Los voceros de la educación privada, prefiero no mencionarlos porque algunos dicen que tengo algo personal en su contra, se quejan de la Ley de Educación aprobada por la Asamblea Nacional por restringir las libertades educativas en materia religiosa y financiera entre otras. Las preguntas que formulo son, ¿cuál es la contraoferta de estos voceros? Comprendo la limitación de las libertades, pero ¿acaso el sistema educativo que teníamos era justo, eficiente y protector de las libertades educativas de los padres? ¿Cumplía el Estado con la función de subsidiariedad de la familia, en materia educativa?
Creo que la respuesta a las preguntas anteriores es NO. En primer lugar, en Venezuela no hemos tenido igualdad de oportunidades en materia educativa, algo tan fundamental en una sociedad que emana de la conciencia social. Si soy un padre con bajos ingresos me veo seriamente limitado para inscribir a mi hijo en un colegio privado. A lo mejor vivo en un barrio donde hay un colegio de Fe y Alegría, los cuales son administrados eficientemente e imparten instrucción de calidad. Sin embargo, si no deseo que a mi hijo lo obliguen a leer literatura procedente del Centro Gumilla, con ribetes de teología de la liberación, mi única opción es ponerlos en un colegio público con una calidad de instrucción inferior.
Los programas por los que se instruyen nuestros hijos son redactados por el Ministerio de Educación. Los libros por los que estudian nuestros hijos son aprobados por el Ministerio de Educación. La vestimenta que llevan nuestros hijos es impuesta por el Ministerio de Educación. Los maestros que instruyen a nuestros hijos deben egresar de escuelas de educación o del pedagógico y dichos maestros se gradúan con una fuerte visión de burócratas. Los colegios privados que no cumplen con este requisito son objeto de continuas presiones por parte del Ministerio de Educación, como si solo los egresados del pedagógico supieran enseñar. Desde hace tiempo, mucho antes de 1998, la educación en Venezuela es fuertemente socialista.
En mi opinión, la educación es un problema fundamentalmente de la familia y la labor de un Estado propiciador del bienestar ciudadano, es la de favorecer a la familia ampliándole sus opciones. En esta óptica el Estado financia a la demanda entregando cestatickets educativos, vouchers, a los padres de bajos ingresos para que el tema ingreso no sea un obstáculo para enviar al hijo a un colegio privado, propiciando igualdad de oportunidades en materia educativa. Se le da a los maestros en propiedad los colegios públicos, esta idea se la escuché por primera vez a Alejandro Sucre, de modo que el proveedor del servicio sea privado y deba competir en programas y calidad de la enseñanza para atraer alumnos.
Universidades La educación superior es igualmente injusta y sesgada. Las universidades del Estado son gratuitas pero por lo general el que entra a la universidad tiene capacidad de hacer algún tipo de pago. Esta condición la conocemos como Robin Hood al revés, les quitamos a los pobres para darles a los más pudientes.
No menciono mi alma mater porque hay quienes opinan que tengo algo personal contra ella. Con todo respeto, como siempre, menciono a la Escuela de Economía de la Universidad Metropolitana. He tenido la oportunidad de analizar los programas de economía y observo que tienen dos macroeconomías de tendencias keynesianas, no hay ningún curso de economía austriaca, ni tampoco una macro basada en la visión de la escuela de economía de Chicago. Los estudiantes no son formados en un contexto ecléctico que les permita escoger. La visión keynesiana enseñada es de planificación central la cual viabiliza prácticas mercantilistas.
Medios En general los medios de comunicación también suelen adoctrinar. Por ejemplo, en una entrevista hace algún tiempo Leopoldo Castillo me preguntó ¿cuándo el gobierno va a devaluar? Es decir me pregunta, ¿cuándo el gobierno le va a confiscar a los venezolanos el fruto de su trabajo? En el programa radial de Pedro Penzini, muchos reportes de Víctor Salmerón, inter alia, tienen igualmente un sesgo promotor de la devaluación.
El problema no es el tipo de cambio fijo. Si ese fuera el problema entonces cómo sobrevive en la Unión Monetaria Europea, en Panamá, Hong Kong, Ecuador y prácticamente en China. El problema está en la alta inflación que hace inviable el tipo de cambio fijo.
