Recuerdo la frase de Luis Herrera, quien al comentar sobre los gobiernos que se aproximan a su término dice que “gobierno es gobierno hasta en las orillas”.
La referencia viene a propósito de quienes critican al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, por plantear a “destiempo” y en la OEA formal acusación contra Venezuela por servir de aliviadero cómodo a la narcoguerrila vecina, responsable de crímenes de lesa humanidad, de terrorismo, y de tráfico de estupefacientes. No se trata, por ende y como lo creen el régimen denunciado y sus clientes aliados, de asuntos que afectan o hacen chocar soberanías o dignidades nacionales ofendidas. Ellos, antes bien, degradan y ofenden a la dignidad de todo el género humano, según el Derecho internacional contemporáneo.
Lo cierto es que a nadie debe sorprenderle la queja de Uribe. Menos todavía puede hacerse vestal ofendida el innombrable, por cómplice de las FARC. ¿O es que olvida que hace doce años, en 1999, recibe de su Director de Inteligencia, Ramón Rodríguez Chacín, un punto de cuenta donde éste le informa del pacto de ayuda mutua alcanzado entre su gobierno, que recién se inaugura, y las FARC? ¿O es obra de una conspiración mediática o traición de la imaginación el reconocimiento que le otorga a la narcoguerrilla colombiana desde la Asamblea Nacional, misma que declara unilateralmente, a su pedido, el estatus político y carácter beligerante de la organización guerrillera, el 16 de enero de 2008?
La continuidad delictiva, pues, es larga. Tanto que el embajador Adolfo Taylhardat, el día antes de la reunión de la OEA y a propósito del adelanto de la denuncia sobre la presencia entre nosotros de 1500 guerrilleros en 28 campamentos, recuerda en su columna de opinión que “el 24 de febrero de 2003 el presidente colombiano aseguró que las FARC tenían presencia en Venezuela y propuso coordinar acciones contra los rebeldes. La Embajada venezolana en Bogotá reconoció una “presencia mínima” de esa guerrilla en zonas vecinas a la frontera común. En diciembre de 2005 fue capturado aquí Rodrigo Granda. El 17 de diciembre de 2007 se advirtió sobre la presencia de Manuel Marulanda y de Ingrid Betancourt en una finca en Elorza, Estado Apure. Las autoridades venezolanas reconocieron “el incremento de la presencia guerrillera en Elorza” pero dijeron no tener noticias de que Betancourt estuviera allí.
En febrero de 2008 Colombia advirtió nuevamente al gobierno venezolano sobre la presencia aquí de Marulanda y hubo una denuncia acerca de una supuesta entrevista de él con el presidente venezolano en un lugar del Estado Barinas. Ese mismo mes las autoridades colombianas detuvieron al guerrillero Helí Mejía, alias Martín Sombra, cuando regresaba de Venezuela. En marzo de 2009 fue denunciada la presencia de nueve miembros del Estado Mayor de las FARC en Venezuela. En agosto de 2009 la INTERPOL emitió una notificación solicitando información sobre los movimientos de la guerrillera Lucía Andrea Amoret en Venezuela”.
Así las cosas, el cuestionamiento de la oportunidad y pertinencia de la grave acusación que pesa sobre Esteban, es pueril. Todavía lo es más la declaración del resbaladizo Secretario de la OEA, José Miguel Insulza, para quien el problema debe contenerse dentro del marco bilateral diplomático, por ajeno a lo multilateral. ¡Eso debió pensar, más ajustadamente, cuando decide intervenir en la vida política interna de Honduras, que en nada molesta a sus vecinos, salvo al inefable Esteban y sus compinches!
Lo cierto es que Uribe es un gobernante consistente desde el principio hasta el final. No le da tregua a la subversión, como otrora no se la da, en Venezuela, Rómulo Betancourt, durante su quinquenio constitucional. Tanto que, realizadas las elecciones y electo Raúl Leoni como su sucesor, una misión de la OEA cierra el año 1963 investigando sobre nuestro suelo la intervención cubana. ¡Eran tiempos de hombría, no cabe duda! ¡Es cuanto ahora le pide Colombia a la cobarde diplomacia hemisférica!
Betancourt sabe entonces, al igual que Uribe, que la lucha por la libertad no tiene orillas ni límites de tiempo, menos a la luz del permanente despropósito de la izquierda colonizada. “Conquistar Venezuela, controlar sus reservas petrolíferas, así como lograr el dominio de su posición geoestratégica, eran asuntos de vida o muerte para el proyecto continental de Fidel Castro”, recuerda Betancourt con palabras diversas y lo confiesan así, medio siglo después, quienes, entre nosotros, participan de la violencia en los años ’60.
ENTRE LINEAS
La arremetida contra el Banco Federal, de la que no se salvan siquiera quienes aprecia Esteban tienen relación familiar con Nelson Mezerhane, incluidas hasta las abuelas, tiene una clara explicación que el propio Régimen no oculta: silenciar a Globovisión. No obstante, los exquisitos, interesados en la muerte de dicha institución financiera para ocupar sus espacios, y quienes, desde el órgano de supervisión financiera deben explicar lo inexplicable del atropello ordenado desde las mas altas esferas del poder, motivan preguntas en la opinión que demandan respuestas precisas. Quien esto escribe también se las hace. Desde finales del pasado ano pasado, voceros del régimen señalan que el Banco Federal no es confiable y hasta le retiran los depósitos oficiales. Puede un banco sobrevivir en un ambiente desconfianza por solido que sea?
El gobierno, que ha hecho de la banca artificio lleno de papeles, en su mayoría emitidos por un Estado ahora insolvente, le pide a la banca, incluido el Federal, deshacerse de los mismos cuando son emitidos en dólares y por instituciones financieras extranjeras. El Federal según lo constatamos, entrega títulos, papelería como se lo piden y los permuta por lo más solido que existe en una economía volátil: edificios e inmuebles que pasan al patrimonio de dicho banco y que ahora tanto engolosinan a Esteban, y le parecen tantos que afirma pagara con ellos hasta las pensiones del Seguro Social. Aun así, en su momento la SUDEBAN sanciona al Banco Federal por hacer lo que el mismo Régimen le ordena hacer. Como se resuelve dicho entuerto?
Desde octubre de 2009 el gobierno de Esteban toma por asalto al Banco Federal, con unas tres decenas de funcionarios, y le prohíbe hacer lo que todo banco debe hacer para sostenerse y también recuperarse. No obstante, en marzo de 2010 la propia SUDEBAN, en sus cuentas, admite que dicho banco tiene un balance positivo. Hacia noviembre de 2009 Esteban pretende decir lo contrario, y en vivo y en directo su Superintendente le dice que el Federal tiene una condición normal. Como se explica, pues, que ahora tengamos al frente otra institución financiera quebrada y asaltada, según el Régimen, por sus dueños? Es una pregunta y nada mas.
Finalmente, si el banco se lo lleva Nelson Mezerhane al exterior entre gallos y media noche, cómo lo hizo? Desde el pasado año, cabe repetirlo, el Federal esta sometido a una intervención administrativa por la SUDEBAN y su treintena de funcionarios. Acaso bajo las narices del mismo Superintendente pudo vaciarse el banco en cuestión, sin que sonasen las alarmas?.
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