Releyendo a Herrera Luque y viendo la reciente película "Taita Boves", se me hace imposible evadir la tentación de encontrar similitudes entre ese temible caudillo, que marcó con huella indeleble nuestra guerra de Independencia, y el líder de la revolución neocomunista que hoy sufrimos los venezolanos. Entre uno y otro hay un claro hilo conductor, del cual están asidos también figuras como Ezequiel Zamora dentro de nuestras fronteras, y Manuel Marulanda Vélez o "Tirofijo" fuera de ellas. De hecho, pensamos que Boves, Zamora y Marulanda constituyen el verdadero "árbol de tres raíces" que inspira el accionar de Chávez, y que Bolívar y Simón Rodríguez han sido solo una envoltura decente para encubrir la verdadera esencia de la "Revolución".
En efecto, todos estos personajes tienen como fuente fundamental de su energía vital el odio. Unos como consecuencia de haber sufrido una acción hostil cuestionable por parte de un grupo social o político que les generó una sed ilimitada de venganza, como sería el caso de Boves y Marulanda, y otros por una actitud temeraria ante circunstancias históricas complejas, que los llevó a interpretar que su rol era destruir por completo al adversario sin importar si en el intento destruían también al país, como sería el caso de Zamora y Chávez.
Lo cierto es que en uno y otro caso los principios altruistas y el ideal de construir de una sociedad democrática, desarrollada y próspera, en la que instituciones republicanas independientes permitan consolidar la civilidad, y en la que la libertad económica en armonía con el Estado echen las bases de una economía inclusiva capaz de generar riqueza con equidad, están totalmente ausentes. En su lugar, privan la revancha, la humillación del contrario, el saqueo de las propiedades y los pueblos, el robo a mano armada a quienes algo tienen -sin importar si son fortunas bien habidas-, la imposición de la voluntad del caudillo, la arbitrariedad, la vulgaridad, y por supuesto, una carencia absoluta de cualquier tipo de sentido de responsabilidad.
Para todos estos personajes las órdenes internas no se discuten, la disidencia externa no se tolera, y el conocimiento académico independiente es peligroso. Mientras más incultos y sumisos sean sus seguidores y adláteres, más chance tienen de escalar en el entorno del "Taita". Además, como este último controla todo a sus anchas, no sólo se pueden ganar su confianza, sino su favor para adquirir prebendas y riqueza. Antes fueron botines de guerra y la posibilidad de saquear y violar libremente, ahora son activos empresariales, partidas presupuestarias y bienes expropiados o invadidos. Ante el paso de estos antihéroes queda siempre atrás una estela de destrucción y miseria. El trabajo y el conocimiento no son valores que se exaltan. Por el contrario, el servilismo y la mediocridad cabalgan sobre la ignorancia y el miedo que esclaviza a los hombres frente a los sátrapas.
A la final Boves murió en la Batalla de Urica en 1814 y sus huestes se fueron mayoritariamente con Páez. A Zamora lo mató una bala misteriosa en 1860 que no se sabe a ciencia cierta si salió de un fusil enemigo o de sus propias filas, y Marulanda murió en 2008 escondido y enfermo en la selva colombiana y sólo la cúpula de las FARC y el Gabinete de Chávez lo lloraron. ¿Cómo terminará la Revolución neocomunista venezolana? No lo sabemos a ciencia cierta. Desde esta columna deseamos y trabajamos para que sea con votos en las elecciones de 2012, pero de lo que sí estamos seguros es que cada vez menos gente llorará el fin de la era del Taita Chávez.
Subsecretario Gral. Nac. de ABP
cipriano.heredia@gmail.com
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En efecto, todos estos personajes tienen como fuente fundamental de su energía vital el odio. Unos como consecuencia de haber sufrido una acción hostil cuestionable por parte de un grupo social o político que les generó una sed ilimitada de venganza, como sería el caso de Boves y Marulanda, y otros por una actitud temeraria ante circunstancias históricas complejas, que los llevó a interpretar que su rol era destruir por completo al adversario sin importar si en el intento destruían también al país, como sería el caso de Zamora y Chávez.
Lo cierto es que en uno y otro caso los principios altruistas y el ideal de construir de una sociedad democrática, desarrollada y próspera, en la que instituciones republicanas independientes permitan consolidar la civilidad, y en la que la libertad económica en armonía con el Estado echen las bases de una economía inclusiva capaz de generar riqueza con equidad, están totalmente ausentes. En su lugar, privan la revancha, la humillación del contrario, el saqueo de las propiedades y los pueblos, el robo a mano armada a quienes algo tienen -sin importar si son fortunas bien habidas-, la imposición de la voluntad del caudillo, la arbitrariedad, la vulgaridad, y por supuesto, una carencia absoluta de cualquier tipo de sentido de responsabilidad.
Para todos estos personajes las órdenes internas no se discuten, la disidencia externa no se tolera, y el conocimiento académico independiente es peligroso. Mientras más incultos y sumisos sean sus seguidores y adláteres, más chance tienen de escalar en el entorno del "Taita". Además, como este último controla todo a sus anchas, no sólo se pueden ganar su confianza, sino su favor para adquirir prebendas y riqueza. Antes fueron botines de guerra y la posibilidad de saquear y violar libremente, ahora son activos empresariales, partidas presupuestarias y bienes expropiados o invadidos. Ante el paso de estos antihéroes queda siempre atrás una estela de destrucción y miseria. El trabajo y el conocimiento no son valores que se exaltan. Por el contrario, el servilismo y la mediocridad cabalgan sobre la ignorancia y el miedo que esclaviza a los hombres frente a los sátrapas.
A la final Boves murió en la Batalla de Urica en 1814 y sus huestes se fueron mayoritariamente con Páez. A Zamora lo mató una bala misteriosa en 1860 que no se sabe a ciencia cierta si salió de un fusil enemigo o de sus propias filas, y Marulanda murió en 2008 escondido y enfermo en la selva colombiana y sólo la cúpula de las FARC y el Gabinete de Chávez lo lloraron. ¿Cómo terminará la Revolución neocomunista venezolana? No lo sabemos a ciencia cierta. Desde esta columna deseamos y trabajamos para que sea con votos en las elecciones de 2012, pero de lo que sí estamos seguros es que cada vez menos gente llorará el fin de la era del Taita Chávez.
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