Alguna gente, de buena fe, expresa preocupación por la campaña de los partidos y candidatos organizados en la Mesa de Unidad Democrática. Se dice que no hay campaña. Esa percepción es equivocada, aunque comprensible, porque la campaña descansa en su actual etapa, en la movilización de los candidatos y sus acompañantes en las barriadas y sectores populares. Se puede tener la seguridad de que los habitantes de estos sectores sí sienten que la o
posición democrática está en campaña, por la sencilla razón de que ven a sus candidatos todos los días, subiendo y bajando cerros, trepando escalinatas en los bloques, repartiendo volantes en bocas de metro, en mercados y plazas. Pateando barrios, en definitiva. Es la campaña cara a cara, el contacto directo, precisamente con aquellos sectores de la población que más sufren las penurias causadas por el régimen y donde es mayor su influencia pero también donde con más fuerza se expresa el desencanto. Por cierto, el clima de cordialidad y atención que acoge a los candidatos de la alternativa democrática es sorprendente y una de las más claras muestras de que Atila va palo abajo. Cordialidad en el trato y muchas veces iracunda crítica a “este gobierno que no sirve para nada”.
Quien quiera recibir un baño de optimismo y cambiar completamente su visión sobre el esfuerzo que se está adelantando, póngase en contacto con los candidatos y acompáñelos durante una semana en sus agotadoras pero fructíferas y estimulantes caminatas.
Búsquese a Iván Olivares y a Pablo Medina en Catia y vaya con ellos puerta por puerta. Acérquese a Andrés Velásquez o a Pastora Medina en Guayana y métase con ellos en San Félix o acompáñelos a los portones de Sidor o de Alcasa. Sígale los pasos a Ismael García por los barrios del sur de Maracay. Vaya con Julio Castillo por la gigantesca barriada de Miguel Peña, en Valencia o con Ylidio Abreu por las calles de Puerto Cabello.
William Ojeda está metido de patas y cabeza en Guarenas y Guatire, tal como Antonio Ecarri en el 23E. Una visión distinta del país le daría a los escépticos el haber acompañado a Leopoldo López –que no es candidato pero apoya a los que lo son–, a Guasdualito y a El Nula, zonas tomadas por la guerrilla colombiana, donde la gente está harta y pide “gobierno”.
Estos son nombres de algunos de los más conocidos, pero son 165 candidatos y sus suplentes, candidatos unitarios, cuyos votos, cualquiera sea la tarjeta que se utilice para sufragar por ellos, van al mismo pote.
Sobre estos candidatos descansa hoy la campaña. ¿Falta una mayor presencia de la Mesa nacional? Sí, pero ya en este ámbito, superadas las peripecias de selección e inscripción de candidaturas, comienzan a darse las respuestas que el país espera. Es muy importante que se sepa que la Mesa tiene un programa legislativo y un programa para el país.
En resumen, nunca ha estado la oposición en mejor forma que hoy y, por contrapartida, nunca ha estado el gobierno en peor forma que hoy. Esta no es hora para el pesimismo ni para la quejadera infecunda sino la de acompañar el esfuerzo de quienes se están fajando.
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