*AMERICO MARTIN ESCRIBIÓ: “IMPERIO ATÍPICO”
Lun Ago 11, 2008 10:56 am
Se ha hecho popular en Bolivia la creencia de que la Venezuela de Chávez es un ''imperio''. Razones no faltan. Para los bolivianos el agresivo intervencionismo que en nombre del Libertador deben soportar los ha colocado en una situación inédita. Están atados colonialmente, dependen hasta la irrisión de un personaje cuya megalomanía imperiosa los ofende. Los cheques de la demagogia de Morales son entregados a la luz del día por la embajada venezolana, país que le impone abiertamente y en forma inconsulta al dócil mandatario boliviano potestades militares, económicas y políticas. Evo es hoy uno de los hombres de Chávez. Pero todo esto es historia conocida.
Me interesa resaltar sin embargo dos aspectos importantes. El primero es la sorda indignación que el lazo colonial está despertando en lo profundo del alma de un pueblo valiente y celoso de su independencia desde su fundación e incluso bajo la dominación hispana. Entonces la actual Bolivia se llamaba Alto Perú, sobre el que Lima reclamaba jurisdicción. Bolivia libraba su lucha sin supeditarse a ese ni a ningún centro y, antes bien, con uno de sus hijos más destacados, el mariscal Andrés de Santa Cruz, presidió la fugaz Confederación Perú-boliviana. Desafortunados en las guerras del Pacífico y del Chaco, los soldados bolivianos se batieron con increíble tenacidad y amor a la patria. Sus pérdidas territoriales les dejaron la marca de una justificada aprensión frente a la ''ayuda'' de quienes quieren cobrarla con humillante hegemonía. Observar la transformación cipaya de su presidente tiene que ofender el orgullo boliviano y por eso el clamor contra el imperialismo venezolano irá in crescendo.
Es difícil sostener lo contrario. Como manda sobre los suyos, Chávez lo hace sobre Morales, quien repite con penosa fidelidad hasta los latiguillos de Chávez. También él asegura que la oligarquía y los gringos le siguen los pasos. También denuncia magnicidios y golpes a granel. También anuncia el destino socialista de su país. Es la sombra de su mentor. Pero el monarca venezolano no se parece a los de antes y de ahora. Bush, amenazado por terribles enemigos que quieren cargárselo, viaja sin miedo por las zonas más turbulentas del Medio Oriente. Viaje que promete lo hace, más allá de la calificación que merezca su gestión. Alejandro, Carlos V, Julio César, Augusto, Tamerlán tampoco se amilanaron frente al peligro. No ''arrugaron'', como se dice en Venezuela...
Ya podía sospecharse que nuestro emperador no es de semejante estirpe. Con demasiada frecuencia anuncia que quieren asesinarlo y que se planifican golpes sangrientos. Nunca jamás ha mostrado un papel, un testimonio, no digo como las computadoras de Reyes, pero por lo menos algún indicio en que apoyar sus denuncias. Participó en el coup contra Carlos Andrés Pérez, para hacerle lo que no le han hecho a él. Pese a jurar con sus compañeros de aventura que estaba prohibido rendirse, fue el único que se desdijo. Y luego, el 11 de abril, lo sabe el mundo, se rindió sin disparar un tiro, a cambio de que se le permitiera refugiarse en Cuba. Pero bueno, también esos incidentes están en el recuerdo de muchos.
Lo nuevo lo estamos viendo en estos días. El presidente Chávez decidió no asistir a la cumbre de Cartagena alegando razones de seguridad. Uribe, amenazado de veras por enemigos probados que quisieran ''ajusticiarlo'', se hizo presente con talante tranquilo, al igual que los demás mandatarios presentes. Lo último es su reculada frente a las protestas que denunciaron su presencia en Tarija. Claro que la situación podía entrañar peligro, pero sus anillos de seguridad, como los de Kirchner y Evo, están en condiciones de brindarle seguridad. Optaron los tres mandatarios por tomar las de Villadiego.
