domingo, 15 de agosto de 2010

URIBE, SANTOS Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, PEDRO CORZO, VOZ Y RAZÓN

Juan Manuel Santos asumió la primera magistratura de Colombia, lo que sin dudas es un serio revés para el populismo de izquierda que en los últimos años se ha impuesto en el panorama político latinoamericano.

Cierto que antes de la toma de posesión de Santos, Roberto Piñera había llegado al Palacio de la Moneda en Chile y Laura Chinchilla, sucedía en Costa Rica a Oscar Arias. Un voto de continuidad como apuntan analistas, similar al que acaba de tener lugar en Colombia.

Santos, el político que interpretó el concepto de la seguridad democrática de Álvaro Uribe, es la representación más genuina de los factores políticos, sociales y económicos que rechazan el modelo que impulsa en el continente el presidente venezolano Hugo Chávez.

El flamante mandatario, quien debe conocer mejor que cualquier otra persona los aciertos y errores de la gestión de Uribe, podría ser la mejor contrafigura del Socialismos del Siglo XXI, si decide proyectar sus ideas y gestiones al hemisferio, contrario a lo que hizo el mandatario saliente durante sus ocho años de gobierno.

Uribe, fue el mejor intérprete de las necesidades que encaraba su país en momentos que asumió el poder. La exaltación del presidente Santos al mandatario saliente, hace justicia a la labor que desempeñó Álvaro Uribe.

Uribe que asumió la presidencia de Colombia en el 2002, hizo honor a su compromiso de neutralizar o destruir las guerrillas y las agrupaciones paramilitares que habían perdido sus objetivos originales cuando se asociaron al narcotráfico. Demoler esos grupos terroristas ocupó la mayor parte de su tiempo, pero también tuvo la habilidad de mejorar la economía del país y cambiar la imagen que muchos tenían de Colombia.

Durante su gestión Uribe obtuvo éxitos indiscutibles. Cierto que se pueden encontrar sombras en su legado, pero ha entregado el poder después de ocho años de gobierno con una popularidad del 80 por ciento, cifras sin precedentes en el país, lo que significa que una amplia mayoría de sus conciudadanos tienen en alta estima su gestión y consideran que cumplió en gran medida las promesas.

Procuró de todas las maneras posibles resolver el conflicto interno y fortalecer la democracia colombiana para lo que no dudó recurrir al apoyo de Washington y bombardear territorio ecuatoriano donde acampaban grupos terroristas de las FARC. También asumió la responsabilidad de enfrentar a Hugo Chávez cuando se percató que este era un aliado de las guerrillas y no un mediador en el conflicto.

Por otra parte demandó apoyo internacional para que los falsos insurgentes fueran calificados de terroristas y exigió el cese de la impunidad con la que operaban en varios países, pero en cambio nunca cuestionó aquellos gobiernos que violaban los derechos de sus ciudadanos.

Con Chávez tuvo numerosos enfrentamientos que aunque provocados por el venezolano, siempre encontró a Uribe dispuesto a la conciliación, sin que tomara en cuenta los abusos y depredaciones que tenían lugar al otro lado de la frontera. De Cuba, de los hermanos Castro, de una dictadura de cincuenta y un año ni una referencia, a pesar de que en la isla residen terroristas de las FARC y el ELN. Su sentido de solidaridad fue de una sola vía.

A pesar del aislacionismo para evitar crisis que afectaran su proyecto central, siempre fue rechazado en alguna medida por los mandatarios asociados al presidente Chávez, que promueven políticas populistas o abiertamente socialistas. Un ejemplo es que en su segunda toma de posesión, faltaron cinco mandatarios afines al chavismo, el propio presidente Hugo Chávez, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el de Bolivia, Evo Morales, el argentino Néstor Kirchner y el uruguayo Tabaré Vázquez.

Santos debe tener presente que los enemigos de la democracia saben concertarse para generar desestabilización y caos. Son conscientes que su proyecto demanda expansión para sobrevivir. Actúan en base a intereses comunes, y a pesar de diferencias y encontronazos, son capaces de actuar con una estrategia de conjunto.

El continente necesita líderes democráticos con una visión integral capaces de resolver problemas domésticos y externos. Santos podría ser un factor clave en lograr la profundización de la democracia en América Latina. El hemisferio necesita líderes capaces de defender su país como lo hizo Álvaro Uribe, pero también que comprendan que la verdadera paz se consigue cuando el vecindario está tranquilo y que un quehacer ajeno a lo que ocurre en el entorno es cometer suicidio

Pedro Corzo (*)
pedroc1943@msn.com
*.-Periodista y Director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo
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