No soy integrante de la Mesa de la Unidad, tampoco estoy entre quienes dicen no ser políticos; antes, por el contrario, me siento muy orgulloso de mi condición de político no militante.
No soy ni seré candidato a ningún cargo de elección popular en las próximas elecciones y creo necesario hacer estas precisiones, por escrito, para desarmar la desconfianza alimentada por los adalides de la antipolítica cada vez que se defiende el oficio de los políticos y el trabajo de la Mesa de la Unidad.
Para entender el esfuerzo que se desarrolla en la Mesa de Unidad es necesario comprender su naturaleza heterogénea y darse cuenta como, en ella, están presentes todas las organizaciones serias de la oposición lo que implica una gran complejidad generadora de pugnas por intereses y competencia por ambiciones, las cuales serían legítimas en una circunstancia de normalidad política pero que, paradójicamente, dada la actual situación, hay que manejarlas y encausarlas hacia la unidad mediante un trabajo de entendimiento entre todas esas fuerzas sociales.
Es imposible imaginar la política sin esas contradicciones reales o imaginarias pero es precisamente por esa característica que su ejercicio es sublime, grande y socialmente útil, imprescindible diría yo. Esa es, además, la oposición que tenemos y es con ella que vamos a derrotar al fascismo chavecista en septiembre, el que quiera otra oposición tendrá que importarla a dólar libre.
Precisamente por esas características de la política es que a ella concurren por igual los hombres de bien y los que no lo son tanto, los santos apóstoles y los rufianes, los demagogos y los estadistas, los tiranos y los libertadores.
Y todo ello esta discurriendo dentro de la Mesa de Unidad, mientras que por fuera, los que no se atreven a encharcarse, dictan cátedra de lo que debe ser, se erigen en pontífices de una pureza deseable pero no posible. Son los cobardes de siempre, disfrazados de ciudadanos. Son los que disparan por mampuesto desde la comodidad de sus posiciones en los medios e inventan coartadas para ocultar sus verdaderas intenciones.
No, no son chavecistas, pero provienen del mismo estamento mental que estos: del grupo de los resentidos, de los incapaces de embridar al argentinito que todos llevamos por dentro y, por supuesto, siempre blandiendo su renacentismo del conocimiento: saben de todo y, en el fondo, no saben de nada.
Hay varias coartadas preferidas por estos próceres de la justicia y la equidad, una de ellas es la denuncia permanente de una supuesta no-discusión democrática dentro de la Mesa, lo que debe leerse de esta manera: si no me incluyen a mí o a los míos en las planchas, no hay democracia y por supuesto, ellos dan la solución, elecciones primarias, lo que para la gran mayoría de los simplones de oficio luce como muy equitativo, sin reparar en lo que ello significa como desgaste de la oposición tanto en lo material como en lo emocional. Las elecciones primarias habrá que hacerlas en muchos sitios pero ellas no son, "per. se", la panacea de la unidad.
Los que han llamado a la abstención en el pasado, al igual que aquellos que indirectamente son responsables de las tortas de Valencia y del Estado Bolívar, debieran ser más modestos y entender que, si bien apreciamos su presencia en la oposición, sus comportamientos del pasado tienen una factura que hay que pagar, no tanto por castigo de sus comportamientos anteriores sino como ejemplo para quienes ahora pudiesen sentirse tentados a hacer lo mismo.
No soy ni seré candidato a ningún cargo de elección popular en las próximas elecciones y creo necesario hacer estas precisiones, por escrito, para desarmar la desconfianza alimentada por los adalides de la antipolítica cada vez que se defiende el oficio de los políticos y el trabajo de la Mesa de la Unidad.
Para entender el esfuerzo que se desarrolla en la Mesa de Unidad es necesario comprender su naturaleza heterogénea y darse cuenta como, en ella, están presentes todas las organizaciones serias de la oposición lo que implica una gran complejidad generadora de pugnas por intereses y competencia por ambiciones, las cuales serían legítimas en una circunstancia de normalidad política pero que, paradójicamente, dada la actual situación, hay que manejarlas y encausarlas hacia la unidad mediante un trabajo de entendimiento entre todas esas fuerzas sociales.
Es imposible imaginar la política sin esas contradicciones reales o imaginarias pero es precisamente por esa característica que su ejercicio es sublime, grande y socialmente útil, imprescindible diría yo. Esa es, además, la oposición que tenemos y es con ella que vamos a derrotar al fascismo chavecista en septiembre, el que quiera otra oposición tendrá que importarla a dólar libre.
Precisamente por esas características de la política es que a ella concurren por igual los hombres de bien y los que no lo son tanto, los santos apóstoles y los rufianes, los demagogos y los estadistas, los tiranos y los libertadores.
Y todo ello esta discurriendo dentro de la Mesa de Unidad, mientras que por fuera, los que no se atreven a encharcarse, dictan cátedra de lo que debe ser, se erigen en pontífices de una pureza deseable pero no posible. Son los cobardes de siempre, disfrazados de ciudadanos. Son los que disparan por mampuesto desde la comodidad de sus posiciones en los medios e inventan coartadas para ocultar sus verdaderas intenciones.
No, no son chavecistas, pero provienen del mismo estamento mental que estos: del grupo de los resentidos, de los incapaces de embridar al argentinito que todos llevamos por dentro y, por supuesto, siempre blandiendo su renacentismo del conocimiento: saben de todo y, en el fondo, no saben de nada.
Hay varias coartadas preferidas por estos próceres de la justicia y la equidad, una de ellas es la denuncia permanente de una supuesta no-discusión democrática dentro de la Mesa, lo que debe leerse de esta manera: si no me incluyen a mí o a los míos en las planchas, no hay democracia y por supuesto, ellos dan la solución, elecciones primarias, lo que para la gran mayoría de los simplones de oficio luce como muy equitativo, sin reparar en lo que ello significa como desgaste de la oposición tanto en lo material como en lo emocional. Las elecciones primarias habrá que hacerlas en muchos sitios pero ellas no son, "per. se", la panacea de la unidad.
Los que han llamado a la abstención en el pasado, al igual que aquellos que indirectamente son responsables de las tortas de Valencia y del Estado Bolívar, debieran ser más modestos y entender que, si bien apreciamos su presencia en la oposición, sus comportamientos del pasado tienen una factura que hay que pagar, no tanto por castigo de sus comportamientos anteriores sino como ejemplo para quienes ahora pudiesen sentirse tentados a hacer lo mismo.
alvilla8@hotmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA, VOVITO ALCIDES VILLALBA,
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