*SILVIO ORTA CABRERA ESCRIBE DESDE CUMANA PARA EL TIEMPO: “TERROR Y FALANGES ROJAS”
Malos vientos. El chavismo duro está en vías por decidirse por el Terror, así, con mayúscula, suénele falangista a quien le suene.
A los diversos actos y conductas –culto a la personalidad, militarismo, control de la educación y la cultura… – reveladores de la fractura del intento de establecer un modelo socialista distinto a los fracasados, se suman actos y conductas que concretan la amenaza terrorista.
La victoria del 2D rechazó el cambio constitucional dirigido a acelerar por vía electoral el antes llamado ‘proceso’, bautizado luego por el teutón Heinz Dieterich, asesor marxista del gobierno, como ‘socialismo del Siglo XXI’, pomposo nombre que lanzado a inicios de siglo pretendía sincronizar socialismo con el presente, separarlo del pasado totalitario y darle un baño futurista. “Se compra oro viejo”.
Pero a más del rechazo, el 2D infligió a Chávez su primera derrota electoral, por consecuencia del error de asociar su imagen al resultado de las urnas. Y en ellas el voto mayoritario enterró el mito del Chávez inderrotable. Para colmo, perdida la poca sindéresis que adorna al personaje, se tiró el lance de jugarla en el pelón aun más grave de asociar su propia existencia a la derrota de sus candidatos regionales este 23 de noviembre. Tal dislate paranoico, que puede sumergir a Venezuela en la guerra –Chávez dixit– lo sintetiza el alarido de “¡Vienen por mí!”, con que procura conjurar las ánimas y elevar los ánimos de sus alicaídos y disminuidos fieles.
Si aunque débil aún la unidad opositora democrática contribuyó a la victoria del 2D, Chávez y el chavismo duro sumaron otro elemento al dividir las filas oficialistas con la dogmática y personalista manía del malparido partido único. En esa terquedad influyeron el acoso castrista copión de la fórmula dictatorial comunista soviética, lo plegadizo de algunos ahora ex comunistas (¡qué pena con Jesús Sanoja, Roberto Hernández!) y la cuña de los neo adulantes que prohíben confrontar al Jefe, al ‘papaíto’. “¡Qué desvergüenza!”.
Desde el 2D, Chávez se pasea día y noche por la factibilidad de una derrota y se prepara abiertamente junto con los chavistas duros. Así lo indican el reconocimiento simbiótico de las FARC, la vuelta a la violencia contra los opositores, los cercos contra Globovisión, el regaño sargentón a Últimas Noticias y el sangriento acto terrorista contra Fedecámaras realizado por una de esas falanges rojas exaltada por la señora Ron. “¡Dime con quién andas!”
Son signos del posible hundimiento del chavismo duro en el infierno del terror. Nada lo detendría si, atemorizada, se echa para atrás la Venezuela plural, esa población muy superior, incluyente de la mayoría chavista que no es suicida, ni necia, ni corrupta, y sabe que al terror nadie escapa. Pero si toda esa Venezuela, la civil y la militar, históricamente contraria al cobarde terrorismo, se unen sólida y se esfuerza para propinar a Chávez otra derrota más contundente, el crimen de lesa patria quedará en aborto.
sortadi@gmail.com
Malos vientos. El chavismo duro está en vías por decidirse por el Terror, así, con mayúscula, suénele falangista a quien le suene.
A los diversos actos y conductas –culto a la personalidad, militarismo, control de la educación y la cultura… – reveladores de la fractura del intento de establecer un modelo socialista distinto a los fracasados, se suman actos y conductas que concretan la amenaza terrorista.
La victoria del 2D rechazó el cambio constitucional dirigido a acelerar por vía electoral el antes llamado ‘proceso’, bautizado luego por el teutón Heinz Dieterich, asesor marxista del gobierno, como ‘socialismo del Siglo XXI’, pomposo nombre que lanzado a inicios de siglo pretendía sincronizar socialismo con el presente, separarlo del pasado totalitario y darle un baño futurista. “Se compra oro viejo”.
Pero a más del rechazo, el 2D infligió a Chávez su primera derrota electoral, por consecuencia del error de asociar su imagen al resultado de las urnas. Y en ellas el voto mayoritario enterró el mito del Chávez inderrotable. Para colmo, perdida la poca sindéresis que adorna al personaje, se tiró el lance de jugarla en el pelón aun más grave de asociar su propia existencia a la derrota de sus candidatos regionales este 23 de noviembre. Tal dislate paranoico, que puede sumergir a Venezuela en la guerra –Chávez dixit– lo sintetiza el alarido de “¡Vienen por mí!”, con que procura conjurar las ánimas y elevar los ánimos de sus alicaídos y disminuidos fieles.
Si aunque débil aún la unidad opositora democrática contribuyó a la victoria del 2D, Chávez y el chavismo duro sumaron otro elemento al dividir las filas oficialistas con la dogmática y personalista manía del malparido partido único. En esa terquedad influyeron el acoso castrista copión de la fórmula dictatorial comunista soviética, lo plegadizo de algunos ahora ex comunistas (¡qué pena con Jesús Sanoja, Roberto Hernández!) y la cuña de los neo adulantes que prohíben confrontar al Jefe, al ‘papaíto’. “¡Qué desvergüenza!”.
Desde el 2D, Chávez se pasea día y noche por la factibilidad de una derrota y se prepara abiertamente junto con los chavistas duros. Así lo indican el reconocimiento simbiótico de las FARC, la vuelta a la violencia contra los opositores, los cercos contra Globovisión, el regaño sargentón a Últimas Noticias y el sangriento acto terrorista contra Fedecámaras realizado por una de esas falanges rojas exaltada por la señora Ron. “¡Dime con quién andas!”
Son signos del posible hundimiento del chavismo duro en el infierno del terror. Nada lo detendría si, atemorizada, se echa para atrás la Venezuela plural, esa población muy superior, incluyente de la mayoría chavista que no es suicida, ni necia, ni corrupta, y sabe que al terror nadie escapa. Pero si toda esa Venezuela, la civil y la militar, históricamente contraria al cobarde terrorismo, se unen sólida y se esfuerza para propinar a Chávez otra derrota más contundente, el crimen de lesa patria quedará en aborto.
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