Jueves, 4 de septiembre de 2008
El Gobierno usa constantemente la polémica para no debatir sobre la escasez, la inflación, la pobreza y la inseguridad olvidándose que existe un masivo descontento a favor de un cambio que es mayor que cualquier argucia distractora. El descontento contra la gestión gubernamental, estadal y municipal crece con efervescencia. La calificación escatológica de la victoria opositora del 2D dejo al desnudo la frustración presidencial ante una derrota que deberá repetirse el 24N con un resultado electoral que sea idóneamente contabilizado por el CNE.
Más aún cuando la estructura del partido oficial no acaba de estabilizarse pues con la mayoría de sus jefes impuestos desde la cúpula gubernamental no responden al sentimiento de las base que siguen al llamado proceso.
Aún los que enuncian que están bien y que no han sido tocados por el Capitalismo de Estado llevado al extremo, prevén que en el corto plazo sus logros van a ser desechos por la voracidad del totalitarismo; al mirarse en el espejo de los que han sido despojados.
Esta mala administración aumenta cada día el número de los descontentos con cada medida restrictiva que implementa, por desarrollar leyes inconstitucionales que obligan a los vecinos a convertirse en denunciantes de la conducta opositora de sus conurbanos y con la amenaza de usar bienes particulares a discreción del oficialismo.
Ante esta realidad que nos ahoga, las ofertas programáticas de los candidatos de la disidencia apuntan a superar los males colectivos que han sido sembrados por la ineptitud y la politiquería de los actuales gobernantes nacionales, estadales y municipales. Muchos de los actuales candidatos contra el continuismo han probado ser buenos administradores, tienen una obra que mostrar y que se recuerda para romper con el escepticismo en contra de una gestión pública ineficaz. Su oferta de cambio está vigente sin olvidar presentar soluciones que ependerán más del Estado que de los propios afectados, sobre todo en el ámbito de la seguridad y el orden.
Los factores que ofertan interrumpir al continuismo, más que los propios candidatos, son las estructuras familiares sin importar el grupo socio económico al cual pertenezcan aunque estos se presentan rechazando a las actuales políticas que destrozan al país con un creciente nivel de participación para los procesos electorales.
Los jóvenes han demostrado su rechazo a las actuales políticas neo comunistas que vulneran la libertad individual. Los gremios profesionales han reaccionado negativamente ante las leyes inconstitucionales promulgadas mediante el poder habilitante que significo la renuncia de sus responsabilidades por parte de la Asamblea Nacional.
La oposición está en capacidad de movilizar a más electores de cuantos le han acompañado desde diciembre de 1998 y la intención abstencionista de quienes aun son partidarios del líder del régimen aumenta cada día.
Un inmenso sector del país no quiere un socialismo que acabe con la libertad y la propiedad privada. Hasta quienes los que a la sombra del actual gobierno han amasado importantes fortunas y se han convertido en propietarios de bienes muebles e inmuebles, cuya cuantía es incalculable, se resisten a separarse de ello. Los electores perciben que es necesario aplicar un castigo votando contra la corrupción sancionando a quienes toda la sociedad identifica como culpables. Votando contra el dispendio de la riqueza venezolana en aras de comprometer voluntades internacionales en apoyo de quien prende luces en la calle condenando a la oscuridad a los de su propia casa.
Por otra parte la llegada de un estado de cosas que limite la libertad individual e irrespete los derechos de propiedad, siempre se ha impuesto por la fuerza. Los neocomunistas y los neofascistas no pueden materializar su arcaica y demagógica manera de pensar mediante el consenso y por ello deben usar medidas dominadoras tales como las que conocemos ocurrieron en Rusia, China, Cuba, Italia y Alemania. En esos países la imposición de esos esquemas conllevo la aplicación de fusilamientos, prisiones, exterminios de etnias, expropiación forzada de bienes, desaparición forzada devoradora de sus propios compañeros de ruta, hambrunas para los pueblos y estómagos ahítos para sus gobernantes mediante impuestos mediante la violencia y/o el fraude. A esto se opone la colectividad venezolana que aspira a vivir en bienestar y en libertad
El Gobierno usa constantemente la polémica para no debatir sobre la escasez, la inflación, la pobreza y la inseguridad olvidándose que existe un masivo descontento a favor de un cambio que es mayor que cualquier argucia distractora. El descontento contra la gestión gubernamental, estadal y municipal crece con efervescencia. La calificación escatológica de la victoria opositora del 2D dejo al desnudo la frustración presidencial ante una derrota que deberá repetirse el 24N con un resultado electoral que sea idóneamente contabilizado por el CNE.
