Peatón.- La verdad te hará libre.
Cuando era niño oi por primera vez esas palabras y la he oido muchas veces desde entonces. Pero nunca habian dejado de ser más que una frase sonora. Hasta en los ultimos años he empezado a comprender lo que significan, la gran enseñanza que encierran.
Para empezar, ¿que es la "verdad" a que con tanta frecuencia se refiere todas nuestras enseñanzas religiosas? ¿La verdad acerca de qué? ¿Y de qué nos va a libertar?
La verdad, como yo la veo ahora, es la realidad fundamental de todo lo que encontramos en la vida. Hay, por ejemplo, una sóla manera correcta de resolver un problema matemático. Esa manera correcta es la verdad en lo que conviene a ese problema. Saberla, es liberarse de toda duda y de todo error. Es liberarse de cualquier dificultad que pueda presentarse por haber resuelto el problema de una manera incorrecta.
De la misma manera. Hay sólo una manera correcta de resolver todos los problemas que encontramos en la vida. Esa manera correcta es la verdad. Saberla, es liberarse de toda duda o dificultad en relación con esos problemas. Porque si se resuelve de la manera correcta, sólo bien puede producir.
Afirma lo bueno, lo verdadero, y lo malo desaparecerá. Es como cuando enciendes la luz.... la obscuridad desaparece. Porque no hay substancia verdadera en la obscuridad.... es simplemente la falta de luz.
Nuestro mundo busca la libertad , pero lo hace acumulando tener y poder, y olvidando esta verdad esencial: sólo es verdaderamente libre aquel al que no le queda nada que perder porque ya ha sido despojado, desprendido de todo; porque siendo libre, me hice esclavo de todos y de todo, y de él se puede decir en verdad que "ha dejado la muerte atrás", pues todo su "bien" está en Dios y únicamente en él. Soberanamente libre es el que no ambiciona ni teme nada: no ambiciona nada porque cualquier bien realmente importante lo obtiene de Dios; y no teme nada porque nada tiene que perder o defender, ya que no posee enemigos ni se siente amenazado por nadie. Es el pobre de las bienaventuranzas, desprendido, humilde, misericordioso, manso, trabajador por la paz.
En El primer circulo de Solzhenitsin, podemos encontrar una alegoria de esta verdad. La obra, ambientada en la época de la dictadura estalinista, narra la entrevista entre un prisionero politico, un zek, y un alto funcionario del partido. El primero ha sido encarcelado, lleva años de gulag y ha perdido a su familia durante los bombardeos. El funcionario, por su parte, disfruta de libertad, es poderoso y rico, pero tiembla sin cesar, porque en el contexto en el que se desarrolla la obra corre el peligro de -un dia u otro- convertirse en victima de una de las continuas purgas y termine en la cárcel. Además, tiene necesidad de los servicios de este cientifico Zek para un proyecto que le han encomendado que lleve a cabo y en el que se juega su carrera; de ahi que trate por todos los medios de convercerlo para obtener su colaboración. En el diálogo, Solzhenitsin muestra, con enorme habilidad, cómo el hombre libre, que es en definitiva quien lleva la batuta, no se identifica con el poderoso funcionario, sino con el preso que no tiene nada que perder. En caso necesario, está dispuesto a volver a Siberia: sabe que, incluso en tan terribles condiciones, se puede continuar siendo un hombe.
Con esto no quiiero decir que haya que desearle a nadie vivir una experiencia como la mencionada, sólo que es bueno meditar sobre ella; y que, si la experiencia de los gulags o de los campos de concentración constituyó uno de los mayores dramas de siglo XX, sin embargo, abunda también en testimonios de personas que, paradójicamente, después de perderlo todo, han encontrado la auténtica libertad tras los barrotes. En su libro, Etty Hillesum, encerrada en el campo de Westerbork, reflexiona de este modo: "Las alambradas sólo son una cuestión de punto de vista. Nosotros detrás de las alambradas, decia un dia un anciano con un gesto melancólico de su mano; y ellos, ¿es que acaso no viven ellos tambien detrás de las alambradas? (y apuntaba con el dedo hacia las elevadas casas que se alzaban como carceleros al otro lado de la cerca)"12. Y en otro lugar; "Cuando se tiene vida interior, la verdad es que poco importa de qué lado de las alambradas de un campo se esté"13.
peatones.sin.barreras@gmail.com
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Cuando era niño oi por primera vez esas palabras y la he oido muchas veces desde entonces. Pero nunca habian dejado de ser más que una frase sonora. Hasta en los ultimos años he empezado a comprender lo que significan, la gran enseñanza que encierran.
