Las relaciones entre Venezuela y Colombia son importantes para los dos Estados, pero sobre todo, son indispensables para venezolanos y colombianos. Un hecho natural, fruto de la vecindad y la historia, que ha permitido tejer lazos múltiples, casi todos muy positivos. En la frontera que no es una raya y unos soldados, sino una zona y una comunidad, los vínculos son más intensos, pero las ramificaciones colombo-venezolanas se extienden por todo el país. Aquí, y allá. En una relación de esa magnitud y complejidad se presentan problemas, lógico, y la tarea de los liderazgos d ambos lados es buscarles solución, no agravarlos o complicarlos.
Como este gobierno lleva doce años casi, ha coexistido con tres presidentes colombianos, uno de los cuales duró dos cuatrienios. Andrés Pastrana había tomado posesión en agosto de 1998, meses antes de la elección del actual Presidente de Venezuela. Cuatro años después llegó Alvaro Uribe, y ahora lo hace Juan Manuel Santos. Con los tres ha tenido confrontaciones nuestro mandatario, con los tres se ha contentado más o menos espectacularmente. Con los dos anteriores protagonizó varias escenas de pelea y reconciliación. Con éste ha tenido que avenirse llegando, porque ya había peleado con él antes que llegara, endilgándole calificativos agresivos durante la campaña electoral. Y porque había roto relaciones con su antecesor a raíz de unos señalamientos suyos, poco antes de los comicios, como ocurrió una vez con México, a finales de la presidencia de Fox.
En estos casi doce años Colombia ha crecido económicamente y ha tratado de resolver, por los medios políticos y militares, un doloroso conflicto ya demasiado largo y costoso. En estos casi doce años, la economía venezolana ha sido un sube y baja, al ritmo del petróleo y de decisiones gubernamentales que buscan meter, aunque sea a la fuerza, la realidad dentro del molde rígido de prejuicios y fantasías. Y en política, hemos vivido un clima de crispación permanente y polarización radical, dentro del cual el poder no juega el papel de estabilizador, sino de agitador. Esas realidades, conectadas y a la vez contrastantes, frecuentemente nos hacen perder la perspectiva del interés.
Pastrana hizo el mayor intento de diálogo para la paz, pero también obtuvo de Clinton el respaldo norteamericano con el Plan Colombia. Varias veces nuestro Presidente lo llamó “hermano”, pero también tuvo con él agudas diferencias, y mire que por su talante cordial, es una persona con quien es difícil pelear. Suya es la frase “Quien dude de que esto es terrorismo, tendrá que enseñarnos una nueva definición”, en la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe y la Unión Europea.
Con Uribe hubo más choques, y también más reconciliaciones. El certificado de hermandad también le fue extendido, pero así mismo el de “lacayo” del imperio. Suspendimos las relaciones,
Ahora con Santos, blanco de acusaciones y señalamientos, como “mafioso” o maníaco de la guerra, por parte de nuestro Presidente y nuestro canciller, se ensaya una reconciliación que todo el mundo aplaude y que, como cada una de las anteriores, se desea que sea duradera y fructífera. Sinceramente, ojalá y lo sea.
Relaciones tan importantes como las de Venezuela con Colombia no dependen de quien esté en la Casa de Nariño, ni pueden depender de lo que se le ocurra a quien está en Miraflores. Cuando esas relaciones sufren, muchas personas son afectadas.
Las relaciones con Colombia son un tema serio. Hay involucrados intereses de ellos, que a ellos incumbe defender. Intereses nuestros por los que nos toca velar. E intereses comunes, cuyo cuidado y promoción es tarea compartida. A los colombianos toca hacer su parte. Gobierno y oposición. Y a nosotros ocuparnos de lo que desde Venezuela debe hacerse. Si la Asamblea, es vez de un coro, ejerciera su tarea de control político, podría ayudar al gobierno, porque la obsecuencia es inútil salvo para ciertos problemas del ego, y transitoriamente. Si se convocara a la CARE, se aprovecharía la experiencia de mucha gente para elaborar una política verdaderamente nacional. ¿Perjudicaría al Señor Canciller escuchar el parecer de Consalvi, Calderón Berti y Ochoa Antich, por ejemplo? Y claro, si el Presidente dominara su temperamento y pusiera freno a su lengua, sería tan útil. ¿Será acaso pedir demasiado?