Más aún cuando la estructura del partido oficial no acaba de estabilizarse pues con la mayoría de sus jefes impuestos desde la cúpula gubernamental no responden al sentimiento de las base que siguen al llamado proceso.
Aún los que enuncian que están bien y que no han sido tocados por el Capitalismo de Estado llevado al extremo, prevén que en el corto plazo sus logros van a ser desechos por la voracidad del totalitarismo; al mirarse en el espejo de los que han sido despojados.
Esta mala administración aumenta cada día el número de los descontentos con cada medida restrictiva que implementa, por desarrollar leyes inconstitucionales que obligan a los vecinos a convertirse en denunciantes de la conducta opositora de sus conurbanos y con la amenaza de usar bienes particulares a discreción del oficialismo.
Ante esta realidad que nos ahoga, las ofertas programáticas de los candidatos de la disidencia apuntan a superar los males colectivos que han sido sembrados por la ineptitud y la politiquería de los actuales gobernantes nacionales, estadales y municipales. Muchos de los actuales candidatos contra el continuismo han probado ser buenos administradores, tienen una obra que mostrar y que se recuerda para romper con el escepticismo en contra de una gestión pública ineficaz. Su oferta de cambio está vigente sin olvidar presentar soluciones que ependerán más del Estado que de los propios afectados, sobre todo en el ámbito de la seguridad y el orden.
Los factores que ofertan interrumpir al continuismo, más que los propios candidatos, son las estructuras familiares sin importar el grupo socio económico al cual pertenezcan aunque estos se presentan rechazando a las actuales políticas que destrozan al país con un creciente nivel de participación para los procesos electorales.
Los jóvenes han demostrado su rechazo a las actuales políticas neo comunistas que vulneran la libertad individual. Los gremios profesionales han reaccionado negativamente ante las leyes inconstitucionales promulgadas mediante el poder habilitante que significo la renuncia de sus responsabilidades por parte de la Asamblea Nacional.
La oposición está en capacidad de movilizar a más electores de cuantos le han acompañado desde diciembre de 1998 y la intención abstencionista de quienes aun son partidarios del líder del régimen aumenta cada día.
Un inmenso sector del país no quiere un socialismo que acabe con la libertad y la propiedad privada. Hasta quienes los que a la sombra del actual gobierno han amasado importantes fortunas y se han convertido en propietarios de bienes muebles e inmuebles, cuya cuantía es incalculable, se resisten a separarse de ello. Los electores perciben que es necesario aplicar un castigo votando contra la corrupción sancionando a quienes toda la sociedad identifica como culpables. Votando contra el dispendio de la riqueza venezolana en aras de comprometer voluntades internacionales en apoyo de quien prende luces en la calle condenando a la oscuridad a los de su propia casa.
Por otra parte la llegada de un estado de cosas que limite la libertad individual e irrespete los derechos de propiedad, siempre se ha impuesto por la fuerza. Los neocomunistas y los neofascistas no pueden materializar su arcaica y demagógica manera de pensar mediante el consenso y por ello deben usar medidas dominadoras tales como las que conocemos ocurrieron en Rusia, China, Cuba, Italia y Alemania. En esos países la imposición de esos esquemas conllevo la aplicación de fusilamientos, prisiones, exterminios de etnias, expropiación forzada de bienes, desaparición forzada devoradora de sus propios compañeros de ruta, hambrunas para los pueblos y estómagos ahítos para sus gobernantes mediante impuestos mediante la violencia y/o el fraude. A esto se opone la colectividad venezolana que aspira a vivir en bienestar y en libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.