lunes, 21 de enero de 2008

*OSCAR PÉREZ PIDE SE RESPETEN LIDERAZGOS NATURALES EN ESCOGENCIAS DE CANDIDATOS


*OSCAR PÉREZ PIDE SE RESPETEN LIDERAZGOS NATURALES EN ESCOGENCIAS DE CANDIDATOS

UNION RADIO -


Tras el lanzamiento el pasado sábado de su candidatura para alcalde del municipio Sucre, el miembro del Comando de la Resistencia, Oscar Pérez, dijo que cree en la unidad candidatural de las fuerzas opositoras para las elecciones de alcaldes y gobernadores siempre y cuando sean respetados los liderazgos "naturales".

"Yo apuesto a la unidad y creo en ella, pero bajo el esquema del respeto a los liderazgos naturales, no puede concebirse como un cenáculo en el que se puedan reunir cuatro o cinco personas en una oficina para repartirse, a conveniencia, el país dentro de un mapa electoral; esa unidad no la concibo".

Considera que "lo importante es que en este momento se coloquen nombres ante la opinión pública nacional, para que la gente pueda comenzar las ofertas y propuestas, así como la labor que se haya venido haciendo en los últimos tiempos en la zona como referente de lo que se hará una vez ocupado el cargo; y en el momento indicado se acuerde y se tomen en consideración los elementos que permitan decidir quienes han sido favorecido con la gracia popular y que ese sea el abanderado de la oposición, a esa unidad es la que apuesto ".

Insistió en que definitivamente "no pueden ser dejado de un lado los liderazgos naturales por las decisiones de cenáculos que se reúnan en alguna oficina del este para decidir quien va para allá o para acá, esa unidad es la que no compro yo".

Relató cómo surgió su candidatura. "En una multitudinaria Asamblea que realizamos con líderes del Partido Social Cristiano Copei, y con representantes de consejos comunales y asociaciones de vecinos concluimos que hay una imperativa necesidad de recuperar la alcaldía del municipio Sucre para comenzar la recuperación de esta localidad que se ha venido a menos producto de una ineficaz gestión por parte del alcalde José Vicente Rangel Ávalos".

Señaló que fue en esa misma Asamblea en la que se tomó la decisión de lanzar su candidatura. "Como un petareño que tiene una responsabilidad con el país decidí asumir este camino hacia la alcaldía del municipio Sucre".

Manifestó que su candidatura abordará a futuro "retos importantes como por ejemplo la inseguridad, hay que recordar que el municipio Sucre es el más inseguro del país y uno de los más violentos de Latinoamérica con 164 kilómetros cuadrados de geografía, sólo cuenta con 5 patrullas para vigilar a sus patrullas".

La salud será otras de sus prioridades junto con las vialidad. "Hemos visto que el colapso del Hospital Pérez de León y de todo el sistema de salud, el deporte se ha venido a menos, ya no hay huecos en las calles sino calles en los huecos, entre otros muchos problemas que tenemos que atender de resultar favorecidos con la gracia popular de los habitantes del municipio".

Sobre las soluciones que aspira dar al municipio para los trabajadores informales y la situación de la redoma de Petare dijo. "En el caso de la Redoma de Petare lo primero que hay que hacer es acabar con la anarquía, cero tolerancia, he observado en los últimos tiempos en la Redoma personas sin camisa, haciendo sancocho, con bebidas alcohólicas, es un lugar donde hacen desde manicure hasta cosas que no voy a mencionar, obviamente con eso hay que acabar".

Informó que en materia de vialidad un grupo "de jóvenes ingenieros de la Universidad Simón Bolívar me han entregado un proyecto que lo voy a presentar a consideración de los vecinos de Palo Verde, Terrazas y Lomas del Ávila, llevar el elevado que ahora comienza en la zona de Las Vegas de Petare y que culmina un poco más allá de la Redoma hasta la entrada del Barrio San Miguel para descongestionar la Redoma y sus alrededores".

