jueves, 11 de febrero de 2010
LA HISTORIA DE UN DESGAJE: LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA, TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ
En los procesos revolucionarios del siglo XVIII se comienza el proceso de conversión política de los derechos naturales. El siglo XIX se mueve sobre la idea del progreso. A pesar de las guerras del siglo XX se establece firmemente la forma política que algunos han denominado la “era de las Constituciones” y el traslado de la soberanía de la nación al pueblo. El programa demoliberal, luego de no pocas luchas, concede el sufragio y las mujeres libran una de sus batallas más vistosas, el voto también para ellas. La reacción fascista se extiende sobre Europa, pero el resultado de la II Gran Guerra hace renacer la condena a los poderes absolutos aún en medio de la Guerra Fría y entramos de lleno en el ciclo del liberalismo democrático, las democracias pluralistas y un ritmo keynesiano de la economía. Los partidos políticos viven su época de esplendor. El mercado reina encontrando su máxima expresión en la era Reagan-Thatcher.
A finales del siglo XX asoma la crisis plenamente. La democracia comienza a dejar al descubierto sus profundos vicios y la desconexión del ciudadano del sistema resalta sus falencias. La representación y la delegación del poder se resquebrajan. La democracia representativa comienza a diluirse como el sistema económico donde funcionaba. Es lo que bien se denomina una crisis de legitimidad. Los partidos políticos se convierten en “partidocracias”, en cotos cerrados que ya no cumplen su función de servir de vehículo a las aspiraciones de la gente común y su papel de intermediación entre el poder y la gente se oscurece por sus mafiosos comportamientos. De allí al brote del populismo habría poco espacio. La nueva expresión telegénica saltaría a la palestra con la oferta de soluciones “revolucionarias” milagrosas. Mientras tanto, otros comenzábamos a pensar en un movimiento alternativo.
Frente a las neodictaduras emergentes salen a las calles las manifestaciones de protesta que a nada conducen, que son incapaces de derribar gobiernos a no ser por alguna excepción. Las manifestaciones venezolanas están llenas de mitos y memorias de lo pasado, se recurre a la huelga general o al referéndum revocatorio, pero hay un desfase, un déficit y una contradicción que las anula. Es la vieja estructura que reacciona sobre la manifestación fascista y desde este ángulo de enfrentamiento la historia nos muestra que los viejos sistemas no son restituibles. El caso de las llamadas “marchas” en Venezuela es patético. La multitud sale a la calle lo que equivale a un desempoderamiento en lugar de una posibilidad de vencer la frustración. La razón está en los que podemos llamar “vehículos convencionales”, léase partidos, y sin que un movimiento estudiantil inmaduro y sin objetivos fijos, a no ser la protesta misma, sea capaz de lograr la conexión. La masa sale a la calle y luego se mira a la cara sin haber alcanzado ningún objetivo simplemente porque no estaba planteado ninguno, a no ser el drenaje de las emociones a la espera del acto electoral. De esta manera la “marcha” no deja legado. Más bien pasan a convertirse en ejemplo de la impotencia. Y en reconocimiento de las instituciones secuestradas de la dictadura, al concluir ellas en entrega de documentos redactados en un lenguaje que podríamos denominar como sacado del más puro legalismo.
Así, el viejo problema que Touraine y Baudrillard ya habían entrevisto, el de la crisis de la representatividad, revienta en Venezuela con toda su fuerza. Los partidos, destruidos por sus prácticas aberrantes y por su incapacidad, dan poder a otras instituciones igualmente derruidas y todos y todas marchan junto al enfrentamiento contra el régimen sin ninguna posibilidad de vencerlo. Con su derrota llega a la plenitud la crisis: ya no representan a nadie, son objeto de burlas, pero siguen ejerciendo un poder limitado que el Estado fascista emergente les permite para legitimar su ejercicio.
Paralelamente el problema inicialmente teórico de la representatividad brota en la realidad cuando los viejos actores quieren seguir ejerciendo el poder sobre los ciudadanos debido a su monopolio tácito de presentación de candidatos al viejo parlamentarismo. El problema deja de ser, inclusive, el de una simple oportunidad para enfrentar al régimen sino que es la manifestación patética del ejercicio de algo que no existe. No existe ni parlamento ni existe la posibilidad de conferir representación.
Vemos algunos jóvenes entusiastas e inmaduros lanzando sus candidaturas a diputados sin darse cuenta que el viejo sistema les impondrá su tradicional oligarquización por la necesidad de autorreproducirse para mantener sus privilegios de casta. Por el otro lado el poder fascista restringe, a lo que considera límites adecuados, la supervivencia de los viejos actores modificando aquí y allá y estableciendo condiciones suficientes para animarles a perseverar en su existencia, pero sin aflojarles jamás la posibilidad de volver a convertirse en mayoría.
Llegamos, así, ante una dictadura de nuevo cuño que para el mantenimiento de las apariencias democráticas cede una lonja de poder a los desplazados mientras los ciudadanos no encuentran que hacer, no se sienten representados, la calle no les concede nada sino el ejercicio de utilería a ambos bandos. Brota lo que los impertinentes han llamado Ni-Ni y lo que otros impertinentes en mayor grado convierten en objetivo de sus llamados para que voten o para que ayuden a derrotar al régimen. La crisis de la legitimidad puede declararse absolutamente en explosión. La representatividad concebida en los viejos sistemas liberales salta por los aires. La democracia representativa queda hecha jirones sobre el pavimento.
La desvalorización de la representación y de la legitimidad
La representación puede ser tomada de entrada como la imposibilidad del ejercicio de una democracia directa. En sus orígenes se planteaba como la vía para que los gobernantes ejercieran el poder con la aceptación libérrima de sus gobernados. Esas élites gobernantes o representativas fueron degenerando en castas opuestas al espíritu original. Podríamos aceptar que tal evolución era concerniente a un sistema que en sí portaba el germen de reducción de la democracia. No obstante, se consideró la mejor manera de administrar las complejas sociedades de la era industrial. Estos mensajeros llamados representantes, tal como su nombre lo indican, representan una ficción a algo que no está presente. Al nacer el concepto y la práctica de representación la sociedad no se gobierna a sí misma sino que pasa a ser recipiendaria de las políticas y decisiones tomadas por los representantes, aunque se sometan a referéndum o plebiscito, conforme a las formas conseguidas para atenuar la paradoja de la representatividad.
Tal como lo señala Bernard Manin (Principes du governement représentatif, Calmann-Levy, París, 1995.), uno de los mayores estudiosos del tema, esa representación puede tomar tres formas: parlamentarismo, democracia de partidos y democracia de “audiencia”. En el primer caso, se les puede llamar fideicomisarios. En el segundo, que es el caso venezolano y de la práctica totalidad de los países latinoamericanos, se vota por un partido más que por una persona. Estos diputados o senadores son delegados de sus partidos que generalmente ejercen sobre ellos esa detestable práctica llamada “disciplina partidista”. La tercera, esto es, la denominada en las ciencias políticas “democracia de audiencia”, son los partidos los que se ponen al servicio de los candidatos y cuya elección dependerá de su propia personalidad y capacidad de interpretar a sus electores.
En cualquier caso de los mencionados se mantiene una independencia de los representantes sobre los criterios de los representados. Ocurre así la primera falla grave: la mediocridad de los representantes las más de las veces señalados para tal posición por su subordinación y obediencia a los distintos factores que le permiten ser electos. La segunda falla grave proviene del desinterés de los electores sobre el tema de a quien eligen, más los negociados con los poderosos medios massmediáticos; sobre este caso particular la historia venezolana muestra la cesión de curules a cadenas periodísticas a cambio de apoyo, en lo que constituyó uno de los puntos claves de la decadencia de la democracia. En tercer lugar, a pesar de permitirse la existencia de los llamados “grupos de electores” está claro que de hecho existe un monopolio partidista en la postulación de aspirantes. Finalmente, la falta de ética y de un comportamiento moral adecuado.
