jueves, 8 de mayo de 2008

*GUILLERMORODRÍGUEZ ESCRIBE EN TERCER POLO: “CAMINO A LA PROSPERIDAD: DEL SOCIALISMO AL CAPITALISMO”


*GUILLERMO RODRÍGUEZ ESCRIBE EN TERCER POLO: “CAMINO A LA PROSPERIDAD: DEL SOCIALISMO AL CAPITALISMO”


Si el vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria. Winston Churchill

Aunque la conveniencia (y aún la simple viabilidad) del socialismo sea una creencia supersticiosa a la que se aferren sus fieles sin importar la abrumadora evidencia en contrario, y en tal sentido resulte esencialmente un tipo de fe irracional, en el poder el socialismo no es sino el control de los medios de producción por el Estado. Un Estado que hace negocios, es por naturaleza un Estado socialista. Hablar de "Capitalismo de Estado" es una contradicción en términos, si la empresa es "de Estado" no es capitalista, y si es capitalista una actividad mercantil, no es realizada por el Estado. Un Estado "capitalista" sería el que se dedicara única y exclusivamente a sus funciones naturales, entre las que no está la actividad mercantil alguna. Pero hay grados de socialismo en cada economía. Ni en la Unión Soviética se llegó al 100% de socialismo, pues ni ahí desapareció por completo toda forma de iniciativa productiva, más o menos, privada. Apenas en Kampuchea Democrática se alcanzó realmente ese 100% y al costo de exterminar alrededor de un tercio de la población en pocos años.

En Venezuela, aproximadamente el 80% del capital no residencial pertenece al Estado (es decir que aproximadamente el 80% de los medios de producción pertenecen al Estado) desde hace unas tres décadas, por lo que Venezuela es un país económicamente socialista al 80%, desde hace unas tres décadas. Y en la medida que fue más socialista el Estado venezolano, más y a más empobreció a la población sin importar lo "rico" que se empeñe en creerse un país en el que la actividad petrolera es la más importante en términos de PIB y de ingreso fiscal. Un dato es que aproximadamente el 80% de las divisas que ingresan al país son producto, directo e indirecto, de las exportaciones del sector petrolero. El petróleo, como todo lo que está en el subsuelo, es, y ha sido siempre, propiedad exclusiva del Estado venezolano. Tal reserva estatista de recursos es una herencia que la corona española dejó, en la legislación, para su ex colonia. Una cosa es petróleo, que siempre ha sido del Estado, desde la conquista hasta la fecha, y otra es la industria que lo explote... que puede ser privada o estatal, nacional o foránea... y fue primero privada y nacional, luego privada y mayormente foránea, y finalmente exclusivamente Estatal por Ley... y desde 1999 tiene el Estado Venezolano una empresa por acciones exclusivamente estatales de carácter constitucional. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, prohíbe clara y expresamente que PDVSA sea del pueblo. Sólo puede ser del Estado.

En materia de regulaciones fue aún más socialista antes, cuando la regulación de precios incluía una gama mucho más amplia de productos que hoy, pero ya casi alcanza e intenta superar aquella cota. Y no fue menos socialista Corpomercadeo que Mercal. Ni fue menos socialista el programa de Becas "Gran Mariscal de Ayacucho" que la "Misión Sucre". La principal razón por la que la inmensa mayoría de la población de Venezuela no es consciente de esto, es que los socialistas que gobernaron desde 1958, hasta 1994, no controlaban lo que los marxistas -los granscianos al menos- denominan "poder cultural". Eso le fue delegado a la parte desarticulada, aparentemente más izquierdista -en el infantil sentido que explicaba Lenin la palabreja- y tras casi cuatro décadas el empobrecimiento, corrupción y demás miserias, consustanciales con la naturaleza del socialismo en cualquiera de sus formas, produjeron el inevitable colapso; y otro socialismo, antes marginal, llegó al poder colgado de las charreteras de un grupo de militares que se habían formado y radicalizado en tal ideología. Pero el socialismo ha sido derrotado en las urnas electorales en Venezuela, la única vez que ha perdido su caudillo supremo en el poder una elección, fue cuando lo único que puso sobre la mesa fue el modelo socialista. El problema es que esa victoria son incapaces de asumirla los socialistas opositores, porque quieren ver la causa en el consecuencia: la derrota electoral del supremo caudillo, y no quieren verla en donde realmente estuvo: la derrota electoral del proyecto socialista en cualquier versión. Y es lógico que ello ocurra, simplemente la población, poco a poco, se está divorciando cada día más de sus supuestos lideres políticos, mediáticos e intelectuales de lado y lado de la polarización entre los socialistas en el poder y los socialistas fuera del poder.

