viernes, 30 de julio de 2010

CAPITAL DE ESPERANZA, LEOPOLDO LÓPEZ

En mi artículo anterior, "El Nula: capital guerrillera", escribí mis impresiones sobre la penetración de la guerrilla colombiana (FARC y ELN) y venezolana (FBL) en el territorio y la vida del Alto Apure, luego de una visita de varios días por Elorza, Trinidad, Guasdualito y El Nula. Presenté relatos realmente conmovedores de madres y jóvenes afectados por las amenazas, la vacuna, la recluta y los desaparecidos en manos de los grupos irregulares.

El artículo recibió muchos comentarios; unos apoyando las denuncias; otros, la minoría, negando esa realidad.

Ciertos mensajes venían con una carga de desesperanza, como si la realidad actual de la frontera venezolana fuera a estancarse por siempre. Otros, provenientes de los habitantes del Alto Apure, estaban llenos de esperanza y compromiso de cambiar.Ni El Nula ni Venezuela están destinadas a estancarse en el presente incierto, inseguro y conflictivo. Con voluntad ciudadana que la hay y mucha y política, en corto tiempo El Nula podría pasar de ser un santuario de grupos armados a la capital de la esperanza del Alto Apure.

La realidad de El Nula es como la realidad de Venezuela, donde una mayoría está sometida por una minoría criminal ante un Estado indolente.

Siendo un tema de mayorías y minorías, en la entrega anterior hablé de la minoría que representan los grupos irregulares; hoy le dedico estas líneas a la mayoría decente y trabajadora de El Nula.

La fuerza de la voluntad ciudadana para pasar del país actual al que queremos y merecemos se está organizando de muchas maneras, y el primer paso es reconocer el potencial que tenemos para transformar desde cada pueblo y barrio y desde cada uno de nosotros.

El Nula cuenta con un liceo, una escuela técnica de Fe y Alegría, un núcleo de la Unellez y otro de la UPEL. Allí hay un potencial de juventud esperando la oportunidad de echar raíces en su tierra. Reunido con los futuros técnicos de Fe y Alegría, varios hicieron referencia a su aspiración de ser veterinarios, ingenieros agrícolas, médicos y maestros, todos con la idea de quedarse en El Nula.

Hoy, la falta de oportunidades los lleva a buscar otro destino o a abandonar sus sueños de superación. Crear las condiciones para estudiar y ejercer profesiones del campo sería una primera prioridad.

El Nula, al igual que muchos pueblos del país, es creyente.

Además de la importante presencia de la Iglesia Católica, hay ocho iglesias evangélicas.

Más allá del trabajo religioso y social que adelantan diariamente, todos los años, con el liderazgo del padre Aparicio, llevan a cabo la denominada Marcha por la Vida, actividad que en un futuro debería ser la más importante, en la que grupos religiosos, comunitarios y sobre todo autoridades se congregaran a celebrar y defender el sagrado derecho a la vida.

Si bien hoy la mayoría está representada en diversas formas de organización social, religiosa y productiva, es necesario dar el paso a ser una mayoría organizada con un compromiso de cambio y de lucha por un mejor futuro. No es suficiente ser mayoría, es necesario ser una mayoría organizada. En El Nula y en Venezuela ese primer propósito común es la seguridad, la paz y la tranquilidad.

De El Nula a Pedernales, de Antímano a San Félix, estamos llamados a hacer causa común para derrotar a una minoría que, utilizando prácticas criminales, han mantenido sometidos a la inmensa mayoría de venezolanos que queremos una Venezuela llena de oportunidades, seguridad y prosperidad. Esta nueva mayoría organizada debe imponer el respeto a la Constitución y las leyes, enfrentar la impunidad y garantizar que el Estado avance hacia la Venezuela en la que todos los derechos sean para todas las personas. Sin exclusiones, sin privilegios y sin imposiciones ideológicas.

leopoldoenred @gmail.com

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