Pero Manin, al pasar revista a las instituciones propuestas en lo siglos XVII y XVIII encuentra una continuidad notable con lo que hoy llamamos “democracia representativa”, lo que lo lleva a recordar una significación crucial: ese régimen del que han salido las democracias representativas no fue concebido en modo alguno por sus creadores como una forma de la democracia. Por el contrario, en los escritos de sus fundadores se encuentra un acusado contraste entre la democracia y el régimen instituido por ellos, régimen al que llamaban “gobierno representativo” o aun “república” y cita a Madison argumentando que el papel de los representantes no consiste en querer en todas las ocasiones lo que quiere el pueblo. La superioridad de la representación consiste, por el contrario, en que abre la posibilidad de una separación entre la voluntad (o decisión) pública y la voluntad popular. Manin: “Tanto para Siéyès como para Madison, el gobierno representativo no es una modalidad de la democracia, es una forma de gobierno esencialmente diferente y, además, preferible”.
Las críticas sobre los partidos son conocidas: han pasado a ser irrelevantes aunque conforman aún su poder excluyente en las disposiciones que los favorecen para la presentación de candidatos mientras que los movimientos sociales organizados carecen de ese puerta abierta en el ordenamiento jurídico y, peor aún, cuando un grupo de electores abre la puerta y se lanza al ruedo sus resultados suelen ser magros. Es obvio, entonces, que navegamos en un estado intermedio donde los partidos han dejado de ser intermediarios eficaces y donde no han aparecido con sentido real nuevas formas de intermediación.
La otra, que la muerte de las ideologías los han convertido en cascarones vacíos incapaces de sumar voluntades. En otras palabras, se han convertido en mecánicos buscadores de votos. El argumento simplista que plantea “los partidos deben cambiar” no encuentra base en la realidad de la práctica política. Lo que hay que recalcar es que, en cualquier caso, los partidos han perdido el monopolio del ejercicio político y se les augura un destino describible como el de ser otros en medio de una multiplicad de actores socio-políticos en proceso de nacimiento. Siempre habrá el que por las razones que sean se agrupe con otros que la piensan igual y se proclamen partido, aunque bien se podrían denominar “organizaciones con fines políticos” como se definen en el presente venezolano sin que ninguno de nuestros “brillantes analistas” se haya dado cuenta del cambio semántico de enorme importancia.
De alguna u otra manera en América Latina ha fallado de manera ostentosa cualquier control sobre esta casta de representantes que no han encontrado en la voluntad colectiva un freno a sus desviaciones. En cualquier caso es obvio que existe una ruptura de la legitimación, lo que algunos han denominado “un malestar con la democracia”.
La introducción de mecanismos como referéndum revocatorio o la iniciativa popular han sido paliativos ligeros para la crisis de representación, en primer lugar porque junto a su nacimiento también crecieron las maneras de evitarlos y porque no contribuyeron de manera notoria al aumento del interés ciudadano por su práctica. Al haber contribuido notablemente a ese desinterés con sus ejercicios deformadores los partidos se ven desplazados de su anterior papel por organizaciones que tienden a formas de participación muy diferentes, esto es, la desconfianza justificada en ellos conlleva a la aparición de nuevos mecanismos que, en el presente tecnológico, conducen a la activación de redes y redes de redes.
No olvidemos que la palabra “representación” tiene otros sentidos, como el de la actuación, primero en el teatro griego donde el uso de las máscaras oculta y muestra lo que está ausente. “Inventar la ciudad es inventar la representación, el lugar donde el poder se disputa y se delega, donde cada uno puede presentarse en el centro del círculo y decirle a la asamblea cómo él se presenta lo que sucede y lo que hay que hacer. Lugar de nacimiento del escepticismo, del conflicto de las interpretaciones, de esa multitud de dobles, eîdos o eídolon, phantasía y phantásma, cuya apariencia corre el peligro de ser un falso semblante”. (Enaudeau, Corinne. La paradoja de la representación. Barcelona. Paidós. 1999.).
Para la conformación de la legitimidad de la representación se recurrió al concepto de opinión pública según el cual se crea una opinión general y libre que el representante simplemente ritualiza. De esta manera el representante no tiene nada que ver con la voluntad del representado sino que expresa la voluntad política ideal de la nación, lo que lleva a identificar pueblo con esa voluntad. En pocas palabras, legitimidad y representación buscan reconciliarse. Este razonamiento teórico lleva a la representación a un punto muerto, pues lo que termina es con el planteamiento de que la legitimidad no es del Estado sino de la sociedad misma. Cuando la sociedad entra en la presente fase de desconfianza en los representantes y en la representación misma la legitimidad comienza a hacer aguas. Con la frase “Yo soy el pueblo” que el presente dictador venezolano pronuncia a cada momento lo que se está produciendo es la simbiosis más acabada del pensamiento liberal, esto es, no tiene nada de socialista pues se convierte simplemente en una ficción. La única manera de controlar a los representantes es estableciendo mecanismos independientes de él, pero, como en el caso venezolano y de otros neoautoritarismos, encontramos la facilidad con que el poder los burla y siempre quedará pendiente la cuestión de si es el Poder o el órgano contralor el que representanta la voluntad colectiva.
Es menester recordar que el término “sociedad civil” (civil society) es de manufactura inglesa y fue inventada también dentro del contexto de encontrar una legitimación para la representación. Es por ello que algunos hablan, especialmente Touraine, de una sociedad postcivil; nosotros también lo hemos hecho dentro del concepto naciente de una democracia del siglo XXI. En este proceso de contradicciones se hunden los partidos de la democracia representativa, una realidad de distorsiones que algunos llegaron al punto de llamar “Estado de partidos”. O lo que otros llaman “descolocación de la política”, situación que hoy vivimos en muchos países de América Latina donde desde los órganos legislativos hasta los ejecutivos son suplantados por los llamados Comités Nacionales partidistas que pasan a ser el sitio donde en realidad se toman las decisiones supuestamente “encarnantes” de la voluntad popular. De esta manera los partidos se convirtieron en los verdaderos asesinos de todo el andamiaje filosófico-jurídico que había sostenido a la democracia representativa y su supuesta legitimidad. Es evidente que los partidos surgen por una necesidad obvia de asumir las contradicciones y las fragmentaciones del cuerpo social, pero terminan encarnando en magnitudes de primera fila las prácticas políticas deformadas y deformantes.
He insistido hasta la obstinación en la necesidad de que la provincia venezolana asuma el liderazgo, planteamiento que excede a la mera circunstancia de haberse producido en el interior las mayores acciones de resistencia contra la presente dictadura. Es también un asunto directamente vinculado a la tesis de representación y legitimidad. La elección de diputados por las regiones no establece ni una cosa ni la otra. Apartando por un momento el tema de la descentralización, obviamente necesaria e imprescindible, lo que ando es en búsqueda de una fuerza exógena que desmaterialice la mentira constitucional de que Venezuela es un Estado Federal y la haga realidad, pero más allá lo que ando es en búsqueda de una nueva fuerza constitutiva de la cultura venezolana.
Tendríamos que decir con Lassalle que “la problemática constitucional no es un problema de derecho sino de poder, ya que la verdadera constitución de un país solo reside en los factores reales y efectivos de poder que en ese país rige. Las constituciones escritas no tienen valor ni son verdaderas mas que cuando dan expresión fiel a los factores de poder imperantes en la sociedad”- (Lassalle, Ferdinand; “¿Qué es una Constitución?”; Editorial Coyoacan; año 1994; pág. 29. Conferencia dictada en Berlín a mediados del siglo XIX, texto que se convirtió en un clásico de las ciencias políticas).