La hora de la solución liberal se acerca en Venezuela, aunque para llegar a ella aún será duro y lleno de obstáculos el camino a recorrer, la simple realidad es que no hay otro camino hacia una sociedad prospera y pacifica. La solución liberal pasa por transferir esos activos productivos del Estado a la población, y esa es la gran diferencia entre el populismo de los socialistas enfrentados, que se desgañitan en ofrecer el reparto de las menguadas rentas de un sistema empobrecedor, y el capitalismo popular. Los populistas quieren una población empobrecida y envilecida que dependa de un Estado repartidos de limosnas, para que el Estado controle a la gente. Los liberales queremos que la totalidad del capital mercantil esté en manos de la población, para que un Estado dedicada a sus verdaderas funciones dependa de un impuesto bajo, simple y de un solo escalón... a fin de que sea la gente la que controle al Estado. Y pudiera entre los puntos claves de nuestro programa estaría necesariamente:

Pagar la deuda pública liquidando el 50% de los activos mercantiles del Estado. Lo que implicaría, “adicionalmente” duplicar el ingreso fiscal petrolero

Dedicar la mayoría del presupuesto para seguridad, justicia y obras públicas.


Dedicar el resto del presupuesto para salud, educación y asistencia social básicas mediante sistemas de cupones que subsidien universalmente la demanda y no la oferta..


Ningún presupuesto público para otra cosa diferente. ¡Y nada de gasto público “no presupuestado”! Prohibición constitucional del endeudamiento que supere el 5% del presupuesto. Con las mayores sanciones civiles y políticas.


Capitalizar a la población, distribuyendo el otro 50% de los activos mercantiles estatales, en partes iguales entre los ciudadanos, mediante acciones y derechos intransferibles individuales.


Obligar legalmente al gobierno ha destinar lo obtenido de la venta de cualquier activo público actual o futuro, exclusivamente para el pago de capital de la deuda pública existente en el momento de la venta, hasta pagarla completamente.


Establecer el impuesto a la renta de tasa única para personas naturales y jurídicas en una tasa de 10%.


Desreglar profundamente la economía eliminando las barreras artificiales al desarrollo empresarial de quienes menos capital tienen.


Regresar al patrón oro, como paso previo de la libertad monetaria, impidiendo la devaluación e inflación. Y eliminar todas las trabas y regulaciones contra la creación de riqueza.




Eso es verdadero poder para el pueblo, no para el estado, no para el caudillo, no para el partido... sino real y definitivamente para el pueblo. Claro que como eso es una revolución liberal, en toda línea. Necesitaríamos para adelantarla cambiar no sólo la Constitución -por el mecanismo que ella misma provee, que es la voluntad de la mayoría- sino crear un nuevo sistema que supere los limites de la división tradicional de poderes, limitando realmente la posibilidad misma cualquier tiranía, incluso, o especialmente, la de la mayoría. Nada de eso se relaciona con los socialismos enfrentados por el poder en el escenario mediático electoral venezolano. ¿Qué uno de ellos pudiera ser el mal menor, o que el mal menor sea no tomar partido en esa pelea? es algo a dilucidar aún... pero de que ninguno es solución no hay la menor duda. La solución está en el futuro, en el capitalismo popular que termine de una vez y para siempre con el socialismo empobrecedor en nuestra tierra. Y para llegar a eso entre otras cosas se requieren gobiernos con un enfoque liberal en todos los niveles de la administración, desde los Concejos Comunales, pasando por alcaldías y gobernaciones, hasta Miraflores, y sobre todo se requieren legisladores liberales en la Asamblea… así que largo y lleno de obstáculos en una empobrecida nación que se cree rica porque el petróleo está a 100 dólares el barril, y es en realidad tan pobre que pese a ser un país petrolero y fundador de la OPEP su producto por habitante a duras penas supere los 5 mil dólares anuales.

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