*OSWALDO ÁLVAREZ PAZ ESCRIBE DESDE EL PUENTE: “LA SOBERANÍA DE CORREA Y CHÁVEZ
17 de marzo de 2008
“La soberanía de Chávez no vale medio. Y la de Correa ni una locha”, escribió Milagros Socorro en El Nacional del pasado 3 de marzo. Agregó, “¿Qué soberanía es esa, que pacta con delincuentes extranjeros, que les franquea los caminos para que vengan a secuestrar productores, a asesinar venezolanos o extranjeros que han escogido este país para darle hijos y refuerzos, que les destina recursos hurtados al alivio de las perentorias necesidades nacionales?” Comparto integralmente el sesudo artículo de Milagros. No ha perdido actualidad. Recomiendo su lectura.
“La soberanía de Chávez no vale medio. Y la de Correa ni una locha”, escribió Milagros Socorro en El Nacional del pasado 3 de marzo. Agregó, “¿Qué soberanía es esa, que pacta con delincuentes extranjeros, que les franquea los caminos para que vengan a secuestrar productores, a asesinar venezolanos o extranjeros que han escogido este país para darle hijos y refuerzos, que les destina recursos hurtados al alivio de las perentorias necesidades nacionales?” Comparto integralmente el sesudo artículo de Milagros. No ha perdido actualidad. Recomiendo su lectura.
La Soberanía Nacional envuelve mucho más que la cuestión territorial. Cuando oímos a Correa hablar de la “invasión” colombiana a Ecuador, de la “agresión” a su territorio y de otros asuntos exagerados estrafalariamente, concluimos que estamos en presencia de una marioneta de Chávez. Cumpliendo instrucciones prestaba servicios invalorables a las FARC, hasta que la vigorosa intervención de las fuerzas militares de Colombia puso punto final al más importante hombre operativo de esa organización y desmanteló, de paso, su estable campamento. Las investigaciones posteriores permitieron establecer la existencia de otros santuarios y varios laboratorios de cocaína. Todo ello a escasos metros de la frontera vecina, en las narices de Correa y de su ministro de seguridad, ante la creciente indignación de unas fuerzas armadas ecuatorianas sumidas en un elocuente silencio, pero listas para cooperar con sus pares del otro lado de la frontera frente al enemigo común. No hay una clara definición del gobierno de Correa contra las FARC, el terrorismo, el narcotráfico o el movimiento ilegal de capitales para garantizar la operatividad de esos bandidos en su territorio.
Lo de Chávez es historia reciente. Convertido en el operador político más importante de las FARC, se vio obligado a vestirse de cordero en Santo Domingo, buscar la “reconciliación” con un Uribe crecido por el reconocimiento universal a su coraje y gallardía y evadir, por ahora, las enormes responsabilidades personales que en lo penal y en lo moral se derivan de las evidencias concretas existentes en su contra. Colaborador del narcoterrorismo y del lavado de dinero negro destinado a actividades criminales y desestabilizadoras en distintas partes del mundo. El desplante guerrerista frente a Colombia lo dejó desnudo en pelota. La fuerza armada no lo acompañó. La operación morrocoy que le aplicaron fue lo único exitoso. Si esa es la verdadera capacidad de movilización ante su orden imperiosa, que Dios nos coja confesados. En la reciente Cumbre no se permitió la presentación de recaudos adicionales, mucho más graves y comprometedores para Chávez. El mundo los está conociendo. El lo sabe. La verdad tiene su hora. Llegó para quedarse. Pero recordemos que siempre se puede estar peor. Solo se toca fondo cuando se eliminan las causas y se hace bien lo que tiene que hacerse. Este es un fracaso probado e irreversible.
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