Cuenta la historia que las ideas políticas de Grecia pasaron, luego de siglos, a Europa, allí se estudiaron, tamizaron y reelaboraron y se aplicaron hasta donde se ha podido documentar y, luego, convertirían a Europa en el farol de los movimientos políticos, los liberales y humanistas.
Tanto el término como la práctica política, desde entonces, no significan lo mismo. Para Aristóteles, sostienen algunos expertos, fue antropología; para el mundo romano, ley y derecho; para los siglos IV al XVI, fue la orientación hacia lo caritativo y divino.
A partir del siglo XVII, según siguen las historias, se presento la separación entre la religión y la política y la lucha por la permanencia de dominio de lo religioso por el poder político a través del absolutismo. La secularización de la política no se detuvo y siguió la independencia de esta con respecto a la economía y la sociedad, hasta hoy en la casi total separación entre Sociedad y Estado. Esta por verse aun en varios pueblos y sus consecuencias.
A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX podríamos ubicar el surgimiento de la organización de la sociedad civil en “grupos con intereses mas definidos” como contrapeso a las pretensiones de lo público, del público, de la masa humana como un todo. Sociedad civil que será, en lo sucesivo la energía, el empuje de los cambios políticos y sociales de los siglos venideros.
Pensadores autorizados le atribuyen a John Locke (1632-1704, pensador ingles, considerado por algunos el padre del empirismo y del liberalismo) colocar las bases del liberalismo y proponer que la soberanía emana del pueblo, que el Estado debe proteger las libertades individuales de los ciudadanos y los derechos de propiedad y que, anticipándose a Montesquieu, el poder ejecutivo, legislativo y el judicial deben estar separados.
Desde tan lejos y hasta hoy el asumir la postura liberal pasa por actuar y practicar que no se está, en ningún momento, en posesión de la verdad y que todas las opiniones deben considerarse siempre en el mismo plano, en el plano de la tolerancia.
Toda autoridad, sin excepción, debe estar regulada, sometida a las leyes, sometida al pueblo, al ciudadano, de donde emana.
El argumento a favor de la libertad individual descansa principalmente en el reconocimiento de la inevitable ignorancia que se tiene de muchos de los factores que fundamentan el logro de nuestros fines y de nuestro bienestar. Ignoramos todo el devenir. Hacia el devenir hay muy pocas certezas; pero si muchas probabilidades y por esta razón se organizan muchas instituciones de la vida civil.
Solo a manera de ilustración recordemos a Henri-Benjamin Constant de Rebecque (Lausana, 25 de octubre de 1767 - 8 de diciembre de 1830). Filósofo, escritor y político francés de origen suizo, quien en una conferencia a cerca de la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, en 1819, clarificaba lo que el entendía por libertad en ese entonces: “Es el derecho del individuo a someterse solo a la ley, su derecho a no ser arrestado ni detenido ni muerto ni maltratado en forma alguna a resultas de la voluntad arbitraria de una o varias personas.
Es el derecho de cada hombre de expresar su opinión, de elegir su oficio y de ejercerlo, de disponer de su propiedad, aun de darle mal uso si así lo desea; de ir y venir sin requerir autorización para hacerlo, y sin tener que explicar sus razones o motivos”.
“Es el derecho de cada quien a asociarse con otros, sea para hablar de sus propios intereses o para profesar su religión, si así lo desea, con sus asociados, o simplemente para pasar sus días y sus horas de cualquier manera, de acuerdo con su inclinación o su fantasía”.
“Por ultimo, es el derecho de cada quien a influir sobre la conducta del gobierno, ya sea nombrando a algunos o a todos los servidores públicos, o por medio de representaciones, peticiones, demandas, que las autoridades estarían mas o menos obligadas a tomar en consideración”.
¿Escrito hace 190 años, casi 8 generaciones? ¿Es lo mismo hoy? Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville, 1805-1859, fue un pensador, jurista, político e historiador francés, uno de los más importantes ideólogos del liberalismo, bisnieto del también político y ministro Guillaume-Chrétien de Lamoignon de Malesherbes, es quien intenta encontrar un equilibrio entre las libertades individuales y el orden colectivo, y nos habla de la libertad mediante la praxis.
