A MEDIDA QUE AUMENTA LA REPRESIÓN
Y EL CIERRE DE MEDIOS,
CRECE EL RECHAZO.
Decir que el régimen de Hugo Chávez ha devenido en dictadura ya no es cosa de la oposición política nacional que hace tiempo denuncia el carácter totalitario y represivo del gobierno chavecista; tampoco lo es de la "derecha" mundial que viene lamentándose de la disolución de los poderes públicos bajo el control marxistoide y militarista de quien dio un golpe de Estado en Venezuela y hoy llama golpistas a quienes claman por las libertades democráticas por él conculcadas; y menos aún es cosa del imperialismo yanqui, el cual otrora veía en Chávez la reencarnación de Fidel y hoy, bajo el mando de Obama, lava las "culpas" del pasado yéndose a extremos como el de no reconocer el futuro resultado electoral de Honduras por llevarse a cabo bajo la responsabilidad de los poderes constitucionales hondureños, aunque sin la presencia del muy chavecista Zelaya. ¿Estará pensando la señora Clinton lo que habría sido de la democracia chilena si EEUU no hubiera reconocido el resultado del referéndum y de las elecciones realizadas bajo el régimen de Pinochet que puso fin a la dictadura?
Que el totalitarismo de Chávez es tan o más fuerte que el practicado por algunos dictadores se comprueba en el cierre de 34 emisoras de radio que hoy permanecen mudas en señal de que el silencio logrado a través de la represión y del abuso de unos poderes públicos obedientes y politizados, es el destino escogido por el régimen para quienes divulgan o critican sus desmanes. Cierre ilegal que no resiste el menor análisis jurídico. Previamente había cerrado RCTV y castigado con multas constantes la autonomía informativa del canal de noticias Globovisión. A un mes del cierre de esas 34 emisoras, pende amenaza similar sobre otras doscientas, algunas de las cuales (demasiadas para nuestro gusto) están aplicando una visible autocensura bajo la ingenua esperanza de que la guadaña roja no va a silenciar sus gargantas. Las brutales agresiones militares y policiales contra quienes protestan pacíficamente; el creciente número de presos políticos y el "ajusticiamiento" de líderes opositores a través de jueces cuyas sentencias cumplen las órdenes presidenciales ya son del dominio público mundial y reciben el rechazo más rotundo de los demócratas de varios continentes. Mientras la cronista escribe (jueves 7 pm), constata que en más de 60 ciudades, de 30 países, el viernes 04 habrá marchas en contra de Hugo Chávez.
Las condenas al totalitarismo y a las agresiones chavecistas han crecido estos días, y en su mayoría provienen de parlamentos, organizaciones y países a los que el mandatario venezolano consideraba sus "panas". El senado brasileño aprobó "un voto de repudio contra el presidente venezolano Hugo Chávez por la peligrosa escalada de estado dictatorial de su gobierno" y ordena su envío "a la Asamblea Nacional de Venezuela". Luego de hacer referencia al cierre de las 34 emisoras radiales, el documento expresa "el repudio a las medidas que socavan la libertad de expresión en Venezuela" y recuerda el cierre de RCTV en 2007. "Se sabe -dice la declaración del Senado de Brasil- que la verdadera razón de estos actos antidemocráticos fue política, dejando claro el peligroso totalitarismo que se instala en ese país", a la par que menciona el aberrante proyecto de ley de "delitos mediáticos" emergido de la politizada iniciativa de la fiscala general, como "una forma de manipular a la opinión pública al equiparar cualquier noticia de corte opositor a un crimen". Los senadores brasileños acusaron a Chávez de orquestar ataques a "la última emisora de TV que no fue cooptada o cerrada", en referencia a Globovisión. El Senado brasileño no ha aprobado la entrada de Venezuela a Mercosur, y tampoco el Congreso de Paraguay. Contra el cierre de las emisoras se unió el presidente Lula, al declarar que él "no haría lo que Chávez hizo con los medios", es decir, nunca los cerraría. Críticas similares expresó el Parlamento chileno por las que votaron socialistas y de otros partidos. Los exportadores colombianos rechazaron los "chantajes" del gobierno "dictatorial" de Chávez y pidieron a Álvaro Uribe "que adopte las medidas que considere necesarias contra ese país" (¿estallarán los explosivos de la laptop del guerrillero Reyes?). Prensa, radio y TV mundiales critican duramente el totalitarismo de Chávez, sobre todo el cierre de medios.
