*VENEZUELA: "UN RÉGIMEN DE FACTO" **MOVIMIENTO 2D
Enviado por Rodolfo Schmidt Reportemundo VL
Martes, 29 de abril de 2008 15:23
". El 2 de diciembre de 2007 los venezolanos votamos masivamente contra el proyecto de reforma de 69 artículos de la Constitución Nacional sometidos a referéndum por el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías.
La reforma fue rechazada masivamente por el pueblo venezolano. Aunque el Presidente de la República hizo la posible por negarlo, terminó reconociendo el rechazo popular al proyecto de reforma. Un titular periodístico del martes 4 rezaba así: "Un Chávez iracundo se negaba a admitir la derrota". El 5 de diciembre, dentro del espíritu de ese reportaje, el Presidente de todos los venezolanos exclamó: "El triunfo del NO es una victoria de mierda". Rodeado del Alto Mando Militar, a pesar de que reconocía la derrota, exclamó: "Prepárense, porque vendrá una segunda ofensiva rumbo a la reforma constitucional". Para refrendar su actitud amenazante, anunció la creación de las "milicias bolivarianas", como si estuviera adelantando lo que pensaba o tramaba hacer, o sea, aplicar la reforma derrotada a través de la fuerza.
El proyecto de reforma tenía un solo propósito: el de establecer en Venezuela lo que el Presidente ha llamado "socialismo del siglo XXI", cuya meta final era la eliminación de la empresa privada y la negación del concepto de propiedad como lo consagra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999.
Pretendía la reforma, asimismo, abrirle las puertas a Hugo Chávez Frías para que se erigiera en presidente vitalicio, sin límites en el tiempo, y bajo el control más absoluto del Estado, de sus instituciones, de todos los poderes bajo su poder supremo, y disponiendo a su manera de los inmensos recursos nacionales producidos por la renta petrolera.
Pretendía, además, con esa reforma, la creación de una guardia pretoriana, bajo su comando personal, o lo que equivaldría a un ejército paralelo a la Fuerza Armada Nacional.
Pretendía que la Constitución autorizara la unión de Venezuela con otros países con el propósito de hacer de Cuba y Venezuela repúblicas unidas, como el propio Presidente lo anunció de manera reiterada.
Pretendía la reforma que el sistema económico y social de Venezuela fuera alterado de la noche a la mañana, tal como se consagraba en la octava disposición transitoria de la Constitución reformada, según la cual el Presidente de la República quedaba autorizado para que, mediante decreto, impusiera el "socialismo del siglo XXI". Una disposición verdaderamente monstruosa que ponía el presente y el futuro de todos los venezolanos en las manos de Hugo Chávez Frías.
Si pensamos que el proyecto de reforma fue aprobado por la Asamblea Nacional, estamos obligados a decir que en ningún momento de la historia venezolana un Poder Legislativo abdicó sus prerrogativas para rendirse ante el "gendarme necesario", como en esta ocasión. Nunca un Congreso se inmoló en aras del personalismo caudillista como lo hicieron los diputados de la Asamblea Nacional.
El proyecto de reforma constitucional derrotado el 2 de diciembre significaba la abolición de los poderes del Estado, para conducirnos al suicidio de la sociedad democrática, condenando nuestro destino de manera desleal como irresponsable.
El proyecto de reforma estaba destinado a meter las regiones en el puño de Hugo Chávez Frías. Su propósito era anular a los gobernadores elegidos y castigar a aquellos estados donde triunfaran los de oposición.
El proyecto de reforma de la Constitución no fue otra cosa que una celada armada contra los venezolanos con premeditación y alevosía.
Por no sabemos qué razones, debido quizás a que es arduo explicarlo, nadie le ha dicho al país el gravísimo peligro del que escapó Venezuela el 2 de diciembre.
Tomar conciencia de lo que significó la derrota del proyecto chavista de legitimar a través de la Constitución un régimen autocrático, militarista, personalista, con dominio absoluto de la sociedad, es nuestro primer deber de ciudadanos.
Cuatro meses después, la amenaza del Presidente de la República en medio de su gran desconcierto de diciembre, cuando airado y fuera de sí, exclamó:"Prepárense porque vendrá una segunda ofensiva rumbo a la reforma constitucional", se está cumpliendo día tras día, pero sin reformas y sin Constitución, mediante sucesivas violaciones al orden legal que bien pueden entenderse como golpes de Estado circunstanciales que lo van colocando al margen de la propia Constitución.
Vivimos, en efecto, bajo un gobierno de facto.