En su “Democracia en América” expone el dilema en que se encuentra el ciudadano, que por una parte quiere ser conducido y por otra quiere permanecer libre.
Se imagina libre, pero renuncia a ejercer su libertad puesto que la deposita en un “líder” que actuará por él, el ciudadano vive “limitado”, pues la “administración” de su libertad corresponde al “líder”.
Esa postura de Tocqueville es interpretada por algunos como una inclinación hacia lo social debido a que el dilema que descubre lo ubican en un espacio interpersonal, pero su dirección esta orientada a lo que ocurre en el individuo.
Es por esto que tal vez a Toqueville se le atribuye que marca el camino hacia donde se dirigirá, supuestamente, el liberalismo del siglo XX, el denominado “liberalismo social”.
Esta evolución, histórica y doctrinal, parece dejar en claro, salvo mejor opinión, una herencia fundamental: la aparición y adquisición de derechos y libertades por parte del individuo, del ciudadano.
A simple vista, mientras pasa el tiempo, da la impresión de que el habitante europeo se informa mas, lee mas, aparentemente es mas libre, se acerca más al disfrute de los “derechos humanos”. Avanza, los de ahora parecen mejores que los anteriores. Ahí testimonios: 1688: la Revolución Gloriosa – eliminación del poder absoluto en Inglaterra; 1789: Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad; la transmisión de principios, sentimientos y opiniones a los hombres que hicieron posible la Revolución Americana.
Pero también los europeos han sido protagonistas de efectos aparentemente contrarios al progreso, de oposición a las libertades individuales y que afortunadamente, al final, no triunfaron, fueron y son, aun, un fracaso: el absolutismo, el fascismo, el socialismo comunismo totalitarismo – sobre todo el encabezado por Lenin, Stalin – todos fueron movimientos que pretendieron negar la individualidad y especialidad y especificidad de cada ser humano; desde su mezquindad y afán hegemónico, centralista, niegan la naturaleza misma del hombre que no es otra que la variedad, la complejidad, la pluralidad, y la necesidad de encaminarse al progreso, a mejores estadios y al encuentro de su propia felicidad. Seguimos en el próximo.
Tips:
01. Recientes elecciones parciales: significativa e importante abstención. ¿Legalidad sin legitimidad? ¿Fachada de “aparato político” sin mayoría calificada de gente, ciudadanos, electores, pueblo que lo respalde? ¿A dónde nos conduce?
02. ¿Cuál será, al final, el resultado de la forma maniquea de pensar y actuar del gobierno con el uso y abuso de las categorías amigo-enemigo y enaltecimiento de la violencia, de la guerra, de la inseguridad jurídica, etc.? La falta de libertad y el uso de la fuerza bruta y la violencia para sustentar esa supresión de la libertad.
03. La existencia de un “boss” único; sus promesas grandilocuentes y fantasiosas y creadoras de supuestas nuevas realidades y vínculos sociales sin sustentación, luego de 11 años y la glorificación ideológica del socialismo, comunismo, militarismo, etc., sin vigencia, retrogrado, primitivo, casi conforman una especie de “saco” que explicaría, en parte, por que mucha gente, ciudadano, pueblo, algunos profesionales, le apoyo. Y al mirar dentro del “saco” con la debida atención, además se comprueba que esta vacío de contenido.
04. La naturaleza con su proceder y a pesar del dolor que en esta oportunidad nos causa a todos, también nos esta mostrando la mas cruda realidad de cuanto ha sido y ha hecho este gobierno rojo durante 11 años. Ahí esta su obra: todo un desastre y, lo peor, no aprende, no rectifica y sigue de error en error y de desastre en desastre ¿Además, como dice el pueblo: pava roja certificada?
“La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad”. Dante Alighieri (1265-1321) Escritor y filósofo italiano.
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