Cuando en la prensa escrita se analiza el problema de la integración comercial noto que el análisis se formula desde el punto de vista de los intereses de la empresa y se trata de subsanar la falla identificando al país con la empresa. Tremendo sesgo. El principal beneficiario de la integración comercial es el ciudadano, porque se le abarata la vida. Si hubiese buena intención, implementaríamos una reducción gradual y unilateral de aranceles y licencias de importación para precisamente abaratarle la vida a nuestros ciudadanos, acompañada de una reducción del costo de hacer negocios.
Óptica ciudadana Sugiero que en lugar de insistir en la devaluación, la cual beneficia a empresas del sector industrial, deberían enfatizar la necesidad de acabar con la inflación, la cual obviamente tampoco beneficia al ciudadano de a pie. Similarmente, al analizar los problemas relativos a la integración debemos traer a colación el bienestar del venezolano común. Es decir, el enfoque en los medios debería hacerse más desde la óptica de los intereses de los ciudadanos y menos desde la óptica empresarial, aunque comprendo que es cuesta arriba porque los anunciantes son las empresas y no el ciudadano común, lo que explicaría el sesgo empresarial.
No obstante, si los medios fuesen mejores defensores de los intereses económicos de los ciudadanos, y menos de los empresariales no alineados con el bien común, habría menos indiferencia por parte de la población cuando son cerrados. Hace falta un periodismo valiente de denuncia de prácticas económicas perversas encarecedoras de la vida. Comprendo que esto no ocurre con más frecuencia porque las elites empresariales venezolanas acumulan riqueza no fundamentados en la competencia sino en su destrucción. Es decir, no con base en capitalismo sino acudiendo al mercantilismo.
En síntesis, nos adoctrinan en la escuela, en la universidad y a través de los medios. El problema de la educación que estamos viviendo es emblemático de los males que aquejan al país. No hay contenido, no hay contraoferta, la cual pareciera que en todo caso es el estatus.
En el pasado sembramos socialismo y obviamente ahora recogemos más. El camino de la rectificación comienza por reconocer nuestros errores. Corremos el inminente peligro de perder aun más nuestras libertades por la carencia de liderazgo, por la ausencia de visión capaz de enamorar a los venezolanos del capitalismo democrático fundamentado en el Estado de Derecho. Un consejo: concentren sus energías más en el bienestar ciudadano y menos en el Presidente, para adquirir credibilidad y legitimidad ante los venezolanos
Creo que la respuesta a las preguntas anteriores es NO. En primer lugar, en Venezuela no hemos tenido igualdad de oportunidades en materia educativa, algo tan fundamental en una sociedad que emana de la conciencia social. Si soy un padre con bajos ingresos me veo seriamente limitado para inscribir a mi hijo en un colegio privado. A lo mejor vivo en un barrio donde hay un colegio de Fe y Alegría, los cuales son administrados eficientemente e imparten instrucción de calidad. Sin embargo, si no deseo que a mi hijo lo obliguen a leer literatura procedente del Centro Gumilla, con ribetes de teología de la liberación, mi única opción es ponerlos en un colegio público con una calidad de instrucción inferior.
Los programas por los que se instruyen nuestros hijos son redactados por el Ministerio de Educación. Los libros por los que estudian nuestros hijos son aprobados por el Ministerio de Educación. La vestimenta que llevan nuestros hijos es impuesta por el Ministerio de Educación. Los maestros que instruyen a nuestros hijos deben egresar de escuelas de educación o del pedagógico y dichos maestros se gradúan con una fuerte visión de burócratas. Los colegios privados que no cumplen con este requisito son objeto de continuas presiones por parte del Ministerio de Educación, como si solo los egresados del pedagógico supieran enseñar. Desde hace tiempo, mucho antes de 1998, la educación en Venezuela es fuertemente socialista.
En mi opinión, la educación es un problema fundamentalmente de la familia y la labor de un Estado propiciador del bienestar ciudadano, es la de favorecer a la familia ampliándole sus opciones. En esta óptica el Estado financia a la demanda entregando cestatickets educativos, vouchers, a los padres de bajos ingresos para que el tema ingreso no sea un obstáculo para enviar al hijo a un colegio privado, propiciando igualdad de oportunidades en materia educativa. Se le da a los maestros en propiedad los colegios públicos, esta idea se la escuché por primera vez a Alejandro Sucre, de modo que el proveedor del servicio sea privado y deba competir en programas y calidad de la enseñanza para atraer alumnos.