*ISA DOBLES 4 / EL MUNDO / LUNES / CARACAS, 21 DE ENERO DE 2008: “ESE YO ÍNTIMO SE HARTÓ DE LA VIOLENCIA”


*ISA DOBLES 4 / EL MUNDO / LUNES / CARACAS, 21 DE ENERO DE 2008: “ESE YO ÍNTIMO SE HARTÓ DE LA VIOLENCIA”



Impresiona ver cómo se ha deteriorado Chávez. Y no me refiero a este abismal declive político internacional, a estos desatinos recientes que uno tras otro y sin compasión alguna por el espíritu de este País se suceden minuto a minuto. No. Es también su rostro, su figura rolliza y apretada que no disimulan las firmas caras ni las franelitas. Fíjese, amigo, amiga que me lee.
En esas imágenes que la televisión trae a cada momento, cuando jura por su madre en vano en Cartagena, puede darse cuenta. La imagen primera tiene cierta frescura, es un hombre sanote que hace gala de una acondicionada simpatía, político en el uso de sus habilidades comunicacionales. En la imagen reciente desde el Congreso, la ira se desborda de las facciones, hay un rictus amargo que lo convierte en otra persona. Es la imagen ya que describe con detalles su otrora mentor Luis Miquilena.
¿Qué le está pasando a Chávez? Lo que se está viviendo es la clásica etapa del derrumbe que hemos vivido en otras ocasiones de la vida política de Venezuela, matizada esta vez por esa intensidad enfermiza que este protagonista ha traído consigo desde que tras bastidores fraguaba ya lo que estamos sufriendo. Hace tres años si uno iba a un casino, una tienda, una librería o un mercado, comentaba sólo con aquellas personas conocidas sus críticas al gobierno y sobretodo al personaje. No sabíamos si la persona a nuestro lado era chavista y armaba un zaperoco... Si uno pasaba por cualquier esquina caliente pasaba "por debajo" para no provocar. Se recelaba de una mirada extraña. Hoy no. Hoy el gobierno y Chávez están en la boca de todos y se provoca la crítica con amplitud, la gente se regodea en ella.
Se denuncia, se rechaza, se critica, se escuchan sentencias y anhelos contenidos. Y afortunadamente Chávez nos sigue ayudando. Nunca Venezuela ha visto lo que hoy ve, ni sentido lo que hoy siente. Porque las incoherencias y los abusos que se repiten DÍA tras día responden a una estrategia que le fracasó a la "revolución": fracturar los principios y la lógica de los venezolanos. Porque este es un pueblo bueno. Bondadoso. Y porque los cuarenta años de democracia, con todas sus debilidades, no trató nunca ni en sus peores momentos de convertir esa bondad en odio.

A nosotros nos gusta "querernos". La reconciliación es una necesidad íntima. La división es una maniobra política. Ese yo íntimo del venezolano común se hartó de la violencia y de la mentira. Este gobierno habla en nombre de los venezolanos y no tiene ningún derecho a hacerlo porque no tiene nada que ver con lo que somos.
Tenemos ante nosotros una oportunidad única otra vez para alcanzar la Venezuela que nos merecemos y tenemos que rescatar y defender fuerzas y valores para no volvernos a equivocar, sin desbocarnos en prepotencias, sin poner de lado la humildad para escuchar y razonar.
Tenemos que haber aprendido de lágrimas y golpes. "Prohibido olvidar" no fue un slogan publicitario, fue y es un grito reclamante y desgarrador.
Y allí están todavía los presos del odio y la venganza de los miserables y el poder, esperando nuestra voz y nuestra lealtad para forzar las rejas que los alejan de la libertad. Este no puede ser un momento de confusión para nosotros.
El 2 de diciembre cambió la historia porque todos y cada uno hicimos lo que teníamos que hacer.
Comencemos por reconocer lo que NO QUEREMOS que es más preciso y corto que lo que queremos. Seguros de eso, el camino será mucho más fácil. ...Yo conozco tanto a mi País que sé lo que mi País no quiere ya. ¿Y usted?

*ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA ESCRIBE: “LO QUE ACABO UN 23 DE ENERO”


*ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA ESCRIBE: “LO QUE ACABO UN 23 DE ENERO”

Desde el día del derrocamiento del Presidente Rómulo Gallegos hasta el 23 de enero de 1958, el mapa político y moral de Venezuela quedó dividido por el abismo cívico que creó una minoría asaltante y rapaz, dueña del poder y enfrentada a un pueblo inerme que veía secuestradas sus libertades y esperanzas.

Rotas todas las posibilidades de entendimiento democrático y liquidadas las normas más elementales de la convivencia ciudadana, el país regresó a tiempos que se creían superados.

Cuando se pintan los rasgos trágicos de esos años no se exagera. El silencio impuesto bajo amenaza de muerte impidió a los venezolanos enterarse de la batalla que a diario se libraba entre los escuadrones de la dictadura y los soldados de la resistencia democrática.

Amparados en el clima de terror que imperaba en el país y protegidos por el miedo colectivo que impedía acciones de solidaridad con los grupos que luchaban por el rescate de la vida democrática, los agentes de la dictadura sacrificaban las vidas y mantenían en el secuestro de las prisiones a miles de venezolanos acusados del delito de creer en la libertad.

Esta década (24 de noviembre de 1948 al 23 de enero de 1958) constituye la más elocuente de las advertencias acerca del valor inestimable de las libertades. El ciudadano se vio de pronto privado de todos sus derechos y convertido en un eunuco político.

La opinión pública no encontraba caminos distintos a los del rumor, el chisme, el chiste o la hoja anónima para denunciar los crímenes, criticar los pasos de la administración y proclamar su fe democrática. El temor de ser perseguido o de caer en la tremenda clasificación de "adversario de la dictadura" cubrió a todos los sectores de la sociedad; los lazos familiares y amistosos se rompían ante la amenaza de compartir los rigores de la persecución.

Fueron diez años de sobresaltos y crímenes que no pueden cubrirse con el manto de las autopistas ni la altura de las edificaciones.

Los asesinatos de Leonardo Ruiz Pineda, Antonio Pinto Salinas, Luis Hurtado Higuera, Wilfrido Omaña y León Droz Blanco; la muerte de Alberto Carnevali en la prisión de San Juan de los Morros; los muertos de Guasina; los venezolanos asesinados en las cárceles y ametrallados al borde de los caminos en la soledad de la noche; los miles de secuestrados en las prisiones venezolanas y los centenares de desterrados que mal vivían en América y Europa; los grupos de hombres y mujeres que en medio de la persecución implacable mantuvieron la consigna de la resistencia, constituyen el verdadero precio del rescate de la libertad que culminó el 23 de enero de 1958.

Si se olvidan y minimizan estos episodios de fe y valor, si se borra la batalla de la resistencia democrática durante diez años y si se quiere pintar la escena final de la huida del dictador y del retorno de Venezuela al ejercicio pleno de la vida democrática como un milagro, no tendría explicación coherente y de valor histórico y pedagógico el 23 de enero de 1958. Sería como llegar a la meta sin haber recorrido el camino. Porque los pueblos ganan las batallas de la libertad a precio de lucha, valor y constancia.

Ruiz Pineda, Carnevali, Hurtado Higuera, Pinto Salinas, Froz Blanco, Omaña… Son los capitanes de la libertad caídos en medio de la batalla. Y simbolizan al pueblo innumerable, a los trabajadores, a los soldados, a los estudiantes, a las mujeres, a los profesionales, a los sacerdotes, a los campesinos que comulgaban en una misma fe por el rescate de la democracia, cualquiera que fuese su posición partidista.

Prueba de la verdad de esta afirmación la constituye el propio 23 de enero de 1958 y las jornadas que siguieron a este gran episodio. Ausentes del país los jefes máximos de las diversas corrientes partidistas y sindicales, las militancias de las diferentes organizaciones, perseguidas durante diez años, no esperaron el regreso de sus dirigentes consagrados para aparecer en el escenario nacional como fuerzas coherentes y poderosas, restableciendo todos los cuadros de las organizaciones en una etapa realmente impresionante, por la brevedad del tiempo empleado.