En las últimas semanas nació –es lo que percibo- una nueva tensión, o al menos una tensión variada, entre la provincia y el poder hegemónico de Caracas, uno que fue, a mi modo de ver, un intento de quitar la delegación al poder central, uno informe, pero intento al fin. La “reducción” de la representación, en el sentido en que la manejo en este párrafo, significa que se reduce su ámbito en el sentido que cada provincia se representa a sí misma sin afectar para nada la unidad de la Nación-Estado.
Hay que comenzar a manejar las nuevas formas, los nuevos partos, los nuevos paradigmas. Sobre ello andamos.
teodulolopezm@yahoo.com
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ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
A finales del siglo XX asoma la crisis plenamente. La democracia comienza a dejar al descubierto sus profundos vicios y la desconexión del ciudadano del sistema resalta sus falencias. La representación y la delegación del poder se resquebrajan. La democracia representativa comienza a diluirse como el sistema económico donde funcionaba. Es lo que bien se denomina una crisis de legitimidad. Los partidos políticos se convierten en “partidocracias”, en cotos cerrados que ya no cumplen su función de servir de vehículo a las aspiraciones de la gente común y su papel de intermediación entre el poder y la gente se oscurece por sus mafiosos comportamientos. De allí al brote del populismo habría poco espacio. La nueva expresión telegénica saltaría a la palestra con la oferta de soluciones “revolucionarias” milagrosas. Mientras tanto, otros comenzábamos a pensar en un movimiento alternativo.
Frente a las neodictaduras emergentes salen a las calles las manifestaciones de protesta que a nada conducen, que son incapaces de derribar gobiernos a no ser por alguna excepción. Las manifestaciones venezolanas están llenas de mitos y memorias de lo pasado, se recurre a la huelga general o al referéndum revocatorio, pero hay un desfase, un déficit y una contradicción que las anula. Es la vieja estructura que reacciona sobre la manifestación fascista y desde este ángulo de enfrentamiento la historia nos muestra que los viejos sistemas no son restituibles. El caso de las llamadas “marchas” en Venezuela es patético. La multitud sale a la calle lo que equivale a un desempoderamiento en lugar de una posibilidad de vencer la frustración. La razón está en los que podemos llamar “vehículos convencionales”, léase partidos, y sin que un movimiento estudiantil inmaduro y sin objetivos fijos, a no ser la protesta misma, sea capaz de lograr la conexión. La masa sale a la calle y luego se mira a la cara sin haber alcanzado ningún objetivo simplemente porque no estaba planteado ninguno, a no ser el drenaje de las emociones a la espera del acto electoral. De esta manera la “marcha” no deja legado. Más bien pasan a convertirse en ejemplo de la impotencia. Y en reconocimiento de las instituciones secuestradas de la dictadura, al concluir ellas en entrega de documentos redactados en un lenguaje que podríamos denominar como sacado del más puro legalismo.
Así, el viejo problema que Touraine y Baudrillard ya habían entrevisto, el de la crisis de la representatividad, revienta en Venezuela con toda su fuerza. Los partidos, destruidos por sus prácticas aberrantes y por su incapacidad, dan poder a otras instituciones igualmente derruidas y todos y todas marchan junto al enfrentamiento contra el régimen sin ninguna posibilidad de vencerlo. Con su derrota llega a la plenitud la crisis: ya no representan a nadie, son objeto de burlas, pero siguen ejerciendo un poder limitado que el Estado fascista emergente les permite para legitimar su ejercicio.
Paralelamente el problema inicialmente teórico de la representatividad brota en la realidad cuando los viejos actores quieren seguir ejerciendo el poder sobre los ciudadanos debido a su monopolio tácito de presentación de candidatos al viejo parlamentarismo. El problema deja de ser, inclusive, el de una simple oportunidad para enfrentar al régimen sino que es la manifestación patética del ejercicio de algo que no existe. No existe ni parlamento ni existe la posibilidad de conferir representación.
Vemos algunos jóvenes entusiastas e inmaduros lanzando sus candidaturas a diputados sin darse cuenta que el viejo sistema les impondrá su tradicional oligarquización por la necesidad de autorreproducirse para mantener sus privilegios de casta. Por el otro lado el poder fascista restringe, a lo que considera límites adecuados, la supervivencia de los viejos actores modificando aquí y allá y estableciendo condiciones suficientes para animarles a perseverar en su existencia, pero sin aflojarles jamás la posibilidad de volver a convertirse en mayoría.
Llegamos, así, ante una dictadura de nuevo cuño que para el mantenimiento de las apariencias democráticas cede una lonja de poder a los desplazados mientras los ciudadanos no encuentran que hacer, no se sienten representados, la calle no les concede nada sino el ejercicio de utilería a ambos bandos. Brota lo que los impertinentes han llamado Ni-Ni y lo que otros impertinentes en mayor grado convierten en objetivo de sus llamados para que voten o para que ayuden a derrotar al régimen. La crisis de la legitimidad puede declararse absolutamente en explosión. La representatividad concebida en los viejos sistemas liberales salta por los aires. La democracia representativa queda hecha jirones sobre el pavimento.
La desvalorización de la representación y de la legitimidad
La representación puede ser tomada de entrada como la imposibilidad del ejercicio de una democracia directa. En sus orígenes se planteaba como la vía para que los gobernantes ejercieran el poder con la aceptación libérrima de sus gobernados. Esas élites gobernantes o representativas fueron degenerando en castas opuestas al espíritu original. Podríamos aceptar que tal evolución era concerniente a un sistema que en sí portaba el germen de reducción de la democracia. No obstante, se consideró la mejor manera de administrar las complejas sociedades de la era industrial. Estos mensajeros llamados representantes, tal como su nombre lo indican, representan una ficción a algo que no está presente. Al nacer el concepto y la práctica de representación la sociedad no se gobierna a sí misma sino que pasa a ser recipiendaria de las políticas y decisiones tomadas por los representantes, aunque se sometan a referéndum o plebiscito, conforme a las formas conseguidas para atenuar la paradoja de la representatividad.
Tal como lo señala Bernard Manin (Principes du governement représentatif, Calmann-Levy, París, 1995.), uno de los mayores estudiosos del tema, esa representación puede tomar tres formas: parlamentarismo, democracia de partidos y democracia de “audiencia”. En el primer caso, se les puede llamar fideicomisarios. En el segundo, que es el caso venezolano y de la práctica totalidad de los países latinoamericanos, se vota por un partido más que por una persona. Estos diputados o senadores son delegados de sus partidos que generalmente ejercen sobre ellos esa detestable práctica llamada “disciplina partidista”. La tercera, esto es, la denominada en las ciencias políticas “democracia de audiencia”, son los partidos los que se ponen al servicio de los candidatos y cuya elección dependerá de su propia personalidad y capacidad de interpretar a sus electores.
En cualquier caso de los mencionados se mantiene una independencia de los representantes sobre los criterios de los representados. Ocurre así la primera falla grave: la mediocridad de los representantes las más de las veces señalados para tal posición por su subordinación y obediencia a los distintos factores que le permiten ser electos. La segunda falla grave proviene del desinterés de los electores sobre el tema de a quien eligen, más los negociados con los poderosos medios massmediáticos; sobre este caso particular la historia venezolana muestra la cesión de curules a cadenas periodísticas a cambio de apoyo, en lo que constituyó uno de los puntos claves de la decadencia de la democracia. En tercer lugar, a pesar de permitirse la existencia de los llamados “grupos de electores” está claro que de hecho existe un monopolio partidista en la postulación de aspirantes. Finalmente, la falta de ética y de un comportamiento moral adecuado.
