lunes, 29 de noviembre de 2010

REPORTE SEMANAL – INFOPOLÍTICA. ANALÍTICA PREMIUM. SEMANA DEL 21 AL 27 DE NOVIEMBRE DE 2010

A Chávez y al chavismo les sigue lloviendo duro sobre una infraestructura a la cual se le siguen hundiendo puentes y caminos

Semana de lluvias diarias, y diarios derrumbes, daminificados y carreteras hundidas; semana previa a unas elecciones más importantes que lo que parece y dos libros que nadie puede dejar de leer

LAS CUENTAS DE PDVSA Y LOS IMPUESTOS

Las cuentas de la petrolera han sido siempre cosa misteriosa, y no sólo de Chávez y la Pdvsa socialista para acá. Pero a la fecha todo indica que esas cuentas no andan muy bien, hay mucha información pública al respecto que son claros síntomas. Pdvsa se endeuda constantemente y parece evidente que no tienen suficientes caja ni ingresos actuales ni previstos para responder a las necesidades no sólo de nuevas inversiones en la Faja del Orinoco junto con socios en empresas mixtas, sino incluso para el adecuado mantenimiento de todos los días –nunca como de 2003 para acá han proliferado tanto los accidentes. No se puede olvidar que es cierto eso que tánto anuncia Chávez de que el petróleo que una serie de países necesiten para los próximos 200 años está allí, en la Faja; pero que el asunto no es que esté allí, sino el colosal costo de sacarlo y de transformarlo en petróleo manejable y comercializable.

Esta semana abrió con un drástico titular en Tal Cual, en un análisis del periodista experto en petróleo José Suárez Núñez, que titula dejando mal al presidente Chávez: “Chávez no podrá ver la primera molécula de gas”. Son muchas las veces que hemos escuchado al presidente hablando de la importancia del gas y del poderío gasífero venezolano. Pero ni sacar ese gas –el de sus propios yacimientos, no el de los “mechurrios” asociados con el petróleo en los pozos petroleros- es tan fácil ni ha sido una realidad.

El gas es un tema económico, pero también social y en consecuencia político. En lo económico, según recuerda Suárez Núñez, Pdvsa va a necesitar más de 7.000 millones de dólares y 7 años (¿referencia malintencionada al 2012?) para el desarrollo del Proyecto Mariscal Sucre, en la plataforma marítima del estado Sucre. La baja producción gasífera venezolana en estos momentos, significa para empezar que todo el programa muy insistentemente anunciado por Chávez de gas en vez de gasolina para vehículos, parece ser sólo un sueño sin raíces reales, de manera que automóviles, camiones y autobuses que no funcionen con diesel, seguirán devorando gasolina a precios de regalo y a un costo enorme para Pdvsa, porque al menos hasta ahora el gobierno no se ha atrevido a un progrema de revisión y aumento del costo del combustible.

En lo social y político, el gas es un problema constante y de hecho creciente. En vez de mejorar la distribución, especialmente de las populares bombonas pequeñas, de profesionalizarla, el gobierno sigue empeñado en usarla como bandera política adjudicando áreas de distribución a consejos comunales y otros alardes socialistas. Pero la realidad es que son demasiadas las bombonas en malas condiciones, son muchas las quejas de dificultades para conseguirlas con la facilidad que se esperaría de una empresa productora y distribuidora moderna y de un gobierno que alardea de poder gasífero y de gas para el pueblo.

La producción de gas, además, es fundamental para el desarrollo de las empresas básicas y del complejo mundo de la generación eléctrica, dos temas en los cuales el gobierno ha venido politizando más y produciendo mucho menos de lo que ofrece. Por no tener gas suficiente, el accidentado crecimiento de la generación eléctrica se está alimentado de combustibles líquidos muy costosos –no se exportan porque se usan aquí, y en consecuencia se convierten en pérdidas para Pdvsa- y contaminantes.

Al mismo tiempo, Pdvsa ha sido noticia frecuente durante la semana –como en semanas anteriores- precisamente por las crecientes dudas sobre su fluidez económica, cuya baja, además de las emisiones de deuda y de retrasos en pagos a proveedores y contratistas, y en denunciadas fallas en el reciente contrato colectivo, se muestra con pelos y señales en las caídas en sus aportes a los programas sociales que Chávez le ha venido asignando.

