mal en peor. La dirigencia gubernamental, definitivamente, no ha estado en manos de los mejores. Ahora menos que nunca. Por eso cada decisión del régimen se convierte en mero descalabro. La hoja de vida del recién electo presidente de la Asamblea Nacional evidencia la descomposición sobre la que siguen tramándose acciones de reprobada razón. El portal www.aporrea.org ha puesto de relieve el pasado político del presidente de la AN, Fernando Soto Rojas: “Preside el Centro de Estudiantes del Liceo Ramón Buenahora en Altagracia de Orituco y como consecuencia de una huelga estudiantil justa es expulsado de dicho liceo en 1953. Busca continuar sus estudios e ingresa al Liceo Fermín Toro en Caracas en donde cursa 4 y 5 año. Intenta estudiar Economía y Derecho en la Universidad Central de Venezuela entre 1955 y 1956. Prefiere militar en la resistencia contra Marcos Pérez Jiménez. Se incorpora en la década del 60 a la lucha armada urbana en el destacamento Rudas Mezones y luego en la lucha armada rural como combatiente en el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, frente que luego comandó en las montañas del Bachiller. Con el fervor que despertó la Revolución Cubana marcha a la mayor de las Antillas y se suma a la lucha como combatiente en las montañas de Cuba en la defensa y profundización de dicho proceso, ostenta la condición de militante del Partido Comunista de Cuba. Formó parte de las filas que invaden a Venezuela por Machurucuto, junto con soldados de Fidel Castro, para tratar de derrocar al presidente constitucional, Raúl Leoni. En la década de los 70 entra la clandestinidad, junto a otros revolucionarios de la época, funda en tierras andinas, específicamente en Mérida, la Organización de Revolucionarios (OR) instancia de articulación y militancia revolucionaria de significativa trayectoria en Venezuela, así como en otras latitudes. Se marcha en el año 1977 hacia el Medio Oriente para sumarse a la Resistencia Palestina como combatiente, ostenta la condición de militante de la Causa Palestina. Es ex-combatiente de guerra en el Medio Oriente en los años 77 y 78 en el ejército de la resistencia Palestina”.

Antonio José Monagas
amonagas@cantv.net

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