La libertad consiste en poder elegir. Desaparecen unas opciones y se abren otras. Lo ideal es tener siempre opciones, es tener la posibilidad de hacer cosas. Siempre es más importante poder hacer las cosas que preferimos; pero, constreñir nuestra libertad voluntariamente es probablemente una de las estrategias con las que más rápido nos veremos abocados a la infelicidad.
El bienestar es un anhelo común a todos los seres humanos: tener lo necesario para vivir, disfrutar de un ambiente sano, gozar de buena salud, y tener tiempo para la diversión y el goce de la vida. Este anhelo siempre ha acompañado y acompañará a los seres humanos.
La finalidad del desarrollo es proporcionar bienestar y tranquilidad social. Esto debe ir paralelo al mantenimiento de la capacidad del territorio de sostener el crecimiento económico y seguir dando respaldo a la vida.
Las personas desean bienestar y libertad. Cuando no tienen libertad escapan del Estado.
Quien legalice y legitime la libertad obtendrá el acercamiento de los ciudadanos y estos asocian la opresión al Estado, que por la vía de sus muy diferentes instancias coarta libertades, persigue ciudadanos e ingeniosamente ubica todo tipo de obstáculos para que no se pueda entender qué es hacer empresa, construir algo, tramitar documentos y hasta pagar impuestos, creando inventos llamados licencias, autorizaciones, deducciones, detracciones, inspecciones, comisiones y demás alambradas para hacer la vida de los habitantes un infierno administrado por burócratas sádicos.
En segundo lugar, pero con igual importancia, está el bienestar. Este se logra con la innovación y el trabajo, ambos resumidos en lo que se llama hacer empresa.
Finalmente, no son los ciudadanos los que deben creerle a los candidatos, son estos los que deben creerle a los ciudadanos y estar dispuestos a montar un Estado que suponga que todos somos honestos y trabajadores, y no ociosos y sin probidad, como hasta ahora hemos sido tratados por quienes sí lo son.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define el desarrollo como el proceso de “incrementar las posibilidades de elección de las personas”. Esto refiere solo a las posibilidades de elección que permiten un mayor ingreso, sino también a aquellas que permiten a las personas desarrollar su potencial y llevar una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses. El crecimiento del ingreso no asegura el desarrollo humano. Porque el bienestar de un país no depende del ingreso en sí mismo, sino del uso que se dé a éste, y porque un ingreso per capita elevado no garantiza el desarrollo humano adecuado. Un alto nivel de desarrollo humano puede lograrse con un ingreso per capita moderado.
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