jueves, 22 de julio de 2010

LO PRIMERO, RECUPERAR LA DEMOCRACIA, SIXTO MEDINA

Los venezolanos asistimos indignados a una destrucción de los valores, que en ciertos aspectos no reconoce precedente en nuestra historia democrática. Hoy confluyen en el tiempo varias circunstancias criticas que, consideradas separadas e individualmente, son de inocultable gravedad. El hecho de que esas circunstancias nos estén afectando todas juntas explica el intolerable grado de deterioro que exhiben, prácticamente sin excepción, las diferentes estructuras de la vida nacional.

La destrucción por parte del gobierno del aparato productivo, invocando paradójicamente incentivar la producción nacional ha corrido pareja, como era natural, con el aniquilamiento del empleo, del capital social, del patrimonio de las empresas, de la propiedad privada y, en un plano más grave aún con la muerte del agro venezolano, con crecientes niveles de hambre, miseria y pobreza, más la pérdida del crédito, del valor de la palabra empeñada, de la confianza, de la seguridad personal, jurídica y alimentaria, de las instituciones públicas y el bienestar de los venezolanos. De todo-en suma-lo que define a una sociedad sana madura y previsora.

Visto que dentro del actual régimen no hay solución para la crisis. En materia industrial, el país está estancado, cada día es mayor la importación de alimentos y productos del campo. Los problemas se agravan y la situación se pudre, los conflictos se agudizan, ni siquiera aquellos más sencillos son resueltos. La pregunta es inevitable: ¿Por dónde empezar? ¿Qué vigas o qué ladrillos habrá que colocar en primer término para poner en marcha la recuperación de la democracia y sus valores?

La dinámica ha llevado a las organizaciones políticas a una realidad histórico-social en torno a la unidad. Se alcanzó un acuerdo unitario en función de un proyecto general orgánico firmemente expuesto, adelantado en medio de dificultades e increíbles limitaciones, logrando arrancar y hacerlo visible. La unidad de las fuerzas políticas agrupadas en la Mesa Democrática ha devenido como una opción real valedera. Todas las fuerzas sanas de la nación se han organizado con firme designio de recuperar la convivencia de los venezolanos en defensa de la democracia manteniendo cada quién y cada sector sus diferencias y resolviendo de modo apropiado. Más por ahora, creando una poderosa corriente de opinión encaminada a una ordenada participación de los ciudadanos en las elecciones parlamentarias del 26 septiembre para llevar diputados a la Asamblea Nacional.

En este instante la unidad es percibida por amplios sectores del pueblo venezolano como el mejor instrumento para la conquista de las libertades públicas, para doblegar al Estado personalista, absolutista, de los Chávez y su clientela y reemplazarlo por el Estado nacional, que ofrezca justicia, salud protección frente al delito, seguridad y eficiencia. En Venezuela debe repotenciarse el concepto de respeto al más alto exponente de un orden democrático: la Constitución.


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