Pero Manin, al pasar revista a las instituciones propuestas en lo siglos XVII y XVIII encuentra una continuidad notable con lo que hoy llamamos “democracia representativa”, lo que lo lleva a recordar una significación crucial: ese régimen del que han salido las democracias representativas no fue concebido en modo alguno por sus creadores como una forma de la democracia. Por el contrario, en los escritos de sus fundadores se encuentra un acusado contraste entre la democracia y el régimen instituido por ellos, régimen al que llamaban “gobierno representativo” o aun “república” y cita a Madison argumentando que el papel de los representantes no consiste en querer en todas las ocasiones lo que quiere el pueblo. La superioridad de la representación consiste, por el contrario, en que abre la posibilidad de una separación entre la voluntad (o decisión) pública y la voluntad popular. Manin: “Tanto para Siéyès como para Madison, el gobierno representativo no es una modalidad de la democracia, es una forma de gobierno esencialmente diferente y, además, preferible”.
Las críticas sobre los partidos son conocidas: han pasado a ser irrelevantes aunque conforman aún su poder excluyente en las disposiciones que los favorecen para la presentación de candidatos mientras que los movimientos sociales organizados carecen de ese puerta abierta en el ordenamiento jurídico y, peor aún, cuando un grupo de electores abre la puerta y se lanza al ruedo sus resultados suelen ser magros. Es obvio, entonces, que navegamos en un estado intermedio donde los partidos han dejado de ser intermediarios eficaces y donde no han aparecido con sentido real nuevas formas de intermediación.
La otra, que la muerte de las ideologías los han convertido en cascarones vacíos incapaces de sumar voluntades. En otras palabras, se han convertido en mecánicos buscadores de votos. El argumento simplista que plantea “los partidos deben cambiar” no encuentra base en la realidad de la práctica política. Lo que hay que recalcar es que, en cualquier caso, los partidos han perdido el monopolio del ejercicio político y se les augura un destino describible como el de ser otros en medio de una multiplicad de actores socio-políticos en proceso de nacimiento. Siempre habrá el que por las razones que sean se agrupe con otros que la piensan igual y se proclamen partido, aunque bien se podrían denominar “organizaciones con fines políticos” como se definen en el presente venezolano sin que ninguno de nuestros “brillantes analistas” se haya dado cuenta del cambio semántico de enorme importancia.
De alguna u otra manera en América Latina ha fallado de manera ostentosa cualquier control sobre esta casta de representantes que no han encontrado en la voluntad colectiva un freno a sus desviaciones. En cualquier caso es obvio que existe una ruptura de la legitimación, lo que algunos han denominado “un malestar con la democracia”.
La introducción de mecanismos como referéndum revocatorio o la iniciativa popular han sido paliativos ligeros para la crisis de representación, en primer lugar porque junto a su nacimiento también crecieron las maneras de evitarlos y porque no contribuyeron de manera notoria al aumento del interés ciudadano por su práctica. Al haber contribuido notablemente a ese desinterés con sus ejercicios deformadores los partidos se ven desplazados de su anterior papel por organizaciones que tienden a formas de participación muy diferentes, esto es, la desconfianza justificada en ellos conlleva a la aparición de nuevos mecanismos que, en el presente tecnológico, conducen a la activación de redes y redes de redes.
No olvidemos que la palabra “representación” tiene otros sentidos, como el de la actuación, primero en el teatro griego donde el uso de las máscaras oculta y muestra lo que está ausente. “Inventar la ciudad es inventar la representación, el lugar donde el poder se disputa y se delega, donde cada uno puede presentarse en el centro del círculo y decirle a la asamblea cómo él se presenta lo que sucede y lo que hay que hacer. Lugar de nacimiento del escepticismo, del conflicto de las interpretaciones, de esa multitud de dobles, eîdos o eídolon, phantasía y phantásma, cuya apariencia corre el peligro de ser un falso semblante”. (Enaudeau, Corinne. La paradoja de la representación. Barcelona. Paidós. 1999.).
Para la conformación de la legitimidad de la representación se recurrió al concepto de opinión pública según el cual se crea una opinión general y libre que el representante simplemente ritualiza. De esta manera el representante no tiene nada que ver con la voluntad del representado sino que expresa la voluntad política ideal de la nación, lo que lleva a identificar pueblo con esa voluntad. En pocas palabras, legitimidad y representación buscan reconciliarse. Este razonamiento teórico lleva a la representación a un punto muerto, pues lo que termina es con el planteamiento de que la legitimidad no es del Estado sino de la sociedad misma. Cuando la sociedad entra en la presente fase de desconfianza en los representantes y en la representación misma la legitimidad comienza a hacer aguas. Con la frase “Yo soy el pueblo” que el presente dictador venezolano pronuncia a cada momento lo que se está produciendo es la simbiosis más acabada del pensamiento liberal, esto es, no tiene nada de socialista pues se convierte simplemente en una ficción. La única manera de controlar a los representantes es estableciendo mecanismos independientes de él, pero, como en el caso venezolano y de otros neoautoritarismos, encontramos la facilidad con que el poder los burla y siempre quedará pendiente la cuestión de si es el Poder o el órgano contralor el que representanta la voluntad colectiva.
Es menester recordar que el término “sociedad civil” (civil society) es de manufactura inglesa y fue inventada también dentro del contexto de encontrar una legitimación para la representación. Es por ello que algunos hablan, especialmente Touraine, de una sociedad postcivil; nosotros también lo hemos hecho dentro del concepto naciente de una democracia del siglo XXI. En este proceso de contradicciones se hunden los partidos de la democracia representativa, una realidad de distorsiones que algunos llegaron al punto de llamar “Estado de partidos”. O lo que otros llaman “descolocación de la política”, situación que hoy vivimos en muchos países de América Latina donde desde los órganos legislativos hasta los ejecutivos son suplantados por los llamados Comités Nacionales partidistas que pasan a ser el sitio donde en realidad se toman las decisiones supuestamente “encarnantes” de la voluntad popular. De esta manera los partidos se convirtieron en los verdaderos asesinos de todo el andamiaje filosófico-jurídico que había sostenido a la democracia representativa y su supuesta legitimidad. Es evidente que los partidos surgen por una necesidad obvia de asumir las contradicciones y las fragmentaciones del cuerpo social, pero terminan encarnando en magnitudes de primera fila las prácticas políticas deformadas y deformantes.
He insistido hasta la obstinación en la necesidad de que la provincia venezolana asuma el liderazgo, planteamiento que excede a la mera circunstancia de haberse producido en el interior las mayores acciones de resistencia contra la presente dictadura. Es también un asunto directamente vinculado a la tesis de representación y legitimidad. La elección de diputados por las regiones no establece ni una cosa ni la otra. Apartando por un momento el tema de la descentralización, obviamente necesaria e imprescindible, lo que ando es en búsqueda de una fuerza exógena que desmaterialice la mentira constitucional de que Venezuela es un Estado Federal y la haga realidad, pero más allá lo que ando es en búsqueda de una nueva fuerza constitutiva de la cultura venezolana.
Tendríamos que decir con Lassalle que “la problemática constitucional no es un problema de derecho sino de poder, ya que la verdadera constitución de un país solo reside en los factores reales y efectivos de poder que en ese país rige. Las constituciones escritas no tienen valor ni son verdaderas mas que cuando dan expresión fiel a los factores de poder imperantes en la sociedad”- (Lassalle, Ferdinand; “¿Qué es una Constitución?”; Editorial Coyoacan; año 1994; pág. 29. Conferencia dictada en Berlín a mediados del siglo XIX, texto que se convirtió en un clásico de las ciencias políticas).
En las últimas semanas nació –es lo que percibo- una nueva tensión, o al menos una tensión variada, entre la provincia y el poder hegemónico de Caracas, uno que fue, a mi modo de ver, un intento de quitar la delegación al poder central, uno informe, pero intento al fin. La “reducción” de la representación, en el sentido en que la manejo en este párrafo, significa que se reduce su ámbito en el sentido que cada provincia se representa a sí misma sin afectar para nada la unidad de la Nación-Estado.
