lunes, 8 de marzo de 2010

LOS VOTOS CLAVES DEL 26 DE SEPTIEMBRE, COLAS EN LAS MESAS DE VOTACION, ALEZANDRA BLANCO, JAVIER PEREIRA

Los escaños decisivos para obtener la mayoría en la Asamblea Nacional dependen de 37 circuitos, la mayoría urbanos y plurinominales. El desgaste de la popularidad presidencial abre las puertas a una victoria opositora en zonas estratégicas

Si las elecciones parlamentarias se celebraran el próximo domingo, el oficialismo y la oposición llegarían en un final de fotografía. Los más recientes estudios de Datanálisis y el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD-Seijas) reflejan una intención de voto muy pareja para ambos bloques, con diferencias menores a 3%. Sin embargo, ese empate técnico no se vería reflejado en la composición de la nueva Asamblea Nacional.

Para comprobarlo, basta un ejercicio: si el próximo 26 de septiembre la oposición repitiera su votación del referéndum constitucional de 2007, cuando ganó con 51,1% de los votos, la alianza perfecta del antichavismo sólo podría alcanzar 65 curules, que representan 40% del Parlamento; mientras que el chavismo, con 48,9% de los votos, ganaría un total de 100 escaños, una cifra que los dejaría a un paso de la mayoría calificada, lo que les permitiría manejar sin contenciones el Poder Legislativo.

Cuando se aprobó la Ley Orgánica de Procesos Electorales, en julio de 2009, los expertos alertaron que la casi total supresión del sistema de representación proporcional provocaría que el bloque político que acumulara poco más de la mitad de los votos, controlaría casi la totalidad de la Asamblea Nacional. Pero con el ejercicio anterior, queda claro que esa premisa se cumple con los rojos, incluso, si son minoría. ¿Cómo es que una fuerza política que pierde las elecciones parlamentarias puede quedarse con más de 60% de los escaños del Poder Legislativo? La solución a la paradoja está en el diseño de los nuevos circuitos. Los técnicos del Consejo Nacional Electoral elaboraron, entre diciembre y enero, el mapa de circunscripciones según dos nuevas condiciones: crear más circuitos nominales y que estos no estén amarrados a los municipios como unidad territorial.

Los funcionarios electorales asumieron la misión, modificaron las fronteras en ocho estados (incluidos los cinco con más electores) y siguieron un criterio claro: potenciar el voto oficialista.

"Las zonas urbanas fueron las más afectadas por los cambios que minimizaron el impacto del voto opositor con la fragmentación de los viejos circuitos. Eso, sumado a la regla de decisión mayoritaria consagrada en la nueva ley, provoca ese riesgo: la oposición puede ser mayoría electoral, pero minoría parlamentaria. Lo importante no es sólo acumular más votos, sino dónde están esos votos.

El mejor ejemplo de esto es el viejo sistema mexicano, que le permitió al PRI mantener una mayoría parlamentaria por más de 70 años, en un régimen de partido hegemónico", indica Edgard Gutiérrez, politólogo y consultor experto en sistemas electorales.

Los circuitos decisivos.

¿Cómo queda el mapa electoral con estas nuevas reglas de juego? Al construir una proyección con los resultados de las últimas 4 elecciones, los 87 circuitos nominales se pueden clasificar en 3 grupos: los azules (tradicionalmente opositores), los rojos (históricamente chavistas) y los circuitos reñidos (en los que los bandos se han alternado la victoria, en algunos casos con participación sensible de liderazgos regionales independientes).

JAVIER PEREIRA
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