miércoles, 27 de enero de 2010

PERSONALIDAD DE SEBASTIÁN PIÑERA: CLAVES QUE DEFINIRÁN EL NUEVO ESTILO PRESIDENCIAL, PILAR MOLINA A.

El cambio de estilo será radical. Menos sonrisas, más autoridad vertical, ministros urgidos e interrogados, un Presidente omnipresente, que sacrifica formas por resultados. Las mismas características que lo han llevado al poder son las que potenciará, algunas, y deberá pulir, otras, para gobernar.
Su estilo de vida es el de muchos otros empresarios exitosos, pero que no tienen como él más de 2 mil millones de dólares sólo en la Bolsa. Por eso, sus cercanos saben que Sebastián Piñera le cuidará el bolsillo al fisco. Ni apretado ni rangoso, ansioso, irónico, cero rencor, ambicioso y competitivo son algunas de sus tantas características que traslucirá en la forma en que ejercerá el poder.

Los rasgos que lo definen, que estarán presentes en La Moneda, los reconstruimos con sus colaboradores en la empresa y la política, con sus amigos y sus subordinados.
"Piñera va a imponer un estándar de rigor extraordinario que nunca ha existido en la administración pública".


Rodrigo Hinzpeter, cordinador nacional de la campaña. Estudioso, instruido, multidisciplinario
Este juicio es unánime. Conoce los problemas, maneja las cifras, puede nombrar varias de las últimas patologías incorporadas al AUGE (a eso lo desafió un periodista en el último debate). Trabajó las soluciones y propuestas con los grupos Tantauco los dos últimos años, con reuniones de 3 horas, con 4 grupos por semana, dejándose otro día para él estudiar solo los problemas.
"Revisar, cambiar, avanzar...".


No se despega de su block y el Bic negro con que toma nota. Cuando subraya algo con el Bic rojo, click, entra al disco duro para siempre. Sobre cualquier tema, porque es multidisciplinario. La misma semana que conversaba sobre cultura y literatura con su invitado Mario Vargas Llosa, corría con Sebastián Keitel en la calle y en el conocimiento que le da haber presenciado seis mundiales de atletismo y asistido a todos los juegos olímpicos.


Ah, temen muchos, les hará la vida muy difícil a sus ministros. Sabrá de sus sectores más que ellos y los estará urgiendo a proponer, cambiar, proyectar...


Siempre el jefe del equipo



Le reconocen su gran capacidad para formar equipos, donde siempre ha integrado a jóvenes. Lo hizo en la empresa y lo hace en la campaña, donde Ignacio Rivadeneira es como un hijo suyo más, aseguran. Da orientaciones, incentiva la creatividad y castiga la neutralidad, lo cual es muy atractivo para los jóvenes. Con él se formaron muchos empresarios que hoy están en la primera línea.

Pero Piñera abarca todo, desde el discurso para el acto, a la posición de las cámaras de TV y los focos, y se plantea siempre desde la jefatura, lo cual dificulta un liderazgo convocador. Tiende a manejar todo como su empresa. Es la lógica del dueño, de retar y resolver. Muy desafiante, pero es también difícil trabajar con él, porque a veces se siente muy avasallador, opina un académico.
Habrá un equipo homogéneo en el Ejecutivo, los Tantauco, como lo fueron alguna vez los Chicago Boys. No se repetirá ver al Ministerio del Medio Ambiente remando para el lado inverso que el de Energía.

El riesgo es que no amplíe ese equipo, muy vinculado a la empresa y a la academia, y a un grupo socioeconómico alto, y se vea como un Gobierno, aunque homogéneo y eficiente, de élite y de los empresarios.

El sentido práctico

Todo en él tiene un sentido práctico. Hasta la cultura no es un fin de discusión en sí misma, sino cómo promoverla.


Por eso mismo, asegura un amigo, no va a dar todas las peleas. Elegirá las más importantes y sabrá negociar, porque conoce la teoría del juego, el dilema del prisionero y tiene procesados los mil modelos de análisis.

Funciona con incentivos y castigos y eso va a predominar en sus relaciones con los partidos y organizaciones gremiales. No le gusta deber nada a nadie, sino que negocia, recuerda un senador que lo veía en la tarea con los proyectos de ley, cuando le tocó presidir la comisión de Hacienda del Senado.

