* ELIE HABALIÁN DUMAT ESCRIBE PARA ASERNE: DETRÁS DEL “SHOW”
Domingo, marzo 09, 2008
Los pueblos de América Latina y el Caribe no terminan de salir de su asombro ante el sorprendente desenlace del conflicto que envolvió a Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua. Con apretones de manos, abrazos, aplausos y sonrisas varios mandatarios protagonizaron un espectáculo frente al cual Cantinflas, de estar vivo, hubiera quedado perplejo. No obstante, detrás de ese “show” se esconde toda una dinámica repleta de fenómenos políticos, geopolíticos y también psicológicos bastante dramáticos, cuya comprensión pasa por un vistazo en retrospectiva de lo ocurrido en la región durante los últimos años.
Si bien Hugo Chávez había hecho pública su propuesta del ALBA en diciembre del 2001, no es sino hasta enero del 2005 cuando por primera vez se declara públicamente socialista y pone en marcha su política y geopolítica petrolera regional. PETROSUR, PETROCARIBE, PETROANDINA, PETROAMÉRICA, los bonos del Sur y del Alba y el imaginario gasoducto del Sur de unos 8.000 kilómetros de largo y más de 25.000 millones de dólares de inversión fueron, entre otros, las golosinas que el Chávez-Papá Noel repartió en una atípica navidad que duró los años 2005 y 2006.
Simultáneamente, estaba en marcha toda una dinámica de subversión política y económica regional. La caída de Carlos Mesa en Bolivia, la destrucción del Grupo de los Tres, la salida intempestiva de Venezuela de la CAN y su tormentoso ingreso todavía no confirmado al MERCOSUR, la ofensiva injerencia en las elecciones presidenciales, entre otros, de Bolivia, Perú, México, Ecuador y Nicaragua, la discriminación en la oferta de combustibles para autoridades locales “bolivarianas” de la región, la grosera intromisión en las implicaciones para Brasil y Argentina de la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos por parte del “autónomo” Evo, etcétera, aunados a las compras compulsivas de armas no sólo defensivas sino también ofensivas, constituyen claras manifestaciones del destino que le ha asignado Hugo Chávez a la región.
La primera élite latinoamericana en tomar la determinación de confrontar a Chávez fue la del Perú. Ésta sacrificó a Lourdes Flores y con un pañuelo en la nariz puso en su lugar a Alan García que logró, en un “empate”, derrotar al títere Humala. Con su clásico de “por ahora” Chávez consideró esto un revés puntual en su “Gran Marcha” que a finales del 2006 había arrojado un balance tan estimulante que lo llevó a pensar que tenía a “Papá Dios agarrado por la chiva”. Es más, la conquista de Brasilia en esa campaña “admirable” era cuestión de tiempo y de paciencia.
En vista de que Chávez cree que él es el “único” que puede convertir en realidad el sueño del Libertador de una gran nación latinoamericano-caribeña, era indispensable para el “consentido del pueblo” atornillarse indefinidamente en la presidencia, ya que esta “epopeya” requiere de una, dos, tres o quizás más décadas. La propuesta de la “Reforma” pretendió en medio de contradicciones, inconsistencias, omisiones, redundancias y golosinas introducir la reelección indefinida. Esta temeraria propuesta activó las alarmas de varios factores de poder internos y externos, los cuales decidieron abierta o subterráneamente no sólo confrontar a Chávez sino también ofenderlo (el rey de España).
La victoria de “mierda” del NO el 02/12/2007 fue un golpe tan duro que todavía puede seguir siendo el principio del fin de esta aventura. No obstante, el “Gran Timonel” pretendió aplicarle el refrito del “por ahora” y el día 27 de diciembre próximo pasado reanudó su ofensiva contra sus adversarios a través de un “plan Colombia propio”. Jugando inescrupulosamente con la tragedia de los secuestrados y de sus familiares, y en alianza con movimientos subversivos anacrónicos, pretendió esta vez nada menos que la conquista de Colombia. Las élites de este país decidieron correr todos los riesgos y pasar a la contraofensiva contando, para sorpresa de Chávez, con el apoyo de su propio pueblo colombiano.
El golpe dado por Uribe a Chávez en la madrugada del sábado 01 de marzo le desestabilizó de nuevo su “por ahora”. El mensaje fue el siguiente: O rompes tu alianza con los irregulares y desistes de tu “plan Colombia” o te enfrentas tanto tú como tus aliados a las consecuencias. La respuesta irreflexiva de Chávez fue la de profundizar en su plan. Manipuló en forma desproporcionada a Rafael Correa contra Colombia, retiró nuestra representación diplomática, expulsó a la colombiana y movilizó tropas a la frontera dándole más cuerda a una dinámica que, de seguir avanzando, iba a llevarlo por un barranco.
Al mostrar públicamente algunas costuras de Chávez y al insinuar algunos escenarios temerarios como el de Milosevic, Álvaro Uribe Vélez puso en jaque al “Gran Timonel Latinoamericano”. Este último, al mirar a su alrededor, se encontró, a excepción de cuatro presidentes adulantes e interesados, con una comunidad latinoamericana-caribeña sin la mínima disposición a acompañarlo en su laberinto. Es más, percibió que varios permanecerían de brazos cruzados si en última instancia era arrojado a los leones. El “nuevo Bolívar” una vez más se encontró acorralado, pero en esta ocasión por el “mafioso”, “lacayo del Imperio” y maldito “cobarde” Uribe.
El show mediático de Santo Domingo trata de disimular una nueva derrota dramática de Chávez en su dinámica regional con implicaciones en pleno desarrollo todavía. En cuanto a Rafael Correa y Daniel Ortega, para no mencionar a Cristina de Kirchner y Evo Morales como actores de reparto, sí asumieron las escenas más tragicómicas de dicho “show”. ¿Qué patético?