Como si Hugo Chávez Frías hubiera triunfado el 4 de febrero de 1992, y hubiera establecido lo que entonces se proponía, la dictadura militar simple y llanamente. Aquel golpe de Estado iba a dejar al país sin Constitución, sin leyes, sin poderes del Estado. Es exactamente lo que ahora tenemos. Un país donde impera la ley de la selva. La ley del más fuerte, la ley de quien controla el Estado, convirtiéndolo en instrumento personal.
"Prepárense, porque vendrá una segunda ofensiva rumbo a la reforma constitucional". Estas palabras del Presidente de la República indican que cuando él convocó a un referéndum para aprobar o negar la reforma lo hacía simplemente como una ceremonia burlesca, como algo en lo que él no creía, y cuyos resultados tendrían para él igual valor: no alterarían en lo más mínimo su proyecto de implantación revolucionaria del "socialismo del siglo XXI", y de la presidencia vitalicia.
Consideramos que ha llegado el momento de pedirle al jefe de Estado, Hugo Chávez Frías, que retorne al ordenamiento legítimo, y se someta a los mandatos de la Constitución de 1999, y de las leyes de la República.
No sólo por las flagrantes violaciones de la legalidad que discurren frente a nuestros ojos de burlados ciudadanos, de perplejos electores, sino especialmente por la inminencia de situaciones que pueden provocar una catástrofe de grandes proporciones.
La politización de la Fuerza Armada Nacional, a cuyos efectivos se quiere convertir en comparsas de un cabecilla omnipotente, conduce a un mayor deterioro de los principios de republicanismo y civilismo que ya sufren una crecida mengua.
La penetración del sistema educativo con el objeto de involucrar a los niños desde su más tierna edad en los designios del gobierno personalista y en las ideas en las cuales pretenden fundamentarse, augura situaciones explosivas que el gobierno no parece dispuesto a detener.
El abuso de los medios oficiales de comunicación cada vez más unilaterales y asfixiantes profundiza la orientación hacia la manipulación del pensamiento y el interés por impedir la expresión de voces disidentes.
El incremento de la delincuencia multiplicado hasta cifras insólitas y la indiferencia del gobierno ante el fenómeno puede desembocar en calamidades parecidas a las de uua sociedad sometida a los horrores de una guerra civil.
El desorden de la administración pública, cuyos fondos son inauditables, y de los cuales jamás se ha rendido cumplida cuenta ante el pueblo, hace que miremos el porvenir con justificada preocupación.
Imposible intentar en este momento un análisis general de los problemas creados por el Presidente de la República y su manera de disponer de los recursos de la Nación.
Bástenos señalar la grave crisis que se cierne sobre Petróleos de Venezuela, convertida en la madre de todas las misiones. En el paño de lágrimas de todos los caprichos presidenciales, destinados a complacer los amigos que en el mundo se le rinden y explotan su vanidad delirante.
Sólo en 2007 PDVSA entregó al fisco por concepto de regalía e impuesto sobre la renta la extraordinaria suma de 26.088 millones de dólares, además de 14.099 millones de dólares de "gasto social", que no es otra cosa que el combustible que engrasa la maquinaria electoral del PSUV y de su Jefe Único.
Le pedimos al Presidente de la República que le explique a los venezolanos cómo es que en tiempos en que los precios del petróleo remontan los 100 dólares el barril, por qué el año pasado el endeudamiento de PDVSA casi se quintuplicó, al pasar de 2.262 millones a $ 13.129 millones de dólares.
Como observamos antes, estamos ante el deber insoslayable de exigir al Presidente Hugo Chávez Frías la restauración de la legalidad. Su retorno al camino de los principios constitucionales permitiría rectificaciones sin cuya ejecución el país estaría condenado a precipitarse en el caos.
Llamamos a los partidos políticos para que, sin alejarse de sus legítimos propósitos electorales, participen en la exigencia suprema que elevamos al jefe del Estado.
Queremos que la sociedad nos acompañe con su aliento tomando conciencia cada quien del riesgo que corremos como pueblo, si no sucede un viraje urgente como el que, aquí y ahora, proponemos en nombre de todos los venezolanos.
El "Movimiento 2 de Diciembre / Democracia y Liberad", en cuyo nombre hablo, considera llegado el momento de que ningún venezolano eluda la parte de responsabilidad que a todos nos corresponde en esta hora crítica de la nación. Nuestra contribución, del tamaño que fuere, modesta si se quiere, responde al compromiso vital que debemos con nuestro país. Invitamos a cada venezolano a que dentro de sus ámbitos personales o de sus espacios políticos, confluyamos en estos propósitos de preservar el futuro democrático y pluralista de Venezuela. No escatimaremos ningún esfuerzo a fin de cumplirlo con convicción y buena voluntad. ( Caracas - 29.4.08)