Me encontré en la revista colombiana El Malpensante con un artículo del ensayista mexicano Gabriel Zaid que me dejó lleno de preguntas y me ha tenido cavilando por varios días.
Zaid habla de México, y El Malpensante lo publicó porque consideró que es muy pertinente para Colombia; a mí me pareció que a los venezolanos nos viene como pedrada en ojo de boticario.
Dice Zaid: “México está lleno de personas valiosas, aunque los resultados del país sean decepcionantes. El problema está en cómo se conectan los mexicanos entre sí. La capacidad
colectiva no es una simple suma de capacidades individuales. Un bracero improductivo en México puede llegar a crear una cadena de empresas en Estados Unidos, un investigador sin futuro en México puede alcanzar allá el premio Nobel”.
Zaid describe una situación muy latinoamericana que todos conocemos: cómo los mediocres boicotean a los talentosos hasta el punto de que éstos se encuentran con tres opciones, luchar contra ellos, adaptarse y convertirse en un mediocre más, o irse a otro sitio. Ese otro sitio puede ser, por supuesto, otra sección en el colegio, otro trabajo, otro país.
Esto ocurre cuando no tienen el control de las operaciones, cuando carecen de poder. “No se ha estudiado la ecología de la corrupción, la incompetencia, la irresponsabilidad, como una plaga que se extiende y sofoca el desarrollo personal y social”, explica. No olvida decir que todos los países tienen sus ineptos, la diferencia está en que algunos hacen algo contra eso y otros no.
“México es un país de segunda con gente de primera. Irse puede ser lo sensato, pero se
comprende que millones se resignen. Afortunadamente, siempre quedan islotes a salvo que pueden influir favorablemente”. Zaid asegura que hoy más mexicanos quieren un país diferente, mejor, y que eso puede marcar una diferencia.
He aquí mis preguntas:
¿Cómo hace uno para que su vida cotidiana no esté en manos de los indolentes, que te quitan
tu tiempo y tu paciencia en innumerables colas y te maltratan en bancos, supermercados o toda suerte de oficinas tanto privadas como públicas?
¿Cómo defender y mejorar una calidad de vida en una nación que en buena parte está en manos de mediocres, que desprecia sistemáticamente el talento y persigue la inteligencia?
¿Cómo hacer para que obtengan poder los mejores, para que las organizaciones de toda índole, para que la escuela y los palacios de gobierno de toda clase estén en manos de quienes
saben hacer las cosas y además están dispuestos a mejorar y a escuchar consejos, a ser autocríticos en vez de atornillarse en la soberbia del ignorante que cree saberlo todo?
Se le ha entregado el país a los iletrados y a los necios con demasiada frecuencia, mientras los brillantes son maltratados por sus compañeros en las aulas escolares, marginados en las universidades por profesores que no aceptan el libre pensamiento y excluidos en los centros de
trabajo por la conspiración de los idiotas. Y ni hablar de la política o de la fuerza pública.
Es un problema que está en todos lados, en nuestras propias narices. A lo mejor empieza por casa.
Una nación debería estar regida por los mejores, no por los mediocres. Sólo así podría crear progreso para todos y resolver verdaderamente sus problemas. La gente con talento debería hallar cómo aliarse y compartir sus esfuerzos, para que puedan rendir. Y todos deberíamos permitirlo. ¿Cómo hacemos?
Rafael Osío Cabrices Periodista Independiente Caracas/Venezuela
Publicado en la revista Todo en Domingo de El Nacional septiembre de 2009
ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO PUBLICACION
ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
Zaid habla de México, y El Malpensante lo publicó porque consideró que es muy pertinente para Colombia; a mí me pareció que a los venezolanos nos viene como pedrada en ojo de boticario.
Dice Zaid: “México está lleno de personas valiosas, aunque los resultados del país sean decepcionantes. El problema está en cómo se conectan los mexicanos entre sí. La capacidad
colectiva no es una simple suma de capacidades individuales. Un bracero improductivo en México puede llegar a crear una cadena de empresas en Estados Unidos, un investigador sin futuro en México puede alcanzar allá el premio Nobel”.
Zaid describe una situación muy latinoamericana que todos conocemos: cómo los mediocres boicotean a los talentosos hasta el punto de que éstos se encuentran con tres opciones, luchar contra ellos, adaptarse y convertirse en un mediocre más, o irse a otro sitio. Ese otro sitio puede ser, por supuesto, otra sección en el colegio, otro trabajo, otro país.
Esto ocurre cuando no tienen el control de las operaciones, cuando carecen de poder. “No se ha estudiado la ecología de la corrupción, la incompetencia, la irresponsabilidad, como una plaga que se extiende y sofoca el desarrollo personal y social”, explica. No olvida decir que todos los países tienen sus ineptos, la diferencia está en que algunos hacen algo contra eso y otros no.
“México es un país de segunda con gente de primera. Irse puede ser lo sensato, pero se
comprende que millones se resignen. Afortunadamente, siempre quedan islotes a salvo que pueden influir favorablemente”. Zaid asegura que hoy más mexicanos quieren un país diferente, mejor, y que eso puede marcar una diferencia.
He aquí mis preguntas:
¿Cómo hace uno para que su vida cotidiana no esté en manos de los indolentes, que te quitan
tu tiempo y tu paciencia en innumerables colas y te maltratan en bancos, supermercados o toda suerte de oficinas tanto privadas como públicas?
¿Cómo defender y mejorar una calidad de vida en una nación que en buena parte está en manos de mediocres, que desprecia sistemáticamente el talento y persigue la inteligencia?
¿Cómo hacer para que obtengan poder los mejores, para que las organizaciones de toda índole, para que la escuela y los palacios de gobierno de toda clase estén en manos de quienes
saben hacer las cosas y además están dispuestos a mejorar y a escuchar consejos, a ser autocríticos en vez de atornillarse en la soberbia del ignorante que cree saberlo todo?
Se le ha entregado el país a los iletrados y a los necios con demasiada frecuencia, mientras los brillantes son maltratados por sus compañeros en las aulas escolares, marginados en las universidades por profesores que no aceptan el libre pensamiento y excluidos en los centros de
trabajo por la conspiración de los idiotas. Y ni hablar de la política o de la fuerza pública.
Es un problema que está en todos lados, en nuestras propias narices. A lo mejor empieza por casa.
Una nación debería estar regida por los mejores, no por los mediocres. Sólo así podría crear progreso para todos y resolver verdaderamente sus problemas. La gente con talento debería hallar cómo aliarse y compartir sus esfuerzos, para que puedan rendir. Y todos deberíamos permitirlo. ¿Cómo hacemos?
Rafael Osío Cabrices Periodista Independiente Caracas/Venezuela
Publicado en la revista Todo en Domingo de El Nacional septiembre de 2009
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