viernes, 18 de abril de 2008

*SIXTO MEDINA ESCRIBE PAR EL VESPERTINO MUNDO (VENEZUELA): “PARA DESGRACIA DE LA REPÚBLICA”

*SIXTO MEDINA ESCRIBE PAR EL VESPERTINO MUNDO (VENEZUELA): “PARA DESGRACIA DE LA REPÚBLICA”

Sixto Medina

El hecho de observar resulta imprescindible para toda persona que muestra interés en todo lo que hace, es decir, que no se limita a ver, sino que se detiene en todos los detalles. Quienes observan las formas de gobierno como procesos sociales, afirman más o menos lo siguiente: Todo hombre de gobierno tiene ante sí dos frentes de combate: por un lado, el más cercano, debe ir resolviendo los asuntos urgentes e impostergables que plantea la actualidad; por otro lado, que se contrapone, debe tratar de evadir lo cotidiano y lo inmediato para diseñar estrategias de largo alcance, destinadas a solucionar los grandes problemas estructurales de su país con la mirada puesta en el largo plazo.

El político con sensibilidad electoralista, por lo general, concentra sus energías en el primero de esos dos frentes. El político con vocación de estadista, en cambio, trata de poner sus mejores esfuerzos en el segundo para impulsar el desarrollo económico y social, para solucionar y pensar el país.

El político adicto al cortoplacismo pasa la mayor parte de su jornada de trabajo en una trinchera que no le da tregua y no le permite reflexionar sobre las grandes cuestiones de fondo que es necesario modificar. El estadista, sin descuidar el presente, destina una parte sustancial de su tiempo a pensar en el país de mañana.

Los venezolanos que seguimos los pasos del actual régimen de Hugo Chávez, podemos dar fe de que él no ha elegido, el modelo del político con vocación de estadista o de conducción de estadista. Pues su extraña forma de gobernar deja la impresión de una enorme torpeza. Desde luego, nadie puede pretender que permanezca ajeno a las emergencias del presente, porque la republica necesita y desea que se reserve el tiempo para meditar sobre los problemas estructurales básicos de la Venezuela de hoy y la que se debe construir sobre las estrategias de largo aliento que es indispensable diseñar y ejecutar para darles una solución duradera. Pero la experiencia del gobierno de Chávez es perfectamente perceptible para desgracia de la republica porque ocurre todo lo contrario. Es él quien desde el poder crea las reglas del juego, las modifica y las destruye. En ese ir y venir ha manoteado y sometido a las instituciones democráticas; ha avanzado sobre los diferentes sectores estratégicos de la economia: la electricidad, las comunicaciones, la industria cementera. Es la intervención del Estado en la economia.

Desde hace tiempo le declaro la guerra a los medios de comunicación, a uno le quito a concesión sin pasar por ninguna de las instancias jurídicas previstas en la ley, y a otros los ha amenazado. El conflicto social en el campo y de alimentación quiere resolverlo con la intervención militar, con la confiscación de fincas y, ahora incorpora en su paquete de estatización, el acero Es probable, como se ha dicho, que los únicos sorprendidos por la decisión de Chávez, de estatizar la empresa siderurgia Ternium Sidor, controlada por el grupo argentino Techint, hayan sido funcionarios del gobierno argentino.

No fue súbito ni se debió a un conflicto salarial. Por el contrario, se trata de una medida propia de un proyecto estratégico, cuyo principal objetivo no es otro que seguir concentrando poder político y económico, con la intención de hacer creer a la ciudadanía que hay un Estado benefactor ilimitado.

Sin embargo, hoy vemos como el gobierno retrocede cuando hay participación y movilización social, muestra de ello es la sorpresiva suspensión de las obras de la Carlota, igual como paso con la derrota a su reforma, con lo negativo que resulto el llamado a la guerra, y lo que esta pasando con el diseño curricular. Y es eso, que la sociedad venezolana se transforma, esta creando condiciones de superación para contrarrestar la “intención política” del régimen.

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