Hoy, 9 de noviembre de 2009, se cumplen exactamente 20 años de haberse derribado el muro de Berlín. Esa muralla fue construida para impedir que los habitantes de la Alemania comunista emigraran hacia el lado capitalista, en el cual anhelaban encontrar mejores oportunidades para ganarse la vida, y en definitiva, descubrir la libertad como verdadera felicidad, cosa que distaba mucho de lo que tenían con aquel cruel régimen rojo rojito alemán.
Recordemos que en el año 1945 el territorio alemán se repartió entre los vencedores de la segunda guerra mundial, para evitar que el nazismo resucitara. A pesar de haberse dividido Alemania en 1945, no fue sino la madrugada del 13 de agosto de 1961 que un gigante de alambres y concreto emergió para dividirla (Valentina Oropeza, El Nacional 08/11/09).
Ese muro estuvo levantado desde el año 1961 hasta noviembre de 1989. Muchos alemanes perdieron la vida en el intento de brincarlo, pues las fuerzas represivas comunistas representadas por los guardias fronterizos de la RDA, disparaban y luego exhibían los cuerpos descuartizados de aquellos osados que pretendían escapar de las garras del oprobioso modelo comunista. Por eso, aquella infernal barrera también se le conocía con el nombre del “muro de la vergüenza”. Como siempre ocurre, los dictadores obligan a los pueblos a soportar sus crueldades, impidiéndoles el libre desenvolvimiento de sus vidas.
Cuba, fuente de inspiración de nuestro Presidente, es un ejemplo. Con ironía ayer lo dice Laureano Márquez en “El librepensador” de El Nacional, en el cuerpo “Siete días”: “... Una pregunta que uno se hace siempre, acerca de esas sociedades que se presentan como paradigmas de la felicidad, es por qué tienen que hacer muros para que la gente no se escape del bienestar, si es tan bueno. Esto nadie ha podido explicarlo...”.
Quise hacer esta introducción para expresar que, mientras en otras partes del mundo festejan los 20 años de la abolición de la “guerra fría”, etapa funesta que propugnaba la división y el odio entre los pueblos, con la caída del muro de Berlín, aquí en Venezuela el régimen, desde hace 11 años, ha venido construyendo una monstruosa barrera que abarca casi todos los espacios de nuestro país, con la única finalidad perversa de separar cada vez más a los venezolanos.
No tengo dudas, el muro que construye el chavismo en nuestro país, es tan infame como el alemán. Si bien es cierto que físicamente no lo podemos palpar, no es menos cierto que el cerco lo percibimos desde otros ámbitos. Tienes que militar con el chavismo para poder trabajar al Estado, que cada vez absorbe más la actividad privada, o de lo contrario estás condenado al fracaso y a la artera persecución. Si no eres chavista eres traidor, y si eres traidor, debes ser enjuiciado y confiscados todos tus bienes. Si tienes una empresa pujante se te debe expropiar, porque sólo el Estado debe generar las riquezas; si tienes un medio de comunicación independiente tendrás que callarte, y si no lo haces un “comité de usuarios” te acusará de envenenamiento del pueblo mismo.
El muro de la miseria
En Venezuela tenemos un muro que pretende condenarnos a vivir perpetuamente en la miseria. No es exageración, tampoco es una expresión antichavista, es una inocultable realidad. Que alguien me diga razonablemente, una explicación del porqué han fracasado rotundamente todas las empresas que el régimen ha estatizado; o también, que me esclarezca eso de la destrucción y el empobrecimiento de aquellas empresas estatales que antes de Chávez eran ejemplo en el mundo.
Nos tienen que explicar el porqué en Venezuela ahora se va la luz a cada rato, o el agua, que cada vez es más escasa. ¿Es que acaso no tenemos más ingresos por concepto de renta petrolera? ¿Es acaso una falacia tildar de inepto a un gobierno que ha despilfarrado los recursos mil millonarios que nuestro país ha recibido a lo largo de los 11 años que lleva Chávez en el poder?