Para empezar, ¿que es la "verdad" a que con tanta frecuencia se refiere todas nuestras enseñanzas religiosas? ¿La verdad acerca de qué? ¿Y de qué nos va a libertar?
La verdad, como yo la veo ahora, es la realidad fundamental de todo lo que encontramos en la vida. Hay, por ejemplo, una sóla manera correcta de resolver un problema matemático. Esa manera correcta es la verdad en lo que conviene a ese problema. Saberla, es liberarse de toda duda y de todo error. Es liberarse de cualquier dificultad que pueda presentarse por haber resuelto el problema de una manera incorrecta.
De la misma manera. Hay sólo una manera correcta de resolver todos los problemas que encontramos en la vida. Esa manera correcta es la verdad. Saberla, es liberarse de toda duda o dificultad en relación con esos problemas. Porque si se resuelve de la manera correcta, sólo bien puede producir.
Afirma lo bueno, lo verdadero, y lo malo desaparecerá. Es como cuando enciendes la luz.... la obscuridad desaparece. Porque no hay substancia verdadera en la obscuridad.... es simplemente la falta de luz.
Nuestro mundo busca la libertad , pero lo hace acumulando tener y poder, y olvidando esta verdad esencial: sólo es verdaderamente libre aquel al que no le queda nada que perder porque ya ha sido despojado, desprendido de todo; porque siendo libre, me hice esclavo de todos y de todo, y de él se puede decir en verdad que "ha dejado la muerte atrás", pues todo su "bien" está en Dios y únicamente en él. Soberanamente libre es el que no ambiciona ni teme nada: no ambiciona nada porque cualquier bien realmente importante lo obtiene de Dios; y no teme nada porque nada tiene que perder o defender, ya que no posee enemigos ni se siente amenazado por nadie. Es el pobre de las bienaventuranzas, desprendido, humilde, misericordioso, manso, trabajador por la paz.
En El primer circulo de Solzhenitsin, podemos encontrar una alegoria de esta verdad. La obra, ambientada en la época de la dictadura estalinista, narra la entrevista entre un prisionero politico, un zek, y un alto funcionario del partido. El primero ha sido encarcelado, lleva años de gulag y ha perdido a su familia durante los bombardeos. El funcionario, por su parte, disfruta de libertad, es poderoso y rico, pero tiembla sin cesar, porque en el contexto en el que se desarrolla la obra corre el peligro de -un dia u otro- convertirse en victima de una de las continuas purgas y termine en la cárcel. Además, tiene necesidad de los servicios de este cientifico Zek para un proyecto que le han encomendado que lleve a cabo y en el que se juega su carrera; de ahi que trate por todos los medios de convercerlo para obtener su colaboración. En el diálogo, Solzhenitsin muestra, con enorme habilidad, cómo el hombre libre, que es en definitiva quien lleva la batuta, no se identifica con el poderoso funcionario, sino con el preso que no tiene nada que perder. En caso necesario, está dispuesto a volver a Siberia: sabe que, incluso en tan terribles condiciones, se puede continuar siendo un hombe.
Con esto no quiiero decir que haya que desearle a nadie vivir una experiencia como la mencionada, sólo que es bueno meditar sobre ella; y que, si la experiencia de los gulags o de los campos de concentración constituyó uno de los mayores dramas de siglo XX, sin embargo, abunda también en testimonios de personas que, paradójicamente, después de perderlo todo, han encontrado la auténtica libertad tras los barrotes. En su libro, Etty Hillesum, encerrada en el campo de Westerbork, reflexiona de este modo: "Las alambradas sólo son una cuestión de punto de vista. Nosotros detrás de las alambradas, decia un dia un anciano con un gesto melancólico de su mano; y ellos, ¿es que acaso no viven ellos tambien detrás de las alambradas? (y apuntaba con el dedo hacia las elevadas casas que se alzaban como carceleros al otro lado de la cerca)"12. Y en otro lugar; "Cuando se tiene vida interior, la verdad es que poco importa de qué lado de las alambradas de un campo se esté"13.
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