MIENTRAS TANTO…
Los precios agrícolas han subido 50.5% este año y los precios de la fruta en 22.9% en el primer trimestre. Cesta básica sube 61% en dos años y el salario mínimo 53.1%, la inflación se come el salario real. Cede un poco el ritmo de aumento de los precios en julio, lo cual es atribuido a caídas en el consumo. En una década se han invadido 22.000 inmuebles. El gasto público llega a 185 millardos de bolívares fuertes, gracias a los créditos adicionales aprobados en la AN. Y sólo en el último mes, el gobierno contrató deuda por 13.6 millardos de dólares. El gobierno anuncia, otra vez, el fin de la emergencia eléctrica, pero siguen los apagones en todo el país, salvo en Caracas. Cortes sin aviso en varias regiones. A diario en Carabobo y hasta tres veces al día en Margarita. A tres años del caso del maletín llevado desde Venezuela por venezolanos y funcionarios venezolanos a Argentina, no hay un solo responsable aquí. Parece que ese dinero no era de nadie. Mil millones de dólares gastaremos en tres submarinos rusos. El Contralor habló, criticó la indolencia en el caso de los contenedores. Empresarios colombianos esperan que les paguen 800 millones de dólares que se les deben, buen motivo para acercarse.
FIDEL Y EL CARDENAL
A Vannessa Davies y por Telesur, Fidel Castro respondió la pregunta de “¿Qué es el socialismo en el siglo XXI?”, con cara sorprendida ante tal obviedad, “El comunismo” dijo, y a mayor abundamiento, “como lo definió Marx”. Una de las lecturas más recomendadas por el Presidente Chávez, dicho sea de paso. Castro dijo, pues, lo mismo que había dicho el Cardenal Urosa, y se le vino encima a palo y pedrada, verbales, el oficialismo entero.
No he sabido, y no es que lo desee, que la Asamblea Nacional haya debatido el punto y vertido sobre Castro aunque sea una pequeña dosis de la medicina aplicada al Arzobispo de Caracas. Tampoco he leído que quiera interpelarse a quien gobernó Cuba por medio siglo y, por razones de salud, tuvo que ceder el gobierno a su hermano, pero no se resigna a entregarle el poder. No será por razones de soberanía, porque el mismo Raúl Castro ha dicho que “Cuba y Venezuela son prácticamente la misma cosa” y nuestro mandatario lo ha manifestado en múltiples ocasiones y de múltiples maneras, en el discurso, en el gasto público y en la presencia entre nosotros de los representantes de la solidaridad, jamás gratuita, con nuestra revolución. Tampoco de extraterritorialidad, porque a Guillermo Zuloaga lo persiguen por declaraciones dadas en Aruba.
Haría gracia, si no diera lástima, lo que contestaron varios diputados a la periodista Maru Morales de El Nacional. La diputada Queipo considera que “Fidel ubicó las cosas en tiempo y espacio (sic). El cardenal buscó darle un sentido negativo asociado al discurso de los años sesenta.” La diputada Cabello opina que “El cardenal habla de modelo, pero el socialismo no es un modelo, es un sistema.” y “El comunismo forma parte del sistema socialista y es su etapa superior”. El diputado Villalba difiere de ambos: “El socialismo es la etapa previa al comunismo. Nosotros estamos buscando llegar al socialismo.” Lo cual no ubicaría en el vecindario de la dictadura del proletariado. El diputado Daza va a lo profundo, no le parece propio de alguien culto como el cardenal “confunda modos de producción con sistemas de gobierno”, Fidel “se rige estrictamente por el planteamiento de Carlos Marx y nunca ha negado ser comunista”, en lo cual yerra, porque sí lo negó varias veces, antes de proclamarse tal.
La verdad es que Castro y el Cardenal, aquel porque está de acuerdo y éste porque no, dijeron exactamente lo mismo. Pero para algunos, no importa lo que se dice, sino quién lo dice y por qué.
ESTA SEMANA, EN LOS MEDIOS…“SIGUE CAIDA EN PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS”. Lo atribuyen a los efectos de la Ley de Tierras. (Declaraciones de Julio Anzola, candidato de la Unidad a Diputado por Lara). En El Impulso, jueves 12.8.2010, pp. A1 y B1.
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