lunes, 27 de septiembre de 2010

AYER Y HOY. JAIME REQUENA (CASO ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL 26S)

Ayer se llevaron a cabo las elecciones para elegir nuestros representantes ante la AN. Como estaba cantado, salimos de un Parlamento monotemático para contar, hoy, con uno plural en lo ideológico. La elección confirmó que dentro de Venezuela existen dos países. Por una parte existe un país desplegado sobre la franja costera y andina, citadino y urbano, lleno de demócratas poco dados al autoritarismo, mientras que, por la otra, se asienta una Venezuela rural que abarca el resto de la geografía, cubriendo llanos y ranchos, poblada de miles a la espera de un `taita’ mítico.

La fractura social en que estamos metidos es un atolladero de dimensiones siderales y la única salidas que se avizora pasa por el ejercicio de la política. ¡El diálogo franco y respetuoso pareciera ser la clave! Empero eso no será fácil. Para comenzar todos y cada uno de los venezolanos necesitamos admitir nuestras divergencias y reconocernos como iguales. Un asunto de Perogrullo si no fuese porque nuestras dos mitades están, en términos de equidad o proporcionalidad, malísimamente mal representadas en el foro natural de discusión de nuestro sistema político.

Es por ello que para al futuro, se debe reformar un sistema electoral que permite que los voceros de la mitad de los votantes puedan llegar a sumar dos tercios de la membresía de la AN; eso es una aberración y una injusticia. Cara al presente, se deben recomponer el equilibrio de poderes que nos garanticen a todos, justicia y control de la gestión pública.

En cuanto a nuestra esfera de acción profesional, los principales problemas que asfixian a la comunidad académica son: En primer lugar, el financiamiento de la investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación, el cual debe comenzar por revisar y dimensionar al impuesto Locti, con miras a definir el mecanismo más conveniente para el otorgamiento de subvenciones a individuos o grupo; es imperativo que llegue dinero a los mesones de los laboratorios, directa y oportunamente. Segundo, necesitamos crear una política tecnológica que ahora no existe, para poder producir localmente bienes de calidad e interés global. En tercer lugar, urge implementar un programa de manejo de los recursos humanos sectoriales que sea efectivo, preservando el capital actual, propiciando la formación de la generación de relevo y aprovechando la experiencia de los investigadores en su tercera edad.

Por mucho que nos hubiera gustado que para la nueva AN hubiesen sido elevados juristas, economistas, científicos o artistas expertos en educación, salud o seguridad , esto no fue así. Ahora nuestro futuro está en manos de verdaderos actores políticos y son ellos quienes deben promover los cambios que como sociedad necesitamos para asegurar que, se desdibuje esa barrera artificial que ha sido creada para separar a lo urbano como rico, perverso y malo, de lo rural como epítome de pobre, natural y bueno, y que todos pasemos a ser ciudadanos de nuestra Venezuela. 

conciencia.talcual@gmail.com

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