*CARLOS BLANCO // TIEMPO DE PALABRA: “¿CUÁL ES LA LÓGICA DE LA AUTOINMOLACIÓN? ¿SERÁ QUE SE FUMÓ UNA LUMPIA MÁS ALIÑADA? “
Curso de colisión
El Comandante de la nave observó desde el puente de mando los peligrosos glaciares atravesados en su derrotero; vio el inmenso campo de hielo que amenazaba su ruta; de inmediato, veloz y urgente, como suele ser, tomó directamente el control del timón, y con voz estentórea ordenó, gozoso, enfilar el buque directamente para estrellarlo contra la masa flotante. En esos minutos previos al desastre confió en que la fuerza de sus convicciones, su rol en la Historia y la decadencia del imperio harían que el gélido obstáculo no tuviera más remedio que apartarse, por aquella conseja fatua e inútil según la cual: "Si la naturaleza se opone¿ el hielo se derrite".
Desde una cierta perspectiva, la conducta suicida del Comandante no tiene explicación racional, cuando una de las claves de la acción política son las alianzas, especialmente después que se ha recibido una derrota tan calamitosa como la experimentada el 2 de diciembre (algunos de cuyos elementos todavía permanecen en el misterio, como por ejemplo el resultado de las votaciones del 2D, los cuales serán develados en próximos capítulos). El hombre se aísla internamente, provoca divisiones en sus filas y ahora recibe el abrazo mortal de las FARC, banda criminal vinculada al narcotráfico, que hace más dramático su aislamiento internacional. ¿Cuál es la lógica secreta de esta autoinmolación? ¿Será que el hombre se volvió a fumar una lumpia más aliñada?
Rectificación y Máscaras. El régimen está forzado a rectificar, aunque sea para hacerlo peor. En el curso que ha traído, Chávez se ha hecho inviable para el país, que incluye a muchos que lo han apoyado y a quienes, todavía, en forma más bien romántica, lo siguen haciendo. Los signos del intento rectificador inicial estuvieron en la apertura de la discusión interna del chavismo, forzada por la izquierda radical; en el cambio del gabinete, con el propósito de hacerlo más eficiente; la atención al tema de la seguridad ciudadana anunciado por Rodríguez Chacín, como expresión de la insistencia de José Vicente Rangel; la amnistía que parecía posible; el cese de la testarudez centralista que mantenía Giordani; y las gestiones para un acuerdo humanitario con Colombia que pudieran contribuir a la paz allá y acá.
Sabía Chávez que le estaban royendo las pantorrillas desde adentro. La derecha enriquecida, quejosa porque ponía en peligro su estabilidad financiera, como lo muestran en forma extrema los jóvenes emprendedores, cuya audacia los condujo a la cárcel en Miami. También han estado en la operación del "chavismo sin Chávez" algunos de sus antaño incondicionales, que saben que el hombre que les abrió oportunidades, ahora se las cierra y no deja respirar. Comparten la crítica un grupo de intelectuales que pensaban que el viejo sueño que no pudieron lograr ni Lenin ni Mao, ni Fidel ni el Che o Allende, iba a ser logrado por este militar venezolano; ahora todos han advertido que a la graciosa y tersa criatura revolucionaria le han salido cachos, salpullido verde y escamas. Los más feroces son los de a pie, los que creyeron que al acabar con los de antes el futuro amanecería más cariñoso. En este contexto, con una disidencia democrática vigorosa, la rectificación lucía posible por la fuerza de las cosas, por la cara amarrada de la necesidad.
Sin embargo, Chávez parece seguir la máxima: ante la duda, estréllate. Los recientes acontecimientos son elocuentes y peligrosos.
Coqueteo con la Catástrofe. Cuando el Presidente opta por convertir una gestión humanitaria en un show internacional y en una punta de lanza contra el Gobierno colombiano, el resultado político favorable se le disuelve muy rápidamente. Es posible que las FARC intenten ayudarlo liberando otros secuestrados, pero nadie osará rodear de ningún aura de respetabilidad la acción de un grupo criminal que no sólo secuestra sino que tortura a los cautivos y, con frecuencia, los asesina. En ese marco, Chávez ha tomado un curso de confrontación con Colombia que puede llegar a un chispazo militar para la gran epopeya contra Francisco de Paula Santander, Álvaro Uribe y George W. Bush, juntos. Sin embargo, no parece posible lograrlo con una situación de acerbo descontento de los venezolanos con su gobierno, con un distanciamiento de sus amigos internacionales, con una FAN dividida y con resistencias fuertes en sus propias filas. Puede ocurrir que el bravo caudillo llanero, encaramado audazmente en el tigre, al cabo de unos días, no sepa cómo apearse de la bestia pero tampoco cómo seguir trepado en su lomo, mientras Baduel y Diosdado se sonríen al verlo jinetear hacia la selva en la cual lo espera Marulanda con el hocico abierto.
