*CARTA DE JOSÉ ARCADIO BUENDÍA PARA MONSIEUR NICOLÁS SARKOZY
Estimado Monsieur Nicolás Sarkozy:
Como ciudadano colombiano quisiera manifestarle mi más sincero agradecimiento por la profunda preocupación que usted ha mostrado por la suerte y la vida de Doña Ingrid; perdone usted la brusquedad con que he iniciado esta carta, he debido presentarme primero: quien le habla es José Arcadio Buendía, no se si recordará usted, pero me he hecho muy famoso por dos razones que en el fondo son una sola, soy hermano del Coronel Aureliano Buendía, aquel a quien nadie le escribía, que en un momento de lucidez y en un reconocimiento a lo más profundo de su orgullo, como quien dice de aquí nadie me saca porque es mi país, decide decirle a su mujer que antes de comerse su gallo prefiere comer mierda, perdón por la palabra pero según nuestros vecinos ya Don Hugo se ha encargado de desmitificarla, pero volviendo al grano soy famoso o mejor dicho somos famosos mi hermano y yo, porque a pesar de ser de un pueblito muy pequeño de Colombia llamado Macondo, fuimos parte de la inspiración para que el insigne Don Gabriel escribiera una novela que le dio la vuelta al mundo, aquella que llamó "Cien Años de Soledad" y que le dio la satisfacción de ganarse el premio Nobel de literatura.
Luego de la presentación de rigor, es conveniente que volvamos a donde iniciamos esta misiva, le decía que para mí y para todo mi País es un honor que el Presidente de un país como Francia, cuna de la libertad y de la política moderna, esté preocupado y además dedicado a buscar una fórmula que permita que Doña Ingrid vuelva sana y salva a su hogar, y a lo mejor Monsieur Sarkozy, quién sabe si se presenta de nuevo para candidata a la presidencia de Colombia y gana las elecciones, menciono esto para dejarle claro que por ahí se mienta que Doña Piedad quiere ser presidenta de este maravilloso País y también se dice, seguro que son slo rumores, que usted estaría encantado con la idea.
"Dios nos tenga piedad Monsieur, pero de la verdadera, porque de la Córdoba es que queremos que nos libre"
Pero perdone usted Don Nicolás, o si prefiere Monsieur Sarkozy, la distracción, que sepa que no podemos evitar siempre ir como que contando de todo en una sola vez, eso se lo enseñamos nosotros los de Macondo a Don Gabriel y mírele que bien que le fue, pero tendría usted razón de molestarse si no volvemos al tema, es un orgullo que su excelencia y Presidente de Francia se haya dedicado a rescatar a Doña Ingrid.
Sin embargo, y aún a riesgo de que usted se moleste conmigo, quisiera decirle que hay algo que me preocupa demasiado Monsieur Le Président, y es que ese legítimo deseo suyo de que a Doña Ingrid no la sigan maltratando, pase por encima de cientos de otros colombianos, que sin tener la dicha de ser franceses también están secuestrados o simplemente viven en zonas donde la guerrilla de mi País anda a sus anchas, y anda uno así como si fuese un preso en su propio pueblo, ni se queja, ni se critica, ni se habla.
Le voy a confesar algo Monsieur le Président, se me ocurre que los afectados por la guerrilla colombiana están clasificados para los fines prácticos en tres grupos, los colombianos con pasaporte francés, colombianos propiamente dichos y colombianos con cédula de identidad venezolana.
Esta ocurrencia se me viene a la cabeza, no sé porque, pero es algo así como que hay afectados de primera, de segunda y hasta de tercera y no se me vaya a molestar con mis comentarios Don Nicolás, pero se lo digo porque lo que siento de sus palabras es que primero resolvamos lo de Doña Ingrid que tiene pasaporte francés, si podemos y sería excelente nos traemos alguno o todos los otros colombianos y a aquellos de cédula venezolana se los dejamos a Don Hugo Chávez, para que se ocupe de ellos en el año 2013 cuando ya no sea presidente y tenga tiempo para otras cosas.
