En el pasado democrático, ya no tan reciente, congestionamiento de barcos en puertos era noticia de primera página. Hoy lo sigue siendo, pero constituye vergüenza, porque manifiesta abierta y groseramente la corrupción con las 170 mil toneladas de alimentos importadas que en buena parte convirtieron en putridez, mientras se condena al pueblo a pasar hambre.
Puerto Cabello cerró el mes de julio con 30 barcos que acumulaban 2 semanas de espera para descargar; aquí estimaban normal la permanencia de 25 naves en bahía (mientras el terminal de La Guaira se presenta casi vacío-cosas de la gerencia del proceso). Cada día para un buque varado cuesta unos $ 20 mil dólares de flete y en descargarlo tardan hasta cinco semanas. Desde cuando Bolivariana de Puertos (Bolipuertos), asumió esa actividad, surgió el colapso en los muelles.
Cifras registradas en auditoría oficial entregada al intocable ministro y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, revelan que en los 8 meses comprendidos entre octubre del 2007 y junio del 2008, la empresa madre de corrupción pagó $2.248 millones por 1.057 millones de kilos de alimentos. Pero sólo recibió el 25%, es decir 266 millones de kilos. De esta cantidad, apenas el 13% (143 millones de kilos) fue distribuido. Los 122 millones de kilos los dejaron podrir.
En cálculos de Ramón Muchacho, dirigente de Primero Justicia, Pdvsa no recibió 914 millones de kilos, el 86% que pagó adelantado. En dólares, representa una pérdida de 1.942 millones, “más del 5% de las reservas internacionales de Venezuela”
Y transcribamos esta cita de Muchacho, para resaltar la desvergüenza de los tarifados chavistas y ver si se conmueve a las pobres focas.
“Si esos 914 millones de kilos de alimentos hubiesen sido de harina de maíz y de leche en polvo, representarían una arepa y un vaso de leche todos los días a todos los 28 millones de venezolanos durante un año”.
Hasta ahora se ha hablado de los puertos, pero también se dió la corrupción en la carga aérea. Por la compra de 6,6 millones de kilos de leche al precio de $ 39 millones, pagaron además diez dólares por kilo para cubrir el gasto de avión. Y por si fuera poco, el producto no llegó.
Una alusión a la putridez de contenedores, pareciera este testimonio atribuido a un conocido sacerdote:
“Doy palabra cierta, Chávez ha personificado el mal en este país, una madrugada bajé a Miraflores con la ayuda del que era Jefe de la Casa Militar de la época y vi para mi horror todos aquellos santeros cubanos con gallinas, con templos de sacrificios, con sangre de cualquier animal y un hedor incomparable”.
No es infundado decir que damos la vida por la revolución, aún sin estar de acuerdo con el proceso que le ha dado un giro a la ética comunista. Llegando al extremo de la precaución, nos exponemos también a la tortura. Podemos llegar al consumo de alimentos contaminados que han sido distribuidos.
Es sólo una manifestación de la brutal depredación de los dineros percibidos por Venezuela en estos once años, que pasan de los 990 mil millones, manejados al antojo de un militar cuya experiencia se limitaba a la administración de la cantina de un cuartel.
NOTA MARGINAL: En las 8 décadas del nacimiento de la radiodifusión en Venezuela, el corrupto régimen que padecemos lo celebra con el primer año del cierre de 32 emisoras y dos canales regionales de televisión. La amenaza pende sobre otras 180 estaciones incluidas en la lista macabra; la restricción de otras tantas, entre ellas la radio de información vial en la autopista regional del centro, Victoria 103.9 y la intimidación del resto de privadas. albertojordanhernandez@yahoo.es
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