*LA PRESENCIA MILITAR RUSA EN VENEZUELA ES LA PRINCIPAL AGRESIÓN A NUESTRA SOBERANÍA
Gustavo Linares Benzo // Mal fin
Hasta ahora las relaciones internacionales del chavismo habían tenido la habilidad de enfocarse en países iguales o más pequeños que nosotros, una red de clientes como Argentina y de protocolonias como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. En todas estas relaciones Venezuela era el líder y a eventuales desventajas económicas se unían beneficios geopolíticos. Venezuela era más soberana que nunca, dicho sin la menor ironía.
Gustavo Linares Benzo // Mal fin
Hasta ahora las relaciones internacionales del chavismo habían tenido la habilidad de enfocarse en países iguales o más pequeños que nosotros, una red de clientes como Argentina y de protocolonias como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. En todas estas relaciones Venezuela era el líder y a eventuales desventajas económicas se unían beneficios geopolíticos. Venezuela era más soberana que nunca, dicho sin la menor ironía.
Hasta esta semana. La presencia militar rusa (¿soviética, después de lo de Georgia?) en Venezuela es la principal agresión a nuestra soberanía que se comete desde la llegada de Chávez al poder. Se ha permitido que la segunda potencia militar del mundo, nuclear además, ponga pica en Flandes y pueda llegar a dictar órdenes o precios del crudo. Chávez ha cometido el peor error histórico de su carrera al celebrar la invasión rusa a Venezuela, pues ahora sus muchas veces justificadas críticas a la hegemonía norteamericana han perdido toda autoridad moral y política. Fox, cachorro del imperio, ¿Chávez de Moscú?
Hasta ahora la política internacional del presidente Chávez había conseguido el éxito innegable de consolidar el imperio venezolano del Caribe, sueño que comenzó con el presidente Pérez en su primer gobierno y ha continuado sin interrupción hasta hoy, sobre la base de regalar un poquito de petróleo y obtener un mar interior venezolano a expensas de Méjico. El gran logro chavista fue colonizar a Cuba, que ahora depende en alma y cuerpo de Venezuela.
En esa política Venezuela no era segunda de nadie, al punto de ir acompañada de un trato infantil y destemplado con Estados Unidos, pero sin duda independiente de la hegemonía norteamericana. Pero ahora llega otro imperialismo. Heredero del régimen más tenebroso de la historia humana, muchísimo peor que Hitler (la URSS mató a cuarenta millones de sus propios ciudadanos), la Rusia de Putin ha reivindicado los títulos imperiales zaristas, asumidos antes por la Unión Soviética y comenzado a reclamar las colonias perdidas. Chávez ha dado su paso más triste al abrirle la intimidad de la patria al oso ruso.
Al final, Venezuela, para bien o para mal, decidió y decidirá los términos de su relación con Estados Unidos y Cuba. La relación con Rusia la decide, de ahora en adelante, el primer ministro Putin.
glinares@cjlegal.net
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