lunes, 21 de enero de 2008

*ISA DOBLES 4 / EL MUNDO / LUNES / CARACAS, 21 DE ENERO DE 2008: “ESE YO ÍNTIMO SE HARTÓ DE LA VIOLENCIA”


*ISA DOBLES 4 / EL MUNDO / LUNES / CARACAS, 21 DE ENERO DE 2008: “ESE YO ÍNTIMO SE HARTÓ DE LA VIOLENCIA”



Impresiona ver cómo se ha deteriorado Chávez. Y no me refiero a este abismal declive político internacional, a estos desatinos recientes que uno tras otro y sin compasión alguna por el espíritu de este País se suceden minuto a minuto. No. Es también su rostro, su figura rolliza y apretada que no disimulan las firmas caras ni las franelitas. Fíjese, amigo, amiga que me lee.
En esas imágenes que la televisión trae a cada momento, cuando jura por su madre en vano en Cartagena, puede darse cuenta. La imagen primera tiene cierta frescura, es un hombre sanote que hace gala de una acondicionada simpatía, político en el uso de sus habilidades comunicacionales. En la imagen reciente desde el Congreso, la ira se desborda de las facciones, hay un rictus amargo que lo convierte en otra persona. Es la imagen ya que describe con detalles su otrora mentor Luis Miquilena.
¿Qué le está pasando a Chávez? Lo que se está viviendo es la clásica etapa del derrumbe que hemos vivido en otras ocasiones de la vida política de Venezuela, matizada esta vez por esa intensidad enfermiza que este protagonista ha traído consigo desde que tras bastidores fraguaba ya lo que estamos sufriendo. Hace tres años si uno iba a un casino, una tienda, una librería o un mercado, comentaba sólo con aquellas personas conocidas sus críticas al gobierno y sobretodo al personaje. No sabíamos si la persona a nuestro lado era chavista y armaba un zaperoco... Si uno pasaba por cualquier esquina caliente pasaba "por debajo" para no provocar. Se recelaba de una mirada extraña. Hoy no. Hoy el gobierno y Chávez están en la boca de todos y se provoca la crítica con amplitud, la gente se regodea en ella.
Se denuncia, se rechaza, se critica, se escuchan sentencias y anhelos contenidos. Y afortunadamente Chávez nos sigue ayudando. Nunca Venezuela ha visto lo que hoy ve, ni sentido lo que hoy siente. Porque las incoherencias y los abusos que se repiten DÍA tras día responden a una estrategia que le fracasó a la "revolución": fracturar los principios y la lógica de los venezolanos. Porque este es un pueblo bueno. Bondadoso. Y porque los cuarenta años de democracia, con todas sus debilidades, no trató nunca ni en sus peores momentos de convertir esa bondad en odio.

A nosotros nos gusta "querernos". La reconciliación es una necesidad íntima. La división es una maniobra política. Ese yo íntimo del venezolano común se hartó de la violencia y de la mentira. Este gobierno habla en nombre de los venezolanos y no tiene ningún derecho a hacerlo porque no tiene nada que ver con lo que somos.
Tenemos ante nosotros una oportunidad única otra vez para alcanzar la Venezuela que nos merecemos y tenemos que rescatar y defender fuerzas y valores para no volvernos a equivocar, sin desbocarnos en prepotencias, sin poner de lado la humildad para escuchar y razonar.
Tenemos que haber aprendido de lágrimas y golpes. "Prohibido olvidar" no fue un slogan publicitario, fue y es un grito reclamante y desgarrador.
Y allí están todavía los presos del odio y la venganza de los miserables y el poder, esperando nuestra voz y nuestra lealtad para forzar las rejas que los alejan de la libertad. Este no puede ser un momento de confusión para nosotros.
El 2 de diciembre cambió la historia porque todos y cada uno hicimos lo que teníamos que hacer.
Comencemos por reconocer lo que NO QUEREMOS que es más preciso y corto que lo que queremos. Seguros de eso, el camino será mucho más fácil. ...Yo conozco tanto a mi País que sé lo que mi País no quiere ya. ¿Y usted?

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