Por este mismo pragmatismo va a manejarse bien con la UDI, como lo hizo durante la campaña, opina un alto dirigente de ese partido. Requiere la organización territorial, la mayor bancada y los liderazgos del partido más grande de Chile, para hacer el mejor Gobierno de la historia que prometió y los va a usar. Sin rencores, porque no es hombre de rencores, le reconocen todos.
"Prohibido improvisar"

Va a cambiar el Estado chileno, porque es un angustiado por mejorar las cosas, asegura un compañero de ruta empresarial. No toma ninguna decisión sin estudiar antes el problema. Su método, añade, es lo que mejor lo define, el científico: recoger información, análisis riguroso, conclusión y acción.

Siempre lo mismo, también en la campaña, describen. Cuando alguien "cantinflea", lo para en seco. Pide datos precisos, rigor, no acepta improvisar. En febrero último estuvo dos semanas solo en Cachagua y Ranco revisando todo el trabajo de los Tantauco.


Los últimos cinco años ha estado abocado a ser Presidente, todo ha sido sistemático: las encuestas, el chequeo con focus group de las decisiones en temas "hot", como la píldora del día después, el marketing. Centralizó en las instalaciones, donde funcionó Machasa, la producción de afiches y carteles con máquinas que importó.


Abarca todo

Este es uno de los riesgos más detectados, que por su ansiedad, la forma autoritaria de ejercer el mando y su capacidad para abarcar lo general y lo particular propenda a convertirse en el ministro de todo. Nunca va a aflojar la conducción general, creen; la duda es si además de controlar las metas buscará gestionar personalmente los 35 mil millones de dólares de gasto público, más todas las políticas públicas.

Le va a costar autonomizar equipos y permitir los necesarios contrapesos para que el Gobierno brille, sostienen algunos. Como también no involucrarse directamente en todos los conflictos, lo cual haría que sus ministros valgan cero.

Del fondo más que las formas

Sin duda que no será como la cercana Michelle Bachelet, que en Palacio sostiene las manos de cada invitado varios minutos, hasta que todos los fotógrafos se dan por satisfechos. Piñera, seguro que dará un apretón de manos rápido, y a toda velocidad empezará a interrogar a su interlocutor.


Ese es su estilo. Por eso, es previsible que las señoras de sus ministros se ofendan cuando las ignore o que un jefe de servicio se pregunte si hizo algo mal, porque no lo saludó el Presidente.
Esta misma despreocupación por las formas le permite pedir prestada una corbata y ponérsela sobre una polera, para entrar con shorts a tomar desayuno a un lujoso hotel, donde exigen esa formalidad. Por eso, sus colaboradores más estrechos creen que tendrá que aprender a cuidar las formas -en lo cual ya ha avanzado mucho- y a respetar el derecho administrativo. Que las cosas en el sector público se hacen con tomas de razón de la Contraloría. Que no basta con que no sean ilegales para que se puedan hacer.

Y si bien conoce los códigos de política, mal que mal presidió RN, como Presidente deberá aprender a escuchar a los políticos, cuestión que su deseo de eficiencia se lo impide a veces. Qué dicen de esta característica: entra directo al grano. Si alguien habla sobre un tema del cual no es especialista, no registra. Una vez que entendió, corta la argumentación y transmite sentido de urgencia.

¡Resultados ya!, estrés, estrés

Un alto miembro de su comando asegura que Piñera le va a imponer un estándar inédito a la administración pública, porque es imposible sostener una conversación con él sin estar preparado. Es un animal de trabajo, en la campaña dejó a todo el comando agotado -continúa-, no va a tener ministros, sino que subsecretarios a los que discutirá la política de la cartera y sabrá tanto como ellos, opina un político cercano.

Procura introducir tensión en sus equipos porque alienta mejores resultados trabajar bajo presión. Su trato genera rigor, adrenalina, reconocen todos. Si alguien no ha hecho la tarea, pasa a otro tema. Cuando encarga algo, no olvida nunca pedir cuentas.

Los problemas los resuelve y de frente, porque es todo, menos indeciso. Y no deja pasar oportunidades, como lo ha demostrado en la empresa y ahora en política. Sus seguidores aseguran que ahora, sin embargo, congelará cualquier oportunidad de negocio. Su ambición es ser el mejor Presidente y no hará nada equívoco que lo empañe.


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