Hace un mes, después de una pregunta oral en el pleno del Senado al ministro Moratinos y hablando después con él en pasillos le solicité hiciera gestiones para que pudiéramos acudir a Venezuela en comisión parlamentaria de Observación Electoral a las elecciones regionales que se van a celebrar este domingo/23 y que van a ser un termómetro sobre el grado de aceptación que tiene el presidente Chávez en su país. El último referendo sobre el cambio constitucional que organizó para perpetuarse en el poder lo perdió y hoy es el día en que no se han hecho públicos aquellos resultados.
El Ministro nos hizo caso y cuando visitó Madrid el canciller venezolano Nicolás Maduro, para acompañar al profesor Abreu a recibir uno de los Premios Príncipe de Asturias, le planteó ésta posibilidad. Maduro le contestó que estaba de acuerdo y que haría las gestione oportunas y como éstas cuestiones relativas a los viajes parlamentarios tienen su recorrido, el embajador de España en Caracas solicitó de la Cancillería venezolana una invitación formal, pero ésta no ha llegado. ¿Por qué será?. Y es una pena pues lo que ocurra el domingo en Venezuela va a tener mucha repercusión y no sólo para este país.
La Fundación Konrad Adenauer ha analizado la situación que vive Venezuela y la describe como una “rebelión Pacífica”. Se refiere a lo que se está moviendo por debajo de la superficie.
“La oposición tiene un plan para sacarme de Miraflores. Están haciendo lo posible por ganar algunas gobernaciones, y el año que viene tumbarme, pero en el supuesto de que la oligarquía tome el poder en el Estado Carabobo, el año que viene sería de guerra, yo sacaría los tanques para defender la revolución. “Patria o muerte” es la consigna. Mario Silva, aquí a mi lado, el candidato del PSUV, para quien pido apoyo, es la garantía de la paz, ya que con la oligarquía vendrá la guerra. Escojan ustedes el camino”. Es el discurso de Chávez, trasmitido por la televisión del Estado, y frecuentemente, en cadena nacional, en incansables giras por todo el país identificando como suyos a los candidatos del PSUV para gobernaciones y alcaldías. En el caso de Silva, expresó: “Mario, pulverízalos, es la instrucción que te doy. Hagan lo que tengan que hacer, pero hay que ganar todas las gobernaciones y todas las alcaldías”. En el caso del estado Sucre, cuyo gobernador es Ramón Martínez, un disidente del chavismo, manifestó: “El actual gobernador, mafioso y traidor, no sólo va a perder la gobernación, sino que va a ir para la cárcel, te vamos a barrer, asqueroso traidor. Tendrás que entregar la Gobernación a nuestro candidato, y nadie te salvará de salir de la gobernación para la cárcel”. El guión del discurso es el mismo en todos los estados: si la oligarquía o los traidores triunfan, tienen un plan para sacarme de Miraflores, pero habrá guerra, porque esta es una revolución armada. El candidato del PSUV es mi candidato, votar por él, es votar por Chávez, votar contra la guerra, votar por la paz.
Los analistas coinciden en que Chávez intenta convertir las elecciones regionales en un plebiscito personal por estar convencido de que los candidatos del PSUV, en su gran mayoría carecen de liderazgo en sus estados y municipios, y que el lenguaje agresivo, amenazador, belicoso, tiene el propósito de amedrentar, de desarmar psicológicamente a una colectividad con la cual parece estar perdiendo sintonía. A los que le siguen por convicción y a los beneficiarios de dádivas trata de agruparlos: perder pone en peligro la continuidad del régimen. Repite: “Esta es una revolución y vinimos para quedarnos, usted no puede cambiar a Picasso mientras pinta el Guernica”. Chávez cree que la revolución es él, y ha preferido la ruta electoral por las ventajas del apoyo plebiscitario. Asegura que ganará todas las gobernaciones y alcaldías. Inhabilitó a quienes las encuestas señalaban como ganadores y ha movilizado toda la maquinaria del Estado, bajo su control absoluto, para “pulverizar” a los contendientes adversos. La Constitución y las leyes le prohíben favorecer una parcialidad política en detrimento de otra, así como el uso de fondos públicos para proselitismo político. Las demandas ante el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo han tenido la misma respuesta: el Presidente tiene derecho a defender su obra de gobierno. A quienes censuran el uso abusivo de los medios oficiales, Chávez responde: ganen la Presidencia y hagan todas las cadenas que quieran.