Y sin titubeos, dando una demostración admirable de madurez y sentido histórico, encabezaron los reclamos populares para consolidar el triunfo sobre la dictadura derrotada.

En el libro "Hombres y Verdugos" (Ediciones Centauro), editado por José Agustín Catalá, vemos momentos en las vidas de esos mártires, reseñados por quienes los acompañaron en muchos trechos de la batalla, con testimoniales de valor excepcional; se pinta ahí a los héroes que marcharon a una gran cita con la historia, completando un cuadro de esta Venezuela sacrificada, de una generación que entregó la vida de sus grandes valores en la hoguera de la lucha.

Vemos ahí también los conflictos ideológicos y los problemas de estrategia planteados en plena clandestinidad y la elevada preocupación doctrinaria y del examen histórico que presidían los actos y encaminaba los pasos, especialmente con Ruiz Pineda y Carnevali.

En medio del clima de amenazas y aislamiento que crea la lucha contra una tiranía, ambos capitanes de la resistencia vivieron empeñados en construir, dentro de las líneas filosófico-ideológicas de su Organización, el esquema de una gran proposición nacional que, aceptada por las mayorías, constituyera el programa fundamental de la Venezuela del futuro.

La otra cara del drama venezolano de esa década trágica la constituye la camarilla instalada en el poder, en razón de la violencia, e integrada por Marcos Pérez Jiménez, Pedro Estrada y Laureano Vallenilla Lanz.

En nombre de las Fuerzas Armadas instauraron un régimen policial y personalista y, en definitiva, el destino del país quedó en manos de un policía convertido en el hombre fuerte del régimen, y de un universitario empeñado a toda hora en estimular odios y atizar venganzas en el ánimo sórdido y cruel del dictador, para quien Vallenilla Lanz inventaba historias que atribuía a Guzmán Blanco y a Gómez, tratando de justificar todos los atropellos y de estimular y acrecentar el clima de persecución y exterminio de los sectores democráticos.

El 23 de enero de 1958 es el punto final de una década trágica, fecunda en ejemplo de sacrificio y virtud, y aleccionadora de los peligros que siempre rodean la vida democrática.

La lucha por el imperio de la democracia ha sido en Venezuela tarea de generaciones sucesivas, y en la hora del recuerdo no pueden ignorarse las acciones de quienes en los días oscuros de la tiranía abrieron el camino de la libertad.

Esta es la lección que con sus sacrificios escribieron para las generaciones futuras los héroes caídos en la lucha. Y también con su presencia viva desde la muerte fugaz, están advirtiendo a los nuevos venezolanos, que han crecido bajo el amparo de la libertad y del derecho, que el fracaso del sistema democrático conlleva siempre la pérdida de las libertades y significa el retroceso a tiempos de crueldad, y la dolorosa liquidación del respeto a la dignidad humana.

*CARLOS R. PADILLA L. ESCRIBE: “LA GUERRA COMO MAMPARA O COMO RIESGO”


*CARLOS R. PADILLA L. ESCRIBE: “LA GUERRA COMO MAMPARA O COMO RIESGO”

Venezuela ha tenido épocas malas; pero como esta ninguna. Quien solo sabe de violencia, de armas, de lenguaje soez, de agresiones, manipulaciones, bravuconadas y desplantes se siente arrinconado por su evidente perdida de popularidad.


Él y los suyos nunca habían estado peor en aceptación. El jefe baja en las encuestas estadísticas; mas peor está en la encuesta de la calle. Los gobernadores y alcaldes afectos al régimen hace tiempo abandonaron las cifras azules para asumir las rojas originadas en los rechazos de una población desatendida. Hay gobernadores acreedores del dudoso honor de tener números más altos de rechazo al valor despilfarrado de nuestro barril petrolero en gastos para ganar adhesiones foráneas.