Hay que comenzar a manejar las nuevas formas, los nuevos partos, los nuevos paradigmas. Sobre ello andamos.
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¡EXPRÓPIESE!, TEODORO PETKOFF, TAL CUAL – PORTADA – 11 - 02 – 2010
¿Para qué exactamente decidió Chacumbele expropiar los edificios que rodean la Plaza Bolívar? Aparte de que la vaga referencia a "construir un centro histórico" no dio ninguna pista exacta acerca de qué significa eso. Y no la dio porque ni él mismo sabe qué podría hacerse en esa zona.
¿Derrumbar los edificios y construir en su lugar réplicas de las viviendas coloniales, que irónicamente sólo podrían ser las de las casas de los mantuanos, para que los alrededores de la Plaza Bolívar conformen realmente un centro histórico? Si esta fuera la idea lo más probable es que tumben los edificios más o menos rápidamente (porque para destruir Chacumbele es un fenómeno), y los escombros queden allí para siempre, como los de Vargas. Muy bonito quedará el "centro histórico". Pero si no es esto, ¿qué podría ser? ¿Mantener las edificaciones y darles un uso distinto al actual, como, según se ha insinuado, alojar en ellos comunas y otras zarandajas de las que se le ocurren a Chacumbele? ¿Cuál sería el sentido de esto? Ninguno, porque los alrededores de la Plaza Bolívar quedarían idénticos, pero peor, ocupados por los ganapanes que medran de la "revolución" y ahora tendrían "sede".
En fin, resulta difícil saber qué proyecto tenía en mente Chacumbele, cuando con gestualidad y voz que creía heroicas, sintiéndose cual Mariscal Sucre en la pampa de Ayacucho, ordenaba a un Jorge Rodríguez entre asustado y desconcertado que le pusiera la mano a esos edificios. Y es que en verdad, no tenía ni tiene proyecto alguno. Todo eso forma parte de su campaña electoral. Son gestos dirigidos a esa parte de su electorado que siente escurrírsele entre los dedos, y al cual pretende retener a punta de efectismos falsamente revolucionarios.
Espera que parte de sus cada vez más escépticos y críticos votantes reaccionen salmodiando el cada vez más asordinado grito de "así, así, así es que se gobierna". Mucha gente se pregunta si, por asomo, no se le ocurrirá a Chacumbele que eso podría serle, más bien, contraproducente. ¿No pensará que eso acentuará entre la gente sencilla que todavía lo sigue la sospecha de que pretende reproducir ese modelo cubano que nadie quiere en este país, quitándole a la gente hasta su vivienda? ¿No pensará que pone a temblar a muchas personas que lo han acompañado, cuando estas lo ven expropiando viviendas y oficinas, de un modo tan abusivo y francamente ilegal? No, no se le ocurre nada de eso y tampoco lo piensa, porque él cree que eso es revolucionario y jura que ese tipo de actos están en sintonía con un sentimiento igual en la mayoría de la población. Cree que sus delirios coinciden con lo que la gente común tiene en su mente. Se equivoca, desde luego, y por eso viene metiendo la pata con tanta frecuencia. Antes que retener el drenaje de votantes, lo está transformando en una hemorragia.
Con su pan se lo comerá.
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¿Derrumbar los edificios y construir en su lugar réplicas de las viviendas coloniales, que irónicamente sólo podrían ser las de las casas de los mantuanos, para que los alrededores de la Plaza Bolívar conformen realmente un centro histórico? Si esta fuera la idea lo más probable es que tumben los edificios más o menos rápidamente (porque para destruir Chacumbele es un fenómeno), y los escombros queden allí para siempre, como los de Vargas. Muy bonito quedará el "centro histórico". Pero si no es esto, ¿qué podría ser? ¿Mantener las edificaciones y darles un uso distinto al actual, como, según se ha insinuado, alojar en ellos comunas y otras zarandajas de las que se le ocurren a Chacumbele? ¿Cuál sería el sentido de esto? Ninguno, porque los alrededores de la Plaza Bolívar quedarían idénticos, pero peor, ocupados por los ganapanes que medran de la "revolución" y ahora tendrían "sede".
En fin, resulta difícil saber qué proyecto tenía en mente Chacumbele, cuando con gestualidad y voz que creía heroicas, sintiéndose cual Mariscal Sucre en la pampa de Ayacucho, ordenaba a un Jorge Rodríguez entre asustado y desconcertado que le pusiera la mano a esos edificios. Y es que en verdad, no tenía ni tiene proyecto alguno. Todo eso forma parte de su campaña electoral. Son gestos dirigidos a esa parte de su electorado que siente escurrírsele entre los dedos, y al cual pretende retener a punta de efectismos falsamente revolucionarios.
Espera que parte de sus cada vez más escépticos y críticos votantes reaccionen salmodiando el cada vez más asordinado grito de "así, así, así es que se gobierna". Mucha gente se pregunta si, por asomo, no se le ocurrirá a Chacumbele que eso podría serle, más bien, contraproducente. ¿No pensará que eso acentuará entre la gente sencilla que todavía lo sigue la sospecha de que pretende reproducir ese modelo cubano que nadie quiere en este país, quitándole a la gente hasta su vivienda? ¿No pensará que pone a temblar a muchas personas que lo han acompañado, cuando estas lo ven expropiando viviendas y oficinas, de un modo tan abusivo y francamente ilegal? No, no se le ocurre nada de eso y tampoco lo piensa, porque él cree que eso es revolucionario y jura que ese tipo de actos están en sintonía con un sentimiento igual en la mayoría de la población. Cree que sus delirios coinciden con lo que la gente común tiene en su mente. Se equivoca, desde luego, y por eso viene metiendo la pata con tanta frecuencia. Antes que retener el drenaje de votantes, lo está transformando en una hemorragia.
Con su pan se lo comerá.
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LOS RESULTADOS TANGIBLES DE LA REVOLUCIÓN, MERCEDES MONTERO, UNA TRIBUNA PARA VOCES DEL DECORO, 11.02.2010 05:47
Desde comienzos del año en que celebramos el Bicentenario de la Independencia de Venezuela, hemos visto los resultados con los que el líder de la revolución inspirada en el “Socialismo del Siglo XXI” quiere transformar dicha celebración en una copia del “Mar de la felicidad”, colgando al cuello de Venezuela a la Isla cárcel y a su viejo dictador.
Veamos pues la “bonanza” que tenemos que “celebrar”:
16.000 asesinatos en el Año 2009. Los malandros rinden tributo a sus compañeros muertos a balazos los fines de semana en plena Autopista del Este, parando el tráfico a punta de pistola, y de paso asaltan a los ocupantes de los carros que estén más cercanos al ” tributo”. No hay sitio seguro. Hasta en los cines, en las funerarias, en la calle, en el metro hay asaltos, matan a la gente en la calle. Venezuela es un país sin orden y sin ley.
Una crisis eléctrica que dejará a oscuras al país, pero mientras la negrura llega el presidente importa a un torturador mayor para que resuelva a punta de represión las quejas de la ciudadanía. En una cadena nacional a través de su nuevo medio de tortura verbal anuncia un sistema de castigos para aquellos que pagando la luz se ven racionados al máximo por la incapacidad administrativa del castigador y su equipo. Además se anuncia que como consecuencia del oscurantismo de todo tipo la economía se contraerá entre 2 y 3%.
Una devaluación anunciada casi en privado, empobreció en 50% la menguada capacidad de adquisición de un pueblo cuyo 50% vive de la economía informal o de un trabajito mal pagado.