En Venezuela sucede algo curioso, dice Carlos Genatios, quien fue ministro de Ciencia y Tecnología de Chávez, y hoy, en posición de independiente, es directivo de Ojo Electoral, una ONG aceptada por el CNE (Consejo Nacional Electoral) como Observadores. “La tecnología se ha convertido en herramienta de algunas organizaciones para manipular el sistema electoral y eso degrada la calidad de la democracia”. La organización Esdata, ONG que agrupa científicos y especialistas, diseñó el primer mapa de riesgo electoral, donde se identifican los centros de votación en los que hay un alto peligro de manipulación de resultados. Es la única ventaja lograda contra todos los esfuerzos oficiales por impedir el análisis de la información electoral sensible, ha explicado el ingeniero Alfredo Weil, miembro de Esdata y ex director general de Sistemas Electorales del CNE. Los resultados de nuestros estudios, agrega, reflejan que más de un tercio de centros de votación son de alto riesgo, por la inusitada intensidad de movimientos del Registro Electoral, inconsistencia demográfica por padrón de electores superior al número de habitantes adultos de esos municipios, migraciones ilegales y la gran cantidad de militantes del PSUV que fueron seleccionados por el CNE como miembros de mesa, la mayoría como Presidentes o Secretarios de las mesas. El mapa de riesgo permite a los partidos y candidatos de oposición optimizar los recursos de control electoral, como despliegue de voluntarios, testigos, miembros de mesa y equipos de logística. Objetivo factible en el casco urbano de las ciudades grandes, pero muy difícil en las barriadas controladas por delincuentes que usan el uniforme “rojo rojito” como escudo de protección, y en las aldeas y pequeños poblados, donde los “batallones” chavistas se convierten en la verdadera autoridad electoral, con la complicidad del Plan República. Es la experiencia de anteriores elecciones.
Chávez afirma que la oposición predica siempre el fantasma del fraude electoral, y que el sistema de votación es el más seguro y moderno del mundo. “Hablan de fraude, porque saben que los vamos a barrer del escenario político.” María Corina Machado, la líder de Súmate le responde que no son aprehensiones de quienes adversan o disienten del régimen. A estas alturas el CNE no ha publicado los resultados de las elecciones parlamentarias del 2004, y tampoco ha publicado el resultado de 4.500 actas del referendo del 2 D. “Los venezolanos hemos aprendido que lo que ocurre antes, durante y después del acto electoral, es importante. Estamos motivando a la gente para que se active como miembros de mesa, como testigos o como electores. Vamos a escanear las actas y las vamos a colocar en Internet después que el CNE emita su primer boletín. Nos hemos trazado como meta entrenar 53.000 super-testigos para cubrir todos los centros de votación. Necesitamos votar para imponer una nueva barrera al intento de más poder autocrático. Hay una verdadera revolución, la de la ciudadanía. A esa revolución le tiene terror Chávez. Aparece exasperado y el discurso de su campaña es disparatado. Siente que el 23 de noviembre lo derrotaremos nuevamente”. Tiene razón Machado. Hay una rebelión pacífica que puede anunciar el final de Chávez como líder de un proceso con ropaje democrático, o el comienzo de otro, en que el socialismo siglo XXI deja de ser discurso ambiguo para dar paso a un modelo calcado de la experiencia cubana.
El Ministro nos hizo caso y cuando visitó Madrid el canciller venezolano Nicolás Maduro, para acompañar al profesor Abreu a recibir uno de los Premios Príncipe de Asturias, le planteó ésta posibilidad. Maduro le contestó que estaba de acuerdo y que haría las gestione oportunas y como éstas cuestiones relativas a los viajes parlamentarios tienen su recorrido, el embajador de España en Caracas solicitó de la Cancillería venezolana una invitación formal, pero ésta no ha llegado. ¿Por qué será?. Y es una pena pues lo que ocurra el domingo en Venezuela va a tener mucha repercusión y no sólo para este país.
La Fundación Konrad Adenauer ha analizado la situación que vive Venezuela y la describe como una “rebelión Pacífica”. Se refiere a lo que se está moviendo por debajo de la superficie.
“La oposición tiene un plan para sacarme de Miraflores. Están haciendo lo posible por ganar algunas gobernaciones, y el año que viene tumbarme, pero en el supuesto de que la oligarquía tome el poder en el Estado Carabobo, el año que viene sería de guerra, yo sacaría los tanques para defender la revolución. “Patria o muerte” es la consigna. Mario Silva, aquí a mi lado, el candidato del PSUV, para quien pido apoyo, es la garantía de la paz, ya que con la oligarquía vendrá la guerra. Escojan ustedes el camino”. Es el discurso de Chávez, trasmitido por la televisión del Estado, y frecuentemente, en cadena nacional, en incansables giras por todo el país identificando como suyos a los candidatos del PSUV para gobernaciones y alcaldías. En el caso de Silva, expresó: “Mario, pulverízalos, es la instrucción que te doy. Hagan lo que tengan que hacer, pero hay que ganar todas las gobernaciones y todas las alcaldías”. En el caso del estado Sucre, cuyo gobernador es Ramón Martínez, un disidente del chavismo, manifestó: “El actual gobernador, mafioso y traidor, no sólo va a perder la gobernación, sino que va a ir para la cárcel, te vamos a barrer, asqueroso traidor. Tendrás que entregar la Gobernación a nuestro candidato, y nadie te salvará de salir de la gobernación para la cárcel”. El guión del discurso es el mismo en todos los estados: si la oligarquía o los traidores triunfan, tienen un plan para sacarme de Miraflores, pero habrá guerra, porque esta es una revolución armada. El candidato del PSUV es mi candidato, votar por él, es votar por Chávez, votar contra la guerra, votar por la paz.
