jueves, 15 de julio de 2010

SIETE DISIDENTES, EL DRAMA CUBANO, EDITORIAL DE EL NACIONAL

Cansados, pero sonrientes, y repitiendo una y otra vez el símbolo de la victoria, el primer grupo de siete presos cubanos excarcelados llegó a España", informó la agencia AP, que desde Madrid describió el ambiente festivo que reinó en el aeropuerto de Barajas.


Vale la pena citar a AP para evitar que algún cagatintas del chavismo, o un cierto director de un medio entregado a la corrupta quinta república, diga que todo es un invento y que aquello que refleja la prensa independiente de Venezuela no es más que el producto de un sobre con dinero llegado desde Washington.


Lo cierto es que la liberación de los primeros siete prisioneros de conciencia es una noticia internacional, no porque hayan logrado una libertad que bien se merecían, sino porque dieron a torcer el curso de una política miserable y cruel. La represión contra los disidentes cubanos no es más que la constatación de una debilidad política del régimen castrista, incapaz de tolerar la acción minoritaria de unos activistas que, por su radio de acción, jamás hubieran merecido la represión de los grupos comunistas de la isla.


Pero los tiempos han cambiado y ahora el descontento se ha generalizado. La deteriorada salud de Fidel Castro le advierte a sus principales perros guardianes que si el jefe muere no habrá futuro para ellos, ni para sus privilegios. La burocracia comunista cubana se muestra inquieta y trata de salvar lo posible en medio de la incertidumbre general que se apodera de los altos funcionarios que temen el fin de su historia como parásitos de la revolución.


La presencia de Fidel Castro en un programa de la televisión cubana que había sido grabado con anterioridad no hace sino confirmar la gravedad de la situación. En su primera aparición pública, Fidel no se refiere para nada a la situación del país. No habla de la inmensa crisis económica que azota la isla, de la corrupción y el mercado negro, del cierre de los comedores populares, del despido de centenares de empleados, del fracaso de la agricultura y de la reimplantación de la pequeña propiedad privada en el campo.


Guarda silencio y con ello otorga el beneplácito a las acciones de Raúl Castro, pero sin dejar de estar presente, como diciendo que no se opone pero que sigue teniendo derecho no sólo a corregir las acciones de su hermano, sino a encabezar la restitución del viejo esquema comunista si las tímidas reformas de éste no dan los frutos esperados.


Ese juego político es cruelmente interesante porque ni Raúl ni Fidel quieren un cambio y apuestan exclusivamente a su sobrevivencia personal. Raúl se separó un poco de su hermano porque creyó en su muerte próxima y quiso garantizar así la herencia política y burocrática. Fidel, después de la chapuza de sus médicos personales, se etiquetó como sobreviviente y exigió su presencia en Cuba como faro ideológico y suerte de Nostradamus tropical de las desventuras del mundo. En verdad, cada loco con su tema.

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.