Quisiera contarle que mi primo Agapito Buendía, que es colombiano de Cúcuta y con cédula venezolana, fue secuestrado en el Estado Táchira, pero no está en la lista de canjeables y me imagino que ya lo sabe, mucho menos está en las fotos del Metro de París, ese espacio en el corazón de París que es solamente para Doña Ingrid, quien tuvo a bien que un día un ciudadano francés se fijara en ella, se enamorara y además se casara con ella, porque sepa usted que en este País hay mulatas muy bellas y provocativas en las que algunos franceses se fijan, a veces se enamoran algo así como una o un par de noches, pero eso de casarse nunca, hay casos en que se enamoran, las preñan, se van y nunca ni se enteran, así es el caso.
Pero Agapito, mi primo Agapito vino a enamorarse fue de una venezolana y se fue al Táchira con ella, al principio no se casó porque Agapito no es de los más letrados en la familia, pero fue tanta la insistencia de las mujeres de mi familia y algunas amenazas de la familia de su mujer lo que al final logró que se casara, pero el problema está Monsieur le Président en que en el Táchira no hay metro con fotos para protestar, ni tampoco hay muchos franceses que uno sepa y mucho menos un gobierno chachaco y oligarca que valga la pena tumbar.
Yo no entiendo, mi querido Don Nicolás, porque Agapito y cientos de venezolanos, algunos de ellos con profundos lazos en Colombia, estén secuestrados por las FARC y no estén incluidos en la lista del canje humanitario, muy a pesar de que el líder de la mediación es el mismísimo Don Hugo Chávez, Presidente de Venezuela.
¿Será que hay algo escondido detrás de todo esto?
No se me vaya a fastidiar antes de tiempo que ya termino, entiendo Monsieur Sarkozy que usted está dispuesto a recibir a todos los guerrilleros presos que serían canjeados por los secuestrados en territorio francés, pero podría usted decirme: ¿Y después qué? ¿Cuáles son las condiciones? ¿Volverán los guerrilleros a Colombia con pasaporte francés?
¿Se da usted cuenta que si esto último pasa sería entonces una guerra de ciudadanos franceses contra el gobierno colombiano?
Me hago todas estas preguntas porque me parece que usted no se las está haciendo, y si se las hace pareciera que también se hace, para no decaer en su afán por lograr que Doña Ingrid sea liberada sin importar bajo que circunstancias y consecuencias.
Se lo digo Don Nicolás, porque la comadre Josefina, por cierto no le había dicho que la comadre Josefina es la esposa de Agapito, me cuenta que en Venezuela asesinan a más de cien personas cada fin de semana y que su amigo Don Hugo ni siquiera habla del tema, o sea que de ocuparse ni hablemos.
De manera que mi estimado Don Nicolás, en el País de Don Hugo hay secuestrados de las FARC que no son canjeables, hay ciudadanos asesinados por la delincuencia que nadie paga y hay presos políticos que ni siquiera van a juicio y es tan grave lo que le digo que no quiero mencionarle que no hay leche para los niños, no hay pollos, no hay dinero y no se construyen casas para los pobres.
Es por eso, mi estimadísimo Monsieur le Président, que le pido encarecidamente desde acá de Macondo que hable usted con Don Hugo vea, para que le pida que le incluya a los secuestrados venezolanos en el canje, que le proponga una política de control y reducción de la delincuencia y que libere a los presos políticos. Si Don Hugo le dice que si, entonces yo lo apoyo y juntos le presionamos a Don Alvaro para que lo vuelva a aceptar como mediador en el canje humanitario, lo contrario así sin condiciones sería inmoral.
Bueno, Don Nicolás, gracias por haberme tenido paciencia y haberme permitido escribirle estas líneas, por cierto antes de despedirme quiero pedirle que me haga un espacio allá en el Metro de París y me le pega unas foticos a todos mis compatriotas que están secuestrados así como para que la gente se vaya acostumbrando a que usted se ha comprometido a meterlos a todos en su política de lograr la liberación de rehenes, y mire usted de todo corazón, le deseo profundamente que nos siga ayudando a liberar a Doña Ingrid.
