El viejo trapiche comunista liquidó dos de sus figuras emblemáticas. La defenestración del vicepresidente de Cuba Carlos Lage, y del canciller Felipe Pérez Roque indican el carácter intimidatorio del aparato represivo del Estado.
Quizás lo más dramático de este trascendental hecho, sean las dos cartas que entregaron al buró político del partido. En las mismas existe una mezcla de sumisión, miedo y chantaje. El desplazado es conminado a degradarse hasta el polvo de sus huesos. Es el veneno político que va penetrando el organismo hasta terminar arrancándole el último aliento al personaje que pierde su estatus. Estos regimenes posteriormente buscan borrar algún vestigio de su paso por los cargos. Haciéndolos podridos bagazos del estercolero de la historia.
En un interesante articulo de la serie reflexiones, Fidel Castro dibuja con maestría a los dos funcionarios. Los acusa de haber pervertido el ideal revolucionario convirtiéndose en seres que fueron seducidos por la miel del poder.
En Cuba se conocen las inclinaciones de ambos. El otrora canciller Felipe Pérez Roque es un apasionado de la ropa de etiqueta, las más acreditadas firmas francesas visten al burócrata caribeño. Sus zapatos son comprados en Italia al igual que sus costosos relojes. Le encanta disfrutar de buena compañía en hoteles cinco estrellas en donde podía liberarse del tótem comunista persiguiendo alguna delicia de entremés. En cuanto al médico Carlos Lage, es un sombrío personaje vinculado a poderosos grupos financieros españoles. Bajo su mando estos sectores ibéricos lograron obtener cuantiosas prebendas en el sector turístico. Se dice que Carlos Lage es socio de tres monumentales hoteles cinco estrellas que se construyen en Varadero.
Aunado a todo esto, existe la intención de Raúl Castro de poner en su sitio a Hugo Chávez. Tanto Lage como Pérez Roque eran funcionarios al servicio del gobierno venezolano. El gran asesor del incompetente y mediocre canciller Nicolás Maduro, es el ex ministro. Carlos Lage manejó directamente los convenios de salud de ambos gobiernos, diciendo en alguna oportunidad que Cuba y Venezuela eran una sola.
Si aquí se aplicara el dictamen de Raúl Castro, Hugo Chávez estaría decapitado. El presidente venezolano ha pervertido el poder. En sus manos se han esfumado ochocientos mil millones de dólares. Sus trajes son de marcas reconocidas, anda acompañado por gran cantidad de personas que disfrutan de sus múltiples travesías en avión. Viajes pomposos que no le dejan nada bueno al país. Su familia está acusada de haberse apropiado de gran cantidad de tierras exhibiendo una prosperidad desconocida, sabiendo todo el mundo en el estado Barinas, el origen humilde de los consanguíneos del primer magistrado nacional.
En la conducta presidencial lo menos que vemos es comunismo. Se ahorca al sector privado pero él vive como en un gran centro comercial. Compra en las tiendas capitalistas, mientras los sectores humildes persiguen durante horas las alitas de un pollo brasileño.
El evangelio socialista de Hugo Chávez parece el decálogo de la mentira. Predica austeridad, honradez y pulcritud y los hechos son todo lo contrario. Existe un vulgar saqueo de las finanzas públicas. Un dominio absoluto de la incapacidad como aspecto primordial de su gestión.
La miel del poder le brota por los poros. Agrede al capitalismo pero le gusta disfrutar de sus ventajas. Mientras sus seguidores mueren de hambre o son atracados por el hampa desbordada, él viaja por todos los confines de la Tierra derrochando los beneficios de la renta petrolera. Grandes festines en hoteles cinco estrellas; comidas fabulosas ordenadas por los más reconocidos chef. Para el pueblo sancocho y arroz picado; él hace revolución con champagne Dom Pérignon.
Si se aplicase la misma medicina que les dieron a los dos funcionarios cubanos Hugo Chávez, estaría liquidado desde hace tiempo.
alexandercambero@ hotmail.com
Quizás lo más dramático de este trascendental hecho, sean las dos cartas que entregaron al buró político del partido. En las mismas existe una mezcla de sumisión, miedo y chantaje. El desplazado es conminado a degradarse hasta el polvo de sus huesos. Es el veneno político que va penetrando el organismo hasta terminar arrancándole el último aliento al personaje que pierde su estatus. Estos regimenes posteriormente buscan borrar algún vestigio de su paso por los cargos. Haciéndolos podridos bagazos del estercolero de la historia.
En un interesante articulo de la serie reflexiones, Fidel Castro dibuja con maestría a los dos funcionarios. Los acusa de haber pervertido el ideal revolucionario convirtiéndose en seres que fueron seducidos por la miel del poder.
En Cuba se conocen las inclinaciones de ambos. El otrora canciller Felipe Pérez Roque es un apasionado de la ropa de etiqueta, las más acreditadas firmas francesas visten al burócrata caribeño. Sus zapatos son comprados en Italia al igual que sus costosos relojes. Le encanta disfrutar de buena compañía en hoteles cinco estrellas en donde podía liberarse del tótem comunista persiguiendo alguna delicia de entremés. En cuanto al médico Carlos Lage, es un sombrío personaje vinculado a poderosos grupos financieros españoles. Bajo su mando estos sectores ibéricos lograron obtener cuantiosas prebendas en el sector turístico. Se dice que Carlos Lage es socio de tres monumentales hoteles cinco estrellas que se construyen en Varadero.
Aunado a todo esto, existe la intención de Raúl Castro de poner en su sitio a Hugo Chávez. Tanto Lage como Pérez Roque eran funcionarios al servicio del gobierno venezolano. El gran asesor del incompetente y mediocre canciller Nicolás Maduro, es el ex ministro. Carlos Lage manejó directamente los convenios de salud de ambos gobiernos, diciendo en alguna oportunidad que Cuba y Venezuela eran una sola.
Si aquí se aplicara el dictamen de Raúl Castro, Hugo Chávez estaría decapitado. El presidente venezolano ha pervertido el poder. En sus manos se han esfumado ochocientos mil millones de dólares. Sus trajes son de marcas reconocidas, anda acompañado por gran cantidad de personas que disfrutan de sus múltiples travesías en avión. Viajes pomposos que no le dejan nada bueno al país. Su familia está acusada de haberse apropiado de gran cantidad de tierras exhibiendo una prosperidad desconocida, sabiendo todo el mundo en el estado Barinas, el origen humilde de los consanguíneos del primer magistrado nacional.
En la conducta presidencial lo menos que vemos es comunismo. Se ahorca al sector privado pero él vive como en un gran centro comercial. Compra en las tiendas capitalistas, mientras los sectores humildes persiguen durante horas las alitas de un pollo brasileño.
El evangelio socialista de Hugo Chávez parece el decálogo de la mentira. Predica austeridad, honradez y pulcritud y los hechos son todo lo contrario. Existe un vulgar saqueo de las finanzas públicas. Un dominio absoluto de la incapacidad como aspecto primordial de su gestión.
La miel del poder le brota por los poros. Agrede al capitalismo pero le gusta disfrutar de sus ventajas. Mientras sus seguidores mueren de hambre o son atracados por el hampa desbordada, él viaja por todos los confines de la Tierra derrochando los beneficios de la renta petrolera. Grandes festines en hoteles cinco estrellas; comidas fabulosas ordenadas por los más reconocidos chef. Para el pueblo sancocho y arroz picado; él hace revolución con champagne Dom Pérignon.
Si se aplicase la misma medicina que les dieron a los dos funcionarios cubanos Hugo Chávez, estaría liquidado desde hace tiempo.
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