No es antichavismo, es preocupación por el futuro de nuestro país. Tampoco vengan con el cuentico aquel de que ¡no volverán!; dizque antes había, y ahora no, corrupción. Les pregunto: supongamos que eso es cierto, pero contéstenme por favor: ¿quién construyó todas esas cosas que los chavistas están destruyendo, como las plantas termoeléctricas e hidroeléctricas, y los grandes embalses y acueductos? Les vuelvo a preguntar a los que tildan de corruptos a los puntofijistas: ¿este gobierno es honesto? Sin que me digan nada les contestaré sin esperar respuesta alguna: es indudablemente el más infame y corrupto (además de ineficaz) que hayamos tenido en toda la historia venezolana. Ya está bueno de seguir intentando tapar el sol con un dedo.
Que Chávez nos explique, porque es él el único culpable, no hay otro. Bueno, que nos explique por qué se opone a la privatización de las empresas de servicios, pero por otra parte les dice a los empresarios que tengan su propia planta generadora de electricidad. ¿Es que acaso tener cada quien una planta eléctrica nos es también una forma de privatizar la electricidad? Cómo pedirle al pueblo que cuando vaya al baño en la noche se alumbre con una linternita para ahorrar electricidad, mientras él se desplaza en aviones de millones de dólares, y de un lado a otro en la misma Caracas lo transporta una flota de helicópteros.
¿Cómo salir de la miseria?
Creo que lo inmediato es estar conscientes de lo que tenemos, de dónde vivimos y de la clase de régimen que nos gobierna. También tenemos que estar claros en que las transformaciones debemos hacerlas de abajo hacia arriba, sobre todo a nivel de la educación; que no pretendamos organizar todo el país si antes no nos hemos sabido organizar como vecinos. Salgamos primero de la miseria cercana para superar la miseria nacional. Desde luego, también debemos aprender a articularnos y visualizar al líder del barrio o urbanización vecina, pero para eso deben ponerse de acuerdo los que se encuentran en la misma cuadra, vereda, barrio o urbanización. Reclamar nuestros derechos sin cesar, empleando para ello cualquier medio. Sólo con educación y lucha cívica en defensa de las causas populares podremos salir de este embudo de miseria al que nos somete el castro-chavismo.
Guerra avisada no mata soldado
En Colombia están más preocupados por la situación fronteriza que nosotros acá en Venezuela. Y en honor a la verdad, en cualquier momento puede estallar un conflicto armado. La semana pasada el ex presidente colombiano Ernesto Samper advirtió que hay “una situación de preguerra” con Venezuela, por el mal manejo que se le ha dado al acuerdo militar firmado con EEUU para el uso de bases militares, y la falta de comunicación entre los dos gobiernos. También en un artículo publicado en el diario El Tiempo de Bogotá, intitulado “¿Qué hacer con Hugo?”, se señala que “No deja de ser irónico, en fin, que Chávez pretenda pasar a la ofensiva diplomático-jurídica, cuando se supone que Colombia es la que tiene un sólido prontuario sobre sus complicidades con las FARC y el ELN que iba a presentar ante la comunidad internacional. Pero se durmió, o prefirió no usarlo, y ahora el teniente coronel quiere curarse en salud volteando la torta”.
Creemos que tanto Uribe como Hugo Chávez, sacrificando a las dos naciones, pretenderán sacarle provecho político a un eventual conflicto armado. En lo que respecta a Uribe, recordemos que con un estilo diferente al de Chávez también se ha encariñado con el poder, y ahora insistirá, tras telones, una aprobación popular para poder presentarse a un tercer período como candidato a la presidencia de la república; mientras que Chávez acá en Venezuela, recurrirá a la vieja estrategia de los dictadores cuya popularidad está en picada, de provocar una guerra con sus vecinos para exaltar los valores nacionalistas, y nuclear a su alrededor aquellos sectores que hasta ahora no ha podido. Desde ya está diciendo que la oposición juega como quinta columna. Por allí van los tiros para tratar de aniquilar a la disidencia interna, que en el fondo, es lo que esencialmente busca con el ardid.