Una guerra con Colombia puede convertirse en un episodio parecido a la reconquista de las Malvinas que intentaron los generales argentinos en el período de su más melancólica decadencia.
Un capítulo tristón de la rectificación chucuta es la mezquindad con una amnistía que no termina de serlo. Vivas, Forero, Simonovis, los exiliados, Nixon Moreno, los que están en la Disip y Ramo Verde, los petroleros, son claros ejemplos de cómo no hay generosidad, pero sobre todo no parece haber visión política en relación con cómo una medida de amnistía real puede generar otro ambiente en el país. La visión miserable de Tascón, por ejemplo, revela las pulsiones que recorren contradictoriamente al régimen; a falta de listas con las cuales perseguir, buenos son los presos a los cuales aplastar. La buena noticia es que ahora el foco de la lucha serán esos perseguidos cuyos nombres se conocerán más y cuyas causas estarán más focalizadas.
Otra rectificación que se esfuma es la de la economía. Especialmente en el área de la gerencia de las políticas. Está bien que no se idolatre el conocimiento económico, pero es desaconsejable en cualquier caso el culto a la ignorancia, incluso en el caso de las revoluciones nonatas. En el momento en el cual la inflación se ha vuelto crónica e incontrolable, que las importaciones se están comiendo las divisas, que la escasez ya tiene el peligroso tufillo de la invitación a la rebelión, el Gobierno procede a confiarle el manejo de la economía a quienes seguramente habrán hecho aportes a la causa pero no tienen atisbos de formación en el riesgoso asunto que les toca en la lotería bolivariana. Con tanta gente bien formada, con los 100 mejores estudiantes de Economía que se reúnen anualmente, con las escuelas de Economía de las universidades que han desarrollado una nueva generación de profesores de altísima competencia, el Gobierno se ve obligado a recurrir a los curanderos, que no tienen las destrezas para maniobrar en la tormenta sino que se orientan leyendo la borra del café.
El suicidio político no es un hecho imposible y lo peor es que quienes lo protagonizan piensan, al principio, que son más listos que Tío Conejo.
Curso de colisión
El Comandante de la nave observó desde el puente de mando los peligrosos glaciares atravesados en su derrotero; vio el inmenso campo de hielo que amenazaba su ruta; de inmediato, veloz y urgente, como suele ser, tomó directamente el control del timón, y con voz estentórea ordenó, gozoso, enfilar el buque directamente para estrellarlo contra la masa flotante. En esos minutos previos al desastre confió en que la fuerza de sus convicciones, su rol en la Historia y la decadencia del imperio harían que el gélido obstáculo no tuviera más remedio que apartarse, por aquella conseja fatua e inútil según la cual: "Si la naturaleza se opone¿ el hielo se derrite".
Desde una cierta perspectiva, la conducta suicida del Comandante no tiene explicación racional, cuando una de las claves de la acción política son las alianzas, especialmente después que se ha recibido una derrota tan calamitosa como la experimentada el 2 de diciembre (algunos de cuyos elementos todavía permanecen en el misterio, como por ejemplo el resultado de las votaciones del 2D, los cuales serán develados en próximos capítulos). El hombre se aísla internamente, provoca divisiones en sus filas y ahora recibe el abrazo mortal de las FARC, banda criminal vinculada al narcotráfico, que hace más dramático su aislamiento internacional. ¿Cuál es la lógica secreta de esta autoinmolación? ¿Será que el hombre se volvió a fumar una lumpia más aliñada?
Rectificación y Máscaras. El régimen está forzado a rectificar, aunque sea para hacerlo peor. En el curso que ha traído, Chávez se ha hecho inviable para el país, que incluye a muchos que lo han apoyado y a quienes, todavía, en forma más bien romántica, lo siguen haciendo. Los signos del intento rectificador inicial estuvieron en la apertura de la discusión interna del chavismo, forzada por la izquierda radical; en el cambio del gabinete, con el propósito de hacerlo más eficiente; la atención al tema de la seguridad ciudadana anunciado por Rodríguez Chacín, como expresión de la insistencia de José Vicente Rangel; la amnistía que parecía posible; el cese de la testarudez centralista que mantenía Giordani; y las gestiones para un acuerdo humanitario con Colombia que pudieran contribuir a la paz allá y acá.
