Algunos Ilustres conciudadanos andan pregonando sus propias virtudes sin dejar de señalar a los “cogollos” generalizándolos como lo más nefasto del mundo, desconociendo la naturaleza de los variados tipos de vanguardias organizadas que existen en nuestra variopinta sociedad.
Los hay que se constituyen según sus intereses económicos para conformar grupos de influencia en virtud de los recursos que poseen. Los hay agrupados por el poder mediático que detentan. Los hay congregados por afinidades religiosas o de cofradía. Estos admiten jefaturas atendiendo a sus propias normas y sus lideres pueden, según las circunstancias, conformar un solo equipo que por sus diversos características tienen la posibilidad de influir positivamente en la marcha de las sociedades en busca de un destino mejor.
Los “cogollos” mas atacados son los conformados por sectores organizados de la sociedad civil en partidos políticos democráticos. Estos son los mas difíciles de concretar pues por su propia naturaleza compiten entre ellos, y hasta dentro de ellos, por el objetivo que los hace nacer que no es otro que alcanzar el poder para dirigir al Estado según su propia concepción del hombre , la vida y el mundo.
En anteriores oportunidades he dedicado una líneas a lo difícil que es construir un partido político mediante el largo camino de las asambleas o convenciones parroquiales, municipales, estadales y nacionales. Estos procesos van determinado las directivas partidistas en los respectivos niveles hasta converger en la designación de una Directiva Nacional que designa como sus máximos representantes a un Directorio dirigido por un Presidente Nacional y un Secretario General Nacional bajo el dominio de unos Estatutos que norman las relaciones entre todos sus adherentes. Si esa Directiva Nacional es los que llaman algunos un “cogollo” y le asignan poderes sobrenaturales, a los que así los denominan desde sus ilustres encierros, los invito a comprender el arduo camino de un dirigente político para arribar a la posición de máximo representante de un partido político.
En situaciones democráticas normales esos partidos políticos compiten entre sí mediante elecciones supervisadas por una institución electoral imparcial que no funge de árbitro sino de garante para avalar que los resultados de los comicios se correspondan absolutamente con la voluntad de los electores.
En este momento histórico de desequilibrios democráticos inocultables los Presidentes y Secretarios Generales de cuarenta partidos políticos nacionales han decidido de manera voluntaria unirse para enfrentar juntos la responsabilizar de organizar una Alternativa Democrática capaz de derrotar las aspiraciones continuistas de quien hoy conduce desatinadamente los destinos del país. Y esa unidad se construye aglutinando sectores y personalidades independientes, representantes gremiales de probada dedicación a su sector sin militancia política y vastos sectores de la vida nacional comprometidos con la vía electoral para demostrarle al mundo lo perjudicial que es para todos el esquema castro comunista que se esta implantando Venezuela.
Con esa unidad, en constante proceso de consolidación, se pretende logar en las próximas elecciones legislativas, con un programa común y consensuado, una mayoría que permita legislar con independencia y se constituya en un órgano contralor y desregulador de las apetencias omnímodas del poder ejecutivo.
Creemos firmemente que el pueblo venezolano nos acompañara en esta patriótica tarea democrática para lograr bienestar en libertad.
carlos.padilla.carpa@gmail.com
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Los “cogollos” mas atacados son los conformados por sectores organizados de la sociedad civil en partidos políticos democráticos. Estos son los mas difíciles de concretar pues por su propia naturaleza compiten entre ellos, y hasta dentro de ellos, por el objetivo que los hace nacer que no es otro que alcanzar el poder para dirigir al Estado según su propia concepción del hombre , la vida y el mundo.
En anteriores oportunidades he dedicado una líneas a lo difícil que es construir un partido político mediante el largo camino de las asambleas o convenciones parroquiales, municipales, estadales y nacionales. Estos procesos van determinado las directivas partidistas en los respectivos niveles hasta converger en la designación de una Directiva Nacional que designa como sus máximos representantes a un Directorio dirigido por un Presidente Nacional y un Secretario General Nacional bajo el dominio de unos Estatutos que norman las relaciones entre todos sus adherentes. Si esa Directiva Nacional es los que llaman algunos un “cogollo” y le asignan poderes sobrenaturales, a los que así los denominan desde sus ilustres encierros, los invito a comprender el arduo camino de un dirigente político para arribar a la posición de máximo representante de un partido político.
En situaciones democráticas normales esos partidos políticos compiten entre sí mediante elecciones supervisadas por una institución electoral imparcial que no funge de árbitro sino de garante para avalar que los resultados de los comicios se correspondan absolutamente con la voluntad de los electores.
En este momento histórico de desequilibrios democráticos inocultables los Presidentes y Secretarios Generales de cuarenta partidos políticos nacionales han decidido de manera voluntaria unirse para enfrentar juntos la responsabilizar de organizar una Alternativa Democrática capaz de derrotar las aspiraciones continuistas de quien hoy conduce desatinadamente los destinos del país. Y esa unidad se construye aglutinando sectores y personalidades independientes, representantes gremiales de probada dedicación a su sector sin militancia política y vastos sectores de la vida nacional comprometidos con la vía electoral para demostrarle al mundo lo perjudicial que es para todos el esquema castro comunista que se esta implantando Venezuela.
Con esa unidad, en constante proceso de consolidación, se pretende logar en las próximas elecciones legislativas, con un programa común y consensuado, una mayoría que permita legislar con independencia y se constituya en un órgano contralor y desregulador de las apetencias omnímodas del poder ejecutivo.
Creemos firmemente que el pueblo venezolano nos acompañara en esta patriótica tarea democrática para lograr bienestar en libertad.
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