Nuestro llamado a las tropas, al militar consciente: aquel que no se vende y que no se deja embozalar, a no caer en la trampa de ningún dictador que es capaz de sacrificar a un pueblo para mantenerse en el poder.
pabloaure@gmail.com
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Recordemos que en el año 1945 el territorio alemán se repartió entre los vencedores de la segunda guerra mundial, para evitar que el nazismo resucitara. A pesar de haberse dividido Alemania en 1945, no fue sino la madrugada del 13 de agosto de 1961 que un gigante de alambres y concreto emergió para dividirla (Valentina Oropeza, El Nacional 08/11/09).
Ese muro estuvo levantado desde el año 1961 hasta noviembre de 1989. Muchos alemanes perdieron la vida en el intento de brincarlo, pues las fuerzas represivas comunistas representadas por los guardias fronterizos de la RDA, disparaban y luego exhibían los cuerpos descuartizados de aquellos osados que pretendían escapar de las garras del oprobioso modelo comunista. Por eso, aquella infernal barrera también se le conocía con el nombre del “muro de la vergüenza”. Como siempre ocurre, los dictadores obligan a los pueblos a soportar sus crueldades, impidiéndoles el libre desenvolvimiento de sus vidas.
Cuba, fuente de inspiración de nuestro Presidente, es un ejemplo. Con ironía ayer lo dice Laureano Márquez en “El librepensador” de El Nacional, en el cuerpo “Siete días”: “... Una pregunta que uno se hace siempre, acerca de esas sociedades que se presentan como paradigmas de la felicidad, es por qué tienen que hacer muros para que la gente no se escape del bienestar, si es tan bueno. Esto nadie ha podido explicarlo...”.
Quise hacer esta introducción para expresar que, mientras en otras partes del mundo festejan los 20 años de la abolición de la “guerra fría”, etapa funesta que propugnaba la división y el odio entre los pueblos, con la caída del muro de Berlín, aquí en Venezuela el régimen, desde hace 11 años, ha venido construyendo una monstruosa barrera que abarca casi todos los espacios de nuestro país, con la única finalidad perversa de separar cada vez más a los venezolanos.
No tengo dudas, el muro que construye el chavismo en nuestro país, es tan infame como el alemán. Si bien es cierto que físicamente no lo podemos palpar, no es menos cierto que el cerco lo percibimos desde otros ámbitos. Tienes que militar con el chavismo para poder trabajar al Estado, que cada vez absorbe más la actividad privada, o de lo contrario estás condenado al fracaso y a la artera persecución. Si no eres chavista eres traidor, y si eres traidor, debes ser enjuiciado y confiscados todos tus bienes. Si tienes una empresa pujante se te debe expropiar, porque sólo el Estado debe generar las riquezas; si tienes un medio de comunicación independiente tendrás que callarte, y si no lo haces un “comité de usuarios” te acusará de envenenamiento del pueblo mismo.
El muro de la miseria
En Venezuela tenemos un muro que pretende condenarnos a vivir perpetuamente en la miseria. No es exageración, tampoco es una expresión antichavista, es una inocultable realidad. Que alguien me diga razonablemente, una explicación del porqué han fracasado rotundamente todas las empresas que el régimen ha estatizado; o también, que me esclarezca eso de la destrucción y el empobrecimiento de aquellas empresas estatales que antes de Chávez eran ejemplo en el mundo.
Nos tienen que explicar el porqué en Venezuela ahora se va la luz a cada rato, o el agua, que cada vez es más escasa. ¿Es que acaso no tenemos más ingresos por concepto de renta petrolera? ¿Es acaso una falacia tildar de inepto a un gobierno que ha despilfarrado los recursos mil millonarios que nuestro país ha recibido a lo largo de los 11 años que lleva Chávez en el poder?