Sabía Chávez que le estaban royendo las pantorrillas desde adentro. La derecha enriquecida, quejosa porque ponía en peligro su estabilidad financiera, como lo muestran en forma extrema los jóvenes emprendedores, cuya audacia los condujo a la cárcel en Miami. También han estado en la operación del "chavismo sin Chávez" algunos de sus antaño incondicionales, que saben que el hombre que les abrió oportunidades, ahora se las cierra y no deja respirar. Comparten la crítica un grupo de intelectuales que pensaban que el viejo sueño que no pudieron lograr ni Lenin ni Mao, ni Fidel ni el Che o Allende, iba a ser logrado por este militar venezolano; ahora todos han advertido que a la graciosa y tersa criatura revolucionaria le han salido cachos, salpullido verde y escamas. Los más feroces son los de a pie, los que creyeron que al acabar con los de antes el futuro amanecería más cariñoso. En este contexto, con una disidencia democrática vigorosa, la rectificación lucía posible por la fuerza de las cosas, por la cara amarrada de la necesidad.
Sin embargo, Chávez parece seguir la máxima: ante la duda, estréllate. Los recientes acontecimientos son elocuentes y peligrosos.
Coqueteo con la Catástrofe. Cuando el Presidente opta por convertir una gestión humanitaria en un show internacional y en una punta de lanza contra el Gobierno colombiano, el resultado político favorable se le disuelve muy rápidamente. Es posible que las FARC intenten ayudarlo liberando otros secuestrados, pero nadie osará rodear de ningún aura de respetabilidad la acción de un grupo criminal que no sólo secuestra sino que tortura a los cautivos y, con frecuencia, los asesina. En ese marco, Chávez ha tomado un curso de confrontación con Colombia que puede llegar a un chispazo militar para la gran epopeya contra Francisco de Paula Santander, Álvaro Uribe y George W. Bush, juntos. Sin embargo, no parece posible lograrlo con una situación de acerbo descontento de los venezolanos con su gobierno, con un distanciamiento de sus amigos internacionales, con una FAN dividida y con resistencias fuertes en sus propias filas. Puede ocurrir que el bravo caudillo llanero, encaramado audazmente en el tigre, al cabo de unos días, no sepa cómo apearse de la bestia pero tampoco cómo seguir trepado en su lomo, mientras Baduel y Diosdado se sonríen al verlo jinetear hacia la selva en la cual lo espera Marulanda con el hocico abierto.
Una guerra con Colombia puede convertirse en un episodio parecido a la reconquista de las Malvinas que intentaron los generales argentinos en el período de su más melancólica decadencia.
Un capítulo tristón de la rectificación chucuta es la mezquindad con una amnistía que no termina de serlo. Vivas, Forero, Simonovis, los exiliados, Nixon Moreno, los que están en la Disip y Ramo Verde, los petroleros, son claros ejemplos de cómo no hay generosidad, pero sobre todo no parece haber visión política en relación con cómo una medida de amnistía real puede generar otro ambiente en el país. La visión miserable de Tascón, por ejemplo, revela las pulsiones que recorren contradictoriamente al régimen; a falta de listas con las cuales perseguir, buenos son los presos a los cuales aplastar. La buena noticia es que ahora el foco de la lucha serán esos perseguidos cuyos nombres se conocerán más y cuyas causas estarán más focalizadas.
Otra rectificación que se esfuma es la de la economía. Especialmente en el área de la gerencia de las políticas. Está bien que no se idolatre el conocimiento económico, pero es desaconsejable en cualquier caso el culto a la ignorancia, incluso en el caso de las revoluciones nonatas. En el momento en el cual la inflación se ha vuelto crónica e incontrolable, que las importaciones se están comiendo las divisas, que la escasez ya tiene el peligroso tufillo de la invitación a la rebelión, el Gobierno procede a confiarle el manejo de la economía a quienes seguramente habrán hecho aportes a la causa pero no tienen atisbos de formación en el riesgoso asunto que les toca en la lotería bolivariana. Con tanta gente bien formada, con los 100 mejores estudiantes de Economía que se reúnen anualmente, con las escuelas de Economía de las universidades que han desarrollado una nueva generación de profesores de altísima competencia, el Gobierno se ve obligado a recurrir a los curanderos, que no tienen las destrezas para maniobrar en la tormenta sino que se orientan leyendo la borra del café.
El suicidio político no es un hecho imposible y lo peor es que quienes lo protagonizan piensan, al principio, que son más listos que Tío Conejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.