No contento con perseguir permanentemente a la oposición, a sus líderes y a los medios de comunicación contrarios a su régimen socialista-comunista, el teniente coronel insiste ahora en adoctrinar la sociedad venezolana mediante el control del pensamiento único socialista-comunista a la cubana. Tapada, en sesión relámpago entre gallos y medianoche a las 3 de la madrugada, la Asamblea Nacional aprobó el proyecto de Ley de Educación, para alarma de medio país y de la academia en pleno, que lo considera traslado al carbón del modelo cubano, monolítico; un atentado contra la pluralidad de ideas y la libertad de pensamiento.
El Gobierno revolucionario del teniente coronel busca “adecuar” la educación a su plan socialista-comunista, a los valores que lo inspiran, al hombre nuevo que tanto proclamaba el guerrillero Chè Guevara y a los requerimientos de la llamada “democracia protagónica”. Nada de malo tendría defender el socialismo (o el liberalismo), a condición de no imponerlo como una ideología oficial y única para los venezolanos, sino como una corriente más del pensamiento.
La rectora de la Universidad Central de Venezuela Dra. Cecilia García Arocha advierte que esa ley servirá para vetar a quien se aparte del ideario del Gobierno. Será medio de adoctrinamiento oficial en todas las instituciones educativas para educadores y estudiantes. Tanto más eficaz por el lazo que la une a la censura de prensa que arreció con el cierre de 34 emisoras y el asalto armado a Globovisión por un grupo de fanáticos chavistas encabezado por la mismísima Lina Ron.
El artículo 49 hermana a la Ley de Educación con la de “delitos mediáticos”: deposita en los medios y sobre la ciudadanía, según estrictos parámetros del socialismo-comunismo bolivariano. Como se sabe, la ley mediática manda a prisión a cualquiera que, en sentir del Gobierno, divulgue información atentatoria de la paz social, la salud mental y la seguridad del Estado. Para quienes leemos la prensa internacional, el editorialista de El País de España señala que, la Ley de Educación ya promulgada y publicada en Gaceta Oficial acerca más a Chávez a la dictadura; y afirma que “su gobierno —apunta— ha edificado (…) un imperio mediático adicto, que a su vez reprime implacablemente la información adversa”.
Y Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual, cataloga la iniciativa como “el texto legal más salvaje y brutal de la Venezuela contemporánea”, un verdadero “engendro totalitario”. Mas la cosa no para ahí. A la manera de Fidel Castro y de los fascistas de Mussolini, ha lanzado Chávez las “escuadras revolucionarias de lectura”. Operativo de comandos que persiguen dizque la democratización del libro para construir una visión ceñida a la ideología en el poder.
Su arma de combate, una Biblioteca Popular que alterna textos de Bolívar con los discursos del teniente coronel. Tras el ridículo, no ya el fantasma sino la rehabilitación de instrumentos que las dictaduras del cono sur aplicaron sin temblar en su momento. Así, en 1976, se anunciaba en Argentina reclusión para quien divulgara información que perturbara o desprestigiara al gobierno militar. El director del Instituto Nacional de Cine de ese país, sólo autorizaba las películas que exaltaran la lucha del hombre contra el materialismo y por la religión. Las quemas de libros se sellaban con comunicados rubricados con la esquela “Dios, Patria, Hogar”.
El Decreto 3155 del 77 prohibió tres relatos infantiles por tratarse de cuentos de “adoctrinamiento subversivo”. Como se ve, las tiranías confesionales (y sus imitadores) no distinguen color político; las separan diferencias sólo de tiempo y lugar, de grado o de matiz y un ejemplo de ello es el acoso vergonzoso de Conatel y del Ministro Diosdado Cabello contra los medios de comunicación y periodistas en el país. Saltan las diferencias, claro. Pero en nuestra Venezuela se escala cada día más, y ahora con la aprobación e imposición de la Ley de Educación hacia un régimen de fuerza; se agrede de frente, a la sociedad y a los venezolanos chavistas o no chavistas. Cabe entonces hacernos la pregunta ¿hacia dónde llevan a Venezuela con la aprobación de la nueva ley de educación?
Zenair Brito
britozenair@gmail.com
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ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
El Gobierno revolucionario del teniente coronel busca “adecuar” la educación a su plan socialista-comunista, a los valores que lo inspiran, al hombre nuevo que tanto proclamaba el guerrillero Chè Guevara y a los requerimientos de la llamada “democracia protagónica”. Nada de malo tendría defender el socialismo (o el liberalismo), a condición de no imponerlo como una ideología oficial y única para los venezolanos, sino como una corriente más del pensamiento.
La rectora de la Universidad Central de Venezuela Dra. Cecilia García Arocha advierte que esa ley servirá para vetar a quien se aparte del ideario del Gobierno. Será medio de adoctrinamiento oficial en todas las instituciones educativas para educadores y estudiantes. Tanto más eficaz por el lazo que la une a la censura de prensa que arreció con el cierre de 34 emisoras y el asalto armado a Globovisión por un grupo de fanáticos chavistas encabezado por la mismísima Lina Ron.
El artículo 49 hermana a la Ley de Educación con la de “delitos mediáticos”: deposita en los medios y sobre la ciudadanía, según estrictos parámetros del socialismo-comunismo bolivariano. Como se sabe, la ley mediática manda a prisión a cualquiera que, en sentir del Gobierno, divulgue información atentatoria de la paz social, la salud mental y la seguridad del Estado. Para quienes leemos la prensa internacional, el editorialista de El País de España señala que, la Ley de Educación ya promulgada y publicada en Gaceta Oficial acerca más a Chávez a la dictadura; y afirma que “su gobierno —apunta— ha edificado (…) un imperio mediático adicto, que a su vez reprime implacablemente la información adversa”.
Y Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual, cataloga la iniciativa como “el texto legal más salvaje y brutal de la Venezuela contemporánea”, un verdadero “engendro totalitario”. Mas la cosa no para ahí. A la manera de Fidel Castro y de los fascistas de Mussolini, ha lanzado Chávez las “escuadras revolucionarias de lectura”. Operativo de comandos que persiguen dizque la democratización del libro para construir una visión ceñida a la ideología en el poder.
Su arma de combate, una Biblioteca Popular que alterna textos de Bolívar con los discursos del teniente coronel. Tras el ridículo, no ya el fantasma sino la rehabilitación de instrumentos que las dictaduras del cono sur aplicaron sin temblar en su momento. Así, en 1976, se anunciaba en Argentina reclusión para quien divulgara información que perturbara o desprestigiara al gobierno militar. El director del Instituto Nacional de Cine de ese país, sólo autorizaba las películas que exaltaran la lucha del hombre contra el materialismo y por la religión. Las quemas de libros se sellaban con comunicados rubricados con la esquela “Dios, Patria, Hogar”.
El Decreto 3155 del 77 prohibió tres relatos infantiles por tratarse de cuentos de “adoctrinamiento subversivo”. Como se ve, las tiranías confesionales (y sus imitadores) no distinguen color político; las separan diferencias sólo de tiempo y lugar, de grado o de matiz y un ejemplo de ello es el acoso vergonzoso de Conatel y del Ministro Diosdado Cabello contra los medios de comunicación y periodistas en el país. Saltan las diferencias, claro. Pero en nuestra Venezuela se escala cada día más, y ahora con la aprobación e imposición de la Ley de Educación hacia un régimen de fuerza; se agrede de frente, a la sociedad y a los venezolanos chavistas o no chavistas. Cabe entonces hacernos la pregunta ¿hacia dónde llevan a Venezuela con la aprobación de la nueva ley de educación?
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