Un gran abrazo y espero que este año que viene sea de mucho éxito para usted, para mi Colombia y para mi primo Agapito,
Le saluda con afecto y respeto
José Arcadio Buendía
Macondo
31 de Diciembre de 2007
Estimado Monsieur Nicolás Sarkozy:
Como ciudadano colombiano quisiera manifestarle mi más sincero agradecimiento por la profunda preocupación que usted ha mostrado por la suerte y la vida de Doña Ingrid; perdone usted la brusquedad con que he iniciado esta carta, he debido presentarme primero: quien le habla es José Arcadio Buendía, no se si recordará usted, pero me he hecho muy famoso por dos razones que en el fondo son una sola, soy hermano del Coronel Aureliano Buendía, aquel a quien nadie le escribía, que en un momento de lucidez y en un reconocimiento a lo más profundo de su orgullo, como quien dice de aquí nadie me saca porque es mi país, decide decirle a su mujer que antes de comerse su gallo prefiere comer mierda, perdón por la palabra pero según nuestros vecinos ya Don Hugo se ha encargado de desmitificarla, pero volviendo al grano soy famoso o mejor dicho somos famosos mi hermano y yo, porque a pesar de ser de un pueblito muy pequeño de Colombia llamado Macondo, fuimos parte de la inspiración para que el insigne Don Gabriel escribiera una novela que le dio la vuelta al mundo, aquella que llamó "Cien Años de Soledad" y que le dio la satisfacción de ganarse el premio Nobel de literatura.
Luego de la presentación de rigor, es conveniente que volvamos a donde iniciamos esta misiva, le decía que para mí y para todo mi País es un honor que el Presidente de un país como Francia, cuna de la libertad y de la política moderna, esté preocupado y además dedicado a buscar una fórmula que permita que Doña Ingrid vuelva sana y salva a su hogar, y a lo mejor Monsieur Sarkozy, quién sabe si se presenta de nuevo para candidata a la presidencia de Colombia y gana las elecciones, menciono esto para dejarle claro que por ahí se mienta que Doña Piedad quiere ser presidenta de este maravilloso País y también se dice, seguro que son slo rumores, que usted estaría encantado con la idea.
"Dios nos tenga piedad Monsieur, pero de la verdadera, porque de la Córdoba es que queremos que nos libre"
Pero perdone usted Don Nicolás, o si prefiere Monsieur Sarkozy, la distracción, que sepa que no podemos evitar siempre ir como que contando de todo en una sola vez, eso se lo enseñamos nosotros los de Macondo a Don Gabriel y mírele que bien que le fue, pero tendría usted razón de molestarse si no volvemos al tema, es un orgullo que su excelencia y Presidente de Francia se haya dedicado a rescatar a Doña Ingrid.
Sin embargo, y aún a riesgo de que usted se moleste conmigo, quisiera decirle que hay algo que me preocupa demasiado Monsieur Le Président, y es que ese legítimo deseo suyo de que a Doña Ingrid no la sigan maltratando, pase por encima de cientos de otros colombianos, que sin tener la dicha de ser franceses también están secuestrados o simplemente viven en zonas donde la guerrilla de mi País anda a sus anchas, y anda uno así como si fuese un preso en su propio pueblo, ni se queja, ni se critica, ni se habla.
Le voy a confesar algo Monsieur le Président, se me ocurre que los afectados por la guerrilla colombiana están clasificados para los fines prácticos en tres grupos, los colombianos con pasaporte francés, colombianos propiamente dichos y colombianos con cédula de identidad venezolana.
Esta ocurrencia se me viene a la cabeza, no sé porque, pero es algo así como que hay afectados de primera, de segunda y hasta de tercera y no se me vaya a molestar con mis comentarios Don Nicolás, pero se lo digo porque lo que siento de sus palabras es que primero resolvamos lo de Doña Ingrid que tiene pasaporte francés, si podemos y sería excelente nos traemos alguno o todos los otros colombianos y a aquellos de cédula venezolana se los dejamos a Don Hugo Chávez, para que se ocupe de ellos en el año 2013 cuando ya no sea presidente y tenga tiempo para otras cosas.