Los analistas coinciden en que Chávez intenta convertir las elecciones regionales en un plebiscito personal por estar convencido de que los candidatos del PSUV, en su gran mayoría carecen de liderazgo en sus estados y municipios, y que el lenguaje agresivo, amenazador, belicoso, tiene el propósito de amedrentar, de desarmar psicológicamente a una colectividad con la cual parece estar perdiendo sintonía. A los que le siguen por convicción y a los beneficiarios de dádivas trata de agruparlos: perder pone en peligro la continuidad del régimen. Repite: “Esta es una revolución y vinimos para quedarnos, usted no puede cambiar a Picasso mientras pinta el Guernica”. Chávez cree que la revolución es él, y ha preferido la ruta electoral por las ventajas del apoyo plebiscitario. Asegura que ganará todas las gobernaciones y alcaldías. Inhabilitó a quienes las encuestas señalaban como ganadores y ha movilizado toda la maquinaria del Estado, bajo su control absoluto, para “pulverizar” a los contendientes adversos. La Constitución y las leyes le prohíben favorecer una parcialidad política en detrimento de otra, así como el uso de fondos públicos para proselitismo político. Las demandas ante el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo han tenido la misma respuesta: el Presidente tiene derecho a defender su obra de gobierno. A quienes censuran el uso abusivo de los medios oficiales, Chávez responde: ganen la Presidencia y hagan todas las cadenas que quieran.
En Venezuela sucede algo curioso, dice Carlos Genatios, quien fue ministro de Ciencia y Tecnología de Chávez, y hoy, en posición de independiente, es directivo de Ojo Electoral, una ONG aceptada por el CNE (Consejo Nacional Electoral) como Observadores. “La tecnología se ha convertido en herramienta de algunas organizaciones para manipular el sistema electoral y eso degrada la calidad de la democracia”. La organización Esdata, ONG que agrupa científicos y especialistas, diseñó el primer mapa de riesgo electoral, donde se identifican los centros de votación en los que hay un alto peligro de manipulación de resultados. Es la única ventaja lograda contra todos los esfuerzos oficiales por impedir el análisis de la información electoral sensible, ha explicado el ingeniero Alfredo Weil, miembro de Esdata y ex director general de Sistemas Electorales del CNE. Los resultados de nuestros estudios, agrega, reflejan que más de un tercio de centros de votación son de alto riesgo, por la inusitada intensidad de movimientos del Registro Electoral, inconsistencia demográfica por padrón de electores superior al número de habitantes adultos de esos municipios, migraciones ilegales y la gran cantidad de militantes del PSUV que fueron seleccionados por el CNE como miembros de mesa, la mayoría como Presidentes o Secretarios de las mesas. El mapa de riesgo permite a los partidos y candidatos de oposición optimizar los recursos de control electoral, como despliegue de voluntarios, testigos, miembros de mesa y equipos de logística. Objetivo factible en el casco urbano de las ciudades grandes, pero muy difícil en las barriadas controladas por delincuentes que usan el uniforme “rojo rojito” como escudo de protección, y en las aldeas y pequeños poblados, donde los “batallones” chavistas se convierten en la verdadera autoridad electoral, con la complicidad del Plan República. Es la experiencia de anteriores elecciones.
Chávez afirma que la oposición predica siempre el fantasma del fraude electoral, y que el sistema de votación es el más seguro y moderno del mundo. “Hablan de fraude, porque saben que los vamos a barrer del escenario político.” María Corina Machado, la líder de Súmate le responde que no son aprehensiones de quienes adversan o disienten del régimen. A estas alturas el CNE no ha publicado los resultados de las elecciones parlamentarias del 2004, y tampoco ha publicado el resultado de 4.500 actas del referendo del 2 D. “Los venezolanos hemos aprendido que lo que ocurre antes, durante y después del acto electoral, es importante. Estamos motivando a la gente para que se active como miembros de mesa, como testigos o como electores. Vamos a escanear las actas y las vamos a colocar en Internet después que el CNE emita su primer boletín. Nos hemos trazado como meta entrenar 53.000 super-testigos para cubrir todos los centros de votación. Necesitamos votar para imponer una nueva barrera al intento de más poder autocrático. Hay una verdadera revolución, la de la ciudadanía. A esa revolución le tiene terror Chávez. Aparece exasperado y el discurso de su campaña es disparatado. Siente que el 23 de noviembre lo derrotaremos nuevamente”. Tiene razón Machado. Hay una rebelión pacífica que puede anunciar el final de Chávez como líder de un proceso con ropaje democrático, o el comienzo de otro, en que el socialismo siglo XXI deja de ser discurso ambiguo para dar paso a un modelo calcado de la experiencia cubana.
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