Todo esto no significa que Pdvsa esté quebrada. Sí implica, en cambio, que Chávez va a tener que permitir un manejo más profesional y menos político, es decir, más de negocio y menos personalista. Durante la semana se dijo también, de fuentes presuntamente de las mismas transnacionales citadas por publicaciones especializadas extranjeras, que Pdvsa estaría proponiendo arreglos a esas empresas beneficiosos para ellas y que permitiría mayores inversiones, pero que chocarían con reglas constitucionales y de las leyes petroleras; por lo cual, aún interesándoles, las compañías podrían estar no muy inclinadas a aceptarlas.

Mientras todo esto sucede, el gobierno, con sus empeños estatizantes, sigue tragándose fábricas, comercios y producción agrícola y poniendo cada vez más contra la pared a la producción industrial, agrícola y pecuaria locales. Dólares en mano el gobierno quiere ser un megagerente y superproductor nacional –plagado de fallas- y un importador gigante.

Como la fuente petrolera prácticamente ya no da más, con el empresariado privado produciendo, vendiendo y ganando menos, y en consecuencia pagando menos impuestos, el gobierno se ve en la necesidad de recurrir en 2011 a la única otra salida: subirle los impuestos a todo el mundo. Es una salida lógica que además entendería perfectamente el Fondo Monetario Internacional. Pero con una ciudadanía –léase pueblo y clase media- cuyo poder adquisitivo se reduce constantemente, no es una solución que vaya a ganarle a Chávez muchos adeptos entusiastas.

¡SAQUEN MI FOTO DE ALLÍ!

El lunes pasado salió en Gaceta Oficial un decreto mediante el cual se prohibe el uso de la imagen del presidente –“nombre, imagen y figura”- en las obras de infraestructura “de cualquier naturaleza, construcciones, edificaciones…” y un amplio detalle de obras e instalaciones de la administración pública, a menos que se cuente con la autorización expresa del Presidente.

¿Súbita modestia? ¿Reconsideración de una estrategia ya de muchos años de sobreexposición del Presidente?

Tal como van las cosas, quizás un reconocimiento estratégico de que la amplia y reiterada incompetencia de la generalidad de la administración pública, ha venido haciendo más daño a Chávez que todos los esfuerzos de la oposición –que apenas desde este año, con la solidificación de la Mesa de la Unidad ha empezado realmente a hacer daño desde la perspectiva de que se ha hecho creíble como opción política y en consecuencia buena base para un futuro candidato presidencial opositor.

Uno de los problemas a los que Chávez tiene que enfrentarse –o que tiene que padecer, si usted prefiere- es a su propia sobreexposición a lo largop de once años en innumerables e interminables cadenas y en la referencia al Presidente de todo funcionario que tenga algo que declarar a los medios, sea a todos, sea como es más habitual sólo a los del gobierno, en cuanta pieza de propaganda usan los numerosísimos organismos gubernamentales y declaraciones, aclaraciones y afirmaciones de los cinco poderes públicos. De manera que el público –el pueblo soberano y socialista- ha terminado por reclamar a Chávez todo; y lo que de ese todo no se resuelva, ya es falta de Chávez.

¿Va a mejorar la imagen de Chávez con esta nueva orden de discreción? No parece, porque la cuestión ya está establecida en las frustraciones y necesidades populares, y porque, aparte de lo de quitar fotos y nombre de las obras, el Presidente ha seguido apareciendo en televisión con el empeño habitual. Y porque nada indica, a estas alturas, que la eficiencia chavista vaya a mejorar en los dos años que quedan de gobierno. Por el contrario, Chávez se ha empeñado en dejar bien claro, una y otra vez especialmente desde el 26 de septiembre, que el estilo de gobierno excluyente no va a disminuir ni a buscar soluciones alternas, sino a aumentar.

Las lluvias actuales, por ejemplo, son una demostración nacional y de primera plana, más que de lo poco convincentes y esporádicas declaraciones del alcalde de Libertador, Jorge Rodríguez, y de la Jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Farías, tan blandas como las del ministro de Transporte sobre el Metro de Caracas y sus constantes desastres, de todo lo que se ha podido hacer y no se ha hecho. Mucho más activos, en este sentido, han parecido los gobernadores y alcaldes de oposición, con la posible excepción de la gobernadora de Falcón. Pero, por ejemplo, con los graves problemas de Aragua, ¿dónde está el gobernador Isea?

