Un pasivo ejercito se constituye a partir de los desmanes totalitarios de este régimen, absurdo e incompetente. Ejército humano integrado por todos esos profesionales de las fuerzas armadas que han sido preteridos por no comulgar con el grito cubanoide de “patria, socialismo o muerte”, por los innumerables trabajadores de la tierra que han sido desposeídos de sus legitimas propiedades, por los que han quedado sin empleo dada la manía nacionalizadora de los estalinistas trasnochados, por los partidos políticos arrinconados por una nueva y ventajista ley electoral, por los ofendidos por el maltrato a sus esposas en las manifestaciones, por los comunicadores privados de su trabajo, por los deudos de los muertos causados por los gatillos alegres tarifados irresponsablemente, por los familiares de los injustamente privados de su libertad personal, por los que han sido desplazados de sus trabajos por los invasores cubanos y, ahora, por todos golpeados por una inconstitucional ley de educación hecha a la imagen y semejanza de la cubana que remite a reglamentos voluntaristas.
Al tenor marxista debemos decir que se está dando un cambio cuantitativo que precede a un cambio cualitativo cuyo catalizador es la profunda incompetencia para resolver los grandes problemas que agobian al venezolano y en la espera de su aparición se debaten los más variados sectores de la vida nacional.
Se renueva la frese que Bolívar pronunciará en el Cabildo caraqueño en la víspera del 19 de abril de 1810, cuando el pueblo venezolano se levantaba en contra de Fernando VII y se declaraba independiente del imperio español. ¿Acaso trecientos años de calma no bastan?, dijo Bolívar cuando las oligarquías rechazaban las ideas republicanas e independentistas y demandaban prudencia, moderación y lealtad a la corona. Todos sabemos lo que paso después.
Una oligarquía no es otra cosa que una forma de gobierno según la cual el poder es ejercido por un grupo reducido de personas en su propio beneficio para que todos los negocios redunden en su provecho. Y eso es lo que está pasando en esta Venezuela que nos duele.
Y ello no es parte de un guión, el hombre cabalga sobre la historia. Los hechos sociales no son producto de causa y efecto; pero si de un determinado grado de probabilidad de cumplimiento. Giambattista Vico anunciaba como ley central lo que el llamo los corsi e ricorsi, es decir la ley del avance y del retorno de las civilizaciones.
Todo dentro de la Constitución, nada fuera de ella; era el grito de guerra falazmente esgrimido por quienes hoy la pisotean. Nosotros decimos lo mismo, pero lo hacemos ante el destrozo de los preceptos republicanos de elección periódica de la autoridad máxima, independencia de los poderes públicos, igualdad de las personas ante la ley, respeto a los derechos de propiedad y la libre empresa y salvaguarda de los valores de la familia, la religión y la ética. Todo ello impide que los venezolanos vivan en bienestar y libertad
Al tenor marxista debemos decir que se está dando un cambio cuantitativo que precede a un cambio cualitativo cuyo catalizador es la profunda incompetencia para resolver los grandes problemas que agobian al venezolano y en la espera de su aparición se debaten los más variados sectores de la vida nacional.
Se renueva la frese que Bolívar pronunciará en el Cabildo caraqueño en la víspera del 19 de abril de 1810, cuando el pueblo venezolano se levantaba en contra de Fernando VII y se declaraba independiente del imperio español. ¿Acaso trecientos años de calma no bastan?, dijo Bolívar cuando las oligarquías rechazaban las ideas republicanas e independentistas y demandaban prudencia, moderación y lealtad a la corona. Todos sabemos lo que paso después.
Una oligarquía no es otra cosa que una forma de gobierno según la cual el poder es ejercido por un grupo reducido de personas en su propio beneficio para que todos los negocios redunden en su provecho. Y eso es lo que está pasando en esta Venezuela que nos duele.
Y ello no es parte de un guión, el hombre cabalga sobre la historia. Los hechos sociales no son producto de causa y efecto; pero si de un determinado grado de probabilidad de cumplimiento. Giambattista Vico anunciaba como ley central lo que el llamo los corsi e ricorsi, es decir la ley del avance y del retorno de las civilizaciones.
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carlos.padilla.carpa@gmail.com
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