Quisiera contarle que mi primo Agapito Buendía, que es colombiano de Cúcuta y con cédula venezolana, fue secuestrado en el Estado Táchira, pero no está en la lista de canjeables y me imagino que ya lo sabe, mucho menos está en las fotos del Metro de París, ese espacio en el corazón de París que es solamente para Doña Ingrid, quien tuvo a bien que un día un ciudadano francés se fijara en ella, se enamorara y además se casara con ella, porque sepa usted que en este País hay mulatas muy bellas y provocativas en las que algunos franceses se fijan, a veces se enamoran algo así como una o un par de noches, pero eso de casarse nunca, hay casos en que se enamoran, las preñan, se van y nunca ni se enteran, así es el caso.
Pero Agapito, mi primo Agapito vino a enamorarse fue de una venezolana y se fue al Táchira con ella, al principio no se casó porque Agapito no es de los más letrados en la familia, pero fue tanta la insistencia de las mujeres de mi familia y algunas amenazas de la familia de su mujer lo que al final logró que se casara, pero el problema está Monsieur le Président en que en el Táchira no hay metro con fotos para protestar, ni tampoco hay muchos franceses que uno sepa y mucho menos un gobierno chachaco y oligarca que valga la pena tumbar.
Yo no entiendo, mi querido Don Nicolás, porque Agapito y cientos de venezolanos, algunos de ellos con profundos lazos en Colombia, estén secuestrados por las FARC y no estén incluidos en la lista del canje humanitario, muy a pesar de que el líder de la mediación es el mismísimo Don Hugo Chávez, Presidente de Venezuela.
¿Será que hay algo escondido detrás de todo esto?
No se me vaya a fastidiar antes de tiempo que ya termino, entiendo Monsieur Sarkozy que usted está dispuesto a recibir a todos los guerrilleros presos que serían canjeados por los secuestrados en territorio francés, pero podría usted decirme: ¿Y después qué? ¿Cuáles son las condiciones? ¿Volverán los guerrilleros a Colombia con pasaporte francés?
¿Se da usted cuenta que si esto último pasa sería entonces una guerra de ciudadanos franceses contra el gobierno colombiano?
Me hago todas estas preguntas porque me parece que usted no se las está haciendo, y si se las hace pareciera que también se hace, para no decaer en su afán por lograr que Doña Ingrid sea liberada sin importar bajo que circunstancias y consecuencias.
Se lo digo Don Nicolás, porque la comadre Josefina, por cierto no le había dicho que la comadre Josefina es la esposa de Agapito, me cuenta que en Venezuela asesinan a más de cien personas cada fin de semana y que su amigo Don Hugo ni siquiera habla del tema, o sea que de ocuparse ni hablemos.
De manera que mi estimado Don Nicolás, en el País de Don Hugo hay secuestrados de las FARC que no son canjeables, hay ciudadanos asesinados por la delincuencia que nadie paga y hay presos políticos que ni siquiera van a juicio y es tan grave lo que le digo que no quiero mencionarle que no hay leche para los niños, no hay pollos, no hay dinero y no se construyen casas para los pobres.
Es por eso, mi estimadísimo Monsieur le Président, que le pido encarecidamente desde acá de Macondo que hable usted con Don Hugo vea, para que le pida que le incluya a los secuestrados venezolanos en el canje, que le proponga una política de control y reducción de la delincuencia y que libere a los presos políticos. Si Don Hugo le dice que si, entonces yo lo apoyo y juntos le presionamos a Don Alvaro para que lo vuelva a aceptar como mediador en el canje humanitario, lo contrario así sin condiciones sería inmoral.
Bueno, Don Nicolás, gracias por haberme tenido paciencia y haberme permitido escribirle estas líneas, por cierto antes de despedirme quiero pedirle que me haga un espacio allá en el Metro de París y me le pega unas foticos a todos mis compatriotas que están secuestrados así como para que la gente se vaya acostumbrando a que usted se ha comprometido a meterlos a todos en su política de lograr la liberación de rehenes, y mire usted de todo corazón, le deseo profundamente que nos siga ayudando a liberar a Doña Ingrid.
Un gran abrazo y espero que este año que viene sea de mucho éxito para usted, para mi Colombia y para mi primo Agapito,
Le saluda con afecto y respeto
José Arcadio Buendía
Macondo
31 de Diciembre de 2007
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