Todo parece indicar que el dinero en política es más importante que cualquier otro atributo o condición. Hugo Chávez ha tenido mas éxito en su proyecto de promover el denominado Socialismo del Siglo XXI, que el que cosechó Fidel Castro en sus más de 30 años de acción imperialista, si aceptamos que esta acción terminó, no sólo cuando el cuerno de la abundancia Moscovita se secó, sino también cuando el modelo político que promovía el Kremlin se disolvía en la desaparición de la Unión Soviética.
El mandatario venezolano ha logrado establecer cabezas de playa para su proyecto en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Tiene excelentes posibilidades de penetración y por consiguiente de desestabilización en varios países del hemisferio que le adversa ideológicamente, como Colombia.
Sin embargo, Fidel Castro, a pesar de la violencia que patrocinó, solo logró, y eso gracias a la ayuda de más de un país democrático del continente, establecer un régimen de su gusto en Managua.
Es evidente que Chávez, aunque comparte la misma vocación totalitaria e imperialista de Fidel Castro, ha usado métodos distintos a su mentor y logrado mas éxitos. Parece que sabe que sus partidarios nacionales y extranjeros tienen el dinero constante y sonante muy asociado a la ideología, por lo que ha descartado el discurso guevarista de los estímulos morales y le facilita a su gente fabulosas maletas como la que encontraron en un aeropuerto argentino recientemente.
Castro auspició la bomba, el atentado y la guerrilla. La violencia que instauró en Cuba, aún antes del triunfo revolucionario, la exportó a toda América y a otros países del mundo, incluyendo varias naciones africanas.
En Cuba se crearon escuelas para la subversión y entrenamiento militar, se establecieron aparatos propagandísticos y espionaje de grandes dimensiones al exclusivo servicio del Máximo Líder y se organizó un cuerpo diplomático del nivel de una potencia mundial.
Chávez no es un insurrecto, es un golpista, pero tuvo el instinto de decir, cuando le permitieron hablar por la televisión el mismo día de la intentona militar “lamentablemente por ahora”. Según una encuesta de la época tenía un amplio apoyo popular y se ganó un padrino inesperado en el ex mandatario y senador, Rafael Caldera.
Unos meses más tarde se produce otro intento de golpe que también fracasa y el presidente Carlos Andrés Pérez, que nunca le procesó, es destituido de su cargo. Caldera es el primer beneficiado del golpe porque le eligen a la primera magistratura por segunda vez. En el poder pone a Chávez en libertad como consecuencia de un acuerdo con sectores de la izquierda, el MAS y el PCV.
Violento, con los muertos del golpe a sus espaldas, recorre el país. Pocos ven la sangre. Menos aun sospechan que un Benito Mussolini, pero con bufonería tropical, está engendrando un movimiento populista, que con la brutalidad de las masas enfurecidas va a destruir la democracia.
Visita a Cuba, Castro le recibe y continúa una campaña electoral en la que plantea que hay que refundar la República, convocando a una Asamblea Constituyente originaria.
La crisis de los partidos, el desencanto popular por los múltiples problemas sin solución que enfrentaba la perfectible democracia venezolana, sin que su clase política se hubiera percatado de la necesidad de las reformas, mas el oportunismo de ciertos dirigentes políticos y empresariales que le aportaron a Hugo Chávez recursos y fórmulas políticas, hace posible que gane las elecciones de 1998.
No engañó en ese aspecto. Dijo que había que cambiar el país, que iba a buscar una herramienta para la reconstrucción y la encontró en una constituyente que le facilitó los instrumentos necesarios para cumplir la primera etapa de su designio.
Pero ese componente ya no se presta a sus planes, es cierto que podría hacer lo que otros gobernantes, incluyendo su mentor Fidel Castro, violar la Carta Magna por la que se supone que gobierna, pero Chávez no es así, tal parece que tiene una debilidad por las constituciones a pesar de que violó con las armas la de 1961.
Chávez, independientemente a sus habilidades, capacidad de conducción y sentido de la oportunidad, ha sido un hombre con gran suerte. No se encontró con una Guerra Fría y una Unión Soviética lista a buscarse una base en sudamérica pero tropezó con un barril de petróleo a $ 94.00 y un Fidel Castro en fase final como dirigente hemisférico.
El dinero le ha servido para ganar adeptos dentro y fuera del país. Es fácil triunfar en elecciones cuando los indecisos son seducidos con préstamos o sinecuras y los partidarios encumbrados a posiciones dónde la vanidad satisfecha se adorna con joyas, carros de lujo y dólares en los bancos.
Por otra parte, la explotación del nacionalismo siempre confunde al enemigo interno y galvaniza a los aliados. Ha hecho trampas. Ha proyectado internacionalmente a Venezuela en un conflicto con Estados Unidos que sabe no pasará de la retórica. Provoca a Washington, pero le vende la mayor parte del petróleo que produce y le compra la mayoría de los artículos que consume.
La riqueza que ha despilfarrado le ha permitido aliados de lujo en naciones importantes. La diplomacia del petróleo barato a cambio de lealtad política está asociada a compra de deudas, préstamos escritos en el hielo y constitución de bancos de crédito sufragados con los bienes de todos los venezolanos, por lo que conforma un tipo moderno de corrupción que no excluye probablemente jugosas cuentas bancarias o un fondo especial del Presidente, que puede ser tan cuantioso como el que maneja el Banco Central de Venezuela.
