*ESCRIBE ANA JULIA JATAR: “TEATRO DE LO ABSURDO”
Se abre el escenario: altos representantes del gobierno venezolano llaman terroristas a los directivos de la Exxon (pero no así a las FARC), Chávez amenaza a Estados Unidos con cortarle el suministro de petróleo por usar a Exxon para “desestabilizar a Venezuela”, dirigentes de PSUV piden enjuiciar a Luis Giusti y Humberto Calderón Berti “culpables” de ser los autores de la apertura petrolera que se realizó en la década de los noventa. Desde las butacas se escuchan los gritos ¡Venezuela es soberana y puede nacionalizar los recursos que quiera! -como si ese fuese el problema- luego se escucha ¡ni una gota más de petróleo para el Imperio!
Esta locura, esta visión paranoica y bélica de nuestras relaciones entre nosotros mismos y con el resto del mundo nos está llevando a un precipicio del cual nos costará años salir. Los que estamos fuera del gobierno lo vemos claramente, por eso vale la pregunta ¿Habrá alguien dentro del chavismo que esté reflexionando seriamente sobre las perversas consecuencias que está teniendo para el país y para la propia supervivencia de su movimiento político esta absolutamente nefasta forma de gobernar?
Señores, nos hemos convertido en el hazme reír del mundo. Ya ni nos hacen caso. Por cierto, alguien debería recordarle al presidente Chávez, que la frecuencia con la que ha amenazado con cortarle el suministro de petróleo a USA es solo comparable con el número de veces que ha denunciado un magnicidio contra su persona. Por ello, ya nadie le para ni a estas, ni a ninguna de sus amenazas. Todos saben que Venezuela provee menos del 10 por ciento del petróleo a USA, sin embargo, las ventas de petróleo por parte de Venezuela al “imperio” representan el 80 por ciento del total de nuestras exportaciones petroleras. Más aún, Venezuela ha ido aumentando su dependencia en los Estados Unidos para la colocación de su petróleo, mientras “el imperio” sabiamente, ha hecho lo contrario. Porque todo esto se sabe, este tipo de amenazas solo sirven para que se rían de las amenazas del nuestro flamante presidente, lo malo es que al mismo tiempo nos desacreditamos aún más internacionalmente.
Por otra parte, tal como gritan las masas desde las butacas, es cierto que todo país está en el derecho –si así lo prevé su constitución- de nacionalizar en nombre del bien común, los activos que cumplan con esas condiciones. Es igualmente verdad que por el bien del país y su credibilidad en futuras negociaciones, el proceso mediante el cual el Estado se apropia de dichos activos, debe cumplir con las leyes y la letra de los contratos firmados. Para que nos enfoquemos en el verdadero problema, nadie, ni aquí ni en las cortes extranjeras está discutiendo el derecho del gobierno a nacionalizar. La conveniencia o no de la nacionalización de las asociaciones de la Faja del Orinoco lo resolvió por aclamación nuestra genuflexa Asamblea Nacional el año pasado cuando aprobó con fervor religioso la propuesta de nacionalización de dichas asociaciones presentada por Chávez. El problema está en el segundo punto, según Exxon y ahora según varias cortes en el exterior, el gobierno venezolano no cumplió con el contrato a la hora de apropiarse del 41 2/3 por ciento de la empresa Asociación Cerro Negro que le pertenecía a Exxon. Insistimos en que el interés de todos los venezolanos está en que esto se resuelva de manera seria, civilizada y sin costosos pleitos. De lo contrario se pondría en peligro el futuro de nuestras relaciones comerciales al generarse desconfianza sobre los contratos firmados o por firmar por parte del gobierno de Venezuela. Por cierto eso lo entendió rápidamente Evo Morales en Bolivia quien luego de una situación similar con la empresa brasileña Petrobrás, en vez de irse a la guerra con Brasil, llegó a un acuerdo que fue aceptado ambas partes.
Para completar el escenario de esta tragicomedia de lo absurdo, ahora piden la cabeza de los supuestos “culpables” de la apertura petrolera y exigen a la fiscalía acciones contra ellos. Señores, seamos serios, en primer lugar, si las compañías petroleras extranjeras no hubieran invertido durante la apertura petrolera –la cual entre otras razones se hizo porque los bajos precios del petróleo obligaban a buscar financiamiento externo- repito, si esas empresas no hubieran creído en Venezuela, este gobierno bolivariano, el año pasado -cuando decidió nacionalizar- no hubiera encontrado NADA que nacionalizar. Y la tragedia de todo esto es que cuando vengan las vacas flacas, que llegarán, los venezolanos sufriremos las consecuencias de toda esta irresponsabilidad. No me cabe la menor duda de que las generaciones futuras culparán a este gobierno de ser uno de los más corruptos, irresponsables y egoístas de la historia. Sólo preocupados por su propia supervivencia, habrán acabado con todo lo que otros con su esfuerzo habrían construido. Las próximas generaciones se quedarán sin PDVSA, sin CANTV, sin Electricidad de Caracas, sin Teleférico, sin RCTV y según las amenazas que se escuchan, sin las pocas empresas e instituciones que aún siguen operando a pesar del circo, de las amenazas, del chantaje y la coerción de este nefasto gobierno. Señores chavistas que tengan alguna influencia en Miraflores, paren esta locura antes de que sea demasiado tarde para Venezuela y para ustedes también.