El imperio es un tigre de papel, proclamó una vez Mao Zedong.
fuente:http://www.elnuevoherald.com
Lun Ago 11, 2008 10:56 am
Se ha hecho popular en Bolivia la creencia de que la Venezuela de Chávez es un ''imperio''. Razones no faltan. Para los bolivianos el agresivo intervencionismo que en nombre del Libertador deben soportar los ha colocado en una situación inédita. Están atados colonialmente, dependen hasta la irrisión de un personaje cuya megalomanía imperiosa los ofende. Los cheques de la demagogia de Morales son entregados a la luz del día por la embajada venezolana, país que le impone abiertamente y en forma inconsulta al dócil mandatario boliviano potestades militares, económicas y políticas. Evo es hoy uno de los hombres de Chávez. Pero todo esto es historia conocida.
Me interesa resaltar sin embargo dos aspectos importantes. El primero es la sorda indignación que el lazo colonial está despertando en lo profundo del alma de un pueblo valiente y celoso de su independencia desde su fundación e incluso bajo la dominación hispana. Entonces la actual Bolivia se llamaba Alto Perú, sobre el que Lima reclamaba jurisdicción. Bolivia libraba su lucha sin supeditarse a ese ni a ningún centro y, antes bien, con uno de sus hijos más destacados, el mariscal Andrés de Santa Cruz, presidió la fugaz Confederación Perú-boliviana. Desafortunados en las guerras del Pacífico y del Chaco, los soldados bolivianos se batieron con increíble tenacidad y amor a la patria. Sus pérdidas territoriales les dejaron la marca de una justificada aprensión frente a la ''ayuda'' de quienes quieren cobrarla con humillante hegemonía. Observar la transformación cipaya de su presidente tiene que ofender el orgullo boliviano y por eso el clamor contra el imperialismo venezolano irá in crescendo.
Es difícil sostener lo contrario. Como manda sobre los suyos, Chávez lo hace sobre Morales, quien repite con penosa fidelidad hasta los latiguillos de Chávez. También él asegura que la oligarquía y los gringos le siguen los pasos. También denuncia magnicidios y golpes a granel. También anuncia el destino socialista de su país. Es la sombra de su mentor. Pero el monarca venezolano no se parece a los de antes y de ahora. Bush, amenazado por terribles enemigos que quieren cargárselo, viaja sin miedo por las zonas más turbulentas del Medio Oriente. Viaje que promete lo hace, más allá de la calificación que merezca su gestión. Alejandro, Carlos V, Julio César, Augusto, Tamerlán tampoco se amilanaron frente al peligro. No ''arrugaron'', como se dice en Venezuela...
Ya podía sospecharse que nuestro emperador no es de semejante estirpe. Con demasiada frecuencia anuncia que quieren asesinarlo y que se planifican golpes sangrientos. Nunca jamás ha mostrado un papel, un testimonio, no digo como las computadoras de Reyes, pero por lo menos algún indicio en que apoyar sus denuncias. Participó en el coup contra Carlos Andrés Pérez, para hacerle lo que no le han hecho a él. Pese a jurar con sus compañeros de aventura que estaba prohibido rendirse, fue el único que se desdijo. Y luego, el 11 de abril, lo sabe el mundo, se rindió sin disparar un tiro, a cambio de que se le permitiera refugiarse en Cuba. Pero bueno, también esos incidentes están en el recuerdo de muchos.
Lo nuevo lo estamos viendo en estos días. El presidente Chávez decidió no asistir a la cumbre de Cartagena alegando razones de seguridad. Uribe, amenazado de veras por enemigos probados que quisieran ''ajusticiarlo'', se hizo presente con talante tranquilo, al igual que los demás mandatarios presentes. Lo último es su reculada frente a las protestas que denunciaron su presencia en Tarija. Claro que la situación podía entrañar peligro, pero sus anillos de seguridad, como los de Kirchner y Evo, están en condiciones de brindarle seguridad. Optaron los tres mandatarios por tomar las de Villadiego.
El imperio es un tigre de papel, proclamó una vez Mao Zedong.
fuente:http://www.elnuevoherald.com
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