lunes, 11 de enero de 2010

CONCIENCIA, ¿FELIZ AÑO?, JAIME REQUENA, EN TAL CUAL.

Se inicia 2010 pero no con buen pie para la ciencia en Venezuela. Los Reyes Magos trajeron dos nuevas que anuncian tiempos duros. La primera se refiere al acceso oportuno a la información en nuestras universidades y la segunda a otra violación de los derechos humanos de quienes hacen ciencia en el país.

Aunque ninguna de las noticias tiene que ver con la crisis de energía que nos azota y todavía los cortes de luz no se anuncian para los laboratorios de investigación, no debe causar extrañeza que se les obligue a cerrar más temprano todos los días o un día a la semana. La campaña de ahorro energético bolivariana podría alcanzar a la biblioteca del IVIC, que podría cerrar sus puertas con la puesta de sol. Inclusive, podría no abrir los fines de semana o durante los días festivos. Algo que jamás ha hecho desde su creación hace medio siglo.

El que crea que lo anterior es elucubración, debería darse una pasada por la Biblioteca de la Universidad Simón Bolívar, que viene de hacerse noticia. Fuimos informados de que la USB no pudo adquirir el servicio de subscripción de sus revistas periódicas correspondiente a 2010. Sus profesores y estudiantes, junto a los investigadores de otros sitios que utilizaban esas instalaciones para consultar y ponerse al día con los adelantos de la ciencia mundial, deberán ahora conformarse con releer números viejos de esas colecciones.

La segunda noticia tiene que ver con el epílogo de la crisis de los investigadores objeto del programa PLI del IVIC. Un par de los jubilados fueron contratados para que continúen los proyectos de investigación que llevaban a cabo y que perecerían sin su asistencia. Si bien la dirección del IVIC presenta el caso como un éxito y los firmantes consideran que su queja logró una justa reivindicación, lo cierto es que las condiciones legales de la contratación conllevan una discriminación que debe ser catalogada como denigrante.

En efecto, la casi obsesión por el trabajo creativo de los investigadores sazonados por la experiencia, una vocación de por vida y que sobrepasa con creces el justeza del descanso que la longevidad conlleva, fue explotada por las autoridades del IVIC para mantener operativos algunos de los proyectos banderas de la institución. La dirección del IVIC forzó, así, a los jubilados del PLI a que aceptasen realizar el mismo trabajo que sus pares académicos, pero bajo condiciones laborales muy diferentes. Por ejemplo, los contratados longevos no tienen derecho a bonos o vacaciones, y su permanencia dentro de sus laboratorios está supeditada a la evaluación de informes trimestrales por parte de un comisario político disfrazado de burócrata ¡Como que si los progresos de la ciencia se hacen cada 90 días! Deberían saber las autoridades del IVIC que nuestra Constitución establece igualdad de derechos y prohíbe la discriminación, incluyendo por el factor edad.

Jaime Requena
ConCiencia
conciencia.talcual@gmail.com
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