No podía pasar otra cosa ante la manifiesta ineficacia de nueve años de charlatanería, despilfarro, mentiras, demagogia, inflación, desabastecimiento, desempleo, falta de vivienda, inseguridad personal y social, injusticias y sobre todo de ese burlesco tratamiento manipulador manejado desde las más altas esferas gubernamentales pues todo huele a patraña, a trapo rojo, a montaje truculento y a laboratorio de guerra psicológica.

Los gobernadores y alcaldes, generados por un porta aviones ahora abatido, no superan el rechazo de los sufridos pobladores de sus respectivas geometrías territoriales y se saben superados cualitativa y cuantitativamente por el rechazo a sus inexistentes gestiones amplificadoras de una votación contraria al continuismo.

Si ellos se van, el Jefe quedará huérfano de aplausos en sus encadenadas peroratas. A él no le queda más camino sino el tratar de impedir las próximas elecciones de finales de octubre o de principio de noviembre para esquivar la significativa derrota avizorada.

Ante tal cuadro la sala situacional solo encuentra el desatino de recurrir a la manida estrategia tendente a generar un enemigo externo y azuzarlo hasta hacerlo perder la sindéresis para así intentar unir a su derredor a un pueblo al cual debe hacérsele sentir como atacado. Eso es crear una mampara para esconder una debacle.

Puede ser posible lograr un clima de zozobra de tal magnitud para forzar la detención de las elecciones regionales y así salirse del lazo de una segura derrota; pero también se corre el riesgo, lo corremos todos, de desatar de verdad la tormenta de la guerra, una confrontación en la cual nadie quiere verse involucrado.

Ninguna demagogia, ninguna defensa de fementidos ideales, encubridores de delirios de grandeza, ninguna ambición personal, justifican el llevar a un país y a su gente al horror de la guerra. No a la guerra. Venezuela y el mundo precisan de la paz. Si al bienestar en libertad y en democracia.

La guerra no la desea ningún pueblo pues es una situación rechazada por la civilización, negadora de vida y destructora de bienes. La guerra ladrona del pan de los pueblos y promotora de armas para invitar a matar y morir. La guerra que merma las familias y las colma de llanto.
21 de enero de 2008

*OSWALDO ÁLVAREZ PAZ ESCRIBE DESDE EL PUENTE: “CHÁVEZ, TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO”


*OSWALDO ÁLVAREZ PAZ ESCRIBE DESDE EL PUENTE: “CHÁVEZ, TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO”

No hay objetivo político, ni consideración ideológica, ni intereses económicos, ni razones éticas que puedan invocarse para justificar la apelación al terrorismo como instrumento de lucha y del narcotráfico como fuente financiera de grupos y personas. Juntos o por separado, están considerados como crímenes contra la humanidad, los delitos que generan sus acciones no prescriben y los autores reciben el repudio del mundo entero. Gobiernos y organizaciones que apelan a estos recursos son considerados forajidos, colocados bajo el seguimiento de los mecanismos establecidos internacionalmente. Quedan marcados para siempre.

Es el caso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y del Ejército de Liberación Nacional ELN. Hasta hace poco nadie que no perteneciera a estas organizaciones en el planeta tierra había afirmado lo contrario. La historia y los planes específicos en manos de las autoridades de ese país, ratifican la calificación recibida. Me refiero solo a estas dos realidades porque nos afectan directamente, pero no son las únicas. En el mundo hay otras. Contra ellas se libran batallas existenciales definitivas.

El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no contento con haber entregado la seguridad de los venezolanos, al designar como ministro del interior y justicia a un hombre de las FARC, ha negado la condición narcoterrorista que los caracteriza y le ha pedido tanto al gobierno colombiano como a la comunidad internacional reconocimiento, beligerancia y calificación política de soporte a sus horrendos crímenes. No estoy diciendo nada nuevo. Los medios de comunicación han informado suficientemente. Todas las alarmas del tablero están encendidas. La situación es tan grave que al ciudadano común le cuesta asimilarla, comprender la verdadera naturaleza del problema y reaccionar adecuadamente. No es fácil para sociedades ingenuas y bastante desprevenidas como las nuestras, pero la situación es real y tiende a agravarse.

