La consolidación de las instituciones, entendidas en su acepción como:¨Órganos constitucionales del poder soberano en la nación¨, constituye sin duda el norte a seguir por parte del nuevo Parlamento nacional a instalarse el próximo 5 de enero de 2011, derrotado como fuere el socialismo en gobierno. Caso contrario peores sucesos depararán a Venezuela.
Ya es lugar común atribuir la culpa del presente desastre, extendido y generalizado, a la sola persona del comandante Hugo Chávez o bien remitirlo hasta el socialismo en gobierno por aquél encabezado. Sin embargo, limitar el origen de nuestras desgracias socio-políticas al accionar de sólo esos dos factores, redunda en mayor error.
Hugo Chávez y el socialismo en gobierno, más allá de la muy despreciable farsa que hizo posible su ascenso al poder, son el producto más decantado de la degradación institucional en la democracia representativa de otrora, la preexistente al socialismo en gobierno.
Desde el jurídicamente cuestionable sobreseimiento otorgado por el ex presidente Rafael Caldera, pasando por la torpe convalidación jurisdiccional de la metodología uninominal electoral de la Asamblea Nacional Constituyente, por parte de la otrora Corte Suprema de Justicia, hasta la pasividad de un Congreso Nacional, incapaz de defender siquiera su legitimidad de origen.
Son los tres eventos, de muy cercano acontecer, plausibles de certificar un proceso de degeneración política en nuestras instituciones constitucionales, que lamentablemente aún no cesa, y que es menester concluir formalmente a partir del próximo mes de enero. Es Venezuela perfecto ejemplo de cómo la popularidad coyuntural de un egocéntrico líder, puede llegar a desvirtuar la voluntad colectiva democráticamente manifestada, hasta lograr implosionar al propio régimen democrático de libertades que le dio cabida.
Vale la referencia al reciente y muy publicitado episodio colombiano, cuando ante el planteamiento de una nueva reelección para el hoy ex presidente Álvaro Uribe Vélez, la Corte Constitucional de ese país rechazó tal posibilidad, impidiendo la continuidad gubernativa del Presidente más popular en la historia de aquella nación, quizá el mejor de todos.
Porque siempre será sociológicamente prioritaria la preservación institucional de un régimen democrático de libertades, que hace posible por cierto el surgimiento de los mejores gobernantes, antes que salvaguardar a los mejores gobernantes no siempre garantes del régimen democrático de libertades.
Observaciones igualmente válidas para quienes desde el nuevo Parlamento nacional pretendieren ¨acelerar¨ el reemplazo del socialismo en gobierno. Solo una cabal observancia del articulado constitucional, garantiza no solo una pronta restauración del régimen democrático de libertades, perdido desde aquel 11 de abril, sino más importante aún, su pertinente consolidación. No por correr más rápido llegaremos más lejos. ORA y LABORA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.