Las lluvias y los ríos desbordados pueden ser tomados como una fatalidad, pero el hundimiento de una carretera nacional no.

ACERCAMIENTO INTELIGENTE

Esta semana han aparecido muy juntitos y muy coincidentes Leopoldo López y Henri Falcón. Llamando a la unidad, haciendo alguna carantoña a la Mesa de la Unidad Democrática, declarando con sobriedad, refrescándose mutuamente. Más bien con deliberada discreción, López mantiene su imagen de gran esperanza y limpia cualquier duda respecto a su relación con la unidad en el proceso que llevó a las elecciones legislativas del 26 de septiembre, mientras Henri Falcón va borrando recuerdos de su fracaso en Lara en ese mismo proceso. Si la alianza con PPT le hizo peso o no, en cualquier caso Falcón se mantiene vigente. Pero tomen nota, Falcón dejó claro, públicamente, que López y su organización política “pueden” contar con el apoyo del gobierno regional.

A pocos días de unas elecciones regionales que pasan un poco por debajo de la mesa, excepto en Maracaibo, este tipo de “coincidencias” hacen bien a la causa opositora.

LA ELECCIÓN IMPORTANTE ES EN GUÁRICO.

En Maracaibo se da por descontado que la alcaldía la ganará Eveling Trejo de Rosales, le permitan o no usar las fotos y nombre de su exiliado marido, sobre un Di Martino que no parece tenerlas todas consigo. En Zulia y Maracaibo hay chavismo, pero obviamente no alcanza, sin olvidar el perjuicio popular que causa al chavismo la actuación feroz del alcalde de San Francisco, parte de Maracaibo.

En Guárico la cosa es diferente, porque allá ganó antes el chavismo. La muerte imprevista de quien fuera figura protagonista del chavismo, William Lara, abrió las puertas a una nueva oportunidad electoral a la oposición para la gobernación y esta vez el apartarse a un lado de PPT y la cesión de su candidato, parece el umbral del regreso de un adeco al gobierno de ese estado. Y de la MUD.



EL GOCHO HABLA

Dos libros andan por las librerías con versiones distintas de la vida y milagros de Carlos Andrés Pérez. Y hay que leerlos.

Uno es un extraordinario estudio, detallado punto a punto, de toda la tramoya –para no hablar de conspiración- organizada para sacar a Pérez del gobierno en su segundo mandato. Conspiración tremendamente dañina de quienes pensaron menos en los intereses del país que en los propios, que combinaron viejas rencillas con errores flagrantes sobre lo que realmente estaba pasando en la Venezuela de esos años.

“La Rebelión de los Náufragos”, de la periodista venezolana –aunque sin perder sus vínculos venezolanos vive y trabaja hace ya algún tiempo en Monterrey, México- Mirtha Rivero, desarrolla un reportaje notable, detallado, preciso, excelentemente bien desarrollado y narrado, con hechos y anécdotas, con canalladas y grandezas unas bien conocidas, otras no tanto, algunas nunca conocidas hasta ahora. Es un libro fuera de serie, fácil y agradable de leer, que debe ser leído por todos; los que tienen edad para haber sigo testigos de esos tiempos terribles para la democracia y el desarrollo sociopolitico y económico venezolanos, como por quienes eran apenas bebés que no se enteraban de lo que estaba pasando.

Porque buena parte de lo de entonces explica lo de ahora, y porque muy probablemente ni Chávez ni lo de ahora hubieran sido posibles si tantos dirigentes políticos, empresariales y de los medios no hubieran estado tan ciegos como estuvieron entonces. Sin dejar de lado las propias culpas y errores de Carlos Andrés Pérez.

Son 442 páginas –sin contar los agradecimientos, biblografía e índice onomástico- de las cuales no vale la pena perderse ni una.

El otro libro es “¡Yo sigo acusando – Habla CAP!”, el primero de dos tomos de una larga entrevista, en el estilo que ya lo ha hecho bien conocido, que Agustín Blanco Muñoz despliega dejando hablar a Carlos Andrés Pérez, el de ahora, anciano pero en plenitud intelectual, para dar su extensa versión de sí mismo, de sus acciones, decisiones y errores.

Otro libro, plenamente testimonial, que hay que leer.

Elaborado por: Alfredo Maldonado
Analítica Premium
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