Apareció publicada la noticia sobre los centímetros que baja cada día el nivel de la Represa del Guri.. Es decir la nación se quedará sin agua, y sin luz
El segundo cierre de RCTV, que además de demostrar una vez más que en Venezuela la libertad de expresión está moribunda, deja sin trabajo a 1300 personas en un país en el cual cada día hay menos fuentes de empleo. Ah, pero el “gran comunicador” tiene un nuevo programa radial “De repente....Chávez” con el cual se concede a si mismo el derecho de que en cualquier momento del día o noche que le parezca puede obligar a la nación a oír otra de sus abusivas “cadenas”.
Los estudiantes protestan pues además de un presente terrible, avizoran un futuro desastroso, pero son reprimidos a patadas, palos, puñetazos, bombas lacrimógenas, la ballena, perdigones. En los estados Mérida, Anzuátegui y Táchira, hay campos de batalla con muertos, heridos, detenidos y perseguidos. Las fotos son publicadas por todos los medios y en un mundo globalizado son vistas en el exterior en tiempo real. No hay nadie a quien engañar.
La orden de expropiar los edificios situados alrededor de la Plaza Bolívar, produjo el cierre en el Edificio La Francia de 90 joyerías, y, sin sustento a1500 personas. Daba dolor ver las fotos y oír las quejas de los pobres trabajadores. ¿Alguien puede creer que un presidente que comete tal abuso ama a su pueblo?
Pero también expropió la cadena Éxito y muchos de sus trabajadores quedaron en la calle y fueron maltratados. Techint informó que Chávez no pagó la indemnización por SIDOR,. Es necesario formular una pregunta ¿ Qué inversionista en su sano juicio querrá invertir en Venezuela con tamaño riesgo?
Una escuela de Fe y Alegría fue tomada en el Estado Zulia para poner una base militar. En una base aérea los militares celebraban en grande con un grupo de chicas en paños menores, las fotos circulan por doquier, pero se espera que los uniformados muestren respeto por sus instituciones. Cabe preguntar ¿Quién estará interesado en quebrar la moral y la imagen de las FFAA venezolanas?
Mercedes Montero
mechemon99@yahoo.co.uk
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Veamos pues la “bonanza” que tenemos que “celebrar”:
16.000 asesinatos en el Año 2009. Los malandros rinden tributo a sus compañeros muertos a balazos los fines de semana en plena Autopista del Este, parando el tráfico a punta de pistola, y de paso asaltan a los ocupantes de los carros que estén más cercanos al ” tributo”. No hay sitio seguro. Hasta en los cines, en las funerarias, en la calle, en el metro hay asaltos, matan a la gente en la calle. Venezuela es un país sin orden y sin ley.
Una crisis eléctrica que dejará a oscuras al país, pero mientras la negrura llega el presidente importa a un torturador mayor para que resuelva a punta de represión las quejas de la ciudadanía. En una cadena nacional a través de su nuevo medio de tortura verbal anuncia un sistema de castigos para aquellos que pagando la luz se ven racionados al máximo por la incapacidad administrativa del castigador y su equipo. Además se anuncia que como consecuencia del oscurantismo de todo tipo la economía se contraerá entre 2 y 3%.
Una devaluación anunciada casi en privado, empobreció en 50% la menguada capacidad de adquisición de un pueblo cuyo 50% vive de la economía informal o de un trabajito mal pagado.
Apareció publicada la noticia sobre los centímetros que baja cada día el nivel de la Represa del Guri.. Es decir la nación se quedará sin agua, y sin luz
El segundo cierre de RCTV, que además de demostrar una vez más que en Venezuela la libertad de expresión está moribunda, deja sin trabajo a 1300 personas en un país en el cual cada día hay menos fuentes de empleo. Ah, pero el “gran comunicador” tiene un nuevo programa radial “De repente....Chávez” con el cual se concede a si mismo el derecho de que en cualquier momento del día o noche que le parezca puede obligar a la nación a oír otra de sus abusivas “cadenas”.
Los estudiantes protestan pues además de un presente terrible, avizoran un futuro desastroso, pero son reprimidos a patadas, palos, puñetazos, bombas lacrimógenas, la ballena, perdigones. En los estados Mérida, Anzuátegui y Táchira, hay campos de batalla con muertos, heridos, detenidos y perseguidos. Las fotos son publicadas por todos los medios y en un mundo globalizado son vistas en el exterior en tiempo real. No hay nadie a quien engañar.
La orden de expropiar los edificios situados alrededor de la Plaza Bolívar, produjo el cierre en el Edificio La Francia de 90 joyerías, y, sin sustento a1500 personas. Daba dolor ver las fotos y oír las quejas de los pobres trabajadores. ¿Alguien puede creer que un presidente que comete tal abuso ama a su pueblo?
Pero también expropió la cadena Éxito y muchos de sus trabajadores quedaron en la calle y fueron maltratados. Techint informó que Chávez no pagó la indemnización por SIDOR,. Es necesario formular una pregunta ¿ Qué inversionista en su sano juicio querrá invertir en Venezuela con tamaño riesgo?
Una escuela de Fe y Alegría fue tomada en el Estado Zulia para poner una base militar. En una base aérea los militares celebraban en grande con un grupo de chicas en paños menores, las fotos circulan por doquier, pero se espera que los uniformados muestren respeto por sus instituciones. Cabe preguntar ¿Quién estará interesado en quebrar la moral y la imagen de las FFAA venezolanas?
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HUGO RAFAEL GOEBBELS Y SU DICTADURA MEDIÁTICA, ROBERTO CARLO OLIVARES
Para los que no lo saben, o no lo recuerdan, Joseph Goebbels fue el ministro de propaganda Nazi y uno de los más cercanos colaboradores de Adolf Hitler. Sus métodos propagandísticos fueron excepcionales, y hasta el día de hoy son estudiados a nivel mundial por diversos académicos. Desde la caída del régimen “hitleriano” hasta la fecha, numerosos gobiernos totalitarios han utilizado los famosos métodos “Goebbelianos” para atontar a las masas, y lavarles el cerebro de manera magistral. En Venezuela, el régimen dictatorial de Hugo Chávez ha hecho lo propio, y después de once años la mitad del país todavía vive de ilusiones mediáticas efímeras y singulares.
A continuación, veamos las semejanzas entre las técnicas propagandísticas de Joseph Goebbels y la dictadura chavista.
Según el ministro de propaganda Nazi, el estado debía controlar la mayor cantidad de emisoras de radio y canales de televisión, como fuese posible. Según el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), actualmente el estado venezolano, o mejor dicho, Chávez; controla 600 emisoras de radio y 30 canales de televisión a lo largo y ancho del país. Muchos de estos canales y emisoras de radio son regionales y no cuentan con los requisitos estipulados por la ley, pero como son afines al gobierno, hacen lo que les viene en gana. Un punto a favor de la dictadura mediática, y ninguno a favor de la democracia.
Según Goebbels, el gobierno debía consolidarse en un solo partido, y las manifestaciones públicas de masas tenían que ser necesarias y recurrentes. Ya el dictador posee su partido único, el PSUV; y los actos públicos del monarca caribeño son extremadamente repetitivos y populistas. Las cadenas de radio y televisión son interminables, y las marchas chavistas son parte del show mediático totalitario e intimidador. Asimismo, el ex militar golpista acaba de inaugurar un programa de radio llamado: “De repente con Chávez”, que saldrá al aire cuando él lo desee. Dos puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor de la libertad.
Otro punto de la agenda “Goebbeliana”, era el discurso que promovía la división de clases, el odio, y buscaba un enemigo común que despertará el sentimiento patriota de los ciudadanos. En Venezuela, los Estados Unidos y Colombia se han convertido en los enemigos acérrimos del régimen, y todo lo negativo que ocurre en el país es responsabilidad de sus gobiernos. Igualmente, el dictador ha despertado el odio de clases, y ahora se habla de “oligarcas”, “burgueses”, etc. Tres puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor de la convivencia.