Universidades La educación superior es igualmente injusta y sesgada. Las universidades del Estado son gratuitas pero por lo general el que entra a la universidad tiene capacidad de hacer algún tipo de pago. Esta condición la conocemos como Robin Hood al revés, les quitamos a los pobres para darles a los más pudientes.
No menciono mi alma mater porque hay quienes opinan que tengo algo personal contra ella. Con todo respeto, como siempre, menciono a la Escuela de Economía de la Universidad Metropolitana. He tenido la oportunidad de analizar los programas de economía y observo que tienen dos macroeconomías de tendencias keynesianas, no hay ningún curso de economía austriaca, ni tampoco una macro basada en la visión de la escuela de economía de Chicago. Los estudiantes no son formados en un contexto ecléctico que les permita escoger. La visión keynesiana enseñada es de planificación central la cual viabiliza prácticas mercantilistas.
Medios En general los medios de comunicación también suelen adoctrinar. Por ejemplo, en una entrevista hace algún tiempo Leopoldo Castillo me preguntó ¿cuándo el gobierno va a devaluar? Es decir me pregunta, ¿cuándo el gobierno le va a confiscar a los venezolanos el fruto de su trabajo? En el programa radial de Pedro Penzini, muchos reportes de Víctor Salmerón, inter alia, tienen igualmente un sesgo promotor de la devaluación.
El problema no es el tipo de cambio fijo. Si ese fuera el problema entonces cómo sobrevive en la Unión Monetaria Europea, en Panamá, Hong Kong, Ecuador y prácticamente en China. El problema está en la alta inflación que hace inviable el tipo de cambio fijo.
Cuando en la prensa escrita se analiza el problema de la integración comercial noto que el análisis se formula desde el punto de vista de los intereses de la empresa y se trata de subsanar la falla identificando al país con la empresa. Tremendo sesgo. El principal beneficiario de la integración comercial es el ciudadano, porque se le abarata la vida. Si hubiese buena intención, implementaríamos una reducción gradual y unilateral de aranceles y licencias de importación para precisamente abaratarle la vida a nuestros ciudadanos, acompañada de una reducción del costo de hacer negocios.
Óptica ciudadana Sugiero que en lugar de insistir en la devaluación, la cual beneficia a empresas del sector industrial, deberían enfatizar la necesidad de acabar con la inflación, la cual obviamente tampoco beneficia al ciudadano de a pie. Similarmente, al analizar los problemas relativos a la integración debemos traer a colación el bienestar del venezolano común. Es decir, el enfoque en los medios debería hacerse más desde la óptica de los intereses de los ciudadanos y menos desde la óptica empresarial, aunque comprendo que es cuesta arriba porque los anunciantes son las empresas y no el ciudadano común, lo que explicaría el sesgo empresarial.
No obstante, si los medios fuesen mejores defensores de los intereses económicos de los ciudadanos, y menos de los empresariales no alineados con el bien común, habría menos indiferencia por parte de la población cuando son cerrados. Hace falta un periodismo valiente de denuncia de prácticas económicas perversas encarecedoras de la vida. Comprendo que esto no ocurre con más frecuencia porque las elites empresariales venezolanas acumulan riqueza no fundamentados en la competencia sino en su destrucción. Es decir, no con base en capitalismo sino acudiendo al mercantilismo.
En síntesis, nos adoctrinan en la escuela, en la universidad y a través de los medios. El problema de la educación que estamos viviendo es emblemático de los males que aquejan al país. No hay contenido, no hay contraoferta, la cual pareciera que en todo caso es el estatus.
En el pasado sembramos socialismo y obviamente ahora recogemos más. El camino de la rectificación comienza por reconocer nuestros errores. Corremos el inminente peligro de perder aun más nuestras libertades por la carencia de liderazgo, por la ausencia de visión capaz de enamorar a los venezolanos del capitalismo democrático fundamentado en el Estado de Derecho. Un consejo: concentren sus energías más en el bienestar ciudadano y menos en el Presidente, para adquirir credibilidad y legitimidad ante los venezolanos
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