Por lo que se confirma que es el cash lo más importante en estos tiempos del Socialismo del siglo XXI, sin el petróleo en las nubes Chávez no habría traspasado las fronteras venezolanas y tal vez no estaría gobernando el país.
PEDRO CORZO
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ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
El mandatario venezolano ha logrado establecer cabezas de playa para su proyecto en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Tiene excelentes posibilidades de penetración y por consiguiente de desestabilización en varios países del hemisferio que le adversa ideológicamente, como Colombia.
Sin embargo, Fidel Castro, a pesar de la violencia que patrocinó, solo logró, y eso gracias a la ayuda de más de un país democrático del continente, establecer un régimen de su gusto en Managua.
Es evidente que Chávez, aunque comparte la misma vocación totalitaria e imperialista de Fidel Castro, ha usado métodos distintos a su mentor y logrado mas éxitos. Parece que sabe que sus partidarios nacionales y extranjeros tienen el dinero constante y sonante muy asociado a la ideología, por lo que ha descartado el discurso guevarista de los estímulos morales y le facilita a su gente fabulosas maletas como la que encontraron en un aeropuerto argentino recientemente.
Castro auspició la bomba, el atentado y la guerrilla. La violencia que instauró en Cuba, aún antes del triunfo revolucionario, la exportó a toda América y a otros países del mundo, incluyendo varias naciones africanas.
En Cuba se crearon escuelas para la subversión y entrenamiento militar, se establecieron aparatos propagandísticos y espionaje de grandes dimensiones al exclusivo servicio del Máximo Líder y se organizó un cuerpo diplomático del nivel de una potencia mundial.
Chávez no es un insurrecto, es un golpista, pero tuvo el instinto de decir, cuando le permitieron hablar por la televisión el mismo día de la intentona militar “lamentablemente por ahora”. Según una encuesta de la época tenía un amplio apoyo popular y se ganó un padrino inesperado en el ex mandatario y senador, Rafael Caldera.
Unos meses más tarde se produce otro intento de golpe que también fracasa y el presidente Carlos Andrés Pérez, que nunca le procesó, es destituido de su cargo. Caldera es el primer beneficiado del golpe porque le eligen a la primera magistratura por segunda vez. En el poder pone a Chávez en libertad como consecuencia de un acuerdo con sectores de la izquierda, el MAS y el PCV.
Violento, con los muertos del golpe a sus espaldas, recorre el país. Pocos ven la sangre. Menos aun sospechan que un Benito Mussolini, pero con bufonería tropical, está engendrando un movimiento populista, que con la brutalidad de las masas enfurecidas va a destruir la democracia.
Visita a Cuba, Castro le recibe y continúa una campaña electoral en la que plantea que hay que refundar la República, convocando a una Asamblea Constituyente originaria.
La crisis de los partidos, el desencanto popular por los múltiples problemas sin solución que enfrentaba la perfectible democracia venezolana, sin que su clase política se hubiera percatado de la necesidad de las reformas, mas el oportunismo de ciertos dirigentes políticos y empresariales que le aportaron a Hugo Chávez recursos y fórmulas políticas, hace posible que gane las elecciones de 1998.
No engañó en ese aspecto. Dijo que había que cambiar el país, que iba a buscar una herramienta para la reconstrucción y la encontró en una constituyente que le facilitó los instrumentos necesarios para cumplir la primera etapa de su designio.
Pero ese componente ya no se presta a sus planes, es cierto que podría hacer lo que otros gobernantes, incluyendo su mentor Fidel Castro, violar la Carta Magna por la que se supone que gobierna, pero Chávez no es así, tal parece que tiene una debilidad por las constituciones a pesar de que violó con las armas la de 1961.
Chávez, independientemente a sus habilidades, capacidad de conducción y sentido de la oportunidad, ha sido un hombre con gran suerte. No se encontró con una Guerra Fría y una Unión Soviética lista a buscarse una base en sudamérica pero tropezó con un barril de petróleo a $ 94.00 y un Fidel Castro en fase final como dirigente hemisférico.
El dinero le ha servido para ganar adeptos dentro y fuera del país. Es fácil triunfar en elecciones cuando los indecisos son seducidos con préstamos o sinecuras y los partidarios encumbrados a posiciones dónde la vanidad satisfecha se adorna con joyas, carros de lujo y dólares en los bancos.
Por otra parte, la explotación del nacionalismo siempre confunde al enemigo interno y galvaniza a los aliados. Ha hecho trampas. Ha proyectado internacionalmente a Venezuela en un conflicto con Estados Unidos que sabe no pasará de la retórica. Provoca a Washington, pero le vende la mayor parte del petróleo que produce y le compra la mayoría de los artículos que consume.
La riqueza que ha despilfarrado le ha permitido aliados de lujo en naciones importantes. La diplomacia del petróleo barato a cambio de lealtad política está asociada a compra de deudas, préstamos escritos en el hielo y constitución de bancos de crédito sufragados con los bienes de todos los venezolanos, por lo que conforma un tipo moderno de corrupción que no excluye probablemente jugosas cuentas bancarias o un fondo especial del Presidente, que puede ser tan cuantioso como el que maneja el Banco Central de Venezuela.
Por lo que se confirma que es el cash lo más importante en estos tiempos del Socialismo del siglo XXI, sin el petróleo en las nubes Chávez no habría traspasado las fronteras venezolanas y tal vez no estaría gobernando el país.
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