sábado, 8 de noviembre de 2008

* ORLANDO OCHOA TERÁN: INTELIGENCIA CORPORATIVA. CUBA ¿LA PRIORIDAD DE OBAMA?


* ORLANDO OCHOA TERÁN: INTELIGENCIA CORPORATIVA. CUBA ¿LA PRIORIDAD DE OBAMA?

o.ochoa@att.net

Cuba ¿la prioridad de Obama?

Existen señales que sugieren que los hermanos Castro se han preparado para la coyuntura que ofrece la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama. Negociar un acomodo con una administración demócrata podría salvar a Cuba de la catástrofe económica que le espera a corto plazo con un Chávez administrando un convulsionado país con un barril de petróleo a $20.

No es por azar que los altos funcionarios rusos que visitan a Caracas, todos ex miembros de la KGB, viajan antes a Cuba, el gobierno que en realidad promueve y coordina la influencia de Rusia en la región en áreas de inteligencia, seguridad y defensa utilizando la vocería y los petrodólares del presidente Chávez.

Las recientes visitas del general Nicolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, ex KGB y ex director de la FBS (inteligencia civil) así como la de Igor Sechin esta semana (adjunto a Putin, no Vicepremier como indica el MCI), también ex KGB en Angola, desde donde se relacionó con los Castro y otros altos funcionarios de la isla, son una clara demostración de que Cuba es el canal de la influencia rusa en Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Esta realidad, junto con los antecedentes históricos que vinculan la isla al Estado de Florida, hacen pensar que Cuba será la prioridad del presidente Obama en sus relaciones con América Latina, si es que la crisis financiera y Afganistán, su principal preocupación, no lo distraen como a Roosevelt en su tiempo, a pesar de las buenas intenciones.

A nuestro modo de ver, los que piensan que el presidente Chávez, comenzando por él mismo, está en la agenda del presidente Barack Obama, están equivocados. El líder bolivariano es famoso por su temperamento mercurial, por ser impredecible y poco dado a respetar los compromisos. El riesgo de iniciar con Chávez una apertura hacia América Latina es inmenso.

La decisión de expulsar a un embajador en solidaridad con otro país es una de esas torpezas que obligan a pensar si este gobierno puede ser tomado en serio. Por el contrario, la política exterior cubana es experimentada y confiable. Después de todo, un acomodo con los Castro, tendría una mayor repercusión en la región y haría zozobrar la "guerrita fría" de Rusia en el Caribe. Igualmente socavaría parte de la base "ideológica socialista" que sirve de pretexto a Chávez, Morales, Correa y Ortega para chantajear a EE UU con la peligrosa y calculada condescendencia con el narcotráfico.

Las señales Antes que Barack Obama se pronunciara a favor de dialogar con dictadores, ya Raúl Castro había sugerido en dos ocasiones su disposición. Fidel Castro declara hace sólo unos días que Obama "es sin duda más inteligente, culto y ecuánime que su adversario republicano" y con "bien articuladas ideas". Nótese la diferencia con nuestro "gran diplomático" que lo refiere, sin mencionar su nombre, como "el hombre negro".

Si Obama logra, por medio del diálogo prometido, atemperar la represión de la dictadura cubana con una amplia libertad de prisioneros políticos, la respuesta podría ser remover el bloqueo progresivamente. Un presidente demócrata como Obama, con un amplio respaldo nacional y con el reciente apoyo electoral en Florida, tiene mayor libertad que un republicano para abordar a Cuba con menos interferencia de los poderosos grupos del exilio cubano amparados por los republicanos.

La realidad indica que Cuba no es sólo un problema en la región que se ha prolongado demasiado, sino parte de la solución de esta agitación regional que encabeza el presidente Chávez. Es decir, detener la "guerrita fría" en la que Rusia se ha embarcado en el Caribe y morigerar las "amenazas socialistas" en la región andina, pasa por un acuerdo con la hábil diplomacia cubana.

Antecedentes En caso de que no haya el acuerdo, todos sabemos que lo demócratas no fueron educados en la cofradía de la Madre Teresa de Calcuta. Por sólo mencionar dos prestigiosos presidentes demócratas del siglo pasado, Woodrow Wilson y John Kennedy, ambos llegaron al poder con credenciales académicas y semejante visión ecuménica del mundo a las de Barack Obama, pero terminaron superando a sus predecesores en la costumbre de intervenir en países de América Latina.

Woodrow Wilson, ex rector de la Universidad de Princeton, envió tropas a Cuba una vez, a Panamá en dos ocasiones y a Honduras cinco veces.

República Dominicana, Haití y Nicaragua fueron, para todos los efectos prácticos, tres protectorados de EE UU. En 1914 fuerzas militares de EE UU tomaron el puerto de Veracruz con la intención de deponer al dictador mejicano Victoriano Huerta y permanecieron allí por siete meses, sin cumplir con el objetivo.

Kennedy de Harvard, inspiración de Obama, aprobó la invasión de Bahía de Cochinos, organizada por la CIA y según el prestigioso historiador, Arthur Schlesinger, junto con Robert Kennedy, en funciones de Secretario de Justicia, estuvo involucrado en los atentados para asesinar a Fidel Castro.

Si los Castro se han preparado para esta coyuntura histórica de EE UU, como sugieren algunas señales, bien podría salvar a Cuba de la catástrofe económica que le espera a corto plazo con un Chávez contra la pared, administrando un convulsionado país con un barril de petróleo planeando alrededor de los $20

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