Pasadas las elecciones parlamentarias de septiembre pasado y con los resultados a la vista debemos de analizar y reflexionar sin ningún apasionamiento lo sucedido.
Estas elecciones demostraron categóricamente que hay tres sectores bien definidos entre los venezolanos a saber; los seguidores del chavismo, la oposición y todos aquellos que se muestran aún indecisos o que se abstienen de votar.
Y aunque hubo una gran participación en estas elecciones estamos claros que no eran las presidenciales donde generalmente hay mayor participación, los números aclaran el panorama, con mas de 17 millones de personas anotadas en el registro electoral, 33,5% de ellos se abstuvo de votar, 30% lo hizo por el chavismo, y otro numero parecido pero superior votó por la oposición.
Así las cosas los chavistas y la oposición tienen que entender que ninguna de las partes posee la verdad absoluta, y que en estas circunstancias su obligación será aprender a negociar para el bien de todo el país.
El presidente Hugo Chávez tendrá que aceptar que ha perdido seguidores, que su verdadero caudal electoral ronda el 30% tal y como algunas encuestas lo afirmaron, que su propuesta tocó techo y que más del 50% de sus compatriotas no comparten el socialismo del siglo XXI.
Tendrá que reflexionar además sobre su papel como presidente, pues en su terquedad de transformar a Venezuela en un estado socialista con “aderezos comunistas” olvidó por completo su verdadero rol como presidente, el cual consiste en gobernar para todos los venezolanos sin importar ideologías o creencias, tendría que atender -si fuera inteligente- las expectativas de esa otra mitad de Venezuela que despreció desde el día que se convirtió en presidente de la nación.
Debería entonces -si fuera inteligente- buscar el diálogo con la oposición, eliminar la confrontación social, debería también -si fuera inteligente- apoyar a la empresa privada en vez de acorralarla, acabar con las expropiaciones, atraer la inversión en vez de ahuyentarla y debería -si fuera inteligente- dedicarse por completo a los asuntos internos como el de la inseguridad.
La MUD que representa ahora al grupo opositor tendrá que mantenerse muy unida, debería consolidarse conformarse como un solo partido de oposición, con una sola ideología, conceptuada con intereses humanistas y liberal, situada al centro de la balanza, pragmática, con ideas nuevas y de cara al siglo XXI, deberá preparar un buen programa de gobierno y escoger muy bien a su candidato de manera que convenza al electorado en las elecciones del 2012.
Además la MUD tendrá que hacer un papel en la Asamblea Nacional en defensa de la democracia principalmente en la búsqueda de fórmulas efectivas para que las instituciones tomen el camino de la independencia y puedan trabajar de forma imparcial.
El abstencionismo siempre va a existir, sin embargo si una parte (10%) de este grupo saliera a votar, los porcentajes en las próximas elecciones presidenciales podrían cambiar sustancialmente el panorama político general, por lo que resulta obvio que ambas tendencias se esforzarán en el futuro próximo por atraerlos a sus filas.
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