Según Goebbels, las masas debían ser convencidas de cosas totalmente “ridículas e increíbles”. Igualmente, las mentiras debían ser repetidas mil veces hasta convertirlas en verdades, o por lo menos, hasta el punto de sembrar la duda en los espectadores. Nuestro dictador es un maestro en este aspecto. Entre otras cosas ha dicho que el terremoto de Haití lo produjo un arma secreta de los EE.UU., y que después de once años la crisis eléctrica es culpa de la cuarta república. Aquí seguramente cada quien se acordará de algo en particular, lamentablemente por razones de espacio solo coloqué esos dos ejemplos. Cuatro puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor del intelecto.
En momentos de crisis, Goebbels recomendaba al caudillo no dar la cara y dejar que sus subalternos aceptarán las responsabilidades de los hechos, manteniendo así la imagen del caudillo incólume e impoluta. Ya sabemos que Chávez cada vez que se le pone la cosa fea, se esconde y reaparece a los días como si nada hubiese ocurrido. Igualmente nunca tiene la culpa de nada, y todo lo malo es responsabilidad del imperio y/o de sus ministros. Regaña en público y siempre sale bien parado. Tan es así, que todavía mucha gente cree que su presidente no sabe nada y lo tienen engañado. Cinco puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor del progreso.
En fin, si Hitler, Mussolini, Stalin, o Idi Amin, vivieran hoy en día, no se podrían encontrar un lugar más adecuado para satisfacer su egocentrismo enfermizo y totalitario, que la Venezuela de Hugo Chávez. Ya se rumorea la compra de Globovisión por parte de empresarios boliburgueses y el rumor ha sido confirmado por el siempre bien dateado Nelson Bocaranda. Ya esto se nos fue de las manos. Lo único que nos va quedando sin censura es el Internet y dentro de muy poco también será regulado por la dictadura castro-chavista. Los canales privados, a excepción de RCTV se doblegaron a los designios totalitarios y se auto censuraron desde hace mucho tiempo, incluyendo Globovisión.
Así como ya nos impusieron un general cubano en suelo patrio, así como los grandes empresarios y políticos se han autocensurado por razones principalmente económicas, y así como el dictador expropia lo que le viene en gana de manera pública y notoria, dejando cientos de familias literalmente en la calle; llegará el día en que nuestros espacios políticos, sociales, religiosos, familiares y culturales, serán también expropiados sin clemencia. Todavía mi columna puede ser publicada en Internet y les puede llegar a sus correos electrónicos, pero la gran pregunta es: ¿hasta cuándo?
Créanme que después de que Chávez vuelva a trampear las elecciones parlamentarias y obtenga de nuevo la mayoría en la Asamblea Nacional, reformará la Constitución y se acabará definitivamente la poca libertad que nos queda. Señores, la salida no es electoral. La salida es en la calle, protestando en masa indefinidamente hasta lograr derrocar al tirano. Los dirigentes políticos no han dado la talla y la gente sigue pensando en las elecciones de septiembre sin exigir las condiciones mínimas para participar, cuando se estrellen será muy tarde. Por ahora la dictadura avanza y Hugo Rafael Goebbels sigue teniendo la ventaja. Las cartas están echadas y el dictador tiene más de un comodín. ¡Venezuela despierta, se nos hace tarde!
“Mis temores nunca me han burlado, ellos son presagios infalibles”
Simón Bolívar
¡Patria, Democracia y Libertad!
Roberto Carlo Olivares
robertocarlo14@hotmail.com
10-02-10
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A continuación, veamos las semejanzas entre las técnicas propagandísticas de Joseph Goebbels y la dictadura chavista.
Según el ministro de propaganda Nazi, el estado debía controlar la mayor cantidad de emisoras de radio y canales de televisión, como fuese posible. Según el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), actualmente el estado venezolano, o mejor dicho, Chávez; controla 600 emisoras de radio y 30 canales de televisión a lo largo y ancho del país. Muchos de estos canales y emisoras de radio son regionales y no cuentan con los requisitos estipulados por la ley, pero como son afines al gobierno, hacen lo que les viene en gana. Un punto a favor de la dictadura mediática, y ninguno a favor de la democracia.
Según Goebbels, el gobierno debía consolidarse en un solo partido, y las manifestaciones públicas de masas tenían que ser necesarias y recurrentes. Ya el dictador posee su partido único, el PSUV; y los actos públicos del monarca caribeño son extremadamente repetitivos y populistas. Las cadenas de radio y televisión son interminables, y las marchas chavistas son parte del show mediático totalitario e intimidador. Asimismo, el ex militar golpista acaba de inaugurar un programa de radio llamado: “De repente con Chávez”, que saldrá al aire cuando él lo desee. Dos puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor de la libertad.
Otro punto de la agenda “Goebbeliana”, era el discurso que promovía la división de clases, el odio, y buscaba un enemigo común que despertará el sentimiento patriota de los ciudadanos. En Venezuela, los Estados Unidos y Colombia se han convertido en los enemigos acérrimos del régimen, y todo lo negativo que ocurre en el país es responsabilidad de sus gobiernos. Igualmente, el dictador ha despertado el odio de clases, y ahora se habla de “oligarcas”, “burgueses”, etc. Tres puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor de la convivencia.
Según Goebbels, las masas debían ser convencidas de cosas totalmente “ridículas e increíbles”. Igualmente, las mentiras debían ser repetidas mil veces hasta convertirlas en verdades, o por lo menos, hasta el punto de sembrar la duda en los espectadores. Nuestro dictador es un maestro en este aspecto. Entre otras cosas ha dicho que el terremoto de Haití lo produjo un arma secreta de los EE.UU., y que después de once años la crisis eléctrica es culpa de la cuarta república. Aquí seguramente cada quien se acordará de algo en particular, lamentablemente por razones de espacio solo coloqué esos dos ejemplos. Cuatro puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor del intelecto.
En momentos de crisis, Goebbels recomendaba al caudillo no dar la cara y dejar que sus subalternos aceptarán las responsabilidades de los hechos, manteniendo así la imagen del caudillo incólume e impoluta. Ya sabemos que Chávez cada vez que se le pone la cosa fea, se esconde y reaparece a los días como si nada hubiese ocurrido. Igualmente nunca tiene la culpa de nada, y todo lo malo es responsabilidad del imperio y/o de sus ministros. Regaña en público y siempre sale bien parado. Tan es así, que todavía mucha gente cree que su presidente no sabe nada y lo tienen engañado. Cinco puntos a favor de la dictadura, y ninguno a favor del progreso.
En fin, si Hitler, Mussolini, Stalin, o Idi Amin, vivieran hoy en día, no se podrían encontrar un lugar más adecuado para satisfacer su egocentrismo enfermizo y totalitario, que la Venezuela de Hugo Chávez. Ya se rumorea la compra de Globovisión por parte de empresarios boliburgueses y el rumor ha sido confirmado por el siempre bien dateado Nelson Bocaranda. Ya esto se nos fue de las manos. Lo único que nos va quedando sin censura es el Internet y dentro de muy poco también será regulado por la dictadura castro-chavista. Los canales privados, a excepción de RCTV se doblegaron a los designios totalitarios y se auto censuraron desde hace mucho tiempo, incluyendo Globovisión.
Así como ya nos impusieron un general cubano en suelo patrio, así como los grandes empresarios y políticos se han autocensurado por razones principalmente económicas, y así como el dictador expropia lo que le viene en gana de manera pública y notoria, dejando cientos de familias literalmente en la calle; llegará el día en que nuestros espacios políticos, sociales, religiosos, familiares y culturales, serán también expropiados sin clemencia. Todavía mi columna puede ser publicada en Internet y les puede llegar a sus correos electrónicos, pero la gran pregunta es: ¿hasta cuándo?