No es antichavismo, es preocupación por el futuro de nuestro país. Tampoco vengan con el cuentico aquel de que ¡no volverán!; dizque antes había, y ahora no, corrupción. Les pregunto: supongamos que eso es cierto, pero contéstenme por favor: ¿quién construyó todas esas cosas que los chavistas están destruyendo, como las plantas termoeléctricas e hidroeléctricas, y los grandes embalses y acueductos? Les vuelvo a preguntar a los que tildan de corruptos a los puntofijistas: ¿este gobierno es honesto? Sin que me digan nada les contestaré sin esperar respuesta alguna: es indudablemente el más infame y corrupto (además de ineficaz) que hayamos tenido en toda la historia venezolana. Ya está bueno de seguir intentando tapar el sol con un dedo.
Que Chávez nos explique, porque es él el único culpable, no hay otro. Bueno, que nos explique por qué se opone a la privatización de las empresas de servicios, pero por otra parte les dice a los empresarios que tengan su propia planta generadora de electricidad. ¿Es que acaso tener cada quien una planta eléctrica nos es también una forma de privatizar la electricidad? Cómo pedirle al pueblo que cuando vaya al baño en la noche se alumbre con una linternita para ahorrar electricidad, mientras él se desplaza en aviones de millones de dólares, y de un lado a otro en la misma Caracas lo transporta una flota de helicópteros.
¿Cómo salir de la miseria?
Creo que lo inmediato es estar conscientes de lo que tenemos, de dónde vivimos y de la clase de régimen que nos gobierna. También tenemos que estar claros en que las transformaciones debemos hacerlas de abajo hacia arriba, sobre todo a nivel de la educación; que no pretendamos organizar todo el país si antes no nos hemos sabido organizar como vecinos. Salgamos primero de la miseria cercana para superar la miseria nacional. Desde luego, también debemos aprender a articularnos y visualizar al líder del barrio o urbanización vecina, pero para eso deben ponerse de acuerdo los que se encuentran en la misma cuadra, vereda, barrio o urbanización. Reclamar nuestros derechos sin cesar, empleando para ello cualquier medio. Sólo con educación y lucha cívica en defensa de las causas populares podremos salir de este embudo de miseria al que nos somete el castro-chavismo.
Guerra avisada no mata soldado
En Colombia están más preocupados por la situación fronteriza que nosotros acá en Venezuela. Y en honor a la verdad, en cualquier momento puede estallar un conflicto armado. La semana pasada el ex presidente colombiano Ernesto Samper advirtió que hay “una situación de preguerra” con Venezuela, por el mal manejo que se le ha dado al acuerdo militar firmado con EEUU para el uso de bases militares, y la falta de comunicación entre los dos gobiernos. También en un artículo publicado en el diario El Tiempo de Bogotá, intitulado “¿Qué hacer con Hugo?”, se señala que “No deja de ser irónico, en fin, que Chávez pretenda pasar a la ofensiva diplomático-jurídica, cuando se supone que Colombia es la que tiene un sólido prontuario sobre sus complicidades con las FARC y el ELN que iba a presentar ante la comunidad internacional. Pero se durmió, o prefirió no usarlo, y ahora el teniente coronel quiere curarse en salud volteando la torta”.
Creemos que tanto Uribe como Hugo Chávez, sacrificando a las dos naciones, pretenderán sacarle provecho político a un eventual conflicto armado. En lo que respecta a Uribe, recordemos que con un estilo diferente al de Chávez también se ha encariñado con el poder, y ahora insistirá, tras telones, una aprobación popular para poder presentarse a un tercer período como candidato a la presidencia de la república; mientras que Chávez acá en Venezuela, recurrirá a la vieja estrategia de los dictadores cuya popularidad está en picada, de provocar una guerra con sus vecinos para exaltar los valores nacionalistas, y nuclear a su alrededor aquellos sectores que hasta ahora no ha podido. Desde ya está diciendo que la oposición juega como quinta columna. Por allí van los tiros para tratar de aniquilar a la disidencia interna, que en el fondo, es lo que esencialmente busca con el ardid.
Nuestro llamado a las tropas, al militar consciente: aquel que no se vende y que no se deja embozalar, a no caer en la trampa de ningún dictador que es capaz de sacrificar a un pueblo para mantenerse en el poder.
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