Walter Lippman (1889-1974), escritor y destacado periodista, firmó una de las columnas más leídas e influyente de los Estados Unidos, de la primera parte del siglo XX. Fue él quien popularizó la expresión “Guerra Fría” y dijo que “una prensa libre no es un privilegio sino una necesidad orgánica en una gran sociedad”.
Esas palabras sonaban a ironía macabra en la década del treinta, cuando Stalin afirmaba: “para no actuar falsamente en política hay que ser revolucionario”, y cansado de ejecutar “burgueses”, despachaba hacia el otro mundo a cuadros enteros del mismimisimo Partido Comunista de la Unión Soviética; Mussolini se burlaba de su propio oficio del pasado y condenaba al silencio a los italianos disidentes, comenzando por los periodistas, y Hitler orquestaba orgias sangrientas que no tenían cabida en ningún odre de las buenas razones.
Es el cumulo de poder expresado de manera rotunda más allá de todo limite. Pero en 1945 el mundo salió de la Segunda Guerra Mundial con otra conciencia. Se dio así mismo una organización destinada a asegurar la paz y la seguridad internacionales, y avanzó en ideas cristalizadas en documentos de relieve histórico. El más significativo de ellos es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 19 afirma que todos los individuos tienen el derecho a ser informados y a difundir informaciones sin limitación de fronteras.
En un seminario realizado por la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1991, en Windhoek, Namibia, con vistas a promover la existencia de una prensa africana independiente y pluralista, se concibió la idea de exaltar la libertad de prensa en un día preciso. Dos años después la asamblea general de la ONU aprobó la iniciativa y fijo la fecha. Desde entonces, el 3 de mayo es dedicado en todas partes a celebrar el valor de la libertad de expresión.
El derecho a la libre expresión es uno de los más fundamentales, ya que es esencial a la lucha para el respeto y promoción de todos los derechos humanos, toda vez que sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y de reclamar cambios, el hombre está condenado a la opresión. Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, constituye, junto a la libertad de prensa un serio escollo para aquellos proyectos políticos con tintes hegemónicos, autoritarios- como el de Hugo Chávez- que no dan espacio al disenso y a la sana confrontación de ideas. Resulta, así, necesario seguir luchando con una política cívica, pacífica y electoral, para poner fin, a las amenazas, hostigamiento y agresión.
Sixto Medina
sxmed@hotmail.com
ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO PUBLICACION
ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
Esas palabras sonaban a ironía macabra en la década del treinta, cuando Stalin afirmaba: “para no actuar falsamente en política hay que ser revolucionario”, y cansado de ejecutar “burgueses”, despachaba hacia el otro mundo a cuadros enteros del mismimisimo Partido Comunista de la Unión Soviética; Mussolini se burlaba de su propio oficio del pasado y condenaba al silencio a los italianos disidentes, comenzando por los periodistas, y Hitler orquestaba orgias sangrientas que no tenían cabida en ningún odre de las buenas razones.
Es el cumulo de poder expresado de manera rotunda más allá de todo limite. Pero en 1945 el mundo salió de la Segunda Guerra Mundial con otra conciencia. Se dio así mismo una organización destinada a asegurar la paz y la seguridad internacionales, y avanzó en ideas cristalizadas en documentos de relieve histórico. El más significativo de ellos es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 19 afirma que todos los individuos tienen el derecho a ser informados y a difundir informaciones sin limitación de fronteras.
En un seminario realizado por la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1991, en Windhoek, Namibia, con vistas a promover la existencia de una prensa africana independiente y pluralista, se concibió la idea de exaltar la libertad de prensa en un día preciso. Dos años después la asamblea general de la ONU aprobó la iniciativa y fijo la fecha. Desde entonces, el 3 de mayo es dedicado en todas partes a celebrar el valor de la libertad de expresión.
El derecho a la libre expresión es uno de los más fundamentales, ya que es esencial a la lucha para el respeto y promoción de todos los derechos humanos, toda vez que sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y de reclamar cambios, el hombre está condenado a la opresión. Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, constituye, junto a la libertad de prensa un serio escollo para aquellos proyectos políticos con tintes hegemónicos, autoritarios- como el de Hugo Chávez- que no dan espacio al disenso y a la sana confrontación de ideas. Resulta, así, necesario seguir luchando con una política cívica, pacífica y electoral, para poner fin, a las amenazas, hostigamiento y agresión.
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