Venezolanos y colombianos estamos amenazados por igual. El narcoterrorismo de las FARC y de los elenos, acorralado y reducido operativamente en el país vecino, venía desplazándose peligrosamente hacia Venezuela con la tolerancia, indiferencia o complicidad del régimen. Poco a poco deja de ser un simple país de tránsito y circunstancial almacenamiento de droga. Se convierte en nuevo eje de las más perversas operaciones del crimen organizado. Hugo Chávez los apoya, se identifica con ellos, busca respaldo en el mundo. Él es de ellos y ellos cuentan con él para sobrevivir y avanzar. El narcoterrorismo adquirió carta de nacionalidad entre nosotros. Colombia, sus instituciones y su Presidente, Álvaro Uribe, expresiones de decencia, dignidad y coraje sin límites, son el enemigo fundamental de Chávez y las estructuras del crimen organizado que actúan como locales en Venezuela. “Vacilar es perdernos”. Ya basta. No hay margen para la indiferencia. Este señor tiene que irse. El daño es mortal para la patria.

*ALEJANDRO PEÑA ESCLUSA ESCRIBE:” ESTRATEGIAS OPOSITORAS PARA EL 2008”


*ALEJANDRO PEÑA ESCLUSA ESCRIBE:” ESTRATEGIAS OPOSITORAS PARA EL 2008”
20 de enero de 2008

Este año, existen dos visiones contrapuestas sobre cómo enfrentar al Régimen: La primera, que se autodenomina “democrática”, propone participar en las elecciones regionales como un primer paso para ganar espacios lenta y progresivamente. La segunda, calificada injustamente de “radical”, propone salir de Chávez este mismo año, a través de mecanismos pacíficos y democráticos contemplados en la Constitución.

La primera considera que la única manera legítima de lograr un cambio de gobierno es por medio de comicios, aunque el CNE esté parcializado y el REP totalmente viciado. La segunda piensa que los crímenes cometidos por Chávez son motivo suficiente para exigir su salida de la Presidencia, a través de acciones de calle, incrementadas espontáneamente por la crisis social que se avecina.

La primera cree que los problemas nacionales –sin importar su urgencia– deben esperar, y su solución postergarse hasta lograr los éxitos electorales esperados. La segunda considera que Chávez está destruyendo el país y dilapidando nuestros recursos con tal celeridad, que no hay tiempo que perder, mucho menos esperar hasta el 2013.

La primera atribuye poca importancia a la intervención de Chávez en los asuntos de otras naciones o a su alianza con la narcoguerrilla colombiana, considerando que, una vez en el poder, el nuevo gobierno enderezará el rumbo. La segunda está convencida de que las acciones de Chávez nos llevarán a un grave conflicto internacional y que, una vez inmersos en él, las consecuencias serán irreversibles.

La primera visión corresponde a la de los partidos políticos, cuyo principal objetivo –una vez salga Chávez– es asumir el poder. Se oponen a una crisis cívico-militar, porque ésta no garantiza su participación en el nuevo gobierno. La segunda representa la visión de la sociedad civil, cuyo interés no es la búsqueda del poder, sino la salvación de la patria. Exige que el nuevo gobierno esté conformado por gente honesta y capaz, pero no pide una determinada filiación política.

En teoría podría buscarse una concertación entre las dos visiones, como presuntamente ocurrió el 2D: que unos promuevan el camino electoral y otros la aplicación del artículo 350. Pero en la práctica esto no es posible, porque la mayoría de los partidos políticos se opone al 350, puesto que no garantiza su acceso al poder.

Lo ocurrido el 2D no fue producto de una acción concertada entre “demócratas” y “radicales”, sino el resultado fortuito de los acontecimientos, aunque la presión de calle y la crisis militar jugaron el rol preponderante.

Cada quien tomará su decisión sobre a cuál de las dos visiones adherirse, pero los hechos rebasarán las opiniones. Una vez abierta la Caja de Pandora, como ocurre al vincular a Venezuela con las FARC, serán otros los que lamentablemente decidan por nosotros.