Domingo, marzo 09, 2008
Los pueblos de América Latina y el Caribe no terminan de salir de su asombro ante el sorprendente desenlace del conflicto que envolvió a Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua. Con apretones de manos, abrazos, aplausos y sonrisas varios mandatarios protagonizaron un espectáculo frente al cual Cantinflas, de estar vivo, hubiera quedado perplejo. No obstante, detrás de ese “show” se esconde toda una dinámica repleta de fenómenos políticos, geopolíticos y también psicológicos bastante dramáticos, cuya comprensión pasa por un vistazo en retrospectiva de lo ocurrido en la región durante los últimos años.
Si bien Hugo Chávez había hecho pública su propuesta del ALBA en diciembre del 2001, no es sino hasta enero del 2005 cuando por primera vez se declara públicamente socialista y pone en marcha su política y geopolítica petrolera regional. PETROSUR, PETROCARIBE, PETROANDINA, PETROAMÉRICA, los bonos del Sur y del Alba y el imaginario gasoducto del Sur de unos 8.000 kilómetros de largo y más de 25.000 millones de dólares de inversión fueron, entre otros, las golosinas que el Chávez-Papá Noel repartió en una atípica navidad que duró los años 2005 y 2006.
Simultáneamente, estaba en marcha toda una dinámica de subversión política y económica regional. La caída de Carlos Mesa en Bolivia, la destrucción del Grupo de los Tres, la salida intempestiva de Venezuela de la CAN y su tormentoso ingreso todavía no confirmado al MERCOSUR, la ofensiva injerencia en las elecciones presidenciales, entre otros, de Bolivia, Perú, México, Ecuador y Nicaragua, la discriminación en la oferta de combustibles para autoridades locales “bolivarianas” de la región, la grosera intromisión en las implicaciones para Brasil y Argentina de la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos por parte del “autónomo” Evo, etcétera, aunados a las compras compulsivas de armas no sólo defensivas sino también ofensivas, constituyen claras manifestaciones del destino que le ha asignado Hugo Chávez a la región.
La primera élite latinoamericana en tomar la determinación de confrontar a Chávez fue la del Perú. Ésta sacrificó a Lourdes Flores y con un pañuelo en la nariz puso en su lugar a Alan García que logró, en un “empate”, derrotar al títere Humala. Con su clásico de “por ahora” Chávez consideró esto un revés puntual en su “Gran Marcha” que a finales del 2006 había arrojado un balance tan estimulante que lo llevó a pensar que tenía a “Papá Dios agarrado por la chiva”. Es más, la conquista de Brasilia en esa campaña “admirable” era cuestión de tiempo y de paciencia.
En vista de que Chávez cree que él es el “único” que puede convertir en realidad el sueño del Libertador de una gran nación latinoamericano-caribeña, era indispensable para el “consentido del pueblo” atornillarse indefinidamente en la presidencia, ya que esta “epopeya” requiere de una, dos, tres o quizás más décadas. La propuesta de la “Reforma” pretendió en medio de contradicciones, inconsistencias, omisiones, redundancias y golosinas introducir la reelección indefinida. Esta temeraria propuesta activó las alarmas de varios factores de poder internos y externos, los cuales decidieron abierta o subterráneamente no sólo confrontar a Chávez sino también ofenderlo (el rey de España).
La victoria de “mierda” del NO el 02/12/2007 fue un golpe tan duro que todavía puede seguir siendo el principio del fin de esta aventura. No obstante, el “Gran Timonel” pretendió aplicarle el refrito del “por ahora” y el día 27 de diciembre próximo pasado reanudó su ofensiva contra sus adversarios a través de un “plan Colombia propio”. Jugando inescrupulosamente con la tragedia de los secuestrados y de sus familiares, y en alianza con movimientos subversivos anacrónicos, pretendió esta vez nada menos que la conquista de Colombia. Las élites de este país decidieron correr todos los riesgos y pasar a la contraofensiva contando, para sorpresa de Chávez, con el apoyo de su propio pueblo colombiano.
El golpe dado por Uribe a Chávez en la madrugada del sábado 01 de marzo le desestabilizó de nuevo su “por ahora”. El mensaje fue el siguiente: O rompes tu alianza con los irregulares y desistes de tu “plan Colombia” o te enfrentas tanto tú como tus aliados a las consecuencias. La respuesta irreflexiva de Chávez fue la de profundizar en su plan. Manipuló en forma desproporcionada a Rafael Correa contra Colombia, retiró nuestra representación diplomática, expulsó a la colombiana y movilizó tropas a la frontera dándole más cuerda a una dinámica que, de seguir avanzando, iba a llevarlo por un barranco.
Al mostrar públicamente algunas costuras de Chávez y al insinuar algunos escenarios temerarios como el de Milosevic, Álvaro Uribe Vélez puso en jaque al “Gran Timonel Latinoamericano”. Este último, al mirar a su alrededor, se encontró, a excepción de cuatro presidentes adulantes e interesados, con una comunidad latinoamericana-caribeña sin la mínima disposición a acompañarlo en su laberinto. Es más, percibió que varios permanecerían de brazos cruzados si en última instancia era arrojado a los leones. El “nuevo Bolívar” una vez más se encontró acorralado, pero en esta ocasión por el “mafioso”, “lacayo del Imperio” y maldito “cobarde” Uribe.
El show mediático de Santo Domingo trata de disimular una nueva derrota dramática de Chávez en su dinámica regional con implicaciones en pleno desarrollo todavía. En cuanto a Rafael Correa y Daniel Ortega, para no mencionar a Cristina de Kirchner y Evo Morales como actores de reparto, sí asumieron las escenas más tragicómicas de dicho “show”. ¿Qué patético?
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