domingo, 27 de enero de 2008
*CARLOS BLANCO EN TIEMPO DE PALABRA; "EL GOBIERNO CANSA. DEMASIADO TIEMPO CON EL MISMO DISCURSO Y CON EL MISMO FIASCO"
Carlos Blanco // Tiempo de Palabra
"El Gobierno cansa. Demasiado tiempo con el mismo discurso y con el mismo fiasco"
Alegre confusión
Se viven tiempos complicados y, a veces, ininteligibles. Es como si la vecindad de alguna catástrofe forzara la mirada hacia otro lado, no vaya a ser que de verdad ocurra el indeseado resbalón y se vaya a dar, de sopetón, con el propio Belcebú, al fondo del barranco. El Gobierno se desmorona como una polvorosa; las medidas que toma se le convierten en contraproducentes, por tardías, insuficientes y, sobre todo, porque no se da cuenta del fracaso, más que la administración (que es desastrosa), del proyecto político; ha fracasado la quimera revolucionaria; y -lo que faltaba- ha fracasado Chávez, que se ha convertido en un bacalao inmanejable para nacionales y extranjeros, propios y extraños, chavistas y antichavistas, cuerdos y lunáticos. El jefe de la revolución mundial devino en un fastidio, en un personaje previsible, cacofónico, una auténtica garrapata asida a esos pliegues del alma donde no hay consuelo.
El Cansancio. El Gobierno cansa. Demasiado tiempo con el mismo discurso y con el mismo fiasco. El Gran Comunicador, entre analítico y lisonjero lo asumía, se ha convertido en un insoportable ruido, como esos martillos neumáticos que perforan la calle justo debajo de mi ventana. Y dale que dale. Truuuuuu¿Truuuuu¿ Sin que nada lo pare. Chávez es el taladro del dentista sin anestesia, exactamente cuando toca el nervio a palo seco.
Una sociedad no puede vivir de promesas en forma indefinida. Lo que Chávez promete, no lo cumple; y lo que inaugura, no está terminado, es de cartón piedra. El estilo presidencial ha permeado hacia sus funcionarios: mientras el caudillo engaña al país con obras que no existen y con epopeyas ilusorias, los funcionarios que están bajo su mando lo engañan a él, los cuales, a su vez, son trajinados por los de abajo. Dentro del Gobierno han construido un juego de espejos en el que diez personas son millones, un ambulatorio son miles de obras públicas, y un Fidel o Evo agradecidos se toman como si fuera todo el planeta Tierra que vibra satisfecho.
Las instituciones públicas se destruyen sin misericordia. Nótese que bajo el comando de Rodríguez Chacín, el amigo de las FARC, se coloca un pie de fuerza como el de la Policía Metropolitana que puede convertirse en un ejército muy peculiar y poderoso, después de haber destruido buena parte de la FAN. En vez de dedicar esfuerzos a fortalecer a una golpeadísima institución, como es la militar, el régimen ha consagrado sus fervores a debilitarla. Como no pudo destruir de manera formal la Guardia Nacional, entonces impulsa la milicia; como no puede controlar los componentes, procura hacer de la Reserva su alternativa; como hasta los generales están remolones, le baja el rol al Alto Mando convirtiéndolo en administrador de nómina; como todo eso le fracasa, se busca tomar posesión de un cuerpo ya constituido como el de la PM para cumplir funciones de contrainsurgencia, dándoles palo a los ciudadanos que protestan.
El caso de Pdvsa clama al cielo. Es el verdadero botín que sirve como fuente de favores, como instrumento clientelar y, sobre todo, como grifo para el enriquecimiento descarado de esa colección de zánganos "empresarios"; los cuales, luego de la rapiña, aspiran a pasar por personajes honorables aptos para asistir a los clubes de la antigua burguesía venezolana, con la que desean codearse. Se ha arruinado a la industria y el ambiente interno es de una fetidez insoportable, en el cual sólo se sienten a gusto el Ministro y su pequeña y poderosísima corte (debe leerse el artículo de Eddie Ramírez en Zeta, 25 al 31 de enero).
El PSUV que podía haber sido un instrumento para reunir a una porción de venezolanos chavistas, apto para desarrollar un pensamiento crítico, se ha convertido en un desecho político aun antes de gatear. Es el depósito de los desplazados del Gobierno, pero a los cuales Chávez no quiere lanzar a los leones¿ todavía. La colección de bagazos -así se autodenominan los desplazados- que Chávez ha producido, ahora encuentra su santuario en ese partido que nace mal, chueco y podrido.
La Economía Cruje. Desde hace tiempo se sabe que la falta de dinero hace tambalear a individuos, familias y sociedades. Pero, la humanidad ha aprendido que el exceso de dinero también puede generar idéntico resultado. Esta historia de la abundancia como antesala de la ruina es historia conocida en Venezuela. Las cuentas externas se deterioran a tambor batiente; el tesoro de Rico Mac Pato no aguanta el nivel de las importaciones de manera indefinida y no hay manera de limitarlas, no sea que se produzca un desplome más agudo en el abastecimiento interno. Los dólares aprobados por Cadivi y no liquidados alcanzan la monumental cifra de 30 mil millones; las cartas de crédito aprobadas significan 10 mil millones de dólares.
El consumo interno de gasolina es alarmante, casi un tercio de la producción; sólo en 2007 el parque automotor aumentó en 510 mil unidades, mientras el transporte público no sirve y las ciudades colapsan, lo cual no sólo afecta la salud de los ciudadanos sino que se traduce en un costo incalculable. Sin contar los casi 500 mil barriles diarios de petróleo que se llevan en las alforjas los delirios del ALBA, Cuba y otros hermanos que andan retozando a cuenta de la mano floja del jeque de Barinas.
Revolución Imposible. La decepción es una marea negra que se desparrama por las filas de lo que quiso ser una fuerza de cambio. La ira reúne a la gente común, desde todas las aceras, las cuales -contra lo que asegura la sabiduría convencional- son más de dos. Los ciudadanos en promedio tienen más dinero pero no tienen más futuro; al contrario, la farra de medianoche anuncia un "ratón" tipo canguro. Se sabe que no tiene sentido renunciar a lo que chorrea desde las billeteras del poder; pero, hay conciencia de que un día, tal vez jueves, posiblemente a las 6 media de la mañana, alguien batirá las palmas y despertará a los venezolanos, otra vez, con una cantaleta conocida: que si hay que hacer un ajuste, que si hay que racionar, que si los ricos se cogieron todo, que si el pasado, que si el imperialismo, y el DJ con su misma música haciendo morisquetas para que el país se congracie con su ruina y con el mesías que la produjo.
Llegará un momento, después de esa debacle, en el cual Venezuela volverá a estar sobre sus pies y con sus responsabilidades. Los temas serán los de la reforma del Estado, la construcción de sólidos partidos democráticos, el impulso a los poderes regionales y locales, la recuperación de la FAN, Pdvsa y el Banco Central y la rehabilitación de las relaciones internacionales. Vendrá un tiempo de mesura, unión, trabajo productivo y vigoroso, para hacer un país más amable, en el que se pueda vivir en paz, con seguridad y oportunidades. Tiempo en el que a la vera de una "parrillita" familiar se hablará del porvenir y no de Chávez
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