Créanme que después de que Chávez vuelva a trampear las elecciones parlamentarias y obtenga de nuevo la mayoría en la Asamblea Nacional, reformará la Constitución y se acabará definitivamente la poca libertad que nos queda. Señores, la salida no es electoral. La salida es en la calle, protestando en masa indefinidamente hasta lograr derrocar al tirano. Los dirigentes políticos no han dado la talla y la gente sigue pensando en las elecciones de septiembre sin exigir las condiciones mínimas para participar, cuando se estrellen será muy tarde. Por ahora la dictadura avanza y Hugo Rafael Goebbels sigue teniendo la ventaja. Las cartas están echadas y el dictador tiene más de un comodín. ¡Venezuela despierta, se nos hace tarde!
“Mis temores nunca me han burlado, ellos son presagios infalibles”
Simón Bolívar
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MESA DE LA UNIDAD DEMOCRATICA REALIDAD ELECTORAL SELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS UNITARIOS EN LOS DISTINTOS ESTADOS DEL PAÍS
INFORME APROBADO POR UNANIMIDAD DE LA COMISIÓN DESIGNADA POR LA MESA DE LA UNIDAD DEMOCRATICA PARA ANALIZAR LA REALIDAD ELECTORAL Y PROPONER LOS MÉTODOS DE SELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS UNITARIOS EN LOS DISTINTOS ESTADOS DEL PAÍS
La Comisión orientó su análisis y conclusiones, partiendo del principio de que el objetivo fundamental a lograr en este proceso de selección de candidatos es la meta de ir con candidatos unitarios para todos los cargos a elegir, respetando el “Reglamento para la aplicación de acuerdo unitarios” aprobado por la Mesa de la Unidad Democrática el 09-12-2009, y utilizando la orientación de que para lograr ese objetivo debemos concretar todos los acuerdos unitarios que sean posibles y realizar las elecciones primarias que sean necesarias, teniendo siempre presente que tener candidatos unitarios en todas partes, es más importante que la utilización de uno u otro método. Para ello hemos tomado en cuenta, tanto la opinión de los factores democráticos en cada Estado, la de los partidos políticos a nivel nacional que nos han hecho llegar sus opiniones, así como la del Alcalde Metropolitano de Caracas y los Gobernadores de Estado pertenecientes a la alternativa democrática.
En el Reglamento para la aplicación de los acuerdos unitarios se establece en su Art. 5, que establece: “La MUD nacional definirá en enero del 2010, - con base en el análisis estratégico de los estados y circuitos electorales por parte de una comisión técnica que al efecto se designe - el programa detallado de los circuitos electorales cuyos candidatos se seleccionarán por acuerdos unitarios o por elecciones primarias.
Para tomar esta decisión la MUD-N aplicará los mismos mecanismos de decisión establecidos en el artículo 4 de este reglamento. En el entendido de que:
a. Para la selección de los diputados unitarios “lista” (por estado) se recurrirá al método de acuerdo unitario.
b. Aún en los casos en que se haya acordado celebrar elecciones primarias, no se descartará la opción del acuerdo unitario para la escogencia de los candidatos, de modo que si este se produce antes el 30 de marzo, no se aplicará el método de las primarias.
c. Los acuerdos unitarios deberán haberse culminado antes del 30 de Marzo de 2010.
d. En caso de situaciones excepcionales que no se puedan resolver por acuerdos unitarios, le corresponderá a la MUD tomar las decisiones pertinentes, en el marco de los acuerdos del 19-N.”
En consecuencia el análisis de éste informe está referido al método a utilizar para seleccionar los candidatos nominales unitarios en las Circunscripciones (o Circuitos Electorales).
En consecuencia el análisis de éste informe está referido al método a utilizar para seleccionar los candidatos nominales unitarios en las Circunscripciones (o Circuitos Electorales).
1. Revisada la situación existente en los 24 Estados del país, hemos llegado a la conclusión de recomendar a la Mesa de la Unidad Democrática que de los 110 candidatos a Diputados a elegir nominalmente, 30 de ellos sean seleccionados por elecciones primarias a realizarse en 8 Estados del país, abarcando 20 Circunscripciones Electorales.
2. Estos Estados son:
DISTRITO CAPITAL
Circunscripción: Nro. 1
Parroquias: Sucre, La Pastora, El Junquito
Diputados a elegir: 2
Circunscripción: Nro. 3
Parroquias: SAN AGUSTIN, SAN PEDRO, SAN JOSE, SAN BERNARDINO, CANDELARIA, EL RECREO.
Diputados a elegir: 1
ANZOÁTEGUI
Circunscripción: Nro. 1
Municipios: Monagas, Miranda, Independencia, Simón Rodríguez, Guanipa, Freites
Diputados a elegir: 2
Circunscripción: Nro. 3
Municipios: BOLIVAR, PIRITU, PEÑALVER
Diputados a elegir: 2
Circunscripción Nro. 4. Municipios: DIEGO BAUTISTA URBANEJA, SOTILLO, GUANTA
Diputados a elegir: 1
Circunscripción: Nro. 1
Municipios: Monagas, Miranda, Independencia, Simón Rodríguez, Guanipa, Freites
Diputados a elegir: 2
Circunscripción: Nro. 3
Municipios: BOLIVAR, PIRITU, PEÑALVER
Diputados a elegir: 2
Circunscripción Nro. 4. Municipios: DIEGO BAUTISTA URBANEJA, SOTILLO, GUANTA
Diputados a elegir: 1
CARABOBO
Circunscripciones: Nros. 1, 2, 3, 4, 5
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 7
Circunscripciones: Nros. 1, 2, 3, 4, 5
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 7
LARA
Circunscripción: Nro. 1
Municipio Irribarren, Parroquias: AGUEDO FELIPE ALVARADO, EL CUJI, UNIÓN, JUAN DE VILLEGAS, BUENA VISTA, JUÁREZ, LA CONCEPCIÓN, TAMACA
Diputados a elegir: 3
Circunscripción: Nro. 1
Municipio Irribarren, Parroquias: AGUEDO FELIPE ALVARADO, EL CUJI, UNIÓN, JUAN DE VILLEGAS, BUENA VISTA, JUÁREZ, LA CONCEPCIÓN, TAMACA
Diputados a elegir: 3
MIRANDA
Circunscripción: Nro. 2
Municipios: BARUTA, HATILLO, CHACAO, SUCRE (PQ. LEONCIO MARTINEZ)
Diputados a elegir: 2
Circunscripción: Nro. 2
Municipios: BARUTA, HATILLO, CHACAO, SUCRE (PQ. LEONCIO MARTINEZ)
Diputados a elegir: 2
PORTUGUESA
Circunscripciones: Nros. 1, 2, 3 y 4
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 4
Circunscripciones: Nros. 1, 2, 3 y 4
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 4
TÁCHIRA
Circunscripciones: Nro.s 1, 2, 3, 4, 5
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 5
Circunscripciones: Nro.s 1, 2, 3, 4, 5
Municipios: TODOS LOS DEL ESTADO
Diputados a elegir: 5
ZULIA
Circunscripción: Nro. 1
Municipios: ROSARIO DE PERIJA, MACHIQUES DE PERIJA, JESÚS MARIA SEMPRUM
Diputados a elegir: 1
Circunscripción: Nro. 1
Municipios: ROSARIO DE PERIJA, MACHIQUES DE PERIJA, JESÚS MARIA SEMPRUM
Diputados a elegir: 1
El resto de los Diputados nominales a elegir, en nuestro criterio, deben ser seleccionados a través de los respectivos acuerdos unitarios, método que igualmente recomendamos para la selección de los tres candidatos a representar las etnias indígenas de Venezuela.
Aprobado en Caracas a los 10 días del mes de Febrero de 2010
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