A un 38% cae la intención de voto a favor de Chávez y el 60% quiere que entregue el poder en el 2012. El rechazo a las antiguallas ideologizantes (incluido Fidel) sobrepasa el 80%. A medida que aumenta la represión y el cierre de medios, crece el rechazo. El encuestador Oscar Schemel registra lapidariamente esa caída: "El liderazgo de Chávez vive fatiga carismática". Fatiga al descubierto en la escualidez de las concentraciones oficialistas, hoy vivo retrato de que ya son minoría.
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Que el totalitarismo de Chávez es tan o más fuerte que el practicado por algunos dictadores se comprueba en el cierre de 34 emisoras de radio que hoy permanecen mudas en señal de que el silencio logrado a través de la represión y del abuso de unos poderes públicos obedientes y politizados, es el destino escogido por el régimen para quienes divulgan o critican sus desmanes. Cierre ilegal que no resiste el menor análisis jurídico. Previamente había cerrado RCTV y castigado con multas constantes la autonomía informativa del canal de noticias Globovisión. A un mes del cierre de esas 34 emisoras, pende amenaza similar sobre otras doscientas, algunas de las cuales (demasiadas para nuestro gusto) están aplicando una visible autocensura bajo la ingenua esperanza de que la guadaña roja no va a silenciar sus gargantas. Las brutales agresiones militares y policiales contra quienes protestan pacíficamente; el creciente número de presos políticos y el "ajusticiamiento" de líderes opositores a través de jueces cuyas sentencias cumplen las órdenes presidenciales ya son del dominio público mundial y reciben el rechazo más rotundo de los demócratas de varios continentes. Mientras la cronista escribe (jueves 7 pm), constata que en más de 60 ciudades, de 30 países, el viernes 04 habrá marchas en contra de Hugo Chávez.
Las condenas al totalitarismo y a las agresiones chavecistas han crecido estos días, y en su mayoría provienen de parlamentos, organizaciones y países a los que el mandatario venezolano consideraba sus "panas". El senado brasileño aprobó "un voto de repudio contra el presidente venezolano Hugo Chávez por la peligrosa escalada de estado dictatorial de su gobierno" y ordena su envío "a la Asamblea Nacional de Venezuela". Luego de hacer referencia al cierre de las 34 emisoras radiales, el documento expresa "el repudio a las medidas que socavan la libertad de expresión en Venezuela" y recuerda el cierre de RCTV en 2007. "Se sabe -dice la declaración del Senado de Brasil- que la verdadera razón de estos actos antidemocráticos fue política, dejando claro el peligroso totalitarismo que se instala en ese país", a la par que menciona el aberrante proyecto de ley de "delitos mediáticos" emergido de la politizada iniciativa de la fiscala general, como "una forma de manipular a la opinión pública al equiparar cualquier noticia de corte opositor a un crimen". Los senadores brasileños acusaron a Chávez de orquestar ataques a "la última emisora de TV que no fue cooptada o cerrada", en referencia a Globovisión. El Senado brasileño no ha aprobado la entrada de Venezuela a Mercosur, y tampoco el Congreso de Paraguay. Contra el cierre de las emisoras se unió el presidente Lula, al declarar que él "no haría lo que Chávez hizo con los medios", es decir, nunca los cerraría. Críticas similares expresó el Parlamento chileno por las que votaron socialistas y de otros partidos. Los exportadores colombianos rechazaron los "chantajes" del gobierno "dictatorial" de Chávez y pidieron a Álvaro Uribe "que adopte las medidas que considere necesarias contra ese país" (¿estallarán los explosivos de la laptop del guerrillero Reyes?). Prensa, radio y TV mundiales critican duramente el totalitarismo de Chávez, sobre todo el cierre de medios.
A un 38% cae la intención de voto a favor de Chávez y el 60% quiere que entregue el poder en el 2012. El rechazo a las antiguallas ideologizantes (incluido Fidel) sobrepasa el 80%. A medida que aumenta la represión y el cierre de medios, crece el rechazo. El encuestador Oscar Schemel registra lapidariamente esa caída: "El liderazgo de Chávez vive fatiga carismática". Fatiga al descubierto en la escualidez de las concentraciones oficialistas, hoy vivo retrato de que ya son minoría.
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