Se abre el escenario: altos representantes del gobierno venezolano llaman terroristas a los directivos de la Exxon (pero no así a las FARC), Chávez amenaza a Estados Unidos con cortarle el suministro de petróleo por usar a Exxon para “desestabilizar a Venezuela”, dirigentes de PSUV piden enjuiciar a Luis Giusti y Humberto Calderón Berti “culpables” de ser los autores de la apertura petrolera que se realizó en la década de los noventa. Desde las butacas se escuchan los gritos ¡Venezuela es soberana y puede nacionalizar los recursos que quiera! -como si ese fuese el problema- luego se escucha ¡ni una gota más de petróleo para el Imperio!
Esta locura, esta visión paranoica y bélica de nuestras relaciones entre nosotros mismos y con el resto del mundo nos está llevando a un precipicio del cual nos costará años salir. Los que estamos fuera del gobierno lo vemos claramente, por eso vale la pregunta ¿Habrá alguien dentro del chavismo que esté reflexionando seriamente sobre las perversas consecuencias que está teniendo para el país y para la propia supervivencia de su movimiento político esta absolutamente nefasta forma de gobernar?
Señores, nos hemos convertido en el hazme reír del mundo. Ya ni nos hacen caso. Por cierto, alguien debería recordarle al presidente Chávez, que la frecuencia con la que ha amenazado con cortarle el suministro de petróleo a USA es solo comparable con el número de veces que ha denunciado un magnicidio contra su persona. Por ello, ya nadie le para ni a estas, ni a ninguna de sus amenazas. Todos saben que Venezuela provee menos del 10 por ciento del petróleo a USA, sin embargo, las ventas de petróleo por parte de Venezuela al “imperio” representan el 80 por ciento del total de nuestras exportaciones petroleras. Más aún, Venezuela ha ido aumentando su dependencia en los Estados Unidos para la colocación de su petróleo, mientras “el imperio” sabiamente, ha hecho lo contrario. Porque todo esto se sabe, este tipo de amenazas solo sirven para que se rían de las amenazas del nuestro flamante presidente, lo malo es que al mismo tiempo nos desacreditamos aún más internacionalmente.
Por otra parte, tal como gritan las masas desde las butacas, es cierto que todo país está en el derecho –si así lo prevé su constitución- de nacionalizar en nombre del bien común, los activos que cumplan con esas condiciones. Es igualmente verdad que por el bien del país y su credibilidad en futuras negociaciones, el proceso mediante el cual el Estado se apropia de dichos activos, debe cumplir con las leyes y la letra de los contratos firmados. Para que nos enfoquemos en el verdadero problema, nadie, ni aquí ni en las cortes extranjeras está discutiendo el derecho del gobierno a nacionalizar. La conveniencia o no de la nacionalización de las asociaciones de la Faja del Orinoco lo resolvió por aclamación nuestra genuflexa Asamblea Nacional el año pasado cuando aprobó con fervor religioso la propuesta de nacionalización de dichas asociaciones presentada por Chávez. El problema está en el segundo punto, según Exxon y ahora según varias cortes en el exterior, el gobierno venezolano no cumplió con el contrato a la hora de apropiarse del 41 2/3 por ciento de la empresa Asociación Cerro Negro que le pertenecía a Exxon. Insistimos en que el interés de todos los venezolanos está en que esto se resuelva de manera seria, civilizada y sin costosos pleitos. De lo contrario se pondría en peligro el futuro de nuestras relaciones comerciales al generarse desconfianza sobre los contratos firmados o por firmar por parte del gobierno de Venezuela. Por cierto eso lo entendió rápidamente Evo Morales en Bolivia quien luego de una situación similar con la empresa brasileña Petrobrás, en vez de irse a la guerra con Brasil, llegó a un acuerdo que fue aceptado ambas partes.
Para completar el escenario de esta tragicomedia de lo absurdo, ahora piden la cabeza de los supuestos “culpables” de la apertura petrolera y exigen a la fiscalía acciones contra ellos. Señores, seamos serios, en primer lugar, si las compañías petroleras extranjeras no hubieran invertido durante la apertura petrolera –la cual entre otras razones se hizo porque los bajos precios del petróleo obligaban a buscar financiamiento externo- repito, si esas empresas no hubieran creído en Venezuela, este gobierno bolivariano, el año pasado -cuando decidió nacionalizar- no hubiera encontrado NADA que nacionalizar. Y la tragedia de todo esto es que cuando vengan las vacas flacas, que llegarán, los venezolanos sufriremos las consecuencias de toda esta irresponsabilidad. No me cabe la menor duda de que las generaciones futuras culparán a este gobierno de ser uno de los más corruptos, irresponsables y egoístas de la historia. Sólo preocupados por su propia supervivencia, habrán acabado con todo lo que otros con su esfuerzo habrían construido. Las próximas generaciones se quedarán sin PDVSA, sin CANTV, sin Electricidad de Caracas, sin Teleférico, sin RCTV y según las amenazas que se escuchan, sin las pocas empresas e instituciones que aún siguen operando a pesar del circo, de las amenazas, del chantaje y la coerción de este nefasto gobierno. Señores chavistas que tengan alguna influencia en Miraflores, paren esta locura antes de que sea demasiado tarde para Venezuela y para ustedes también.
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